Observación Psíquica, por el Maestro Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

Maestro Beinsa Duno con gorroSe leyeron los temas sobre “Las cualidades distintivas de la Vida”

Ahora voy a darles un ejercicio psíquico. Todos sacaréis vuestras libretas o cuadernitos y escribiréis como encabezado del ejercicio: Observación psíquica. El ejercicio no es difícil, pero y fácil no es. Durante el tiempo del ejercicio vuestro estomago debe estar libre.

Ejercicio: levantad la mano izquierda con dedos abiertos hacia arriba, con la palma hacia la cara y ponéis el índice de la mano derecha sobre el índice de la izquierda (sus puntas). Observad qué pensamiento pasará en este momento por vuestra consciencia. Cualquier pensamiento que pase por vuestra consciencia, márquenlo con 2-3 palabras, brevemente. Puede que no pase ningún pensamiento por vuestra mente – que esto no os inquiete. En esto observaréis si vuestro pensamiento es agradable o no, negativo o positivo. Si es negativo, márquenlo con un punto negro; si es positivo – con un punto claro. Seréis sinceros en vuestras observaciones, constataréis las cosas como están en realidad, sin inquietarse. Por ejemplo, viajáis de Sofía al pueblo Dragalévci. Por los dos lados de vuestro camino, por la izquierda y por la derecha, encontráis cosas diferentes. Si queréis dar una descripción exacta del camino, marcaréis todo lo que habéis visto, sin ninguna inquietud. No penséis, que si constatáis un hecho como está en realidad, os vais a exponer. Este hecho no representa vosotros mismos; él es algo aparte de vosotros.

 

Como ponéis vuestros índices con las puntas una contra otra, concentraréis vuestro pensamiento durante solo un minuto, después de esto pondréis vuestro índice sobre el dedo medio de la mano izquierda y de nuevo os enfocaréis cerca de un minuto; seguiréis qué pensamiento pasa por vuestra mente. Después de esto pondréis vuestro índice sobre el dedo anular de la mano izquierda, luego – sobre el dedo pequeño, y por fin – sobre el pulgar. Mantendréis vuestro índice sobre cada dedo de nuevo cerca de un minuto, siguiendo los pensamientos que pasan por vuestra mente y los marcaréis en vuestra libreta. Cuando hacéis este ejercicio sentiréis que desde cada dedo sale una energía especial, una energía cósmica específica. Entonces cada dedo es un conductor de una energía especial, de una corriente especial. Cuando el índice pase por todos los dedos de la mano izquierda, tocaréis vuestras dos manos, pero solo al final de sus dedos. En esta posición de vuestras manos pensaréis bellamente. Haced el ejercicio dos veces al día – por la mañana y por la noche en una hora no determinada, pero principalmente después de la terminación del trabajo previsto por vosotros. Esta es la primera parte del ejercicio.

 

La segunda parte del ejercicio se distingue un poco de la primera, y exactamente: se levanta la mano izquierda con dedos abiertos hacia arriba, con la palma volteada hacia la cara. El índice de la mano izquierda apoya el índice de la derecha ya no en la punta, sino por la mitad del dedo. En esta posición de los dedos concentraréis vuestro pensamiento cerca de 10-20 segundos. Después de esto el dedo medio de la mano izquierda apoyará el dedo medio de la derecha, y de nuevo concentraréis vuestro pensamiento. Luego, el dedo anular de la mano izquierda apoyará el anular de la derecha, etc. En el apoyo de cada dedo concentraréis vuestro pensamiento por 10-20 segundos. En esta posición de los dedos levantaréis vuestras manos por encima de la cabeza, enfocaréis vuestro pensamiento por un cierto tiempo y bajaréis vuestras manos abajo. Esto lo haréis tres veces, después de lo cual bajaréis vuestras manos abajo, pero ya separadas una de otra.

Haréis el ejercicio durante 1 semana – entonces 14 veces en total. Cuando hagáis este ejercicio, veréis cómo son las manifestaciones de vuestra conciencia y hasta qué punto el campo de esta conciencia está despierto y expandido. Mirad al ejercicio seriamente. Hacedlo cuando estáis solos y no delante de la gente, que no lo envicien. Si alguien ve que habéis levantado solo uno de vuestros dedos, dirá: “Este hombre cuenta algo”. Cuando ve que habéis levantado y los dos dedos, se preguntará qué hacéis.

Los dos brazos del hombre se han formado en condiciones diferentes: el derecho – durante la involución del hombre, y el izquierdo – durante la evolución. Entonces, cuando el hombre ha descendido del mundo Invisible, la mayor parte de la energía ha pasado por su brazo derecho. Sin embargo, esta energía primero ha pasado por el hemisferio izquierdo del cerebro, luego – por el corazón, y por fin – por la mente.

