Leyendas que nos traerán sueños hermosos

Hector

Los Lakotas son un pueblo norteamericano antiguo, de tribus de origen asentado en el centro del continente, que posteriormente se volvieron nómadas.

Cuenta la leyenda lakota del atrapasueños, que uno de sus sabios ancianos mientras meditaba, tuvo de pronto una visión. En ésta apareció Iktomi, el maestro del humor y la sabiduría, quien delante de sus ojos se convirtió en una araña.

Comenzaron Iktomi y el anciano a hablar en lenguaje sagrado, y mientras lo hacían, Iktomi ahora vuelto araña, comenzó a tejer una red.

Esta la hizo tomando una rama del sauce más viejo, pues armando con ella un aro, empezó su tejido incluyendo en éste plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas.

Hoy día este objeto tejido por Iktomi es llamado atrapasueños, y se lo utiliza en muchas partes del mundo. Lo hemos recibido gentilmente desde la cultura Lakota.

¿Pero qué significa?

Mientras Iktomi hacía su tejido, le dijo al viejo sabio que la red circular que le iba mostrando, significaba el desarrollo de la vida. En ésta -le explicó- no vamos hacia un destino, sino que todo va y vuelve, ya que de niños avanzamos luego a fuertes, pero con el tiempo nos volvemos de nuevo débiles al acercarse la muerte.

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El anciano vio que Iktomi hablaba con sabiduría y siguió escuchándolo. Entonces prosiguió su explicación. Le dijo que los objetos que agregaba a la red, como las plumas y las cuentas, significaban aquellas cosas que hacíamos en la vida y que habían sido justas y buenas. Si habíamos llevado una vida feliz, estas cosas serían muchas.

Pero al acercarse al centro de su obra, Iktomi creó un aro en medio, dentro del cual no había tejido alguno. Dijo que ese agujero dejado era para que se fueran por él todas las cosas que no habían correspondido, todos los errores o experiencias desafortunadas.

Al terminar su trabajo, Iktomi agregó: «Si tu crees en el Gran Espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas, mientras que las malas se irán por el agujero». Le dejó así una enseñanza al pueblo Lakota: mientras tengamos presente la divinidad que nos ha creado y vive en nuestro interior, nuestras experiencias se irán elaborando, tomarán un buen lugar y nuestras vidas no habrán sido en vano.

Sabemos que cuando una idea que se quiere llevar adelante es muy bella, suele llamársela “sueño”. Por eso, el nombre elegido para el objeto creado por Iktomi fue atrapasueños.

Curiosamente, sabemos también por nuestra actual psicología, que los otros sueños que conocemos, es decir los que tenemos por la noche al dormir, también representan a veces nuestros deseos. Incluso cuando son anhelos de un mejor destino.

El hermoso relato Lakota, dice en poéticas palabras lo mismo que nos ha enseñado nuestra actual psicología: que los sueños no son casuales. Que éstos cumplen una función, que es la de ordenar nuestras experiencias tenidas durante el día, para que lo mejor de ellas sea fijado en nuestra memoria durante la noche. Los sueños de nuestro dormir, al igual que el objeto creado por Iktomi, son como una red que atrapa lo mejor que nos ha sucedido.

 

buffalo sueños hermosos

Sin embargo, a pesar de todo este plan divino tan agradable para nuestros sueños, éstos a veces se tornan difíciles.
Unas veces no los recordamos. Otras no son agradables. Otras incluso, podemos llegar a tener dificultad para dormirnos.

El llegar a la etapa de descanso nocturno no siempre sucede de la manera más feliz. Por este motivo, deberemos tener en cuenta nuestro ser y nuestras características. El conocernos a nosotros mismos nos ayudará a tener un descanso más reparador, y con los sueños más oportunos. Deberemos conocer nuestra personalidad.

¿Qué es esto de conocer nuestra personalidad? Ella es el conjunto de nuestra vida física, emocional, mental y anímica. Algo que si se lo mira así de manera tan definitoria, pueda quizá parecer demasiado vasto, si lo pretendemos comprender rápidamente.

