Amor Incondicional y tradición judeocristiana
El presente artículo consistirá sobre el amor incondicional en la tradición judeocristiana, tema que no es muy hablado y enseñado en dicha tradición, por lo que me parece esencial empezar a ahondar en aquellas enseñanzas que muchos de nosotros hemos mamados de chicos y nunca jamás hemos profundizado o nos hemos preguntado sobre el mismo. Es por eso que traigo una magistral conferencia de Roberto Pérez, bachiller en teología, quien se ha dedicado a estudiar estos temas, poseyendo un conocimiento que transmite con mucha sabiduría y sencillez.
Cabe aclarar que este tema y el mensaje que contiene esta dedicado no solo a las personas que profesan o han profesado la religión judeocristiana, sino para todas.
Las bienaventuranzas por Roberto Pérez comentarios por Gisela S.
¿Cual es la esencia, de toda la revelación Cristiana ?
En el discurso apostólico, que da Jesús del capítulo 5 a 7 de San Mateo que se llama El Sermón de la Montaña, en ese sermón parece que está concentrado por Mateo toda la clave de la enseñanza cristiana, todo está ahí. Entonces uno lee esos dos capítulos y esta como enseñando la novedad que Cristo trae. Ahora voy a explicar porque tiene que ver con el monte o montaña.
De modo que, en lo que esta en el capítulo 5 a 7 uno puede decir ahí esta la enseñanza clave del evangelio, y de todo lo que esta ahí la clave de esos dos capítulos, esta en las bienaventuranzas. Así que espero lo disfruten y lo hagamos expansivo. Ojala lo aprendan muchas personas y que emepecemos a entender más a fondo nuestra tradición.
Vamos a comenzar, pensando de esta manera: para entender bien el lugar que ocupan las bienaventuranzas tenemos que remontarnos a entender lo siguiente.
Vamos a partir de la idea de que en el Génesis, en el primer capítulo del Génesis, donde se hace el relato de la Creación, lo interesante de ese relato es que cuando uno lo lee detenidamente… lo que ocurre es que se repite siempre una frase que dice asi “y dijo Dios» y cada día de la creación aparece «y dijo Dios». Lo interesante que diez veces aparece la frase “Y dijo Dios”. No es casual que aparezca diez veces la frase “y dijo Dios”. Esas diez veces hacen alusión a que en la mística cristiana el Creador, con las diez veces que dijo eso, creo lo que se llama el Orden Natural.
En nuestra tradición entonces, la idea es que en el decir de Dios, en la palabra creadora, se crea todo el orden que va a ser después a donde va a vivir el ser humano. Es como que le creó la casa. Dios crea el orden natural que va a ser el hábitat del ser humano y por eso lo interesante es entender de que al crearle el Orden Natural, ese orden es el que le va a permitir al hombre ser feliz.
Cuidando a ese Orden, se cuida a sí mismo. Dañando ese Orden, se daña a si mismo. Y esto que digo esta en la base de las grandes culturas, sobre todo las originarias del planeta.
El hombre no es el dueño de ese Orden simplemente es aquel que tiene la responsabilidad de cuidarlo para su propio bien. Además de la responsabilidad de hacerlo para todas las criaturas. Esta es la misitica de la tradición judeocristiana.
Un Dios de amor que crea un hábitat para que el ser humano sea feliz y ese habitat es lo que llamamos Orden Natural.
Pero después tiene otro momento de la revelación judeocristiana en donde el ser humano se conveirte en un pueblo y de lo que esta hablando es de la condición humana y la condición humana teniendo ese orden no lo cuida y empieza a crear el daño con su libertad, de ese orden. Entonces en la historia de la revelación judeocristiana, se dice que Dios interviene en esa historia para ayudar a que el ser humano retome el camino que estaba perdiéndose.
