Los objetos malditos

Cuando se hacen hallazgos de este tipo, en ocasiones se llega a clausurar los yacimientos donde se encuentran, cegándolos para siempre, cuando se trata de objetos cuyo número es abundante, o cuando el tal yacimiento da señales de que los objetos malditos van a seguir apareciendo y no va a quedar reducida la cosa a uno sólo, que aparece aisladamente. Y a los trabajadores se les instruye para que «no hablen sobre lo que han visto». Se trata de algo comprometedor, que «molesta» excesivamente.

En el Perú apareció, allá por el año de 1572 uno de estos objetos que no deberían existir. Se trataba de un clavo de hierro, incrustado en una roca, en una capa geológica datada entre 75.000 y 100.000 años, encontrada en una mina. El clavo tenía una longitud de 18 cms., y fue entregado como un curioso recuerdo al entonces Virrey español del Perú.

No fué éste el único clavo del que se tienen noticias, pues años más tarde, en 1845, en Escocia, en una cantera de Kingoodie, apareció otro clavo de hierro, en un bloque de piedra. Parte del clavo estaba empotrado en ese bloque, y su cabeza medía 2,5 cms. El problema es que la datación del hallazgo daba una antiguedad de 60 millones de años para el citado bloque. Imposible un clavo de esa época, pero cierto.

Por cierto, como dato anecdótico, yo tengo un clavo fenicio, (relativamente moderno), de bronce, de más de 3.000 años de antiguedad, y se conserva en perfecto estado. No sé yo lo que duraría un clavo de los de ahora.

Pero si raro es encontrar clavos metálicos de tanta antiguedad, el problema se complica cuando en lugar de un clavo lo que se encuentra es un tornillo, como ocurrió en el año de 1865, en un trozo de feldespato encontrado en una mina en el Estado de Nevada, (Treasure City).

El feldespato tenía los restos oxidados de un tornillo, y la datación del hallazgo fue de 21 millones de años, o sea, algo imposible desde cualquier punto de vista.

Un tornillo no es un objeto simple, sino desarrollado para ser usado con el concurso de otro objeto, una palanca, y en tiempos más recientes un destornillador o desatornillador. Pero, históricamente, no se admite esa antiguedad que nos da el tornillo de Nevada, sino que se atribuye su invención a un griego, sobre el año 200 a.C., a partir del desarrollo de la hélice espiral.

Los tornillos, según la Historia Tradicional, (y me horroriza emplear ese término, pues sólo debe existir una Historia), se emplearon como alternativa a los clavos allá por el año de 1556. El destornillador hizo su aparición en el año de 1780.

Nada de ésto coincide, cronológicamente, con la datación de los hallazgos de los mismos objetos en determinados yacimientos mineros y/o arqueológicos, dando fechas anteriores a la aparición del ser humano.

Dado que no han podido crearse por generación espontánea, habra que pensar que ahí hay un vacío que hay que llenar de alguna forma más o menos racional. Pero, ¿cómo hacerlo?

Y no solamente los problemas parten del hecho de que algunos objetos aparezcan en fechas anteriores a la aparición del ser humano, con ser ese hecho lo más inexplicable, sino que, una vez que éste aparece, se le ve asociado, a veces, con objetos demasiado evolucionados tecnológicamente para los conocimientos que se le atribuyen a esos humanos que «parecen usar» esos objetos.

Contínuamente se tienen que revisar los conceptos que los arqueólogos e historiadores tienen sobre los ínfimos conocimientos de metalurgia que, según creían, tenían determinados pueblos de la antiguedad. Complicadas joyas, realizadas a partir de la utilización del cobre, del oro y de la plata, sorprenden a veces a estos investigadores que no se esperaban tan avanzados conocimientos y habilidades en determinadas culturas. En ocasiones se ha observado que se ha utilizado la galvanoplastia en el tratamiento de algunos metales, procedimiento que se considera como un conocimiento relativamente reciente, pues data de 1840, y su descubridor se llamaba Luigi Galvani, si bien otros quisieron apuntarse el citado descubrimiento, como sucede con frecuencia.

Si este proceso de galvanoplastia, que sirve, (entre otras cosas), para recubrir figuras con oro u otros metales mediante un proceso eléctrico, es de 1840, ¿cómo se explica que ya se galvanizaran, mediante este proceso o esta técnica, objetos en la antiguedad?. Volvemos nuevamente al huevo y la gallina.

Y si la pila eléctrica, cuya invención se atribuye a Alejandro Volta, sería un invento del 1800, aproximadamente, basándose en los trabajos de Galvani, ¿cómo se explica la aparición de pilas eléctricas, siguiendo el mismo principio de construcción que las pilas de Volta, en tiempos muy antiguos, como en el 250 a.C.?. Estas pilas antiguas se supone que se utilizarían en esos procesos de galvanización de estatuillas y otros objetos.