Pero no tenemos apuro. Podemos ahora recorrer unas bellas historias que nos ayudarán a trabajar con esas partes nuestras de la personalidad, la física, emocional, mental y anímica, que hacen a la calidad de nuestros sueños, y también de nuestra vigilia.

El mito japonés de Baku

Japón tiene entre sus leyendas una particularmente bonita. Baku es un llamativo animal con “cuerpo de un oso, trompa de elefante, ojos de un rinoceronte, la cola de una vaca, patas fuertes como las de un tigre, y una piel manchada”. En otras versiones tiene rostro de león, cuerpo de caballo, cola de vaca, cuerno de rinoceronte y pezuñas de tigre. En suma, una criatura feroz aunque con atributos naturales y variados como el Centauro griego o el Quetzalcóatl azteca.

“Baku se introduce por las noches en los sueños de las personas, y devora sus pesadillas.
Es famoso por su habilidad para devorar animales, y puede ser invocado por el hombre mientras está teniendo una pesadilla. La criatura entonces consume la visión y la mala suerte que contiene el sueño. También sirve para ahuyentar a los espíritus de las enfermedades y las plagas.”

En occidente tenemos pocas referencias a mitos de animales feroces que nos hagan bien. Durante el siglo XIX se hizo costumbre ver la caza de animales de gran porte como algo positivo, hasta que más recientemente la ecología redescubrió que los animales feroces son esenciales para la vida del planeta. Son altamente beneficiosos.

Baku es una irrupción de las más poderosas fuerzas naturales en los vacíos obscuros del subconsciente humano, cuando no logramos llevar a nuestra vida onírica pensamientos positivos.
Y es que, en verdad, es muy cierto. Cuando nos ponemos en plan de mejorar nuestros sueños, cuidando nuestros pensamientos cada día, asegurándonos antes de irnos a dormir de mantener en la mente lo mejor que nos ha pasado, algo se mete de manera enérgica en nuestros sueños.
Algo con la fuerza de un gran viento, a veces recordando a un huracán, hace desaparecer abruptamente pensamientos molestos o dolorosos que nos habían estado hostigando. Baku hace su trabajo cuando sabemos invocarlo.

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“La historia de la Baku en realidad comenzó en China, pero fue llevada a Japón en el siglo XIV. A partir de ahí, la descripción de la bestia cambió con el tiempo. En el siglo XVII, la forma física de la Baku se había convertido en una quimera, tenía las patas de un tigre, la cabeza de un elefante, y los ojos penetrantes de un rinoceronte. Su nombre cambió a Mo, y para poder protegerte, tenías que dibujar un boceto de la bestia antes quedarte dormido.”

Claro que sí. Si antes de dormir trazamos sobre una armoniosa combinación de figuras de animales bellos, le estaremos dando un fuerte mensaje a nuestro subconsciente de que amamos la naturaleza. Si por añadidura imaginamos que esa criatura nos ama y querrá ayudarnos con nuestros pensamientos nocturnos, los sueños hermosos estarán prácticamente garantizados.

Brownies, duendes y elementales

“En la tradición escocesa, hay una leyenda sobre hombres diminutos, llamados los brownies, que entran en tu casa por la noche y hacen las tareas del hogar mientras duermes. Viven tradicionalmente en tierras de cultivo y, en la medida que están apaciguados, te ayudará alrededor de la granja. Pero Dios te ayude si ofendes a uno, debido a que su capacidad para el bien sólo es superada por su apetito para la destrucción maliciosa. Ellos derriban muros, matan a las ovejas, y hacen bastantes daños.”
“Pero los brownies, por el contrario, suelen ser de buen carácter. No les gusta ser vistos por los seres humanos, por lo que esperarán hasta que esté dormido y soñando antes de entrar. Van a trabajar aún más duro si les dejas un poco de comida, y son particularmente aficionados a la avena y leche.”

