La visión de la realidad en Oriente y Occidente, Por Pedro Quiñones Vesperinas
Una exposición somera de las dos corrientes básicas del Esoterismo Contemporáneo, junto con una valoración comparativa.
Existe actualmente en el ámbito Esotérico una tendencia muy peligrosa, cuyo riesgo se asienta, fundamentalmente, en lo bello de su presentación superficial, y es la que se enmascara bajo los rótulos de ‘Universalismo’, ‘Sincretismo’, ‘Síntesis’ y demás denominaciones similares. Tal como lo defienden los expositores de esas corrientes, ampliamente difundidas, todos los caminos llevan a Dios y -por consiguiente- entre las más diversas ideologías, el ser humano puede encontrar su propio rumbo, sin excesivos problemas, y caminar, sin más, hacia el encuentro con
Ni que decir tiene que estos impulsos han dimanado, básicamente, de las ideologías Orientales, con su carga omnipresente de abstracción y de no involucración en la realidad. Ante esa estrategia, nosotros intentaremos explicar nuestro punto de vista, y definir el proceso mediante el cual puede comprobarse que las anteriores exposiciones son gratuitas e inexactas.
En filosofía, se estudia una rama o asignatura, con el nombre de «Lógica”, que enseña la forma en la que se puede utilizar coherentemente la facultad del pensamiento. Uno de los elementos claves dentro del proceso lógico deductivo (en el que se asienta todo nuestro conocimiento Occidental, por cierto, sumamente despreciado por las líneas esotéricas Orientalistas) es el de la confección de silogismos. Silogismo es el proceso mediante el cual, a partir de unas afirmaciones previas, consideradas como puntos de apoyo, a las que se les da el nombre de premisas, se llega a una conclusión coherente con ellas, a la que se designa como resultado. Para que el silogismo sea válido se requiere que las premisas lo sean, y también la forma en las que se enlazan, si uno de esos dos elementos falla, el silogismo será erróneo, y el resultado es falso.
Una de las maneras más clásicas de pervertir un silogismo radica en la inclusión de una premisa falsa -entre otras verdaderas- dando lugar a lo que se denomina «Sofisma«. Los Sofismas son famosos porque eran empleados de continuo por los ‘Sofistas’, casta de filósofos muy perseguidos par Sócrates y Platón en
Apuntaremos aquí, y únicamente a título de inciso, que el Esoterismo Occidental acepta la incapacidad del pensamiento racional, no entrenado, para él descubrimiento de
Volviendo a lo anterior, los Sofismas, muy a menudo, nos llevan a aceptar una conclusión, en función de la belleza de su presentación, y de la aparente firmeza de su lógica, sin reparar que, en algún punto de la trayectoria del razonamiento, éste ha sido conculcado, «contaminado», por la introducción de una crasa falsedad. Eso -precisamente- sucede con muchas afirmaciones derivadas de las líneas ocultistas Orientalistas, y se pone particularmente de relieve en el caso de su peculiar defensa del ‘Universalismo’ y la ‘Síntesis’, como procuraremos demostrar.
Hay muchas premisas falsas en este tipo de razonamientos. Quizás la primera de ellas, la más importante y la más apartada de la realidad es la que afirma que “todos los caminos llevan a Dios”. Esto es absolutamente falso, tratándose de una distorsión de la afirmación verdadera “hay una multiplicidad de caminos que conducen a Dios”. A primera vista, podría ser que algunas personas tendiesen a identificar ambas afirmaciones, por lo tanto será necesario hacer una reflexión sobre ellas. Una multiplicidad no es la totalidad del conjunto de opciones posibles, ni tan siquiera es una mayoría. Con esa designación se hace referencia a una pluralidad, sin mayor concreción. Esa calificación no tiene tanto -en este caso y en esa frase- un carácter cuantitativo como cualitativo. Se quiere decir que existen varios caminos, más de uno, pero -y aquí esta la clave de la cuestión- esa variedad no viene determinada por causas externas, atribuibles a las diferencias en las presentaciones de los sistemas, sino a la pluralidad, o multiplicidad de condiciones dentro de los individuos que se aproximan a la realización. Cada uno, cierto es, ha de hallar su propio camino, pero cosa muy diferente es que ese camino pueda encontrarse en cualquiera de las casi innumerables opciones instituidas y establecidas por religiones, filosofías, o sectas ideológicas.