Entonces en el éxodo, en el Monte Sinaí, en ese momento es donde otra vez a Moisés, Dios le va a hablar diez veces, y esas diez veces, van a ser el Orden Moral. En donde, a través de esas diez veces que habla, le da los mandamientos, y estos son simplemente acciones que el ser humano tiene que tener para evitar alejarse de la felicidad.
Y de hecho son mandamientos muy básicos, no hagas esto, no hagas esto, no hagas esto otro. Es como una manera de ayudar a que el ser humano entienda el camino hacia la felicidad y no caiga en la destrucción propia o de los otros. Y estos diez mandamientos son como un orden, un andarivel moral para que el ser humano sea feliz.
¿Qué es lo que cuenta la tradición que después de ese momento el ser humano lamentablemente se queda en la forma y pierde el espíritu?
Se queda en el cumplimiento y se olvida del compromiso.
Recordemos que el cumplimiento siempre es cumplo y miento, es el quedarme en el cumplimiento de la norma y olvidar el compromiso con los valores fundamentales.
Entonces en esa tradición ¿Qué ocurre?
Recurrentemente aparecen hombres que son los profetas que vienen a recordarle a ese pueblo que lamentablemente no se quede en el cumplimiento estricto sino que viva desde el espiritu.
Entonces aparecen los profetas anunciando al necesidad de que el ser humano salga de este cumplimiento formal. Y uno de los profetas más importantes de esa tradición va a ser Ezequiel.
El texto que voy a leerles ahora se lee siempre en la vigilia pascual de la tradición cristiana.
Entonces dice así, en el texto del capítulo 35 de Ezequiel, se titula un Corazón Nuevo, “Entonces dice Dios, les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo, quitaré el corazón de carne y pondré dentro de ustedes mi espíritu, y haré que caminen según mis mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica, los liberaré de todas sus impurezas».
Este episodio tan simple esta diciendo que: «les di el orden natural y lo destruyen, les doy el orden moral y no lo cumplen, bueno llego la hora de que con los profetas y tantos anuncios puedan cambiar. Voy a hacer algo para cambiar el corazón de ustedes».
Entonces la llegada de Jesús en el evangelio de San Mateo aparece de nuevo, el momento en donde aparece Jesus enseñando ese nuevo camino. Ese nuevo camino hacia la felicidad del ser humano. En ese nuevo camino, dice el texto de las bienaventuranzas, así: “viendo a la muchedumbre subió al monte, se sentó y sus discípulos se acercaron. Y tomando la palabra les enseñaba diciendo…”.
Jesús sube a un lugar y va a enseñar lo más importante, y no hace una arenga simplemente se sienta y les empieza a hablar. Y en la ladera, ya que no es un monte, es apenas una ladera, se sienta y les habla para tratar de enseñarles toda esa sabiduría. El hecho de que era una ladera permitía que su voz llegara a muchas personas. En ese momento es el Maestro que habla y desde el lugar de la maestría comienza diciendo lo mas importante.
Comienza marcando, ¡Atencion ahora!…
En ese momento es el Maestro que habla y desde el lugar de la maestría comienza diciendo lo más importante.
Comienza marcando, ¡Atención ahora! Nueve bienaventuranzas.
Jesús no viene a enseñar otro dogma, no viene a enseñar nuevos mandamientos, viene a enseñar algo muy distinto. Y empieza hablando de una manera enigmática, bienaventurados estos, bienaventurados aquellos.
Y lo interesante es que las bienaventuranzas son nueve. Y uno diría se equivoco, si el orden natural son diez, si el orden moral tiene que ver con el diez, obviamente este nuevo orden, que será el orden espiritual, el orden espiritual que será la novedad de la tradición del evangelio, debería estar basado en el número diez. Pero N0.
La cuestión es la siguiente: Primero Jesús no viene a dar normas, no viene a dar normas o mandamientos, no viene a decir lo que tenemos que hacer. No!
Lo que llamamos bienaventuranzas no son acciones, son actitudes. Y dice: «aquel que tenga estas actitudes, será feliz».