Se trata evidentemente de un tipo de ser elemental, que en clasificaciones más conocidas son denominados duendes.
De acuerdo a datos que nos aportan las enseñanzas universales, la variedad de estos seres elementales es inmensa, por lo que decir solamente “duendes” no nos da ninguna precisión. Es como si para querer explicar lo que es un conejo, dijéramos “mamífero”.

¿Por qué acabamos de decir “evidentemente el brownie es un elemental”? Porque tiene toda la característica de comportamiento de estos seres. Ese tipo de elemental que está en contacto con el ser humano suele ser precisamente como allí está descripto: ocurrentes, burlones, intervinientes en la realidad humana, y a veces un poco vengativos. Sobre ellos hay abundantísima bibliografía, y no solamente acerca de los duendes y elementales europeos, sino de todas partes del mundo.

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El novelista escocés Robert Louise Stevenson, quien tuvo un vínculo especial con seres de este plano a los que también llamó brownies, hace una atractiva descripción de ellos.

“En su ‘Chapter on Dreams’ (escrito en su casa del lago Saranac en el norte del estado de Nueva York y publicado en Across the Plains) Stevenson dio una vívida descripción de sus ayudantes de sueños:

«¿Quiénes son los pequeños? Son conexiones cercanas a las del soñador, más allá de toda duda; comparten sus preocupaciones financieras y tienen un ojo en el libro del banco; comparten claramente en su entrenamiento; han aprendido claramente como él a construir el esquema de una historia considerada y a arreglar las emociones en orden progresivo; sólo que creo que tienen más talento; y una cosa está fuera de toda duda, pueden contarle una historia pieza por pieza, como una serie, y mantenerlo todo el tiempo en la ignorancia de a dónde apuntan…..

«Y para la Gente Pequeña, ¿qué diré que no son más que mis Brownies? ¡Que Dios los bendiga! quienes hacen la mitad de mi trabajo por mí mientras estoy profundamente dormido, y con toda probabilidad humana, hacen el resto por mí también, cuando estoy bien despierto y con mucho cariño supongo que lo hago por mí mismo. La parte que se hace mientras duermo es la parte de los Brownies que está más allá de toda discusión; pero lo que se hace cuando estoy de pie no es necesariamente mío, ya que todo demuestra que los Brownies tienen algo que ver en ello incluso entonces».
“…Mis Brownies son algo fantástico, como sus historias calientes, llenas de pasión y pintorescas, vivas, con incidentes animados; y no tienen prejuicios contra lo sobrenatural – y no tienen moral alguna’.”

Stevenson se servía de sus amigos brownies para componer sus cuentos literarios. Es éste un hecho que a las mentes acostumbradas a pensar las cosas de modo materialista, les resulta una pura metáfora para referenciar a la imaginación, o incluso a una extravagancia de Stevenson. Pero existen muchos casos de artistas que se sirven, más o menos conscientemente, de los seres elementales del mundo energético para hacer sus composiciones. Tanto que, incluso en la Grecia antigua, se decía que el arte venía de las Musas, que son precisamente, diosas inspiradoras que rigen la vida de seres de ese mismo plano de existencia.

¡Qué dulces palabras las de Stevenson! Con qué pasión por estos seres trata de describirlos!, él fue sin duda uno de los artistas literarios que mejor comprendió la realidad de la vida de ese nivel de energía. Y es que la naturaleza, también en ese mundo energético, al igual que en el nuestro físico y en todos en los que se expresa, sabe responder positivamente. Devuelve a quien le da amor, su propio amor, y en este caso, un Stevenson que conocía el valor y la necesidad de cuidar las horas de descanso nocturno, obtenía su recompensa con verdaderas fiestas literarias de estos seres durante el sueño profundo, habitando su subconsciente.
Stevenson era entonces, además de un literato, un artista creador de sueños hermosos.

Las leyendas norteamericanas

Abenaki es una tribu nativa americana, vivió alrededor de la zona de Nueva Inglaterra de los Estados Unidos, con pueblos que llegaron arriba en el sur de Quebec. Su mayor leyenda del sueño es también su historia de la creación.”