Si queremos prestar oído a alguien que podría tener una cierta autoridad para hablar sobre este tema, nos encontraríamos con unas afirmaciones muy diferentes a éstas, que estamos acostumbrados a escuchar actualmente de boca de los apóstoles de la indiscriminación. Solamente ojeando los Evangelios, nos encontramos con frases como las siguientes: «abrupta es la senda y estrecho es el camino que conduce a la salvación”…”No se puede servir a dos señores, quien no está conmigo, está contra mí…” “Más difícil es que un rico entre en el Reino de los Cielos, que un camello atraviese el ojo de una aguja…” “Nadie que no naciere de nuevo, entrará en el Reino de los Cielos…” Y así podríamos prolongarnos hasta el cansancio. La totalidad del mensaje Evangélico es un llamado a la discriminación, a la selectividad, al análisis más cuidadoso.
La diferencia entre la línea Occidental y
Con anterioridad a la encamación Crística, habían diversos modos de llegar a un desarrollo espiritual, patrocinados y supervisados por los Espíritus de Raza, de Pueblo, de Tribu y de Familia, como correspondía a unos seres humanos en los que la percepción del Yo era todavía muy débil. Tanto es así que, en la ceremonia de
Esas eran las condiciones antes de la llegada del Cristo, que, posteriormente, ya no son válidas.
Señalémoslo una vez mas para que quede suficientemente claro: en el momento presente, y en virtud de la introducción de la energía amorosa, vital e individualizadora del Cristo Cósmico en el aura Planetaria,
1º) Es un hecho que incluye la conciencia física y el cerebro físico (y, por lo tanto, el cuerpo). No sucede en ningún Plano Suprafísico (ya sea Astral, Mental, Causal, etc…) sino que implica, la ampliación de la conciencia de vigilia del individuo hacia confines cada vez más dilatados (todos esos enumerados, y muchos más, que no cabe, de momento, siquiera imaginar).
2º) Es un hecho que se asienta -por encima de todo- en la conciencia del Yo. Hoy día, no existen cosas tales como «Iniciados inconscientes o semiconscientes». Únicamente existen Iniciados conscientes, y no-Iniciados inconscientes.
3º) Es un hecho que concierne, única y exclusivamente, a dos entidades: al propio individuo que se abre a
Esta afirmación, que habría sido considerada como una blasfemia antes de la llegada del Cristo; la misma por la que fue lapidado Jeshu Ben Pandira (el instructor Esenio que vivió cien años antes de Cristo, y al que algunos autores orientalistas confunden con e! propio Cristo, en base a la imperfección de sus facultades de clarividencia); la misma por la que fue condenado por los Sacerdotes Ortodoxos el propio Cristo, es una realidad hoy.
De tal manera que, aquellos que propugnan y describen un sistema de Iniciación gregario, en el que el Iniciado es recogido entre Padrinos e Hierofantes, en complicadas ceremonias astrales o mentales, 1 están, únicamente, describiendo rituales de inspiración Luciferica, que, como todos los adentrados en la línea Occidental saben muy bien, dejaron de emplearse en la línea Evolucionante hace dos mil años.
Ahora, antes de adentrarnos en el análisis de las profundas diferencias que separan la visión Oriental y
La influencia Crística, la energía amorosa, procede de forma muy diferente de lo que creen las personas pseudomísticas que se adhieren a las líneas orientalistas. La energía Crística, la propia del Verbo Divino, es individualizadora por excelencia. Esto supone que ha de incrementar la facultad de discriminación entre los hombres, agudizando su entendimiento. Es, al mismo tiempo, energía vital y de movimiento. Trabaja para la evolución, para el cambio, y combate el estatismo y la inmovilidad.