La palabra bienaventuranzas esta asociado a felicidad. Entonces aquellos que vivan esas actitudes, serán felices, ¿me entienden?.
Entonces ¿Cuales son esas actitudes que conducen a ese camino de felicidad?. ¿Cuales son esas actitudes?
Entonces el hecho de que sean nueve, ya nos dejan un sentido extraño. Y la palabra bienaventuranza que no es una palabra afín a nuestro lenguaje cotidiano. ¿Que significa?
Bueno vamos a tratar de entender el secreto que aquí esta escondido.
Cuando los votes salían a navegar en el mar de Galilea, iban a pescar. Cuando salían a pescar la gente los saludaba diciéndoles algo. En eso que les decían a los pescadores que salían a pescar, en ese momento le decían algo para que les vaya bien y retornen de nuevo a su familia. ¿Qué les decían?
Obviamente si uno recorre, como tuve la gracia de Dios de estar en el mar de Galilea, aparentemente es un lago tranquilo, pero en determinadas horas, los vientos comienzan a entrar por unas zonas de las montañas y se puede poner peligroso. De hecho, en una de las escenas cuando estaban en la barca casi se hunden, por el tiempo. No era una cosa totalmente tranquila.
Conclusión en esa situación ante el peligro que pase algo, cuando se despedían le deian esto: «Que tengan buena ventura». Y la palabra buena ventura tiene que ver con tener buenos vientos y que retornen. En vez de decirles que les vaya bien, les decían que tengan buenos vientos, que tengan vientos favorables para que puedan retornar bien, sanos.
La palabra bienaventuranza tiene que ver con eso justamente, con que tengan un viento que los ayude a que retornar bien.
Bajo esa idea entonces encontramos el secreto. Cuando uno lee en el Génesis la creación, dice que “Dios estaba en la oscuridad y en el avismo, y sobre las aguas Dios sopló sobre las aguas y el espíritu de Dios transformó las aguas en luz. Y dijo Dios: hagase la luz».
Es el espíritu que aleteaba sobre las aguas, tiene que ver con el viento de Dios. Cuando crea a Adán y Eva dice que Dios soplo sobre las narices de ese muñeco de barro y creó al hombre. La idea del aliento de Dios, del viento de Dios, que en hebreo se dice “Rua”, tiene que ver con la idea del prana de oriente. Cuando sobla Dios, el aliento de Dios, el viento de Dios es su espíritu. Que tenga buena ventura, es que el espíritu también los cuide.
Entonces ahora viene el secreto. En el pasaje que leí de Ezequiel dice que Dios pondrá su espíritu en nuestro corazón. El gran secreto es este: en Pentecostés, que es cincuenta días después de la pascua y nueve días después de la ascensión, en ese momento donde estaban los apóstoles con Maria en oración, dice la tradición en los hechos de los apóstoles, que entonces en forma de lenguas de fuego descendió el espíritu sobre ellos y de ahí salieron a misionar y a extender el evangelio.
La idea es que hubo un momento entonces, en donde deciende el espíritu sobre ellos. Quiere decir que lo que llamamos el Espíritu Santo llega a cada uno de ellos. Dice el evangelio que salieron de estar escondidos y cuidándose con miedo, salieron cada uno de ellos a enseñar lo que tenían que enseñar.
De hecho, en el momento de la crucifixión, estaban escondidos y solamente Juan a los pies de la cruz, estaba con las mujeres rezando allí. El resto se había como dispersado por miedo. Pedro lo niega, Judas se suicida o lo que suele pasar con lo que se dice en el pasaje bíblico. Quiere decir que en ese emomento bajo ese ambiente de miedo sucede este episodio de la llegada del Espíritu Santo.
Y ahí esta el secreto: ¿será que son nueve bienaventuranzas porque estas nueves actitudes no se pueden vivir si uno no esta unido a esa energía divina?
Ese orden espiritual que es la novedad que trae Jesús es: «vivan en el espíritu y unidos a el van a poder vivir estas nueves bienaventuranzas, sin ese espíritu eso no se vive».