“Según el mito, el Gran Espíritu inicialmente vivía en un vacío, un mundo sin forma ni función. Así que llamó a la Gran Tortuga para formar las tierras del mundo, y apiló la arcilla sobre el caparazón de la tortuga para crear montañas. Pero entonces llegó a un momento de indecisión: ¿Qué tipo de criaturas vivirían en este mundo? Mientras pensaba en ello, él se quedó dormido y empezó a soñar. En su sueño vio a todos los animales y las personas que llenan el mundo de hoy, y pensó que estaba teniendo una pesadilla. Cuando el Gran Espíritu se despertó, descubrió que su sueño había creado a todos los animales de la tierra.”

Este mito de la tortuga creadora es característico de varios pueblos indígenas de Norteamérica. Como se ve, hace referencia a una cosmología o interpretación del origen del universo, que tenía este pueblo.

Al igual que el P’anku (o Pangu) chino, se trata de un Gran Ser que crea todos los seres del mundo, plantas, animales, rocas y hombres, a partir de un sueño.

Es bueno a veces, cuando por algún motivo nos detenemos a pensar en el origen del universo, intentar salirnos un poco de los esquemas que escuchamos frecuentemente tales como el Big Bang, Adán y Eva, y otros que están muy imbricados con nuestra cultura local, para escuchar el relato de otras culturas. Estos otros relatos en verdad no eran inferiores en modo alguno.

Mitos como el del pueblo abenaki son particularmente reconfortantes. No solamente nos ayudan a entender el origen del mundo de un modo más intuitivo, pues contiene para nuestro corazón esa clase de mensaje, sino que además nos aportan una rica literatura que también nos puede ayudar a entender mejor el valor del sueño.

iroqueses sueños hermosos

En esa belleza literaria no se quedan atrás los iroqueses y los algonquinos, pueblos también norteamericanos, de la región este del continente.

Cuenta en una parte del mito iroqués de la Creación: “El Portador de la Tierra , el Antiguo, vivía en el mundo del cielo. En el centro de este mundo crecía un gran árbol lleno de flores y frutos que alimentaban a todos los que vivían allí. El Portador de la Tierra tomó a la Anciana como esposa y ella se quedó embarazada al respirar el aliento de su esposo, pero el Portador de la Tierra se volvió celoso y desconfiado y empezó a consumirse. Soñó que la respuesta a sus problemas era arrancar el gran árbol y eso hizo , dejando un agujero en el suelo del mundo del cielo.
El Portador de la Tierra le dijo a la Anciana que mirara por el agujero y cuando esta se inclinó, la empujó por él. Mientras caía recogía las semillas del árbol con su mano y su raíz con aroma a tabaco con la otra. La anciana cayó al agua que entonces cubría la tierra. Los patos la vieron caer y unieron sus alas para cogerla, la Gran Tortuga surgió de los infiernos y con la curva de su caparazón creó un lugar de descanso sobre el agua para ella.
Un ratón almizclero se sumergió en el agua y extrajo barro, que se extendió por el caparazón de la Tortuga. Cuando la superficie se empezó a expandir, la Anciana soltó la semilla y la raíz que llevaba en las manos. La tierra se llenó enseguida de plantas y de la raíz brotó un nuevo árbol.”

¿Cuántas veces nos hemos preguntado por el origen de todo lo existente? ¿del mundo, del universo? Normalmente recibimos respuestas a esto como las que proponen religiones actuales (Génesis, Arca de Noé, Adán y Eva) o las teorías más aceptadas de la ciencia oficial (Big Bang). A efectos racionales, podríamos tal vez conformarnos con eso último. Pero tomarnos un momento para leer en modo de disfrute y no racional, el sentir de tribus como éstas, que puede incluso conectarnos a otras esencias presentes en nosotros, que estaban dormidas.