La ley de Amor es una ley de selectividad, porque lo es de afinidad. Atrae a lo semejante y repele o rechaza a lo desemejante. Por consiguiente, ejerce un trascendente efecto de discriminación, ya que únicamente permite la pervivencia de aquello que es amoroso, que está cargado de vida, de amor y de verdad. Nuestro universo es un cosmos de amor, según se define esotéricamente, y, asimismo, la presente Cadena2, la de
La libertad implica la existencia de opciones. Las opciones surgen únicamente cuando existe una discriminación previa, de tal forma que se establezcan, de manera definida, las similitudes y las diferencias entre los diversos caminos a seguir. Podríamos, en definitiva, establecer que nuestro universo se rige por el amor, y que todo lo que se aparta del amor, es rechazado por é1 de manera automática, lo cual es solamente otra expresión de la conocida ley del karma. El amor posee un carácter unitivo, en cuanto se refiere a la identificación con la esencia espiritual interna, no concerniente a las formas externas, cargadas de dualismo. Es preciso que exista el dualismo y la negatividad en las formas, para que el hombre discrimine. Y es preciso que el hombre discrimine para que pueda ser libre. Y, por último, es necesario que el hombre sea libre, para que pueda amar, porque no hay amor sin posibilidad de escoger entre amar o no amar.
Por consiguiente, esperamos haber demostrado que la unidad y la síntesis amorosa se ejercen con respecto a las esencias íntimas de las cosas, pero no en lo que se refiere a las presentaciones externas, que, como corresponde nacionalmente, pueden ser negativas y desorientadoras, y apartarnos de la verdad, que es el único objetivo del buscador esotérico.
Nosotros ejercemos la discriminación con el propósito de desentrañar el camino que, en medio de la confusión generalizada, nos pueda conducir al encuentro con la realidad Crística, en el sentido en que en los Evangelios se indica: «Yo soy el Camino,
Pasaremos ya, a revisar las muy profundas diferencias entre las presentaciones esotéricas Orientales y Occidentales; en la confianza de que el lector comprenderá que, cuando se realizan afirmaciones diametralmente divergentes -y a menudo contradictorias-sobre un mismo hecho, es virtualmente necesario, para que se cumplan las leyes de la lógica (si les aceptamos categoría universal), que algunas de ellas sean falsas. Una cosa no puede ser blanca y negra al mismo tiempo. Podría ser gris, y participada de ambas cualidades, pero no seria ni blanca, ni negra, sería gris. La línea Oriental, afirma -como veremos- cosas que, confrontadas con
Exposición general de la linea Oriental de Esoterismo
Si tuviésemos que calificar de alguna forma el conjunto de las exposiciones esotéricas Orientales, podríamos decir de ellas que son -fundamentalmente- esquemáticas, fáciles de captar y comprender, y, por lo tanto, en principio, bien aceptadas por los estudiantes que se aproximan a estas temáticas. Desde nuestro punto de vista, y si no supiésemos que, ya sea por una malformación propia de la educación que hemos recibido, ya sea por falta de madurez (ya que muchos de estos estudiantes se introducen en este ámbito recién salidos de la adolescencia, y a veces en medio de ella), esa aproximación se ejerce más desde una perspectiva semirreligiosa, que filosófica o científica, no nos preocuparía que los estudiantes de esoterismo se iniciasen en la visión Oriental, porque pueden, adquirir en ella, no tanto conceptos válidos, como sí una forma de análisis general, que luego les podría servir como base a la hora de penetrar en las exposiciones mucho más complejas (y coherentes) de la línea Occidental.
