Las Corrientes de Misterios, por Emilio Sainz
Entre la Navidad y el Año Nuevo de 1923-24 Rudolf Steiner, en el llamado Congreso de Fundación de Navidad, estableció las bases de una nueva y pública Sociedad Antroposófica, y mediante la inauguración de
la Meditación de
la Piedra Fundacional (véase en este mismo número, en
la Sección CUESTIONES ANTROPOSÓFICAS,
la Conferencia y las oraciones que en tal ocasión enunció) y de
la Escuela Superior de
la Ciencia Espiritual, cuyo fundamento partía básicamente (1) de la reunión y síntesis de las cuatro grandes Corrientes de Misterios que han guiado a la humanidad desde la antigüedad, y así allí explicitó cómo todos los antiguos Misterios del Este, del Oeste, del Norte y del Sur quedarían en lo sucesivo sintetizados en los Nuevos Misterios de la presente Epoca del Alma Consciente, bajo la dirección del actual Espíritu del Tiempo el Arcángel Solar Micael.
El Congreso de Navidad, desarrollado por Rudolf Steiner como representante humano terrestre y con la presencia espiritual de Christian Rosencreutz como representante del mundo espiritual, junto con la meditación de
la Piedra de Fundación, supusieron un momento histórico transcendental en los mundos espirituales, al anunciarse los Nuevos Misterios, en los que ya cada discípulo debe de asumir su propia responsabilidad, y sobre la base de su propio yo tiene que esforzarse y sacrificarse para poder llegar al umbral de su propia realización y encontrarse con su ser crístico. Mientras que los Antiguos Misterios habían venido dando al aspirante y al discípulo todo tipo de instrucciones acerca de lo que debía de hacer a cada momento, y en todo caso eran los instructores los que determinaban cuando uno estaba preparado y maduro para
la Iniciación, en los Nuevos Misterios es cada uno el que debe de encontrar el camino por sí mismo, con toda libertad y responsabilidad. Y al tomar el propio aspirante las riendas de su propio destino espiritual se acabaron los padrinos y los hierofantes al antiguo estilo, así como la relación personalizada con los antiguos maestros y las ceremonias formales de las viejas escuelas esotéricas.
En el año 1899, al finalizar la etapa fundamental del Kali Yuga, y con la reciente asunción por el Arcángel Solar Micael del puesto de Espíritu del Tiempo, las cuatro Corrientes de Misterios llegaron a su fin, con el fin de poder unirse en los Nuevos Misterios de la nueva edad de la luz, en la cual el Cristo Etérico vendrá a encontrarse con los seres humanos y a prepararlos para un cultura de verdadera fraternidad. Las corrientes de Oriente-Occidente, reunidas en la nueva sabiduría del Grial de
la Antroposofía, y las corrientes Norte-Sur reunidas en el Rosicrucianismo, bajo la luz de Vidar-Micael, sacrificaron cada uno su propia existencia para preparar la semilla para el futuro espiritual de la humanidad. Si en la antigüedad el discípulo se entregaba a un ser jerárquico, en los tiempos modernos la realización espiritual tiene lugar a través de hechos plenamente conscientes de las individualidades, que pueden asumir en sus yoes los impulsos jerárquicos y realizarlos por sí mismos.
Si en
la Cuarta Epoca Post-Atlante Cristo experimentó la muerte y la resurrección en el mundo físico, el suceso central de la 5ª Epoca Cultural Post-Atlante –del Alma Consciente– es, a partir de la conversión de Micael en Espíritu del Tiempo,
la Resurrección de Cristo en el Mundo Etérico durante el siglo XX, cuyo plano ha quedado impregnado por la irradiación crística, así como en el futuro impregnará también los mundos astral y egóico. En los Nuevos Misterios que saldrán de la reunión de los de Oriente-Occidente y Norte-Sur, habrá de desarrollarse el nuevo ser humano Cristificado del futuro. En definitiva, todas las Escuelas de Misterios y las corrientes históricas de todos los tiempos quedaban congregadas y unificadas en una sola, al servicio de Cristo.
Sobre la base de diversas charlas dadas por Rudolf Steiner a finales de 1923 y en torno al Congreso de Fundación de Navidad, y en base al texto de Bernard Lievegoed sobre “Las corrientes europeas de Misterios y los Nuevos Misterios”, hemos recopilado los datos esenciales que componen el presente artículo acerca de las cuatro corrientes de Misterios tradicionales, los cuales formarían una cruz, cuyo brazo horizontal está formado por la unión de la corriente post-atlante oriental del Grial (desarrollada en India, Persia, Caldea y Grecia) y la corriente de misterios occidental portadora de las fuerzas solares etéricas del conocido Oráculo del Sol Atlante que luego sería del Rey Arturo y de la primitiva Iglesia Cristiana Irlandesa, cuyas dos ramas se reunieron en el año 869 cuando Parsifal se convirtió en rey del Grial. Después de Cristo la corriente de sabiduría oriental se unió con el Yo Espiritual (el Manas hindú), el cuerpo astral purificado de Cristo, y la corriente occidental se unió con el Espíritu de Vida (el Buddhi hindú), el cuerpo etérico depurado también del Cristo.
El brazo o eje vertical de esa cruz está constituído por corrientes mucho más antiguas, como son las del Norte, de la Epoca Hiperbórea, (luego de los pueblos germánicos y del Impulso del Ego), y la del Sur, proveniente de la Epoca Lemur, que posteriormente tras desarrollarse en Roma y Egipto daría lugar al Impulso de la corriente Rosacruz y del Hombre Espíritu (el Atma hindú). Los griegos denominaron a estas dos corrientes, de misterios Apolíneos, en el Norte, para depurar la naturaleza humana y la mente procedente de la Epoca Atlante, y la de los misterios Dionisíacos, que enseñaba al hombre a relacionarse con las fuerzas metabólicas internas de su cuerpo físico y a transpasar la muerte hasta su resurrección por la fuerza de Cristo. Así como los misterios orientales pretendían despegar el cuerpo astral y el físico para espiritualizar al hombre, los misterios meridionales del sur intentaban meter el cuerpo astral más profundamente dentro del cuerpo físico (y ese es el objetivo del vino dionisíaco), para luego transcender la vinculación a la materia.