Nuestra vida diaria, nos dicen en filosofía esotérica, es como la vida de toda la historia humana. Sucede que la Ley de Ritmo, que es la 5a de las Siete Leyes Universales, hace que ningún evento natural se de aisladamente. Por el contrario, todas las cosas que suceden en la vida de nuestro mundo, tienen su resonancia en ciclos más pequeños y más grandes.
Por ejemplo, un feto humano cuando se forma desde el embrión, va creciendo hasta volverse un niño en el vientre de su madre, y todas las etapas que atraviesa en ese desarrollo, son muy similares a la evolución de la vida entera en todo el planeta Tierra. Al principio parece un pequeño pez, luego se asemeja a un mamífero primitivo. Después a un mamífero evolucionado, y finalmente a un niño. En el lapso de nueve meses se “repite” de algún modo toda la historia del mundo, puesto que ésto lo determina así la Ley de Ritmo: no puede haber partes de la Creación que no sincronicen con las grandes escalas.

Así, a una escala aún más pequeña que la duración de un embarazo, tenemos la vida cotidiana. Si miramos lo que es nuestro vivir diario desde nuestro dormir tempranero, hasta que nos despertamos, caminamos y horas más tarde volvemos a acostarnos, veremos que nuevamente repetimos la etapa del embarazo, y de la creación del planeta. Nuestra actividad diaria va desde la inconsciencia del dormir (equiparable al embarazo) hasta el despertarnos (nacer), quitarnos la soñoliencia hasta volvernos activos (infancia), tener nuestra mayor fuerza física hasta el mediodía (juventud), etcétera. Así hasta la noche, en donde al acostarnos efectuamos un «morir en miniatura».

Por esto, porque el Universo entero está en nuestro pequeño existir cotidiano, es que podemos llegar a intuir qué significa todo eso del ratón almizclero, la tortuga, el Gran Espíritu, y todos los seres que aparecen en esos relatos antiguos. Nuestra intuición puede, si se lo permitimos, hacernos sentir a través de estos cuentos, en una manera pequeña, los mismos sentires de la vida entera del mundo a través de los millones de años.

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La gran tortuga, el gran árbol del centro del mundo, el razón almizclero y por supuesto también el Gran Espíritu, habitan en nosotros. Ellos crearon el mundo a través de un sueño, y nuestros sueños pueden a su vez, recrear el mundo. Leer estas reconfortantes historias nos colocan en actitud de captar con nuestros pensamientos y sentires, nuevamente, lo que ocurrió a lo largo de toda la existencia. Esto también nos ayuda a encontrarnos con nosotros mismos y, por lo tanto también, ni que decir, a tener sueños hermosos.

El gigante chino Pangu

“En el principio no había nada en el universo salvo un caos uniforme y una negra masa de nada. El caos comenzó a fusionarse en un huevo cósmico durante 18.000 años. Dentro de él, los principios opuestos del yin y yang se equilibraron y Pangu salió del huevo. Pangu emprendió la tarea de crear el mundo: dividió el yin del yang con su hacha gigante, creando la tierra del yin y el cielo del yang. Para mantenerlos separados permaneció entre ellos empujando el cielo hacia arriba. Esta tarea le llevó 18.000 años, elevándose el cielo cada día un zháng (equivalente a 3’33 metros) mientras la tierra se hundía en la misma proporción y Pangu crecía también la misma longitud. En algunas versiones, Pangu es ayudado por los cuatro animales principales: la tortuga, el qilin, un ave y el dragón.”
“Después de otros 18.000 años, Pangu se tumbó a descansar. Era ya tan mayor que su sueño fue llevándolo lentamente hacia la muerte. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, del ojo izquierdo el sol y del derecho la luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierras fértiles, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales de valor, la médula en jade y en perlas. Su sudor cayó en forma de lluvia y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos. … Así, Pangu dio origen a todo lo que conocemos hoy en día.”

Si nos dejamos llevar por esta historia en su sentir, entrecerrando los ojos y percibiéndonos como si nosotros fuéramos Pangu viviendo toda esta aventura, nos traerá un leve recuerdo de otro mito: el de Adán, porque en ambos casos, hay un hombre que es el que representa la Creación.