La descripción que esotéricamente se hace de la realidad, tanto en uno como en otro hemisferio, se centra, espacialmente, en el planeta en el cual vivimos, como punto de referencia. De alguna forma y siempre en una perspectiva espacial, el centro geométrico de la esfera constituida por el globo terráqueo, es el vértice o foco de nuestra realidad. Sin excluir, por supuesto, la existencia de otras realidades coexistentes con la nuestra.
Para un esoterista, el centro de nuestra realidad no está en el Sol, ni en el centro de
Al hombre de la antigüedad le era totalmente indiferente que
Bajo este punto de vista, la perspectiva esotérica se aproxima mucho más a
Ya situados inicialmente, tenemos, por lo tanto, que el esoterista oriental, asentado en el globo terrestre, denomina al ámbito comúnmente conocido como espacio físico, «Plano Físico Tridimensional», siendo su límite, el de una esfera ideal que pudiese coincidir con las capas más enrarecidas de la atmósfera.
Ahora, si considerásemos otra esfera, cuyo centro fuese igualmente el centro ideal del Planeta, pero cuyo radio se extendiese notablemente más allá que la anterior, nos encontraríamos con el mundo o Plano Etérico, cuyo estado vibratorio sería ligeramente más sutil que el Físico (mayor frecuencia, menor longitud de onda), correspondiéndose con lo que en Física se designa como Plasma en la atmósfera, y bio-plasma en el caso del cuerpo humano. Ambas esferas se compenetran, y coexisten en función de su diversidad de frecuencias ondulatorias.
El mundo etérico sería algo así como el sistema circulatorio del Planeta -y nervioso a la vez- circulando por su compleja red de canales, la totalidad de las energías involucradas en su vitalización y desenvolvimiento. Existiría una tercera esfera, cuya superficie externa se localizaría a la mitad de distancia existente entre
No es mucho más lo que se puede decir sobre el concepto oriental-esotérico de la realidad, a no ser que pasemos a ámbitos un tanto alejados de nuestra órbita de intereses, que incluirían a otros sistemas solares, y que serían, como definían los antiguos griegos (muy influidos por Oriente) «esferas dentro de esferas«.
Correlativamente, el concepto del hombre, es el otro punto que nos interesa concretar, en la dialéctica Macro-Microcosmos, Y, tal como postula la antigua máxima Hermética: «Como es arriba es abajo. Como es abajo, es arriba«. Así, la concepción esotérico oriental del hombre, no es más que una transposición de la ya definida realidad.
Tendríamos pues el cuerpo físico del hombre, que sería comparable al globo terráqueo en su expresión tridimensional. Interpenetrándole, pero extendiéndose unos cuantos centímetros por encima de su superficie ectodérmica, estada el cuerpo Etérico o energético. Sucesivamente, el cuerpo Astral, prolongándose hasta unos cincuenta centímetros fuera del físico, y el Mental, todavía más extenso. El conjunto así definido es -desde el punto de vista Oriental- la conciencia humana, constituida por el agregado de lo físico, astral y mental, y dando origen a lo que designan como personalidad, o «yo ficticio«. Por encima, se encuentra el «Yo real«, el Alma, también denominado «Loto de doce pétalos«, en comparación con los restantes «Lotos» o «Chakras«, que son centros de fuerza, vórtices energéticos abiertos en diversos puntos del cuerpo etérico, y que coinciden con las glándulas endocrinas.
La fundamental diferencia es que el Alma sería un Loto, en alguna forma externo al cuerpo físico, pero vinculado a la conciencia del hombre mediante dos lotos internos o chakras: el llamado Coronario, situado en lo alto de la cabeza -y que se corresponde con la glándula pineal- y el Cardíaco, situado a la altura del pecho, entre los omóplatos -que se corresponde con la glándula Timo.
