Solsticio de verano
Solstitium: sol sisttere o sol quieto.
Hemos heredado complejas metáforas astronómicas, que representan a la vez figuras arquetípicas, conocimientos que han perdurado y han sido transmitidos a la humanidad a través de muy diversas vías, como el arte, el tarot, el ajedrez, los cuentos, mitos y leyendas de los pueblos del mundo.
Hace cientos de años atrás, en el solsticio de verano la estrella Sirio, perteneciente a la constelación de Can Mayor se alzaba en el horizonte, como un agradable augurio, todo estaba dispuesto para que Sirio, en su concepto de Madre-Virginal diera a Luz.
En la antigüedad los solsticios eran llamados PUERTAS DEL CIELO, ya que su manifestación produce los dos más importantes cambios en el año: días más largos y noches cortas y días cortos y noches largas, ambos fenómenos asociados con la luz y la oscuridad, así también las dos fases en que la naturaleza ofrece sus frutos y los cambios de clima más opuestos, se manifiestan a partir de los solsticios.
En los antiguos pueblos Latinos, el Dios Jano fue considerado un Dios benéfico, el cual protegía e impedía que entrasen seres malignos en los hogares. De su nombre se derivan la palabra árabe: Zaguán, la que todavía en el presente la interpretamos como una puerta de gran solidez, ubicada en la entrada principal de las casas. Jano en el Cristianismo pasa a ser substituido por JUAN, el que cuenta la historia bíblica nació precisamente en el solsticio de verano.
Así podemos ver la visible asociación: Jano – Juan – Solsticio – Puerta del Cielo.
El sudor de la frente, asociado con las lluvias, manifestación física que se produce cuando el cuerpo se somete a esfuerzo, como el de cultivar, tenia afinidad con este ciclo. Las frutas cultivadas, «fruto» del esfuerzo del ser humano en su relación con la madre tierra, en especial LA VID, eran consideradas afines al Solsticio.
En el Solsticio de Verano, el sol entra al signo de cáncer, dejando atrás la importante energía del signo de géminis, símbolo dual que indudablemente juega un papel determinante, en el aspecto fecundante del ciclo.
En la mayoría de los pueblos occidentales, el mes de junio, tiene como figura sobresaliente a Juan Bautista, su nombre significa: «la gracia o mejor dicho, el don de Dios«
Jesús (fuego) y Juan el Bautista (agua) (Solsticios)
Insisto, es importante hacer notar que Juan nace en el Solsticio de verano y Jesús en el Solsticio de Invierno. Son simbólicamente dos puertas, Juan asociado con el elemento Agua y Jesús con el elemento Fuego. Símbolos de la iniciación espiritual en el grado más alto.
El paralelismo entre Juan y Jesús es evidente: Juan fue concebido tras ser anunciado por un Ángel, al igual que Jesús; nació seis meses antes que Jesús y también murió seis meses antes que él. Sus madres Isabel y María (primas), conciben a sus respectivos hijos, en condiciones fuera de lo común.
Resumiendo: el nombre de Juan «La Gracia o Don de Dios «, La Puerta del Cielo, que simboliza al Solsticio de verano, asociado con influencias estelares que rigen los ciclo agrícolas de la Madre Tierra, en donde todo está dispuesto para DAR A LUZ, es una invitación que propicia, durante el Solsticio de verano a cruzar el umbral, traspasar la puerta, el zaguán de nuestro propio ser y descubrir el maravillo universo que somos cada uno de nosotros, en conexión infinita con todos los seres del cosmos.
No perdamos de vista que el origen de estos conceptos está basado en los fenómenos celestes, en la influencia Solsticial. Todas las culturas de la tierra desde un remoto pasado, han dado importancia al tema.
Con Amor Inphnito: Lolita Vargas Martínez – Malinalticitl
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Bien interesante, gracias!