Estrictamente hablando, Adán no es todos los otros seres de la Creación dados por Dios (como sí sucede con Pangu), pero como no tiene hijos hasta que no sucede la historia posterior, de algún modo también representa toda la generación de vida, es su corona.

Algo que está presente en muchas mitologías (entendidas como la riqueza cultural de los pueblos y no como mentiras) es la secuencia de la siguiente cadena: Divinidad creadora DA LUGAR a huevo o Tierra primaria, que DA LUGAR a sucesión de seres de menos evolucionados a más evolucionados, que finalmente DA LUGAR al ser más evolucionado, el hombre.

Pangu sueños hermosos

La ciencia moderna tal vez pueda aportarnos muchos datos relacionados a todo lo relativo a esta Generación del Universo, pero algo que llama la atención, es que las características del mito se repitan en distintas partes del mundo, en lugares del globo completamente separados entre sí.

Está en nuestros “genes”, en nuestro inconsciente profundo, esa verdad de la historia del mundo. Los pueblos no han hecho más que ponerla en palabras, a través de una abundante riqueza de léxico.

Vemos también en este relato de Pangu, cómo el estado de sueño tiene un papel destacado. Existen muchos otros mitos de la Creación donde el sueño no interviene, pero como ya hemos visto desde el principio de esta lectura, también hay muchos otros donde tiene completa preponderancia.

Para la alquimia, todas esas fases evolutivas desde el huevo hasta el hombre son completamente claras. Son las mismas que tiene por ejemplo un árbol: primero, es una semilla (seres minerales, tierra). Luego germina y es un tronco (seres energéticos, agua). Luego se extiende en ramas horizontales (seres astrales, aire) y finalmente se abre en frutos y flores (seres mentales, fuego). El hombre, como representante de los seres de fuego en los mamíferos, es una de las corolas o coronas de la creación.

En el caso de los mitos norteamericanos, en vez de huevo teníamos una tortuga, y en vez de seres intermedios teníamos el ratón almizclero. Pero la secuencia es siempre la misma: del elemento alquímico Tierra hasta el elemento Fuego, pasando por los otros dos intermedios.

Las diferencias entre los mitos nos permiten sentir la belleza de las vivencias que cada pueblo tenía acerca de la Creación. Cada pueblo sabía en su interior cómo era la creación, y al relatarla lo hizo de manera distinta, con diferentes palabras. Evidentemente hubiera sido muy aburrido que todos los pueblos hubiesen tenido el mismo relato, ya que eso no nos diría nada acerca de su diversidad, de sus distintos coloridos.

Algo que nos ayudará a encontrar bienestar en nuestros sueños, es preguntarnos por cuáles colores surgen en nuestro corazón, cuando nos serenamos y meditamos acerca de todos estos mitos. ¿Cuál relato es para cada uno de nosotros, la Creación? ¿Si un niño nos preguntara cómo se hizo el mundo y tuviéramos que decírselo a través de un cuento, cómo le haríamos ese cuento? Qué escribiríamos?
Tal vez si lo escribiéramos, nos resultaría otro relato más, distinto al de todo los pueblos antiguos pero no menos cargado de lo que hay en nuestro interior. Todas esas bellas historias trascendieron el tiempo, porque contuvieron una luz de verdad. Como tenían esa semilla de verdad, las sucesivas generaciones quisieron guardarlas en su memoria.

Contémosle entonces una historia nuestra a un niño. Si le agrada, seguramente sea porque hayamos conectado con la Creación subyacente en nuestro propio interior. Habremos logrado que nuestro ser conecte con nuestros sueños, y éstos se volverán más hermosos.

AUTOR: Héctor, redactor en la gran familia de hermandablanca.org

2 comentarios

  1. excelente! gracias! feliz dia del trabajador, que es tambien el dia del ascenso de nuestro maestro ascendido Saint Germain!

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