Una pila se conformaba alternando piezas o placas de cobre y cinc, con una tela empapada en una solución ácida, que provocaba una tensión eléctrica determinada. La pila fue la precursora de la batería electrica, y en algunos idiomas a la pila se le denomina ya batería.

¿Existen pues pilas antiguas que se puedan encuadrar dentro de la denominación de «objetos malditos», y que precedieron a las pilas de Alejandro Volta?..

Sí. El lugar no es el más recomendado para ser visitado, pues está en Bagdad, en el Museo Arqueológico, en el actual Irak, donde se está desarrollando hoy día una peligrosa guerra.

Allí se encuentran, o se encontraban, unas pilas eléctricas, clasificadas de manera genérica como objetos de culto, hasta que un día un arqueólogo, (Wilhelm Kónig), descubrió lo que eran en realidad. Digo que «se encuentran o encontraban», porque el Museo Arqueológico ha sufrido, como consecuencia de esa guerra, un expolio tremendo. Aparte de los robos, algunos objetos que «molestaban» se habrán hecho desaparecer, aprovechando el caos.

Hay censados unos 4.000 objetos que no deberían existir, que contradicen cuanto se ha dicho y escrito sobre la Historia de la Humanidad, y que tiran por tierra los dogmas científicos e históricos y obligan a los investigadores a mirar para otro lado y fingir no haber visto nada.

Los han datado, los han clasificado, pero ante los sorprendentes y alucinantes resultados que tales análisis han dado, estos malditos objetos que no deberían existir, y que sin embargo están ahí, se han guardado y no se ha hecho sobre ellos el menor comentario en los libros o en los foros científicos. Algunos de ellos han sido incluso destruidos, para ocultar su existencia. Destruidos sin contemplaciones por científicos intolerantes y dogmáticos.

Sin embargo, algunos de ellos están expuestos en museos, donde están clasificados como «objetos de culto», o bajo denominaciones genéricas y/o convencionales, tratando de hacerlos pasar desapercibidos en su verdadera significación, en su verdadera naturaleza.

Maldición y pesadilla de arqueólogos e historiadores, estos objetos nos están indicando claramente que las cosas (la Historia), no son como parecen, o como nos las han contado y que en el pasado ocurrieron determinados sucesos que se nos ocultan o se manipulan.

¿Cómo explicar la existencia, por ejemplo, de un martillo de más de 140 millones de años de antigüedad, cuando se nos dice que el ser humano no apareció sobre la tierra hasta hace 7 millones de años, y no manufacturó sus primeros y toscos útiles de caza, trabajo o de guerra hasta hace 2 millones de años?. Algo aquí no encaja. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

Porque el tal martillo existe. Mal que nos pese, el maldito martillo existe. Y otros artilugios también.

El mango del martillo está petrificado, con el interior de la madera convertido en carbón, y de los análisis obtenidos, resulta que la cabeza del martillo arroja un 96% de hierro, 2,6% de cloro y 1% de azufre, lo que indica una pureza del metal casi total, lo cual no era posible si no se empleaban avanzadas técnicas metalúrgicas.

¿Avanzadas técnicas? Pero si en esa época no existían los seres humanos. ¿Cómo es posible esto?

El martillo de marras está expuesto en un museo de Texas, (el Museo Somerwell), pues fue en Texas, (cerca de London), donde se encontró en el año de 1934.

Nadie quiere saber nada del asunto.

Los que no tenemos nada mejor que hacer, y a quienes nos gusta fantasear o elucubrar, pensamos que se podría explicar esta locura si aceptamos la posibilidad de fenómenos tales como la teleportación de objetos, (no sólo de lugar, sino también en el tiempo), o la existencia en tiempos muy remotos, antes de la aparición del ser humano actual, de civilizaciones tan avanzadas o más que la nuestra, que por causas diversas acabaron por desaparecer, destruyéndose o trasladándose a otros lugares. Y para los partidarios de la Hipótesis Extraterrestre, sería una prueba innegable de la visita de seres de otros mundos.

Parece que la Historia comienza más atrás, mucho más atrás de la línea temporal que fijan arqueólogos e historiadores, cuando oficialmente no existían seres humanos, y mucho menos aún civilizaciones desarrolladas. Tal vez no precisamente la historia de nuestra civilización, pero sí la de otros seres que nos precedieron.

Porque aceptar lo que los antiguos decían «que la monarquía descendió del cielo…», ya sería aceptar demasiado, ¿o tal vez no?

En lo que se refiere a las pilas de Bagdad es necesario hacer algunas aclaraciones.

Existe una fuerte contestación por parte de quienes no admiten la existencia de objetos malditos, llamados «ooparts», (objetos fuera de lugar o de tiempo). Ellos buscan explicaciones racionales a los misterios que se van exponiendo, y creo que buscar la racionalidad es lo que se debe hacer, si bien en la búsqueda obsesiva de esa racionalidad se puede caer en lo contrario, en la irracionalidad.