El origen de los Misterios
Tradicionalmente lo que se proporcionaba a los hombres en los misterios era un “sendero” de desarrollo que les conducía a
la Iniciación, precisamente para continuar y vitalizar la relación con el mundo espiritual, pues aunque durante las culturas Atlantes el hombre era todavía clarividente y clariaudiente en un estado de ensueño, con el curso de la evolución la clarividencia natural se había hecho cada vez más débil. El sendero de entrenamiento tenía por objeto purificar el cuerpo astral de las influencias Luciféricas, y después de las Ahrimánicas, y así con
la Iniciación el pupilo despertaba el “Yo” y podía cruzar el umbral entre los mundos físico y espiritual, para colocarse al servicio de las Jerarquías “Angélicas” o Divinidades Positivas.
Haciendo una breve sinopsis del desarrollo cosmogónico del curso evolutivo humano podemos decir que las primeras semillas del cuerpo físico fueron depositadas por las Jerarquías correspondientes en la evolución del antiguo Saturno, para desarrollarse luego en las sucesivas cadenas planetarias hasta los cuerpos actuales. Posteriormente en el antiguo Sol se depositaron las semillas del cuerpo etérico y en la antigua Luna las del cuerpo astral, hasta que en
la Tierra, como un regalo de los Elohim, el ego del hombre fue despertado en las envolturas del alma.
Y así cuando
la Tierra fue formada en el ámbito espacial, se repitió en su primera fase el proceso de desarrollo del antiguo Saturno en la llamada Epoca Polar en que fue depositada la semilla del cuerpo físico actual, pasando después a
la Epoca Hiperbórea en que dentro de un proceso de encogimiento gradual del globo terráqueo se repitió la fase del antiguo Sol, hasta que éste se separó de
la Tierra, depositándose entonces la semilla del cuerpo etérico, semejante a la planta. El cuerpo astral, que convertiría al hombre en un ser sensible/sentiente, se originó en
la Epoca Lemúrica, donde todavía no había ego, y es entonces que aparecieron las contrafuerzas de los seres Luciféricos para apoderarse de los cuerpos astrales embrionarios.
Tras la separación de
la Tierra y
la Luna,
la Tierra se contrajo a su presente tamaño espacial, y es en la siguiente Epoca Atlante, al arrastrar aquella luna consigo la mayor parte de las fuerzas astrales negativas, cuando las primeras culturas atlantes se fueron formando, y así se constituyeron las bases de los pueblos iniciales negros, negroides y toltecas, guiados por grandes seres jerárquicos. Con el nacimiento de la cuarta cultura atlante, los turanios, fue depositada por los Espíritus de
la Forma la semilla del ego como cuarto principio en la triple forma humana, siendo entonces cuando los seres Ahrimánicos emprendieron su influencia sobre los hombres para endurecer su ego, mediante el desarrollo de las magias chamánicas. Con las enormes catástrofes naturales, que hicieron cambiar al continente atlante, al clarearse las nieblas hasta entonces siempre presentes, al hacerse visibles las estrellas y hacerse navegables las aguas, se fueron desarrollando las sucesivas culturas atlantes,
la Akadia (con los pueblos mercantiles mediterráneos, los fenicios, los cretenses, los vascos, los fenicios), y
la Mongol (los esquimales).
Los jóvenes egos atlantes todavía vivían dotados de una clarividencia decreciente que les permitía relacionarse con el mundo espiritual, y de la cual surgían grandes capacidades y sabiduría en sus cuerpos astrales, hasta que el Diluvio y otros cataclismos sísmicos y atmosféricos hicieron perecer y desaparecer la mayor parte de
la Atlántida. El desarrollo espiritual era conducido por los Oráculos, que eran lugares donde ciertos seres espirituales realizaban revelaciones, y donde a través de los sacerdotes contestaban a preguntas y daban instrucciones y pautas directivas para la vida cultural y espiritual. El oráculo central y principal de los oráculos de los planetas fue el del Sol, desde el cual los seres Jerárquicos de la esfera del Sol condujeron el desarrollo de la humanidad bajo la guía del Cristo. Y así continuaron vivos tales oráculos donde los seres superiores del mundo espiritual se comunicaban con la humanidad, hasta que en el período Post-Atlante siguieron vigentes algunos de tales oráculos, como el de Delfos, en los tiempos griegos, en el que Apolo hablaba a su pueblo.
Los Misterios en las Culturas Post-Atlantes
Durante la quinta cultura atlante el “divino” Manú del Oráculo central del Sol seleccionó a un grupo de humanos que habían perdido ya algo de su clarividencia y que habían desarrollado en su lugar los principios de la facultad pensante, y les condujo a Asia Central, a la zona del desierto del Gobi, donde se sentaron las bases de las futuras civilizaciones y culturas Hindú, Persa y Egipcio-Caldea.
Los Misterios procedentes de Asia Central fueron denominados Misterios Orientales de Sabiduría, y fueron dirigidos por los grandes Iniciados e Instructores de la humanidad de los tiempos atlantes, que se habían retirado ya de
la Tierra a la esfera espiritual de la luna desde donde revelaban dicha sabiduría cósmica. El conocimiento de los Misterios Orientales estaba influenciado e inspirado de forma Luciférica, con el fin de apartar a los seres humanos de su camino terrenal de evolución y persuadirles para que optasen por vivir en el Nirvana de un mundo espiritual, lejos del dolor y falsedad del mundo material (de hecho el mismo Lucifer encarnó en una escuela de misterios en China hacia el año 3.000 antes de Cristo para suministrar su sabiduría en forma de imágenes de pensamiento de contenido espiritual).
