Personaje, máscara y sombra: las necesidades inconscientes se proyectan en un espejo, otra persona, o situación
El Personaje
La personalidad es una construcción del ego para defender el sistema de creencias en el que estamos inmersos y lograr vivir en el mundo. Es la cara «agradable, inocente y aceptada» que mostramos al mundo para pertenecer y ser incluidos.
Es entonces… el personaje, una máscara que construimos por adaptación y lealtad a la familia y al medio completo. Nos convertimos en eso que hicimos para adaptarnos y sobrevivir. Se trata de aceptar y trascender a la familia siendo conscientes de que estamos condicionados por ella.
Un ejemplo:
Si necesitas y deseas valoración, reflejas en otros la no-valoración hacia tu persona porque siempre actúa el espejo invertido. Los otros no te dan esa valoración porque el campo lee que «necesitas» ser valorada, y seguirá reflejando esa necesidad como tu «verdadero deseo».
Si dejamos de desear esa «necesidad» por la que luchaste toda la vida, aparece sin esfuerzo y sin patrones de comportamiento.
Hay que dejar de luchar por eso que crees desear, porque a mayor lucha, mayor resistencia. Hay que relajarse y no esperar nada.
La Persona
Desde una mirada antropológica, el ser humano tiene un miedo ancestral a la muerte relacionado a su condición material (cuerpo, mente y emociones), lo que trae en consecuencia el miedo a la Vida.
Tenemos el relato bíblico de Adán y Eva en el Paraíso, en el que se muestran desnudos. Esto en el lenguaje mitológico no significa «sin ropas» (que tantos malos entendidos y culpa, pecado y vergüenza han traído a la humanidad), sino que significa «sin nudos» (sin ataduras, máscaras ni disfraces).
La simbología quiso mostrar con esto
un estado de libertad y autenticidad para mostrar lo que el Humano siente y Es. Las enseñanzas rígidas y distorsionadas sobre esto fueron provocando que el humano «ate» sus sentimientos, haga nudos en sus emociones y no las muestre, no las diga ni declare por vergüenza y por miedo a ser criticado, rechazado, castigado o abandonado (o sea: expulsado del clan).
En lugar de hablar y expresar sus miedos, se callan, se guardan, la persona se cierra; y para ocultarlos y disimularlos hereda (y construye) actitudes y formas de actuar (las máscaras y arquetipos).
Estamos tan condicionados y programados para pensar y comportarnos de una determinada manera que ser auténtico es un acto casi revolucionario. En lugar de ser auténticos, honestos y libres, solemos reprimir la totalidad de lo que somos, e interpretar un personaje que es del agrado de los demás.
La Máscara
Y…
«Prefiero ser una persona completa a ser una persona buena». Carl Jung.
Y si bien vivir bajo esa máscara nos ha permitido sentirnos «cómodos y seguros», con todo el tiempo de haber olvidado quiénes somos se produjo la desconexión de nuestra verdadera esencia.
«Al entrar en la edad adulta solemos ser víctimas de la ‘patología de la normalidad’ que consiste en creer que lo que la sociedad considera normal es lo ‘bueno’, lo ‘correcto’, por más que vaya en contra de nuestra verdadera naturaleza». Erich Fromm.
Así que a pesar del malestar generalizado, solemos priorizar el «cómo nos ven» al «cómo nos sentimos».
«No dejen que el ruido exterior de otras voces ahogue su propia voz interior. Ella ya sabe lo que ustedes realmente quieren ser». Steve Jobs.
Sólo ser conscientes de quiénes somos de verdad, hace que nos liberemos gradualmente de la rueda.
Quitarse la máscara social significa dejar de hacer los personajes que creamos para adaptarnos a situaciones o personas que además vamos atrayendo inconscientemente, para repetir el patrón de comportamiento habitual (el arquetipo).
No importa quiénes seamos, qué decisiones tomemos o cómo nos comportemos. Hagamos lo que hagamos con nuestra vida, siempre tendremos admiradores, detractores y gente a quienes les resultemos indiferentes.
La Sombra
La Sombra se refiere a todos los aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido o nunca ha reconocido. Es todo lo que el mundo (familia, colegios, religiones, cultura, sociedad), nos dijo que está mal: prejuicios, tabúes, creencias, mandatos. Por eso queremos sólo mostrar una emoción social y reprimimos emociones ocultas.
Pareciera entonces que la sombra alberga y está conformada solamente por aspectos negativos, pero la sombra no sólo es eso. Hay personas que prefieren vivir el peor aspecto de su personalidad, y entonces tienen una sombra «positiva» que no viven.
En la sombra también está el Oro, todos los aspectos de amor y empatía, e incluso la memoria de nuestra divinidad. Pero si eso fue rechazado o ignorado, tampoco las reconocemos como propias.
Es muy sanador integrar las sombras, es decir verlas y aceptarlas como partes nuestras que hemos arrumbado en un cuarto oscuro o «sótano» (el inconsciente), por no ser aceptadas pero que igual se filtran en los momentos menos esperados, y en general generan incomodidad y vergüenza cuando aparecen.
Cuando vamos aprendiendo a reconocer nuestras sombras y a vivirlas un poco más, nos volvemos más accesibles, naturales, y humanos.
«Hasta que hagas consciente el inconsciente, éste dirigirá tu vida y lo llamarás destino». Carl Jung.
Autor: Silvana Silveri
Puedes escucharla los días jueves a las 18 hs. Argentina, 16 hs. Mexico y 23 hs. España por Mantra Fm
Muy bueno y muy claro; gracias.
lo siento te amo perdon gracias en ti confio borro todas mis memorias suelto limpio yo soy luz quien como dios…