12 síntomas que te ayudarán a distinguir entre ansiedad y depresión
Ansiedad y depresión son estados emocionales frecuentes en los seres humanos y también en los animales. Y aunque tienen mucho en común y una persona puede experimentar ambos al mismo tiempo, no son sinónimos.
No obstante la presencia de uno de ellos puede conducir al otro fácilmente, por ejemplo las personas muy ansiosas tienden a enfermarse con más facilidad, y al estar enfermas lógicamente se deprimen.
Y a la vez, es posible que al estar deprimidos no podamos pensar con claridad, dando paso a la angustia y a temores infundados. Por ello muchos expertos definen un trastorno mixto que combina ansiedad y depresión: el trastorno ansioso-depresivo.
Si quieres aprender más sobre estas emociones y manejarlas correctamente para sentirte más a gusto con tu vida, es importante que conozcas bien sus síntomas. Si te identificas con más de la mitad y los percibes desde hace tiempo, es posible que debas tomar cartas en el asunto y poner un alto. Más adelante te contamos acerca de las alternativas.
Mientras tanto, con esta lista, podrás diferenciar correctamente la ansiedad de la depresión:
12 síntomas de la ansiedad
- Sientes angustia persistente, casi siempre debida a hechos futuros.
- Evitas salir de tu casa por miedo.
- Experimentas continuamente temor y pánico sin explicación.
- Estás en estado de alerta continuado, que a la larga te ocasiona fatiga.
- Te provoca escapar de todo.
- Frecuentemente estás irritable o nervioso.
- Se te olvidan las cosas y tienes problemas para enfocarte en algo concreto o tomar decisiones.
- Te cuesta dormir o duermes muy poco.
- Sigues teniendo interés en tus pasatiempos, pero la ansiedad no te deja disfrutarlos a fondo.
- Sientes más hambre que de costumbre (o menos, en algunos casos).
- Tienes dolores de cabeza, musculares, alergias, mareos o problemas digestivos con más frecuencia de lo normal.
- Te parece que están a punto de ocurrir cosas terribles.
12 síntomas de la depresión
- Sientes una tristeza continua, casi siempre debida a sucesos del pasado.
- Estás cansado o con poca energía.
- Existe una sensación de vacío, nulidad, pesimismo o todo eso junto.
- No sales de tu casa porque estás cansado o simplemente no te interesa.
- Te sientes culpable, impotente o con baja autoestima
- Tienes problemas de memoria y concentración, o dificultades para tomar decisiones.
- Duermes mucho o muy poco.
- Sientes que tu apetito disminuye.
- A veces te invaden pensamientos de muerte y catástrofes.
- Experimentas dolores de cabeza, cuello, musculares o problemas digestivos con más frecuencia que de costumbre.
- Perdiste el interés aún por las cosas que solían entusiasmarte antes.
- Muchas veces lloras sin motivo aparente.
Diferencias y similitudes
Fíjate que en nuestra lista de síntomas hemos resaltado el hecho de que una persona ansiosa está preocupada por hechos que todavía no suceden, mientras que una persona que se deprime lo hace por acontecimientos pasados.
De allí que uno de las mejores estrategias para lograr el balance es vivir siempre en el presente. Pero a veces sentimos que esto es imposible, que no podemos dejar de preocuparnos.
Si aún tienes dudas, obsérvate cuidadosamente: las personas muy activas e inquietas puede que reflejen ansiedad, pero aún disfrutan de sus actividades predilectas, aunque la angustia no les permite ser completamente felices. En cambio las personas depresivas por lo general no están a gusto con la vida y tienden a ser mucho menos activas.
Y ahora fíjate en las similitudes: tanto las personas ansiosas como las deprimidas salen poco de casa, las primeras por temor y las segundas por desgano o falta de energía. Su vida social se ve afectada, así cómo la salud, porque aparecen dolores inexplicables, molestias digestivas y problemas de sueño.