El hombre real sería el Alma, pero dado que el hombre común (el ficticio) se identifica con la personalidad, tendría escaso contacto con su verdadera identidad, que únicamente puede llevarse a cabo en forma eficaz cuando se ha construido el «puente del Arco Iris» o «Anthakarana«, que es un canal energético que une el chakra Frontal -situado en el entrecejo y correspondiente a la glándula pituitaria- con el chakra coronario; simbolizando la unión de la conciencia de la personalidad con la del Alma. Se entiende que en el chakra del entrecejo se alberga o radica la conciencia de la personalidad, y el Coronario desempeña el mismo papel para el Alma. En una posición -indeterminable espacialmente- se encontraría lo que se designa como Tríada Espiritual, incluyendo tres aspectos que se correlacionarían con los tres de
Según este concepto, el ser humano común (cada uno de nosotros) es algo así como un muñeco o robot, del que el alma se sirve durante la vida física, para dejarle luego arrinconado, una vez se produce la muerte, tras haberle exprimido el conjunto de experiencias que ha acumulado a lo largo de esa existencia. De esa manera, el Alma, mediante el empleo de numerosísimos «muñecos», podría ir adquiriendo la sabiduría y la capacidad que
Nuestra, conciencia, siendo la suma de la conciencia de los cuerpos, se extinguiría en el mismo momento en que desapareciesen el cuerpo Astral y el Mental, antes de la preparación de la próxima encarnación del Alma, que emplearía nuevos cuerpos para su nuevo «muñeco».
¿Qué esperanza da esta visión de la existencia al ser humano común? Blavatsky lo define muy claramente en su obra «
En consecuencia, dado que no hay esperanza para el ser humano común; aquél que quiera mantenerse -con una mínima estabilidad psicológica- dentro de esa línea, precisa dejar, inmediatamente, de ser un hombre común, para pasar a ser algo más. Pero, como el esoterista oriental define el camino de
Esto implica la compleja circunstancia de que la casi totalidad de los seguidores de la línea oriental, no tienen otra salida existencial, que les garantice un mínimo de tranquilidad interior, que el considerarse a si mismos como personas introducidas en el «Sendero«, tal como lo denominan. Por la misma razón, sucede que son muy deseados los llamados «poderes psíquicos«, ya que actuarían como testimonio o prueba «irrefutable” de la autenticidad de ese desarrollo superior, que precisan como garantía de su perdurabilidad como entidades. Ni que decir tiene que esta situación emotiva es altamente compulsiva, que genera considerables angustias y desequilibrios, y que acostumbra a desembocar en comportamientos rígidos, estereotipados, intolerantes, y en la creencia- (absolutamente vital y necesaria) en la propia superioridad frente a los demás. La rigidez y la inconsistente solidez de carácter que este tipo de actitud requiere, es compensada (de forma asimismo poco correcta) dental de estas líneas, en base a unos planteamientos de naturaleza gregaria, según los cuates, se supone que los estudiantes se agruparían en «ashrams«, siguiendo en todo el modelo hinduísta: «a los pies del respectivo Gurú«.
Luego, continuando con esa tónica, el discípulo obedece en todo al Gurú, con la mayor sumisión y falta de iniciativa, hasta que, por un místico proceso de fusión con su instructor, se convierte en un perfecto doble suyo, habiendo previamente renunciado a cualquier característica propia. Como se ve, es un proceso de negación y anulación de la propia identidad, en aras de una identidad ajena, motivo por el cual los occidentales calificamos (y creemos que con razón suficiente) este tipo de técnicas como de alienantes e irracionales. Por lo tanto, ateniéndose a sucesivas etapas, que se designan como «discípulo en el aura del Maestro«, «hijo del Maestro«, y, «uno con el Maestro«, los seguidores de la línea Oriental aspiran a dejar de ser ellos mismos (esa personalidad falsa e ilusoria, tal como la. califican), para pasar a ser un calco -lo más perfecto posible- de su «Gurú» o «Maestro«.
