Almas Gemelas: Un Ensayo sobre el Amor

Amados hermanos,

después de mucho tiempo regreso para compartirles un ensayo que escribí el 7 de mayo de 2004, en el entrañable Foro de Almas Gemelas del Portal Dimensional, una web que por años se dedicó a ser un espacio de reunión de seres espirituales. Fui moderadora de ese foro y del Taller de Sueños por mucho tiempo; conocí gente maravillosa y entablé amistad y hermandad gracias a ese tópico tan amado, el de las Almas Gemelas. Por eso, en honor a ellos y al momento tan vital que estamos viviendo, quiero rescatar del pasado un mensaje que siento es necesario para lo que muchos de ustedes están viviendo, el momento de reunirse con su Otra Mitad u OM, como tan lúdicamente le llamábamos a la anhelada Otra Mitad. Espero que difsruten este viaje amoroso y si sienten su llamado, síganlo para que también puedan reunirse con su anhelada Alma Gemela.

La Creación Divina es un acto de AMOR, del más puro amor por todo ser creado. Es así como nuestro Padre-Madre Creador nos ha dado vida para llenarnos de su amor y nos ha dejado libres para mostrarnos que, no importa lo que hagamos, siempre nos amará y nunca nos va a abandonar. Así, nosotros, esos seres que a veces nos sentimos tan indefensos y sufrientes, llegamos a ese momento de epifanía en nuestro camino interior, donde descubrimos que somos seres hechos de amor, más que de carne y hueso, más que de células y fluidos, somos energía pura en movimiento y esa energía tiene por lenguaje y por motor el AMOR. Como este amor es infinito, la energía también lo es y, por ende, los hijos del Padre-Madre Amor también lo somos.

Cada vez que quiero comprender, con mi mente de humana, cómo es Dios Universo, esa Fuente Primigenia, pienso en el Mar, que es infinito en su condición de mar, y que es mar gracias a la suma de sus innúmeras partículas de agua.

Entonces comprendo que esas particulillas de agua somos nosotros, los Hijos del Artista Primordial; que llevamos en nuestra aparente pequeñez ese mar profundo y eterno, que unido a cada uno de esos otros mares individuales y grupales formamos parte de ese Gran Mar, fértil, lleno de vida, infinito y, principalmente, amoroso.

Si este Mar es sólo Amor, cada una de sus partículas de agua es también una parte de ese amor. Pertenecemos al Dios Amor, pertenecemos a ese Mar de Amor. Fascinante y maravilloso, pertenecemos a esa fuerza divina y aún así cada particulilla de agua es única y cada una cumple una función determinada en ese amor, que ninguna otra partícula puede cumplir. Cada una tiene su misión, y así como tiene su misión, también tiene su libre albedrío; cada una haciéndose responsable por cómo forma esa inmensidad marina.

Ahora, ¿qué sucede cuando una de esas particulillas -por simple curiosidad o por más amor aún- decide multiplicarse en dos, siendo su parte femenina y masculina (su ying y yang) una misma unidad, pero en apariencia del uno surgen dos?

Cuando esa partícula del inmenso Mar-Amor decide, en armonía con el Infinito, comenzar una nueva experiencia de vida, partiéndose en dos moléculas de agua, que en sí forman una sola, cada parte asume una responsabilidad especial. Nuevamente el libre albedrío, que opera hasta en las vidas más mínimas, se transforma en una posibilidad más de descubrir y encantarse con el Amor. Hasta que llega el momento que, habiendo cumplido la misión que se propusieron en el momento de la “aparente” separación, vuelvan a formar esa particulilla inicial tan amorosa que nunca ha dejado de formar parte de esa vida sinfín llamada Mar Amor.

