Meditación guiada para la relajación profunda por José Manuel Martínez Sanchez
¿Qué es meditar? Reflexiones sobre meditación:
Es, por tanto, meditar, regresar a un estado natural de nuestro ser, un ser sereno, que aprende a mirar desde una visión de observador, sin juicios, que le permite mantenerse en un centro sosegado, sin ser perturbado por los habituales pensamientos y emociones que surgen en el día a día.
No quiere decirse que éstos desaparezcan, pero sí cambia nuestra relación con ellos, con los pensamientos, con las emociones, siendo capaces de situarnos en una visión de testigo, ecuánime y consciente, que nos permita integrar sin enjuiciar, acoger sin luchar. Ser con todo, sin conflicto, sin tensiones… Desde la paz verdadera que somos.
Meditación guiada para la relajación profunda
Encuentra una postura cómoda, preferiblemente tumbado. Comienza realizando una o dos respiraciones profundas, llenando los pulmones de aire y vaciando por la boca alargando la exhalación, soltando todo el aire.
Observa tu cuerpo, de los pies a la cabeza y deja que poco a poco se vaya acomodando, ablandando, permitiendo que tensiones y cargas se suelten como un nudo que se va aflojando fácilmente, sin esfuerzo.
Tu inhalación llena tu abdomen de calidez y calma, y tu exhalación vacía, libera, despeja… Haz varias exhalaciones largas, y encuentra un alivio interno, que viene de dentro, de tu centro, del corazón… Un alivio que te permite aflojar, soltar, relajar profundamente.
Si aparece algún pensamiento déjalo pasar, obsérvalo, date cuenta, pero permite que se disipe, al igual que una nube que pasa para volver a restaurar el esplendor del sol y la claridad del cielo despejado.
Abandona todo intento de controlar o incluso de intentar relajarte. Simplemente ríndete a este momento, deja que la relajación te inunde. Cuando aflojas y sueltas, la relajación llega. Permite que la paz interna te rodee a través del ritmo suave, lento, cálido de tu respiración. No hay nada que hacer. Deja que surja lo espontáneo, la libertad de ser sin que el yo quiera hacerse cargo de la situación.
Suelta, exhala, abandónate a este momento. Una profunda relajación aparece cada vez con más intensidad. Una relajación desbordante, que entra por cara poro de tu piel, como una luz tenue y liviana. Cuando más disfrutes de este momento tal cual es, sin esperar nada en concreto, mayor será la calma.
Déjate llevar por esta calma natural, como tu respirar, que aparece y se va solo, sin esfuerzo, melódicamente. Contempla esta calma que ya está en ti, acariciando tu espíritu, desvelando tu paz interior, ilimitada. Disfruta de este momento renovador, de este descanso liberador que te envuelve, plácidamente.
Gracias Namasté