Sin embargo recuerda que es natural en todas las personas sentirse deprimidos o ansiosos en algunos momentos de la vida. Hay motivos de sobra: problemas económicos, rupturas, pérdidas, presión en los estudios, en el hogar, en el trabajo…
El problema es cuando la depresión y/o la ansiedad se instalan en nuestro ser por largo tiempo y sentimos que hemos perdido el control de nuestras vidas. Pero hasta esas emociones que calificamos como negativas tienen un lado bueno.
La ansiedad y la depresión tienen un propósito
Lo primero es tener presente que ellas cumplen un rol importante en la vida de las personas. La ansiedad es un mecanismo activador que muchas veces puede salvarnos la vida, porque la preocupación nos hace buscar estrategias para evitar los peligros.
Y por otra parte la depresión y la tristeza son normales ante las pérdidas y nos ayudan a manejar el dolor de una muerte o una separación de un ser querido. Con el tiempo, la serenidad regresa y las personas recobran su equilibrio, si todo va bien.
La cuestión que a larga afecta muchísimo a las personas es el tiempo que pasan en esos estados extremos, por así decirlo. Por otra parte, una persona ansiosa gasta energía continuamente, que a la larga le pasará factura y por la otra, la salud de las personas deprimidas inevitablemente se resiente, volviéndose más propensas a contraer toda clase de afecciones.
Y la situación empeora si la persona experimenta ambos estados simultáneamente. Los estudios indican que aproximadamente un 50 % de las personas deprimidas también sufren episodios de ansiedad y viceversa.
Cuando sientes que tu calidad de vida se ve afectada negativamente o no puedes controlar la manera en que te sientes, es la hora de tomar cartas en el asunto.
Estrategias para superarlos
Es importante que si la ansiedad y/o la depresión están afectando muy negativamente tu vida, busques toda la ayuda posible para superarlas. Muchas veces hay involucrados factores orgánicos, como desequilibrios hormonales y déficit de neurotransmisores y tu médico de confianza puede ayudarte si ese es tu caso.
Debes saber que el estado emocional de una persona depende en gran medida por la química del cerebro y del cuerpo. El balance hormonal es necesario para que nos sintamos bien. Por otro lado, también es preciso que los impulsos nerviosos viajen correctamente por nuestro sistema y en esto intervienen en gran medida sustancias químicas muy especializadas.
Un primer paso para lograr el balance es asegurarte una nutrición adecuada que le dé a tu organismo todo lo que necesita para funcionar correctamente: proteínas, carbohidratos y grasas en la proporción adecuada, y la dosis correcta de vitaminas y minerales para que tus células funcionen de maravilla.
Después de eso, si un examen general señala que tu sistema hormonal trabaja correctamente, y aún así la ansiedad y la depresión se han adueñado de tu vida, tú las puedes superar con tratamientos. La terapia cubre dos aspectos, el orgánico y el emocional, por eso los tratamientos pueden ser:
- A base de fármacos.
- Mediante terapia con la ayuda de un profesional.
En realidad ambos tratamientos requieren la supervisión continua del profesional. Los fármacos te ayudan a equilibrar esas sustancias químicas de las que te hablamos antes: los neurotransmisores. El médico establece la dosis de acuerdo al caso.
Y por su parte la terapia te permite aprender nuevas conductas y estrategias con las cuales hacerle frente a los problemas de la vida. La combinación de ambas da resultados excelentes en casi la totalidad de los casos.
Alternativas naturales
Las alternativas naturales son un recurso excelente de autoayuda para muchas personas, sobre todo en casos leves a moderados de ansiedad y depresión. Prueba con estas estrategias:
Luminoterapia
Se sabe que la falta de luz solar causa tristeza y depresión en muchas personas. Se llama depresión estacional y es frecuente en las temporadas frías de otoño e invierno. Observa si es tu caso. El remedio consiste, a falta de luz natural, en las llamadas cajas de luz de terapia luminosa o cajas de fototerapia.
Se trata de dispositivos que imitan la luz natural, pero asegúrate de usar uno que sea apropiado para la depresión estacional, porque la terapia de luz se aplica para otras afecciones. También es conveniente que consultes con tu médico antes de utilizarlas, porque podrían tener algunas contraindicaciones.