La polémica sobre estas pilas es un buen ejemplo de lo que estamos diciendo.

Se atribuye su utilización a los partos, pues fueron encontradas en los territorios que antiguamente ocupaban estos pueblos, allá por los años de 248 a.C. a 226 a.C.

Fue en el transcurso de unos trabajos efectuados por el personal del ferrocarril del Estado iraquí, en una aldea situada al sureste de Bagdad, los cuales encontraron una tumba. Notificados los arqueólogos, se extrajeron de la citada tumba unos 613 adornos o abalorios, figurillas y otros objetos, entre los que destacaba una extraña pequeña vasija de arcilla, vasija que tenía fijada en su parte interna un cilindro de cobre, sujeto al cuello de la vasija por asfalto. Dentro del cilindro de cobre se hallaba una varilla de hierro, que mostraba restos de haber estado recubierta de plomo.

Por aquellos días, Wilhem Konig, arqueólogo de nacionalidad alemana estaba a cargo del laboratorio del Museo Estatal de Bagdad. Quiero penar que este hombre no era tonto, y que tenía los conocimientos y seriedad que se requiere para ocupar un cargo de responsabilidad como el que desempeñaba. Es evidente que, como todo ser humano, no estaba exento de poder cometer errores y/o equivocaciones en sus deducciones. Y en ese sentido, se aduce que el hecho de que se encuentren dos metales, que en presencia de un electrolito generen un voltaje, eso puede ser una casualidad, y no que se fabricasen esos objetos buscando ese efecto.

Bueno, me parece un poco extraño ese razonamiento. Es cierto, que dos metales en presencia de un electrolito generan un voltaje, pero si no se busca ese efecto, ¿para qué se fabrican con los materiales en esa disposición esas pequeñas vasijas? Cierto que es cómodo y poco comprometedor clasificarlas como «objetos de culto».

Se dice que no se encuentran rastros del electrolito, por lo que se concluye que no existió, y al no existir, no hay tal pila o batería. El electrolito, aunque haya desaparecido se detectaría con las técnicas actuales.

Y pregunto yo, ¿y si fue zumo de uvas o algún ácido similar? ¿Podríamos detectar restos de zumo de uvas, 4.000 años después?

Cuando Wilhem Konig identificó la pieza como una pila, la relacionó, posteriormente, con otras similares, hasta un número de diez. Supuso que ese número de pilas se habrían conectado en serie, para aumentar el potencial.

Se aduce que eso no es creíble, porque no ha aparecido el alambre necesario para hacer la unión en serie y realizar la supuesta electrodepositación de material (???).

Esto, a mi personalmente, me parece una estupidez. Seamos racionales, pero no idiotas. ¿Cuántas veces guardamos nuestras pilas actuales solas, sin conectar a ningún artilugio? Simples pilas aparecen solas, tiradas en cualquier sitio. No hay cables ni aparatos donde pudieran ser usadas. Por tanto, ¿no son pilas? Eso no es racionalidad. Es simple tontería.

Insisto: No les quito la razón en cuanto a que los objetos podrían ser otra cosa y no pilas, pero hay que usar otros razonamientos más lógicos.

Para acabar de complicar las cosas, al finalizar la 2ª Guerra Mundial un ingeniero de la General Electric Company (llamado Willard Grey), en Massachussets, también las identificó como pilas o baterías y las reprodujo, usando como electrolito sulfato de cobre, obteniendo un voltaje entre 1 y 2 voltios.

Vale. De acuerdo. Dos metales sumergidos en un electrolito pueden generar un determinado voltaje, y no haberse buscado eso. Pero me queda la duda. Tal vez soy poco racional.

Existe otro problema. Se dice que esas pilas se utilizaban para la galvanización. Pero los detractores de este caso aducen que en la electrodepositación lo importante no es el voltaje, por muy alto que se consiga, sino la intensidad, en lo cual tienen toda la razón. Pero si no se utilizaban para la galvanoplastia, ¿ya no podrían tener uso las citadas pilas?

Yo uso muchas pilas, pero nunca hago galvanoplastia. Las uso para las radios, para cámaras fotográficas, despertadores y para todos los usos que todos conocemos en los que son útiles esos artilugios.

En caso de que los objetos de Bagdad sean pilas, (y yo me arriesgo a creer que sí): ¿Para qué se usarían? Esa es la cuestión.

Lo que sí empiezo a pensar es que muchos inventores actuales, más que inventar están redescubriendo inventos ya existentes.

ALBERTO DULANTO

— Visto en: El-Amarna

3 comentarios

  1. en lo personal Creo que la humanudad se niega a acepatar las cosa tan reales y se complican lavida inventandose una fantacia que ya no se puede sostener con la luz de la verdad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx