LA SOMBRA DEL HERMANO DE ASÍS – José Hernández Amador
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De un humilde peregrino
cuenta el pueblo de Toscana
una historia prodigiosa
saturada de fragancia
Fiel relato que conmueve
lo más hondo de las almas,
de las almas que escudriñan
buceando en limpia fuente
devotas tradiciones de la raza…
Yo percibo entre mis sueños,
por la tierra agreste y parda
una sombra lenta y suave,
una sombra solitaria
que en el aire va dejando
un reguero luminoso
al hollar de sus sandalias
es la sombra de otros tiempos,
de otra edad noble y lejana
cuyo trazo vigoroso,
cuya línea consagrada
puso cerco a los castillos
frente al cerco de las lanzas,
sin temor de los guerreros
el estruendo de las armas
ni los bélicos sonidos
que emitían los clarines
desde el mar a la montaña.
Es la sombra cuyos brazos
ampararon al humilde
en las noches de borrasca.
Es la sombra que recorre
los senderos polvorientos,
las estepas desoladas,
y al portal de la pobreza
sonriente y compasiva
se acercaba…
Y más tarde se perdía,
eminente y temblorosa
como el rastro de una estrella
fugitiva que se apaga.
Sacra sombra que errabunda,
incansable relataba
las doctrinas del Maestro
en el fondo de los bosques,
a las piedras y a las aguas…
Evangélica figura
cuya frente circundada
por la fe resplandeciente,
por un rayo de esperanza,
en el seno de los siglo
sus rosales legendarios
aún esplenden rosas blancas.
Oh, el humilde peregrino
de los valles de Toscana
el seráfico viajero
con aroma de plegaria,
que sufriendo los desdenes
de los hijos de la patria,
nunca tuvo ni un reproche,
ni un eco amargo su palabra
su palabra que el viento se extinguía…
Y la luz de su mirada
en las hondas agonías del ocaso
¡con qué extraños resplandores fulguraba!
¡Cuántas veces en mis sueños,
esta sombra dulce y vaga,
el lumínico sendero me han mostrado
al pasar como una ráfaga
y el perfume de una rosa
de una albura inmaculada
ha caído cual rocío,
como lluvia bienhechora
en la sima tenebrosa de mi alma!
Yo que vago solitario
por la estepa desolada
quiero ver tras de las nieblas de mis culpas,
como rayo de esperanza
el divino claror suave
que en el oro de la gloria
van dejando sus sandalias.
JOSÉ HERNÁNDEZ AMADOR
España (1877-1950)
FUENTE: https://mivozestuvoz.net/2018/06/23/la-sombra-del-hermano-de-asis-jose-hernandez-amador/