 

Cuando hacéis el ejercicio estaréis cuidadosos, os auto-observaréis qué cambios ocurren en vuestra conciencia. Puede que no ocurran ningunos cambios – que esto no os desanime. Por si mismo el ejercicio es interesante, sin que esperéis mucha cosa de él. Este movimiento de los dedos es toda una música. En el futuro se podrá construir tal instrumento oculto, con el cual se tocará. El ejercicio dado tiene una aplicación práctica. Cuando estáis indispuestos espiritualmente y estáis corriendo el riesgo de perder vuestro equilibrio, haced este ejercicio unas cuantas veces, hasta que restablezcáis vuestro estado normal. Al toque de cada dedo debéis reflexionar. Cuando os toquéis el índice, os diréis: “¡Yo debo ser noble en todos mis actos!” Cuando os toquéis el dedo medio, os diréis: “¡Yo debo ser justo, que reflexione correctamente sobre todas las cosas en la Vida!” Al tocar el dedo anular os diréis: “¡Yo debo amar las ciencias y las artes!” Al tocar el dedo pequeño os diréis: “¡En todos los negocios mercantiles yo debo ser arreglado, que considere las leyes del mundo material!” Por lo tanto, al respecto de vuestra mente objetiva vosotros estaréis puestos como un amo y le diréis: “Escucha, yo quiero de ti que seas noble, justo, un siervo razonable, que no me mientas ni robes, que termines tus cuentas bien. Si no cumples estas condiciones, te voy a despedir”. Así conversaréis consigo mismos, con vuestra mente objetiva. Cuando comprenda que tiene un amo bueno, razonable, la mente objetiva siempre estará lista de escuchar. En el hombre se manifiestan dos mentes, pero la mente superior en él debe dominar sobre la objetiva. En los animales domina la mente objetiva, por eso ellos son crueles. En los herbívoros domina la mente subjetiva. La Biblia llama a estas dos mentes los dos hombres – el hombre de la carne y el hombre del Espíritu, que viven siempre juntos.

 

Cuando hacéis el ejercicio, al mismo tiempo pensaréis y sobre los planetas con los cuales están relacionados los diferentes dedos. El pulgar, por ejemplo, se influencia por Venus, el índice – por Júpiter, el dedo medio – por Saturno, el anular – por el Sol, y el pequeño – por Mercurio.

 

Cuando terminéis estas dos partes del ejercicio, haréis el siguiente movimiento sobre los dedos: pondréis el índice derecho sobre la punta del dedo pequeño izquierdo y lo moveréis hasta abajo – hasta la base de la muñeca; de ahí se moverá hacia arriba hasta la punta del anular; de él – de nuevo hacia abajo hasta la muñeca y hacia arriba hasta la punta del dedo medio; de la punta de este dedo el pulgar desciende hacia abajo hasta la muñeca y luego – hacia arriba hasta la punta del índice; de él – hacia abajo hasta la punta del pulgar. De esta manera el índice derecho recorrerá todos los planetas, afectará y Marte – de la guerra, y la Luna – de la imaginación. Los dedos de la mano deben estar abiertos.

Es bueno, cuando hacéis el ejercicio, que marquéis exactamente la hora, los minutos y los segundos, cuando lo habéis empezado. Este ejercicio requiere una gran puntualidad, puesto que está relacionado con el tiempo y el espacio. Es preferible que os guiéis por el reloj solar. Aquellos, que son sensibles, pueden hacer el ejercicio en el momento cuando en el horizonte aparece el primer rayo solar. En esta posición tendréis resultados ideales. El que es sensible, él puede voltearse con la espalda hacia el Este y sentir cuando aparece el primer rayo solar. En este momento exactamente él sentirá en el plexo solar un calorcito débil, agradable. Puesto que la espalda está conectada con el sistema nervioso simpático, él es capaz de percibir el calor de los primeros rayos solares.

 

A veces podemos hacer la siguiente prueba: por la mañana, antes del amanecer del Sol, toda la clase saldrá al aire libre, voltearéis vuestra espalda hacia el Este y os concentraréis. En este tiempo los ojos de todos deben estar atados, que no miréis. Yo observaré cuando aparecerá el primer rayo solar. De vez en cuando os voy a preguntar si el Sol ha amanecido. Aquellos que son sensibles y han percibido ya este calorcito en el plexo solar, inmediatamente dirán: “¡El Sol amaneció!” Cada uno por sí mismo puede hacer estas pruebas, que verifique su sensibilidad. A veces vosotros percibís este calor, pero vaciláis si el Sol ha amanecido o no. Cada vacilación produce una bifurcación de la consciencia. Cuando la consciencia se bifurca, vosotros perdéis ya vuestras impresiones internas.

Observación Psíquica, por el Maestro Beinsá Dunó

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