Y ahora voy a tocar un tema importante, ¿será entonces que para vivir el amor incondicional, será que tengo que estar unido a la fuente del amor?
Entonces cuando uno habla de vivir en el amor, que es solamente una actitud puramente humana.
¿Que enseña la tradición cristiana?
Que para vivir plenamente en ese amor incondicional necesitamos esa energía, la fuerza, la presencia de ese Espíritu en nosotros.
Por eso esto es un orden espiritual. Y de hecho, es interesante que sean nueve bienaventuranzas porque les esta faltando algo, y pasa lo mismo al revés. Cuando en la carta a los Galtas, en el capítulo cinco de la Carta a los Galatas, ocurre un episodio, ahí San Pablo le enseña a los Gálatas, cual es el fruto del Espíritu Santo. O sea cuales son las actitudes consecuentes de una persona espiritual, o de una persona que se dice que vive en el espíritu.
Entones atención, nombra nueve frutos de la persona espiritual. O sea no dice diez, otra vez. Porque justamente, para vivir estas actitudes como consecuencia de ser espiritual tengo que estar unido al espíritu.
Con lo cual, esto queda bien claro que lo que voy a hablar ahora se tiene que centrar en esto que acabo de decirles, esas nueves actitudes de las bienaventuranzas que tienen un orden preciso solo pueden ser vividas plenamente si estamos unidos a esa fuente, y por eso el profeta Ezequiel dice: «pondré en ustedes, le sacaré el corazón de piedra, les daré un corazón nuevo y mi espíritu habitará en ustedes», este es el mensaje.
Entendiendo esto, ahora si podemos entrar a fondo a entender las bienaventuranzas. Entender cuáles son esas actitudes y que criterios tiene Jesús para darlas.
Pero atención ahora no basta el invocar a ese espíritua en mi, yo tengo también con mi voluntad comprometerme haciendo determinadas cosas. Esas cuatro condiciones que voy a decir, son cuatro condiciones que también dependen de mi, no es que mágicamente me viene el amor incondicional y se acabo. No.
Me encanta la frase de San Agustín que dice:
“Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti”.
Es tan simple. Como diciendo yo puedo acompañarte y ayudarte pero depende de ti que pongas tu parte.
Teniendo esto claro, veamos cuales son esas cuatro condiciones que obviamente son condiciones para vivir el amor incondicional, para vivir esta misericordia que enseña la tradición cristiana.
Vamos a empezar una por una y van a darse cuenta de lo siguiente, el sentido literal de la tradición hebrea a los iodos de hoy no nos dicen demasiado, más aún nos pueden confundir. Más aún las catequistas que a veces deberían hablar mucho de esto, no lo hacen porque les esta faltando un fundamento antropológico, para poder hablar de esto. Entonces es fácil enseñar los mandamientos, que eso todo el mundo lo entiende. Pero esto como es un poco más complicado lo dejamos para mas adelante. Vamos a entender que le estamos hablando a todo ser humano del planeta.
Me encanta porque en oriente se habla del Dharma colectivo, el dharma es el propósito al cual y por el cual vivimos. Y no es el dharma personal, que sería la misión propia, el dharma colectivo seria lo que vinimos a aprender a esta vida, lo que vinimos a alcanzar a esta vida. Y el dharma colectivo de la humanidad es Amor, es amar. En este planeta la materia que hay que cursar es aprender a amar. Punto a parte.
Y a veces nos pasan años y años para ser algún cambio de algo, en nuestra calidad del amor que tenemos con los demás seres. Y pasamos muchas pruebas y como dice oriente: «los que nos caemos siete tenemos que levantaras ocho veces». Si te caes siete veces, levántate ocho.
Como diciendo el camino hacia eso, no es no caerse nunca, sino levantarse siempre.
En el camino de la escuela del amor que es el dharma colectivo de la humanidad el secreto es entender entonces que hay condiciones que tenemos que vivir. Y repito, literalmente no se entiende bien, si no está ésta sencilla explicación.