Mientras que los Misterios de Oriente eran de Sabiduría, los Misterios Nórdicos y Germánicos europeos eran de valor y voluntad, pues desarrollaban tanto el ego como las fuerzas que permitirían al hombre enfrentarse con valentía y coraje al mal para conquistarlo y redimirlo, que es la misión del actual alma consciente. Son misterios Saturnales, de la tierra y de la voluntad, pues se basan en fuerzas de la tierra y de lo físico que tuvieron su origen en el antiguo Saturno, mientras que los Misterios Orientales son Lunares (luciféricos, basados en el Nirvanaespiritual).
De Irlanda son oriundos los grandes Misterios de Hibernia, los misterios del sol, como continuidad del oráculo central del Sol de los tiempos atlantes, en los que el pupilo, después de una larga preparación, aprendía a conocer lo que hay detrás del Verano y el Invierno, lo Masculino y lo Femenino, el Sol y
la Luna,
la Ciencia y el Arte, en conexión con las fuerzas solares dadoras de vida, la agricultura y la cría de ganado.
Los Misterios del Sur o Meridionales conforman la cuarta corriente de misterios, los Misterios del hombre provenientes de Egipto (el culto a la momificación), vía Roma (desarrollo del pensamiento judicial basado en la posesión privada), en los que el materialismo se desarrolló gradualmente como una forma de evolución del alma consciente, lo cual fue transferido a
la Iglesia Católica y a la cultura burguesa materialista, al protestantismo que posteriormente dió lugar al movimiento Rosacruz. En estos misterios del cuerpo físico, se experimenta
la Imitatio Christi: su muerte y su resurrección, y coinciden con lo que los griegos en los tiempos precristianos conocieron como Misterios Dionisíacos. Dionisos como puente y comprensión del Cristo, cuya fuerza solar requería, como nota común a todas las referidas corrientes, la transformación de la sabiduría en amor.
El Misterio del Grial y
la Corriente Oriental
El Grial, portador de las fuerzas de resurrección cristianas, como objeto sagrado está conectado con el misterio de la sangre de Cristo y con el cáliz que contuvo el vino en la ultima Cena (“Esta es mi sangre”), en el cual José de Arimatea recogió la sangre que fluía de las heridas del Cristo crucificado, que luego fue llevado a Inglaterra, y se convirtió en el centro del Castillo del Grial, Camelot en la isla de Avalon, y de
la Tabla Redonda del Rey Arturo.
En otra lectura de la leyenda del Grial, Steiner nos dice que se trataba de una piedra preciosa en la corona de Lucifer que sirvió como copa en la última cena y que en realidad era un ser angélico, solo visible a los Iniciados Cristianos, que permaneció leal y fiel al Sol y que hizo el sacrificio de venir a
la Tierra con los ángeles luciféricos para inspirar a los que fueran capaces de penetrar en el misterio del Cristo Cósmico. Este ser Micaélico trabaja en el misterio de la eterización de la sangre en que el hombre se convierte en entusiasta en virtud de la energía del espíritu y de las fuerzas puras del corazón. Cuando Cristo abandonó la esfera solar, para unirse a la individualidad de Jesús de Nazareth, dejó su “Hombre Espíritu” (su cuerpo físico espiritualizado por el ego, equivalente al Atma en términos hindúes) en la esfera del Sol, y a través de su “Espíritu de Vida” (el cuerpo etérico espiritualizado de Cristo, equivalente al Buddhi hindú) Cristo llegó a la esfera etérica de
la Tierra.
Durante el bautismo en el Jordán el ego y el “Yo Espiritual” de Cristo se unieron con los cuerpo físico, etérico y astral de Jesús de Nazareth, y vivieron en ellos durante los tres años que transcurrieron entre el bautismo y la crucifixión. El “Yo Espiritual” es el cuerpo astral purificado y espiritualizado por el Cristo, y a través de él la sangre roja turbia portadora de las pasiones se transforma en la sangre rosada del cáliz traído por el Cristo desde Oriente a los hombres cristianos que le acogieron en su corazón. Rudolf Steiner, en sus conferencias sobre la eterización de la sangre, describió cómo por gracia divina la corriente etérica discurre desde el corazón humano hasta la glándula pineal, y desde allí irradia al cerebro como luz etérica espiritual. Esa luz dorada de la sangre etérica que irradia la cabeza sería el halo o aura en los cuadros de los pintores medievales como símbolo tradicional de la santidad.
El sendero al Cristo cósmico, el ser que desde el antiguo Saturno ha acompañado amorosamente la génesis y desarrollo del hombre y que trabajó desde la esfera solar en esa dirección después de la separación del Sol, requería la purificación del cuerpo astral oscurecido, para convertirlo en el Yo Espiritual, que quedaría así penetrado con la cualidad de las fuerzas del Cristo Cósmico. Dicho camino sería el sendero de Parsifal, el iniciado solar que es aquella piedra de la corona de Lucifer que Micael arrancó con su golpe, que conformaría la vía futura de desarrollo para la humanidad en la venidera etapa del alma consciente, y que constituye en suma
la Ciencia del Grial, renovada y reasumida en los tiempos actuales por toda la doctrina antroposófica.
Los Misterios de Hibernia, los Celtas y
la Corriente Oriental
Hibernia es la antigua Irlanda, uno de los restos del continente atlante, y por tanto está conectada con la clarividencia atlante y el gran Oráculo Solar Atlante. En sus ocultos misterios mayores el discípulo tenía que pasar por una experiencia interna entre dos estatuas, una de ellas masculina fría e invernal que retrotraía las condiciones previas al nacimiento y al pasado cósmico de las etapas de la antigua Luna, el antiguo Sol y el antiguo Saturno, y la otra estatua femenina, cálida y veraniega, que aportaba imágenes de un futuro tras la muerte y de las futuras etapas de Júpiter, Venus y Vulcano. Y entre esos pasado masculino y futuro femenino el discípulo encontraba el nexo común del Cristo como el Ser Cósmico aglutinador de todas las etapas.
A su vez los pueblos celtas, de origen Indo-germánico, llegaron a las áreas occidentales de Europa dentro del primer milenio antes de Cristo. De entre ellos los Dorios, alrededor de ese año 1.000 a. C. se instalaron en Grecia, mientras que los Latinos se trasladaron a Italia y las llamadas tribus celtas se extendieron por las Alemania y Suiza actuales, así como por
la Francia Occidental, Irlanda, Escocia e Inglaterra, de forma que todos estos pueblos griegos, romanos y celtas vinieron a asumir y aportar el primer impulso Cristiano.