Mediante esa tutoría, que es conseguida -inconscientemente- en el Plano Astral durante el sueño, tras un promedio de siete años de ofrecimiento al Maestro, y suponiendo que, a lo largo de éste periodo, el promedio de la actuación ha sido suficientemente bueno, se pretende que la conciencia del aspirante se vaya abriendo -poco a poco- a los sucesivos Planos, obteniendo una Iniciación cada vez que se conquista la percepción de una de estas esferas a las que antes aludíamos. En un orden correlativo, la primera Iniciación supone la conciencia perfecta de lo físico y etérico. La segunda del Astral. La tercera de lo Mental Concreto. La cuarta de lo Mental Abstracto, la unión definitiva con el Alma y la apropiación, por fusión entre la personalidad y el Alma, de la totalidad de ésta, y el comienzo de una actuación autónoma, en la cual el Iniciado no es ayudado por Maestros ni por nadie. En estricta lógica, cabe deducir que, dentro de esa corriente ideológica, es preciso haber conseguido esta cuarta Iniciación para tener confianza en que la propia, conciencia no va a ser aniquilada (como personalidad que es) después de la muerte física. Tal como se ve, se trata de una meta demasiado alta, que no suministra mucha confianza ni alegría a unos seguidores que saben que, razonablemente, y dentro de unos baremos normales de tiempo, no la van a poder obtener.
La quinta Iniciación, conquista la esfera denominada Búdica, implica
Exposición general de
Lo más frecuente, es que el estudiante se encuentre con la línea Occidental después de haber pasado por
Vamos ahora a tratar de exponer el concepto de la realidad manejado en esta vertiente. No se trata ya de sucesivas esferas concéntricas, sino de algo mucho más completo, que iremos desarrollando de acuerdo con el gráfico adjunto. Partiríamos -inicialmente- de una media elipse en el cual tendríamos representados los Planos Físico, Etérico y Astral, Este primer gráfico, sería descriptivo de lo que puede ser considerado como la realidad operativa para el hombre común; es decir, el ámbito de su vida física, el substrato de sus procesos vitales y energéticos, y el campo de sus sentimientos, percepciones y pensamientos. Esa sería una cara de la realidad, representando diversas franjas vibratorias dentro del espectro general de ondulaciones, de las cuales, la ciencia actual únicamente conoce las correspondientes a la gama relacionada con el Plano Físico y parte del Eíérico; siendo las restantes únicamente consideradas en virtud de sus efectos sobre lo físico, tal como las emociones y las realizaciones de índole reflexiva. Este es el primer atisbo de la descripción esotérica Occidental de
En él tenernos la elipse entera, desdoblada sobre su eje mayor, que atraviesa sus dos focos. Este eje opera como un plano de separación de dos realidades que se reflejan la una a la otra como una imagen especular. De forma quizá más gráfica, podríamos decir que son el anverso y el reverso de la medalla, o las dos caras de un mismo espejo. Las dos son aparentemente iguales, sin embargo, una es más perfecta que la otra, actúa -en alguna medida- como una matriz y un molde de la otra, la cual, a su vez, debe desarrollarse y conformarse de acuerdo con la anterior, hasta, llegar a ser exactamente igual a ella, o dicho de otra forma, hasta llegar a identificarse con ella, hasta «colocarse a su misma altura».
Por consiguiente, y tal como se sigue del gráfico, hay- una realidad y una suprarealidad, o realidad espiritual. Cada una de ellas abarca o incluye varias franjas vibratorias, más sutiles a medida que nos desplazamos en el eje de coordenadas hacia la derecha. Las franjas espectrales ondulatorias de la supra-realidad, se corresponden biunívocamente con las de la realidad, en el siguiente orden:
Plano Físico <—–> Plano Nirvánico
Plano Etérico <—–> Plano Búdico
Plano Astral <——> Plano Manásico
Sin embargo, para ser rigurosos, habría que hablar de algo más que de correspondencias, habría que hablar de trasformaciones biunívocas. Así el Plano Nirvánico es origen y matriz del Físico, que no supone más que una densificación o trasformación reductiva de la vibración ondulatoria del anterior. Exactamente lo mismo puede decirse –correspondientemente – de los Planos Búdico y Etérico, y de los Manásico y Astral.