Empezamos con la primera: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Si yo les digo a alguien sos pobre de espíritu yo creo que me pega, no lo sienten como un eleogio sino como una actitud de desprecio. Sos un pobre de espíritu. No suena nada al día de hoy esa frase, como algo, como un mérito, como algo verdaderamente que tenga valor.
¿Que significa probres de espíritu?
Más aún en algún momento, en una catequesis equivocada decía, bienaventurados los pobres. ¡Sonamos!, porque si yo saco «de espíritu» le doy una connotación sociológica, porque entonces los buenos son los ricos entonces y los malos son los pobres, ¿me entienden? Y podemos entrar en deformaciones que no están en el espíritu del evangelio pero podemos caer fácilmente eh.
Acá hablamos de pobreza de espíritu, y la persona que es pobre de espíritu, pero ¿que significa en la lengua hebrea esa idea?.
Otra vez oriente me ayuda, si la palabra misericordia, la asociaba a la palabra compasión, existe en oriente una palabra exacta que sea similar a pobre de espíritu que nosotros la podamos entender bien. Claro, de hecho la hemos leído en muchos libros de autoayuda y de camino interior. La palabra pobre espíritu es sinónimo de desapego. Bienaventurados las personas que viven desapegadamente, bienaventuradas las personas que están desapegados.
¿Que significa desapego?
Desapego significa no tener dependencia, ojo. No es indiferencia. El desapego no es que me da lo mismo. No, no, no, el desapego es que no vivo dependiente de. Eso significa, que todo es un medio para un fin. Bienaventurados las personas que están desapegados, no son bienaventurados la personas que no tienen. Bienaventurados los que teniendo, no se apegan al tener. No es lo que nos quieren a los otros, no, no, no. Bienaventurados los que queriendo a los demás no dependen de los otros, en el afecto.
Bienaventurados lo que aman todo, aman la vida, aman las cosas, aman todo pero no dependen ni del poder ni del placer, ni del tener, ni del querer. Os ea de lo que se trata es de entender que todo eso es un medio, para un fin mayor. El fin es lo que se llama el reino de los cielos. Es decir, bienaventurados los que no dependen de nada material, porque ellos viven en un reino celestial, porque de alguna manera su centro, esta puesto más allá. Bienaventurados aquellos que no se quedan apegados a lo accidental porque tienen su centro en lo esencial. Y lo esencial, es el amor.
Entonces bienaventurados aquellos que teniendo, queriendo, sabiendo muchas cosas, eso mucho no los atrapa, son libres. Y de hecho, el desapego es la condición del amor incondicional, no puedo amar incondicionalmente, si tengo dependencia del otro. Ejemplo: si yo dependo del otro, no le voy a decir lo que realmente pienso o siento, a ver si se va, si me deja, si me quedo solo, sola.
Entonces voy a tratar de quedar bien con el otro, o estar bien con el otro, para no estar sufriendo algo. Entonces prefiero callarme, no ser yo. Acostumbrarme amoldarme, intentando por todos esos caminos evitar sufrir. No. Bienaventurado aquel que esta desapegado de todo y puedo decirle al otro todo lo que tengo que decirle, por supuesto de manera adecuada, lo que siento y pienso abiertamente y al hacerlo, lo que el otro haga o deje de hacer es un porbema del otro.
Por eso el desapego es fundamental para el amor. Cuando estoy apegado al otro, voy a tratar de que el otro, me siga queriendo, cuando estoy dependiendo del otro voy a necesitar siempre que el otro me acepte. Y cuando uno vive apegada y dependiente de los demás no puede amar incondicionalmente. Mi amor esta condicionado por mi necesidad, mi amor esta condicionado por mi falta de atención propia, entonces necesito la aceptación del otro. Mi amor esta condicioado a no quedarme solo, entonces en realidad mi amor no es incondicional. Es una amor que siempe intenta amoldarse o acomodarse para no sufrir.