Toda la cultura Celta estaba basada en la triplicidad, de manera que más que el contraste binario bien-mal o luz-oscuridad, lo fundamental era la forma ternaria, el medio y el equilibrio entre los extremos. Su sociedad estaba dividida en tres clases: los guerreros, los druidas (sacerdotes y jueces) y los bardos (cantores y médicos). Eran guerreros terribles, hasta el sacrificio total, cuyo mayor triunfo era la muerte heróica en el campo de batalla y cuyas leyendas heróicas, reyes divinos, druidas y mundo divino regían todos los aspectos de sus vidas. Los celtas llegaron a saber que el Gran Espíritu del Sol estaba preparando su descenso a
la Tierra, pues el espíritu de la raza de los pueblos célticos estaba fuertemente conectado con las fuerzas cósmicas del Cristo, hasta convertirse con posterioridad al año 900 en el espíritu conductor e introductor de
la Cristiandad esotérica. La música de sus bardos domeñaba sus impulsos guerreros, les conectaba con los espíritus de la naturaleza (los elementales) y era el alma del pueblo. Y todo ello hizo posible que los Celtas asumieran el Cristianismo sin grandes cambios en su propia estructura social y anímica, a través primero de San Martín, quien fundó la primera comunidad cristiana, y mediante su extensión paulatina a todo el Continente europeo por medio de la fundación de iglesias a lo largo de todo su territorio.
Un nuevo ideal apareció: el del Rey Cristiano con sus caballeros cristianos, cuyo ejemplo fue el Rey Arturo con su Tabla Redonda. Arturo representaba al Sol en medio de los doce símbolos zodiacales, los caballeros de la espada enviados a combatir la injusticia y la brutalidad, y liberar a la “doncella” de alma pura de los dragones amenazantes. Se desarrolló un estricto código de honor, con prototipos como Perceval-Parsifal, convertido en caballero de la palabra, a través del cual, una vez nombrado Rey del Grial, se llegaría a unir la corriente artúrica Occidental del Espíritu de Vida con la corriente de sabiduría Oriental del Yo Espiritual, simbolizado en el Grial. Y después del año 869, en que ambas corrientes se unieron,
la Cristiandad esotérica entró en una nueva fase guiada por el ser del Espíritu Céltico de raza.
Los Pueblos germánicos y
la Corriente del Norte
Los Misterios del Norte eran una reminiscencia de la antigua Hiperbórea, cuando el Sol estaba todavía unido a
la Tierra y los cuerpos físico y etérico del ser humano, semejante por aquel entonces a una planta, eran dirigidos desde lo alto por elevados seres solares. Steiner explicó que cuando Lemuria pereció bajo las aguas del diluvio, un grupo de almas altamente espiritualizadas permanecieron como seres etéricos, e hizo que dicha región permaneciese en el recuerdo de los pueblos posteriores como un paraíso etérico, cuyos habitantes, provistos de un alto grado de clarividencia eran similares a almas grupo para muchos cuerpos que posteriormente se convertirían en grandes instructores de la humanidad. Las almas Hiperbóreas vivían en profundo secreto en el país de las Hespérides y las Gorgonas, donde los griegos tenían que ir a buscarlas para sus iniciaciones, y constituían los verdaderos misterios apolíneos.
En el lejano Norte existió esta comunidad de misterios muy bien escondida, que trabajaba a partir del puro eter solar, pues la naturaleza les había suministrado con gran abundancia de esa fuerzas etéricas solares. Las tribus Germánicas, cuando los pueblos atlantes viajaron con el divino Manú hacia el este, se dirigieron a Escandinavia, y los Escitas al Este del mar Negro, y mientras los pueblos turanios atalantes, por causa del mal uso de sus fuerzas etéricas, desencadenaron la ruina de
la Atlántida, la esfera etérea Hiperbórea tuvo que sanar aquellas fuerzas etéricas degeneradas. Los dirigentes de los misterios preservaron la verdadera linea hereditaria, adaptando la costumbre social de que niños nacieran en Navidad, durante las llamadas doce noches santas: el individuo que nacía primero en la noche del 24 de diciembre era educado en los misterios para convertirse en Rey de su tribu, desde los trece a los treinta y tres años, y aquellos que nacían antes o después de este período de Navidad eran niños de desgracia, engendrados a partir del impulso procreativo.
La evolución Germánica está representada en la iniciación por la que hubo de pasar su Dios Odín, quien hubo de permanecer durante nueve días y nueve noches colgado de un árbol a merced del impulso del viento, y a través del sufrimiento de su cuerpo fue capaz de convertirse en discípulo del sabio Mimir, quien le enseñó el lenguaje y la capacidad de hablar (y así el desarrollo de un lenguaje fue el primer paso en la educación de las tribus germánicas). La representación de la segunda iniciación de Odín consistió en pasar tres noches en una cueva con la serpiente en que se había convertido una doncella, que guardaba en una escudilla en la que habían escupido los dioses sabios las fuerzas fermentativas divinas, permitiéndosele entonces a Odín tomar un sorbo de la bebida, hasta terminar de vaciarla por completo, e inmediatamente salió volando en forma de águila. Todos los poetas y cantores bebieron de esta bebida y recibieron la fuerza mágica de la canción. Odín así se convirtió en maestro de los cantores Skalten, comparables a los bardos célticos.