Dieta saludable
¿Sientes un ansia irresistible por dulces y golosinas? Es posible que los helados y los postres le den un alivio temporal para tu ansiedad o tu depresión, pero el exceso puede acarrear otros problemas de salud.
Por eso dale prioridad a los alimentos que ayuden a tu cuerpo a sintetizar más de esos neurotransmisores, bien sea directamente o porque contienen sustancias precursoras. Usualmente son los alimentos proteicos: lácteos, carnes blancas, huevos, así como los vegetales verdes, ricos en vitaminas y minerales, y los frutos secos.
Consulta con un buen guía nutricional para que te oriente según tus gustos y necesidades. Evita las dietas extremas, porque los carbohidratos son necesarios para darte energía y las grasas, en su justa medida, se precisan para fortalecer las neuronas.
Incluye en tu dieta:
- Alimentos con triptófano, un aminoácido que ayuda a producir serotonina, un neurotransmisor indispensable para el equilibrio emocional. Lo encuentras en lácteos, bananas, frutos secos y pollo.
- Todos las vitaminas del grupo B, que por fortuna abundan en todos los alimentos vegetales, salvo la vitamina B12, que se encuentra en los alimentos de origen animal.
- Agrega grasas saludables: aceite de oliva y omega 3 (pescados azules)
- Los minerales buenos para la función cerebral son: magnesio, calcio, zinc y selenio.
- Antioxidantes: vitaminas A, C y E, selenio, resveratrol, antocianinas (pigmentos de las bayas como arándanos, moras y grosellas), compuestos a base de azufre en el ajo y la cebolla.
Infusiones herbales
Las personas muy ansiosas pueden encontrar tranquilidad y equilibrio en infusiones naturales a base de:
- Tilo
- Valeriana
- Manzanilla
- Toronjil
Y por su parte quienes están afectados de depresión, obtendrán buenos resultados con infusiones que les brinden energía:
- Ginseng
- Té verde
- Ginkgo biloba
- Raíz de Ashwagandha
- Hierba de san Juan
Una precaución especial es necesaria con esta última. La hierba de san Juan es muy efectiva en casos de depresión moderada a leve, pero tiene interacción con algunos medicamentos recetados para afecciones frecuentes.
Esto incluye antidepresivos sintéticos, medicación para la ansiedad (alprazolam), inmunosupresores, estatinas (para reducir el colesterol alto), anticonceptivos, digoxina (para la arritmia), antialérgicos, warfarina, omeprazol, anticonvulsivos, antivirales y medicamentos para la migraña.
Si tomas alguno de estos fármacos, es conveniente que te asesores con tu médico o farmaceuta antes de consumir hierba de San Juan, y también si estás bajo tratamiento con otras medicinas aparte de las mencionadas aquí.
Terapias alternativas
Yoga, acupuntura, aromaterapia, técnicas de respiración, flores de Bach, musicoterapia, magnetoterapia, meditación, el contacto con la naturaleza… Hay un sinfín de opciones que puedes ir poniendo en práctica para ver si los resultados son los que tú necesitas.
Actividad física
Haz ejercicio. Con ello mejorarás tu figura y tu autoestima se elevará. Además tu salud se beneficia enormemente, sobre todo si se ha deteriorado por la ansiedad, el estrés o la depresión.
Sal a caminar al aire libre en la medida de lo posible, baila o haz natación. Estos son ejercicios muy beneficiosos para el sistema cardiovascular, pero asegúrate de hacerlo al menos tres veces por semana, la constancia es muy importante para ver resultados.
O si lo prefieres y estás en condiciones, practica tu deporte favorito, igualmente al menos tres veces por semana.
Autora:
Fanny Zapata, Redactora y Traductora en la Gran Familia de hermandadblanca.org
Referencias
- Morris, L. Mareos por Ansiedad. Folleto de la Asociación Americana de Neurología.
- National Institute of Mental Health NIMH. Depresión: lo que toda mujer debe saber. Recuperado de: nimh.nih.gov.
- Pérez, R. Crisis de ansiedad: tratamiento y alternativas eficaces. Recuperado de: nutricioni.com