Por eso el desapego es la clave del amor verdadero, del amor incondicional entonces no dependo de nada, ni de nadie.
Y puedo libremente decirle al otro, con la actitud adecuada obviamente, en la forma y el tiempo adecuado, lo que siento que tengo que decir o hacer.
Por eso la pobreza de espíritu tiene que ver con el desapego. Y entender entonces que mi centro, mi eje de mi vida, está en vivir en el amor. Está en vivir en esa actitud fundamental. Y no vivir alejándome del amor incondicional por todo lo que acabo de decir necesidades, miedos, y otros condicionamientos que pongo en la convivencia.
Esta va a ser entonces la primera condición en el amor incondicional.
Entendiendo esto entonces, ahora si podemos entrar a fondo a entender las bienaventuranzas. Entender cuáles son esas actitudes y que criterios tiene Jesús para darlas.
En el mundo antiguo, cuando se hace una enumeración de algo, hay que tener una clave, una clave de antropología básica. Cuando se va a enumerar algo, en esa enumeración obviamente hay que descubrir, en esa enumeración cual es la clave fundamental. De hecho entendiendo esto, van a entender como todo es más claro cuando lo vemos de esta manera.
En principio yo diría de una numeración, nosotros diríamos, que lo que más importa ¿donde estaría? Teóricamente ¿de una mirada simple nuestra? ¿Donde lo pondríamos?. Uno diría lo más importante tendría que estar en el comienzo. En otro sentido, si no esta en el comienzo ¿donde tendría que estar?, lo importante esta en el nueve en la última bienaventuranza.
Bueno atención, esto no solamente pertenece a la tradición cristiana sino que en todas las culturas antiguas, incluso los mayas, los que algunos ya estudiaron o estudian conmigo ya lo saben, el secreto está en el Centro. Lo que se quiere decir esta en el centro. O sea en la bienaventuranza número cinco. Lo que es importante resaltar esta siempre en la mitad.
De modo, que el corazón de las nueve bienaventuranzas o la actitud fundamental está en el centro.
Al punto tal que las cuatro primeras, son condiciones para vivir la quinta, la del centro. Y las cuatro siguientes, son consecuencias de vivir el quinto o centro. Entonces nos damos cuenta que hay cuatro actitudes que son, insisto condiciones para vivir el centro, cinco. Y estos van a ser cuatro actitudes que son consecuencias de vivir esta actitud. Cinco o centro y cuando vamos desenvolviendo esto, vamos a darnos cuenta otra vez que esto habla de la condición humana. Habla al ser humano. No a una persona perteneciente a una sola creencia, sino mucho más que eso.
¿Por que la quinta bienaventuranza dice así “bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”?
La palabra misericordia es un palabra que no esta tan presente en nuestro lenguaje, salvo por la devoción al Jesús misericordioso, que oh casualidad, con el termino del siglo XX y comienzos del XXI, se ha extendido mas y más. Oh casualidad que la imagen del Jesús misericordioso, casi pareciera más a alguien de oriente que a alguien de occidente porque es como si pareciera que tuviera su chakra del corazón abierto del cual sale luz. Cualquier oriental veria eso exactamente.
Entonces la idea del Jesús misericordioso, que tiene que ver con el chakra del corazón abierto, tiene que ver con la idea de la palabra misericordia.
¿Qué significa la palabra misericordia?
En latín misericordia es miser y cordis. Cordis es corazón y miser es miseria.
La misericordia es acompañar con mi corazón, la miseria del otro
La misericordia es amar al otro con sus miserias. No amar al otro a pesar de sus miserias. La misericordia realmente es sinónimo perfecto de amor incodicional. Sin ninguna condición, te amo. Amarte con tus miserias, y acompañarte en tus miserias.