En Odín los pueblos germánicos adoraban a un ser que era el boddhisattva de su época, el cual, sacrificando su propio ser terrestre, se convirtió en maestro del lenguaje, el canto y la escritura, así como de la compasión para el pueblo. El boddhisattva se convertirá en el futuro en el Maitreya Buddha para aportar “el bien a través de la palabra”. Los pueblos germánicos tenían que atravesar por una etapa semejante a la infancia, tras la caída del hombre en
la Atlántida, y aunque se les retiró la sabiduría sin embargo desarrollaron la voluntad, que ellos dirigieron a la tierra (por lo que se hablaba de Misterios de
la Tierra). El antiguo Norte Europeo estaba caracterizado por la abundancia moral, la firmeza, la habilidad práctica y la plenitud de fuerzas, incluso más de las que en realidad necesitaba para su uso personal, por lo que empleaba ese exceso o excedente en las guerras. Cada germano era “hijo de un Rey”. Bravura, presencia de ánimo y magnanimidad fueron las fuerzas que se desarrollaron en los misterios germánicos.
Las tribus germánicas se dividieron en dos grupos, el primero de los cuales, compuesto deGodos y Alanos, fue enviado a Rusia antes de una nuestra era, y viajaron luego hasta Asia Menor de donde trajeron prisioneros cristianos, con los que se constituyeron las primeras Iglesias Cristianas. Por su parte el segundo grupo, los Godos orientales ocuparon Grecia y viajaron alrededor del Mar Adriático al Norte de Italia, mientras los Godos Occidentales viajaron, a través de Francia, hasta España, donde fundaron su propio imperio, de forma que toda esta corriente Este-Oeste germana es una Corriente Cristiana.
La segunda corriente germánica fue la del Norte-Sur, procedente de Escandinavia, la cual, como corriente pagana era la portadora de los antiguos misterios Germánicos. Estos pueblos Germánicos no fueron cristianos como lo fueron los celtas, sino que fueron Vikingos marineros que aportaron su labor en la formación de Europa en el período del alma consciente incluso a pesar de haber asolado sus costas del norte salvaje y cruelmente, hasta que uno de sus clanes, los normandos se estableció en Normandía, desde donde su rey Guillermo el Conquistador dominó Inglaterra con mano de hierro, a partir de cuyo momento Europa despertaría de su larga época de desarrollo infantil.
Los misterios del Norte despertaron con el crepúsculo final de sus antiguos dioses y con la pérdida paulatina de la clarividencia. Todos los dioses perecieron a excepción de Aesir, que fue el Arcángel Vidar, quien, lleno de coraje y voluntad y con la ayuda de las fuerzas excedentes del pueblo, conquistó al ahrimánico Lobo Fenris. Tales misterios del Norte despertaron de nuevo posteriormente cuando Micael se convirtió en Espíritu del Tiempo.
La Corriente del Sur
De entre los Misterios referidos en su momento por Rudolf Steiner: los de
la Luz, del Hombre y de
la Tierra, los Misterios de
la Luz o Sabiduría procedían de
la India y eran misterios jerárquicos que en Europa condujeron al feudalismo y después a la ciencia moderna, de manera que, mientras no fueron cristianizados como corriente del Grial, fueron empleados por Ahriman para sus propios propósitos.
Los Misterios del Hombre que conforman
la Corriente del Sur, que fué originada en Lemuria, llegó a Europa a través de Egipto y Roma. Influenciada por Lucifer, condujeron al desarrollo de la vida judicial y a la larga a la burguesía europea con sus libertades civiles.
La Cristiandad se convirtió en el gran sistema de leyes que es la religión Católica Romana, llena de legalismos y conceptos jurídicos provenientes de Roma, con ideas base como la deuda y la culpa que nunca existieron ni en los misterios del este ni en Grecia.
Los Misterios de
la Tierra que a su vez constituyen
la Corriente del Norte, se convirtieron en el fundamento de nuestra vida económica, como una de las bases de la cultura del alma consciente. Lo económicoya no se apoya en la fraternidad ni en el espíritu, sino que se ha convertido en el más grosero egoísmo y frío despotismo que amenazan con engullir a toda la humanidad. En tal corriente los opositores son los Asuras, el real AntiCristo que intentan destruir el desarrollo del ego de la humanidad, los cuales únicamente pueden ser neutralizados y conquistados mediante la fuerza del Cristo etérico y la compasión por el sufrimiento de los oprimidos.
Al igual que ocurrirá con todas las corrientes en el futuro,
la Corriente Céltica Occidental sacrificó su existencia y desapareció de los planos externos cuando su espíritu de raza se convirtió en el Conductor de
la Cristiandad esotérica oculta.
La Corriente del Sur es la de los misterios del cuerpo físico y es la más antigua, pues fue Hermes Trimegistro, el inspirador de la cultura egipcia, quien aportó los misterios del cuerpo físico, el templo donde reside el alma en su camino de vuelta al espíritu (si Salomón fue capaz de construir su templo fue porque poseía la sabiduría egipcia, que conocía las medidas del cuerpo). La práctica de la momificación egipcia, y con ella los misterios Meridionales, se basan en la redención de la materia a través de la resurrección.
La Corriente Meridional, Cainitas y Rosacruces
Y aquí hemos de introducirnos brevemente en la interpretación acerca del misterio del fratricidio de Caín, quien en realidad fue hijo de Eva (la “Madre Tierra”) y de un Eloha Espíritu de
la Forma Solar que no fué el Eloha Jehová (del cual sí descendía Abel), lo cual significa que Caín no había experimentado la “caída” del hombre en la época Lemur, sino que procede de un tiempo anterior entre la a épocas Hiperbórea y Lemúrica, que constituyó el paraíso arquetípico cósmico que fue la repetición del Antiguo Sol y donde habitaban los elevados seres solares Apolíneos, junto con el hombre como forma etérica semejante a las plantas. Durante la transición a la época lemúrica tuvo lugar el tercer paraíso, donde con la incorporación a las formas humanas del cuerpo astral apareció la primera humanidad, llamada Adam-Kadmon, hermafrodita y presexual, hasta que durante el desarrollo lemúrico ocurrió la separación de sexos a la que se refiere el relato bíblico de Adán y Eva.