De esta forma, comprendemos que cada “partícula”, es decir, cada Realización del Amor, que somos nosotros mismos, lleva al máximo todas las expresiones de ese Amor y sin dejar de cumplir con su libre albedrío y su misión (aunque a veces nos parezca que estamos alejados de nuestro camino), no deja de ser cierto que todo lo que nosotros elegimos en esta vida, y en las tantas otras, ha tenido un fuerte propósito, sea bueno o malo en “apariencia”, todo ha contribuido para alcanzar el máximo de esplendor en ese mar infinito. Hoy somos y nos sentimos viviendo en un esplendor, a pesar de lo que pase afuera, en la calle, en la ciudad, en el país…en nuestro interior somos un vivo esplendor del Amor.

Ahora bien, cuando reflexionamos en la Bondad Divina, sabemos que nuestro corazón proviene de ella y que por eso amamos, es lo que hacemos más fácilmente, aunque no estemos conscientes de ello. Amar es más natural que respirar.

Cada uno de nosotros es una Chispa Divina, que ha salido de esa llama eterna de Amor. Cada chispa es un alma y cada alma es un equilibrio perenne, es un ying-yang, es un positivo y un negativo, es una manifestación femenina y masculina al mismo tiempo. Cada chispa tiene su libre albedrío y bien puede decidir en un momento dado, cuando sabe que está ad portas de vivir en la 3ª dimensión, manifestar sus elementos internos (femenino y masculino) por separado en el devenir de sus vidas, en esta encantadora dimensión, así va nutriéndose de las experiencias y del aprendizaje de sus elementos primordiales hasta que llega un momento en que ambos elementos cumplen o terminan ese ciclo: es el momento de volver a unirse, en el plano de la 3ª dimensión, para mostrarse a sí mismos que ya están listos para iniciar un nuevo ciclo, en la dimensión siguiente o donde sea necesario. Es lo que Platón entendía por Almas Gemelas, San Francisco (maestro Khutumi) y Santa Clara, Isis y Osiris, Vesperina y Numú, Radha y Krishan lo mismo… y muchos de los que estamos aquí, ya reunidos a nuestro amoroso gemelo y muchos más que están prontos para reunirse con el alma que les pertenece.

También hay otros espíritus hermanos, que están en esta dimensión, y que nunca separaron sus elementos primordiales y están en un gozo eterno, porque saben que están completos y que su ying y yang está en equilibrio. Si este es el caso de los hermanos que sienten que las Almas Gemelas somos todos, es porque para ellos es así, se identifican con todo el mundo, porque ninguna de sus partes ha salido de esa célula inicial y viven en la más completa felicidad (si este es el caso de todos los que creen que las Almas Gemelas son grupales, entonces mis más amorosos parabienes por la dicha en que viven, porque para ellos el dolor ha sido superado).

Pero para quienes sí sienten que hay algo que les falta, la mitad de su corazón, es porque es así. Nadie les puede decir lo contrario, porque cada experiencia es única y sagrada y sólo ustedes saben cuando van a estar listos para unirse a su OM.

Creer o no creer, negar o no negar, unidos o separados son polaridades pertenecientes a Dios, binomios opuestos, caras de una misma moneda y todo es real. El Dios Amor nos muestra con estas metáforas que sus caminos son infinitos, increíblemente sorprendentes y maravillosamente amorosos. Él es una Aporía, “es la armonía de los contrarios”, lo que nos prueba que Dios es Todo, como dice el Kybalión y el Todo es AMOR… y todos nosotros somos una manifestación y un canal de ese Amor.

De corazón, espero que este mensaje dirigido a las mágicas Almas Gemelas albergue con mayor amor y fe esa certeza del reencuentro para que cada particulilla de ese mar pueda vivir feliz en la difícil pero encantadora 3ª dimensión. De eso se trata nuestra misión en este maravilloso planeta Tierra, de vivir acordes con la armonía de la naturaleza y acordes con todos nuestros hermanos, incluso cuando los acordes parezcan disonantes.

Bendiciones amorosas y de mucha felicidad para los que nunca separaron su ying y yang y bendiciones aún más amorosas para los que, comprendiendo las dificultades de la 3ª dimensión, han separado sus elementos femeninos y masculinos para dar más amor. Mis votos de felicidad para los que ya están a punto de reunir sus entrañables mitades.

Escrito por Tornasol