Y esa palabra en oriente, es utilizada en toda la tradición de oriente, como compasión. Si uno toma toda la cultura oriental, sobre toda la cultura budista, van a encontrar que la palabra clave de toda la cultura de oriente es Compasión. Que en realidad la palabra compasión tiene que ver con acompañar la pasión del otro. Acompañar lo que el otro padece, lo que el otro sufre.
La palabra compasión significa estar al lado de la persona que necesita mi compañía. Acompañar lo que al otro le pasa. De hecho uno podría pensar que es una palabra distitna pero realmente aunque la etimología puede tener algún cambio de idea, en realidad ambas significan amor incondicional. Para el concepto oriental compasión, y para el concepto occidental de misericordia, esta es la palabra clave: amor incondicional.
«Bienaventurados los que vivan en el amor incondicional porque ellos tendrán el amor incondicional”.
Cuando digo amor incodicional, ustedes me podrían decir: «a ver si entiendo Roberto, ¿amar al otro con sus miserias significa que me tengo que aguantar las miserias del otro?»
Atención, las miserias del otro le hacen mal al otro, obviamente que si lo amo voy a intentar que el supere sus miserias, ¿ok?
Amar incondicionalmente no es aguantar todo del otro
No, no, no. Significa que amar, que es querer el bien, y el bien es siempre el desarrollo pleno de aquello que amo. Es decir yo te amo, y quiero tu desarrollo pleno, eso quiero para ti. Y te amo incondicionalmente, tengas una o muchas miserias, mi amor es incondicional.
Pero atención, porque te amo incondicionalmente voy a acompañarte para que superes esas miserias, no porque me molesten a mi, sino porque no te ayudan a llegar a tu plenitud. Entonces yo voy a estar firmemente para acompañarte a superar, a que superes tus miserias.
Cuidado que amor incodicional no es aguantar.
Lo que importa es que no quiero que cambies porque a mí me molesta tu actitud, no, no, no. Y te amo pero si cambiaras estas miserias te amaría mejor, no, no, no. Mi amor es incondicional pero si quiero que me entiendas que soy el primero en la lista de los que te va a marcar con amor tus miserias para que las cambies por tu propio bien. Esto es importante decirlo.
El amor incondicional ve las sombras del otro, no las tapa, las ve. Y ama al otro con sus miserias. Pero al amar al otro con sus miserias, voy a ser todo lo posible para que el otro pueda modificarlas por amor. No porque me molesten, ¿queda claro?
Amar asi uno diría: «bueno Roberto este amor incondicional es de los padres a los hijos y punto, porque de los hijos a los padres no es, y eso seguro y te diría de que entre esposo, hasta ahí, hasta ahí. Y con el resto de los mortales, ya no se, ya no se».
Con lo cual la palabra incondicional queda a veces cerrada en un amor muy particular de padres a hijos. Pero amar asi a todos los seres, amar asi a todas las personas, «ah no Roberto es imposible» me dirían.
¿Será que no podemos hacer esto de las bienaventuranzas si no estamos unidos al espíritu? ¿Será que si no esta la presencia del amor en mí, yo no puedo hacer esto?. ¿Será que tengo que tener esta consciencia clara para vivir en el amor?
Entendámoslo bien. Humanamente no puedo llegar a un amor incondicional con todos los seres. Pero dada nuestra condición y las limitaciones que tenemos, la presencia de esa energía de amor puro en nosotros es la que va a diminizar, potenciar esa alternativa.
Ese orden espirtiual que trae el evangelio tiene que ver con eso, con encontrarnos en nosotros, con esa presencia, con esa energía, para vivir esta calidad de amor. Pero atención ahora, no basta el invocar a ese espíritu en mi, yo tengo también con mi voluntad que comprometerme haciendo determinadas cosas. Esas cuatro condiciones que voy a decir, son cuatro condiciones que también dependen de mi.
REDACTORA: Gisela S., redactora de la gran familia de la Hermandad Blanca.
FUENTE: https://www.youtube.com/watch?v=Awy830mVgRQ&t=2377s&frags=pl%2Cwn
Magnifica explicación de los conceptos.