La parte de la humanidad que mantuvo sus prerrogativas solares de nacimiento fue denominada los Cainitas, que convivieron con los hijos de Adán, los Abelitas, quienes se enraizaron mucho más que aquellos en la materia y en la tierra, y que fueron los que experimentaron la llamada “caída” relatada en
la Biblia cuando se separó
la Luna de
la Tierra, guiados por el Eloha Jehová, que había descendido de la esfera del Sol a la esfera de
la Luna. Y así Abel, creado por Jehová, fue un pastor o nómada que vivía de lo que producía la naturaleza naturalmente, mientras que Caín, el hijo solar, labraba y cultivaba el suelo, y como fuera que Jehováh solo recibía los sacrificios de su hijo lunar, Caín generó su propia caída al ocasionar la muerte de Abel.
Así como Caín era hombre de una época pasada que contaba con el don de la voluntad mágica originada en el Arbol de
la Vida de la época Hiperbórea, Abel contaba con la sabiduría de su padre Adán procedente del Arbol del Conocimiento. La tarea de los descendientes del primero, como hijos del sol, sería transformar su voluntad mágica en arte, como artesanos, músicos y constructores, mientras que la humanidad abelita representaban a la casta sacerdotal como fundadores de la religión y detentadores de la sabiduría cósmica, y a los reyes dominadores del poder. Mientras que el cainita muestra una notable desvinculación del mundo físico y está en el mundo sin ser del mundo (pues en realidad procede de los agnisvattas que desobedeciendo a Jehová no quisieron encarnar en principio), el abelita se identifica mucho más con la personalidad y la apariencia fenoménica del mundo material.
Desde una perspectiva estrictamente religiosa Abel es hijo de Dios (Jahveh), y Caín del hombre. Pero si se mira desde la perspectiva esotérica de las escuelas histéricas, Caín es el hijo de Dios, porque retrasó su encarnación hasta que existieron en la tierra cuerpos suficientemente evolucionados que pudieran acogerle, y porque siempre mantiene la consciencia de su ser espiritual, individual y autónomo (lo describe San Juan diciendo de ellos como “No nacidos de la sangre ni de la carne, sino del Espíritu Divino”), mientras que Abel sería el hijo del hombre porque no es capaz de cultivar una consciencia propia del espíritu, y para ello depende siempre de su Dios.
Un hijo de Caín, Enoch, construyó la primera ciudad, y el sucesor de Abel, Hermes Trimegisto fundó los misterios egipcios, y ambos estuvieron estrechamente relacionados por diferentes vías dentro de
la Corriente Meridional en el sendero de superar la muerte del cuerpo físico, y así ambos, Caín y Abel, son representantes de
la Corriente del Sur, del descenso dentro del cuerpo físico, siguiendo caminos separados que en algún momento futuro se reunirán de nuevo. Mientras que los cainitas hicieron su tarea de hacer que
la Tierra-Madre fuera utilizada y ennoblecida mediante sus fuerzas solares, los hijos de Abel, lunares y Seth entre ellos, fueron pastores y sacerdotes, hasta que el sucesor de Abel, Salomón, alrededor del año 1.000 a.C. concibió la construcción del templo de Jerusalem, mediante la técnica de un hijo de Caín, que fue Hiram, el maestro constructor (que consigue la sabiduría por medio de la superación de las pasiones y deseos físicos), quien posteriormente, según nos cuenta Steiner, sería Lázaro (el discípulo Juan, el más querido por Cristo), el resucitado y el primer iniciado, que experimentó conscientemente la muerte física y la resurrección.
La influencia de las formas sociales egipcias, conducidas por un Espíritu de
la Forma convertido en Luciférico (retardatario y conservador de tales estructuras obsoletas y jerárquicas piramidales), junto con la influencia del pensamiento jurídico romano, incidieron sustancialmente en la formación de
la Iglesia Cristiana, lo cual daría lugar luego a un período oscuro durante
la Edad Media en que
la Cristiandad del Grial fue abolida. Hasta que en el siglo XIV encarnó, bajo el nombre de Christian Rosencreutz, el que en vida previa como Tomás de Aquino habría sido el baluarte de un aristotelismo cristianizado, y que daría nacimiento a los Rosacruces, los primeros alquimistas que buscaban
la Piedra Filosofal (
la Piedra del Amor, donde el Cosmos de Sabiduría había de convertirse en Cosmos de Amor), así como médicos y artesanos, que trabajaban en forma silenciosa y anónima, siguiendo un camino de Iniciación Cristiana. El verdadero Rosicrucianismo estaba asociado con los misterios Egipto-hebráicos,
la Corriente del Sur, los Misterios del Hombre.
Como sea que el Rosicrucianismo había asumido la batalla interna contra la forma rígida y jurídica que había asumido
la Iglesia Cristiana, a partir del siglo XVII fundamentalmente se produjo una batalla directa con la ciencia materialista y el poder eclesiástico, cuya sombra de origen lemúrico rigió hasta que Micael se convirtió en Espíritu del Tiempo, finalizando así la oscura Kali Yuga. La luz alumbraría en un momento posterior, durante los siglos XX (la creación de
la Antroposofía) y XXI en que encarnan individualidades de las cuatro corrientes de misterios, preparadas antes de su nacimiento en la estera Solar bajo la guía del mismo Micael.
Resumen de las diversas Corrientes tradicionales
Sintetizando las ideas previas, podríamos decir que los Misterios de sabiduría Orientales han actuado exotéricamente en
la Sociedad, coadyuvando a la promoción de la mentira ahrimánica de la visión materialista del mundo y del reduccionismo a la realidad social estadística, caricaturizando así la sabiduría del Grial, mientras que los Misterios Occidentales ya no ejercen influencia social alguna, pues se han sacrificado a sí mismos con su desaparición. La corriente del Norte, en que los pueblos germánicos habían consagrado su atención al trabajo sobre la tierra, ciñó su sabiduría al impulso de desarrollar la vida económica, mediante la diferenciación de diversos pueblos europeos y el despertar del ego y la voluntad, de cara a un posterior desarrollo del alma consciente. Y así mientras que las corrientes Oriental y Meridional persiguen la sabiduría, las corrientes Septentrional y Occidental buscan que el amor surja y fructifique en el ego.