Esto se comprende mejor cuando se estudia
Esto se correlaciona con el modelo de Universo expuesto por el matemático norteamericano W. Tiller, con su teoría de dos espacios-tiempo, uno positivo y otro negativo. Cada partícula de uno de los Universos estaría vinculada con una del otro, siendo iguales, pero de signo contrario, si bien se compenetran y ocupan un mismo espacio, aunque con diferentes tónicas frecuenciales. Este modelo es particularmente útil a partir del descubrimiento experimental de
1°) Campo de
2°) Campo de
3º) Campo de
4º) Campo de
Existirían, pues, cuatro posibles niveles de profundización o perspectiva en el adentramiento dentro de la realidad, uno primero que se corresponde con la realidad próxima, que es nuestro campo ordinario de experiencia y percepción; un segundo, que es de naturaleza espiritual, contraparte y matriz original del anterior, hacia el cual debe de caminar cualitativamente la primera realidad. Un tercer nivel, que sería la contraparte negativa de la realidad ordinaria, y un cuarto, que sería, a su vez, la contraparte negativa de la realidad espiritual. En todo ello hay que tener presente que nuestra ciencia actual conoce, únicamente, la primera franja, y una minúscula parte de la segunda, dentro de lo que hemos designado como realidad ordinaria, y apenas ha tenido atisbo de la existencia de partículas de antimateria, que se esfuerza por todos los medios, en meter con calzador dentro del convencional modelo Copernicano. Afortunadamente, existe un importante número de físicos teóricos que, con posterioridad a Max Plank, están elaborando modelos de universos multidimensionales, a lo cual ha colaborado poderosamente el hallazgo de «Agujeros Negros«, cuya existencia teórica fue postulada como una consecuencia de
Veamos ahora la imagen del hombre desde la perspectiva Occidental. Tal como sucedía, en
El cuerpo Físico se corresponda con el Nirvánico.
El cuerpo Etérico se corresponde con el Búdico.
El cuerpo Astral se corresponde con el Manásico.
Expresado de otra forma, como consecuencia de la acción del Yo4 poseído por el ser humano, y bajo el enfoque de la autoconciencia, el cuerpo Físico se remodela, se transforma, se redime, y convierte en lo que se designa como Hombre-Espíritu, la entidad más elevada dentro del proceso de desenvolvimiento humano. El cuerpo Etérico se convierte -gradualmente- en Espíritu de Vida, la fuente de la vitalidad en todo el Cosmos, El cuerpo Astral, se transforma en el Yo Espiritual, es decir, el yo, una vez desprovisto de todo tipo de limitaciones y restricciones.
Esto nos permite -ya- deducir importantes diferencias con respecto a la concepción Oriental. En ella se aducía que el hombre, para obtener la realización, debía desligarse de sus cuerpos inferiores, ignorarlos, ponerlos bajo sujeción, castigarlos, disciplinarlos, etc. En la línea Occidental, esos cuerpos son estimados como valiosísimos instrumentos de realización propia y como el terreno sobre el que se ejerce la labor esencial del ser humano, que es la de redención, ateniéndonos en todo momento al modelo Crístico.
En tanto que en la línea Oriental, se estima que el ámbito de la denominada Realidad Ordinaria, que allí se califica como de «los mundos inferiores«, debe ser prontamente trascendido, y no guarda nada de utilidad o enseñanza para el aspirante espiritual, la línea Occidental índica todo lo contrario: que es en ese ámbito -y únicamente en él- donde podemos encontrar la trascendente realidad espiritual; pero que nunca se llegará a ese descubrimiento pretendiendo obviar, saltar por encima de la realidad próxima; porque es precisamente esa realidad la que ha motivado la introducción del espíritu dentro de la materia, con una intención salvífica y transformadora.