En cuanto a
la Corriente del Sur y de los Misterios del Hombre, hay que decir que en su ámbito eclesial cristiano ya no tiene nada que ver con el Cristo, sino más bien con una época pretérita de Jehová, al no aportar a nuestra cultura externa otra cosa que una arcáica vida espiritual jerarquizada y una Cristiandad jurídica y administrativa. El misterio de la resurrección consiste en la purificación de la materia ahrimánica del cuerpo físico y el triunfo sobre la muerte, mediante la unión del hombre con las fuerzas de resurrección del Cristo.
La corriente del Sur está ligada originalmente con el esoterismo judío, y guiada por el Eloha lunar Jehová, pues el Génesis de
la Biblia comienza con la primera pareja humana, Adán y Eva, que volvió de
la Lemuria, al comienzo de
la Atlántida, dividiéndose en las dos corrientes de Caín y Abel, con el objetivo de que se despertase el ego en el pueblo judío donde el Cristo pudiera encarnar, hasta el Misterio de Lázaro-Juan y el Rosicrucianismo del período del alma intelectual.
Por todo ello, los cuatro brazos que representarían las cuatro extremidades (las cuatro corrientes básicas) dela cruz a la que hacíamos referencia en el primer capítulo de este artículo, aspiran a unirse en los Nuevos Misterios, a partir del año 1899 con el final del Kali Yuga: En el brazo del Norte de esa cruz el ego despierto aprende a desarrollar el Amor. En el brazo del Sur los Misterios del Sur dan lugar a la resurrección al Hombre Espíritu. En el brazo del Oeste los Misterios Occidentales proporcionan el sendero al Espíritu de Vida. Y en el brazo del Este los Misterios Orientales promueven la vía al Espíritu mismo (el Yo Espiritual).
La unión de las cuatro corrientes y el Congreso de Navidad
En el año 869 de nuestra era, al convertirse Parsifal, uno de los caballeros del rey Arturo, en Rey del Grial, el Yo Espiritual de Cristo que vivió encarnado durante tres años en Palestina se unió con su Espíritu de Vida, que había dejado detrás en el mundo etérico al descender a
la Tierra (y cuyo Hombre Espíritu había dejado inicialmente en el Sol al emprender su descenso). La unión del Yo Espiritual del Cristo con su Espíritu de Vida, asumida por las personas situadas en las corrientes Oriental y Occidental significa un progreso en las esferas anímica y vital de la humanidad, haciéndose así posible
la Resurrección del Cristo Etérico en el siglo XX.
El Arcángel que como espíritu de raza de los Pueblos célticos había representado a
la Corriente Occidental y su cristianización pasó a ser protector de la corriente esotérica que surgió de su unión con la corriente del Grial, inspirando la literatura Artúrica y del Grial hacia el año 1.000, retirándose después para esperar el momento en el que Micael se convertiría en el Espíritu del Tiempo, lo cual tendría lugar en el año 1899, en el que el Kali Yuga terminaría y la atmósfera quedaría libre para una nueva vida espiritual sobre la tierra. Quien fue Tomás de Aquino tomó la tarea de aportar a
la Tierra la sabiduría del Grial de Parsifal, que sería
la Antroposofía que reconocerían los micaelitas encarnados como su sendero, y asimismo toemó la misión de inaugurar la semilla de los Nuevos Misterios como combinación y síntesis de todas las grandes corrientes de misterios existentes a la llegada de Cristo.
El Norte, como ha quedado ya dicho, aportó el desarrollo económico (ligado en la actualidad y todavía al egoísmo del Lobo Fenris Ahrimánico, el mismo que interrumpió a través de la envidia del Rey francés Felipe el Hermoso la corriente de los Templarios y su economía cristiana desprovista de egoísmo) y el impulso del yo, con sus aspectos tanto positivos como negativos (la influencia asúrica), y dentro de esta corriente es donde aquel espíritu solar Vidar-Micael busca a las personas que puedan estar preparadas a afrontar la más dura de todas las batallas espirituales.
En el Congreso de navidad de 1923 la meditación de
la Piedra Fundacional resonó por vez primera, ante la presencia espiritual de Christian Rosencreutz, y en ese acto las corrientes Oriente-Occidente, reunidas en la nueva sabiduría del Grial de
la Antroposofía, y las corrientes Norte-Sur, reunidas en el Rosicrucianismo, bajo la luz de Vidar-Micael, sacrificaron su respectiva existencia para inaugurar con esa semilla una nueva etapa en el futuro espiritual de la humanidad.
Las Fuerzas malignas y las Epocas del Alma
Así como en
la Epoca del Alma Sensible, que transcurrió durante la fase Egipcio-Babilónica, en la cual se despertó en el hombre el mundo sensorio para poder distinguir entre la apariencia y la realidad, por medio de la belleza y del arte sagrado de los templos que transportaba la consciencia a la realidad detrás de las formas, la fuerza opositora fue básicamente Lucifer y su falso espejismo de la realidad, durante
la Epoca del Alma Intelectual, que a su vez transcurrió desde la fase Greco-romana hasta pasada
la Edad Media, en la que se despertó el pensamiento lógico e independiente y a distinguir lo verdadero de lo falso en ese nivel mental, mediante
la Filosofía y la búsqueda de la verdad, la fuerza retardataria y opositora fué Ahriman como espíritu de la mentira, de la inteligencia materialista y de la negación de lo espiritual.
Durante
la Epoca del Alma Consciente, desde el siglo XV hasta nuestra actualidad, el fin sería aprender a hacer el bien, la realización del bien de manera intuitiva, después de haber encontrado el mal, mediante la ayuda de la luz divina del Sol de Cristo y del Espíritu Santo. Y en este caso la fuerza opositora, y los verdaderos representantes del mal real son los Asuras, los espíritus oscuros y destructivos de la muerte total, las fuerzas del Anti-Cristo opuestas al completo desarrollo del hombre y promotoras de la destrucción del yo. Y es mediante
la Luz Divina de la ciencia espiritual y el calor del Cristo Solar que se puede neutralizar y liberar a ese angel antagonista y destructor (el Asura interno), necesario para que el hombre desarrolle la contrafuerza y el valor precisos en este período.
Mientras que los seres Ahrimánicos son arcángeles creados por los Kyriotetes (Espíritus de Sabiduría), y proceden del Antiguo Sol, y, como enemigos de la luz de la sabiduría, representan a las fuerzas de la inteligencia fría y egoísta en el cuerpo etérico del hombre, los seres luciféricos son Angeles creados por los Dynamis (Espíritus del Movimiento) que despliegan el pasado espiritual como un ideal para el hombre, en el cuerpo astral del hombre. Los Asuras, creados a su vez por los Tronos, pertenecen a
la Jerarquía de los Archai, Espíritus del Tiempo, proceden del Antiguo Saturno, se oponen a la creación y actúan en el cuerpo físico del hombre.
La función de la corriente de Misterios del Norte sería la preparación y desarrollo de esas fuerzas de valor y de coraje anímico imprescindibles en esta fase del Alma Consciente, para lo cual tal corriente del Norte debe de unirse con las fuerzas de sabiduría de las corrientes unificadas de Oriente-Occidente y con las fuerzas del Cristo Resucitado del Sur, con el fin de contar con aquella Divina Luz del Cristo Solar que irradiará sobre el hombre que se esfuerza por hacer el bien en su vida. Y así mientras
la Corriente del Norte aporta al Alma Consciente el valor necesario para enfrentar al mal anticrístico,
la Corriente del Sur proporciona al cuerpo físico la fuerza de resurrección del Cristo Solar, y
la Corriente del Grial aporta
la Luz Divina para ver y tomar consciencia de los espíritus destructores y eventualmente dominarles. En realidad las entidades luciféricas y ahrimánicas no son estrictamente malignas, sino más bien retardatarias y opositoras, a la vez que absolutamente imprescindibles para el correcto desarrollo de la humanidad, y en todo caso la fuente primordial del mal son esos Tronos fríos que son los Asuras, por su carácter destructor, cruel y caótico, y su conocimiento y conscienciación será absolutamente necesario para el desarrollo de las facultades superiores del Alma Consciente. Desde la muerte de Cristo, y tras su enfrentamiento y victoria sobre los Asuras Arcoontes en el Hades,
la Tierra se convirtió en un sol en potencia, “se rompió el velo del templo” y la implosión de su cuerpo y la liberación de su Yo Espiritual rompieron las barreras del Hades creadas por los Asuras, produciéndose la ruptura del umbral. Desde entonces los Asuras perdieron su hegemonía, que solo persiste en el plano físico y que se debilita en el etérico y en el astral inferior, y que a partir del astral medio y superior quedan totalmente superados por las Jerarquías Positivas. Las energías de Luz-Amor, Sabiduría Cósmica y fuerzas de regeneración del Cristo Etérico, que vela por todas sus criaturas, son entregadas a todo aquél que sufre y lo necesita. El aspirante cristiano que llegue a purificar sus cuerpos etérico y astral, entrará a formar parte del Cuerpo Místico energético del Cristo y quedará sustraído a las influencias de las entidades opositoras, entrando en
la Red Etérica en torno al planeta donde reside el Espíritu de Vida de Cristo, y que se formó a partir de la sangre eterizada que fluyó en su momento de las heridas de Cristo en el Gólgota.
Los Nuevos Misterios y
la Piedra Fundacional
En esta Epoca del Alma Consciente las antiguas corrientes Oriental y Occidental, unidas en su momento por Parsifal, podrán revelar al mundo la sabiduría del Grial, a través del estudio y aprendizaje de la doctrina antroposófica, mientras que
la Corriente del Sur transciende el llamado pecado original a través de la nueva Cristiandad resucitada del Rosicrucianismo. Ambas escuelas juntas, el conocimiento de Cristo y la voluntad crística, impregnados por Su Amor, podrán enfrentarse conscientemente y vencer a los Asuras destructores.
Si
la Antigua Luna fue un cosmos de sabiduría, la tierra ha de convertirse en un cosmos de amor, y “El amor es el resultado de la sabiduría renacida en el yo” (Steiner). La semilla del Amor en los corazones será la base de los Nuevos Misterios, que habrá de pasar por medio del yo. El alma consciente se desarrolla cuando el yo despierta en la voluntad y hace el bien. En los Nuevos Misterios es uno el que debe de esforzarse y asumir el peso de su propia responsabilidad, a partir de su propio yo, para seguir un camino de desarrollo que uno mismo debe de encontrar por sí mismo.
Tal y como decíamos al principio del presente artículo el Congreso de Navidad de 1923, desarrollado por Rudolf Steiner como representante terrestre y con la presencia espiritual de Christian Rosencreutz como representante del mundo espiritual, y la meditación de
la Piedra de Fundación supusieron un momento histórico transcendental, al anunciarse los Nuevos Misterios, en los que ya cada discípulo debe de asumir su propia responsabilidad, y sobre la base de su propio yo esforzarse y sacrificarse para poder llegar al umbral de su propia realización y encontrarse con su ser crístico. Mientras que los Antiguos Misterios habían venido dando al aspirante y al discípulo todo tipo de instrucciones acerca de lo que debía de hacer a cada momento, y en todo caso eran los instructores los que determinaban cuando uno estaba preparado y maduro para
la Iniciación, en los Nuevos Misterios es cada uno el que debe de encontrar el camino por sí mismo, con toda libertad y responsabilidad.
En dicho Congreso de Navidad y en los meses siguientes Rudolf Steiner pronunció una serie de conferencias y charlas sobre los antiguos misterios, y sentó las bases para los Nuevos Misterios del Cristo Etérico, cuya escuela fue denominada Escuela Libre Superior de
la Ciencia Espiritual. Fue inaugurada
la Piedra de Fundación que, depositada en los corazones de las personas, dará sus frutos alquímicos de sabiduría y de bien, y ella misma se constituye en el compendio de toda
la Antroposofía.
Emilio Sáinz Ortega
Sociedad Biosófica
— visto en: http://www.revistabiosofia.com
Gracias por señalar el camino.
Jabara