Por lo tanto, la secuencia Iniciática Occidental, parte de una primera redención del cuerpo Astral, de una posterior del cuerpo Etérico, y de una postrera de cuerpo físico, en un orden que, como se puede apreciar, es precisamente el opuesto del indicado en
Las técnicas a desarrollar en la línea Occidental, para el cultivo de las diversas facultades (siempre de naturaleza intelectual y moral), son perfectamente aplicables y válidas en la vida física de esta realidad nuestra de todos los días; y las energías utilizadas en el proceso no san otras que las de la vitalidad pura (el Orgón de Reich), o el influjo amoroso del Verbo Divino, tal como es definido por San Juan.
Siendo ese un camino de rigurosa exigencia individual, concierne exclusivamente a la persona, y pertenece al ámbito de su intimidad, como indicábamos al comienzo de este escrito. Nunca debe trascender al exterior, más que en los resultados operativos, que deben ser, en toda oportunidad, revertidos en forma de acción eficaz y transformadora de esa realidad que es nuestro ámbito de responsabilidad y nuestro inevaluable campo de desenvolvimiento.
Es en base a estos aspectos, que consideramos la linea Occidental como esencialmente concienciadora, realizadora, enriquecedora, no alienante, y estimulante de toda clase de labor social y de mejora de nuestro medio ambiente, y es por ello que hemos reconocido su superioridad comparativa, lógica y fáctica, como una etapa de mayor madurez dentro del inagotable proceso de evolución del conocimiento esotérico, por el que el hombre penetra, gradual pero imparablemente, en las mismas entrañas de la realidad.
Pedro A. Quiñones Vesperinas
Primera Redacción, 17 de Marzo de 1981
Revisión, 13 de Julio de 1993
NOTAS
1 Se refiere a los descritos en la literatura Teosófica. (y -posteriormente- en
2 Es un concepto de índole cronológica dentro del pensamiento Teosófico. Una cadena está, según esta concepción, integrada por siete diversas materializaciones o corporificaciones de un astro -en nuestro caso,
3 Helena Petrovna Blavatsky, de origen ruso y familia noble, de hecho su titulo -por nacimiento- era de Princesa Dolgorouky, de vida agitada y polifacética, experta en folklore y ciencias ocultas, escritora, incluso revolucionaria a las órdenes del propio Garibaldi (si hay que creer a algunos dé sus biógrafos), fundó
4 En la concepción esotérica Occidental el Yo, la propia identidad, es la que persona posee en su vida común, pero requerida de una cierta depuración, de tal forma que sea susceptible de desvincularse, cuando es preciso, de los detalles superficiales, adheridos mediante la relación con al medio ambiente.
El Yo, para utilizar un ejemplo, de José Sánchez, será la conciencia de José Sánchez, una vez el propio José haya sido capaz de, mediante los apropiados ejercicios, saber abstraerse de los condicionantes de su cuerpo físico, de sus sentimientos y de sus pensamientos, y haya comprendido que su verdadero Yo, es algo que posee una autonomía, aun al margen de su propia apariencia física, de lo que el siente y de lo que él piensa. Si consigue esto, su conciencia se remontará hasta la esencia nuclear de su identidad más íntima, desde donde podrá contemplar sus encarnaciones anteriores, así como las claves de la realidad en la que nos hallaros insertos.
Un individuo que ha conseguido esa realización, no sufre ninguna conmoción con la muerte física. Como puede apreciarse, esta descripción no contiene ninguno de los elementos alienantes que suelen figurar en las exposiciones orientales, aunque sí involucra la necesidad de esfuerzo y autoexigencia muy acentuado.
— visto en: revistabiosofia.com
Estimada Silvia,
Para conseguir el email del autor debes solicitarlo en info@revistabiosofia.com.
Un abrazo en la luz,
Podría conseguir el e.mail del autor, Pedro Quiñones? Es un tema personal.