¿Arrepentimiento o culpa?..¿Qué es mejor?

En realidad muchas personas piensan que es lo mismo y afirman “ya no tengo culpa” o “ya me arrepentí”….pero no es lo mismo, de hecho existe una gran diferencia en su efecto, sobre todo a nivel interno,  en nuestras emociones y mente.

Pero entonces ¿Qué es la culpa?, es básicamente el sentimiento que adviene después de una acción de cuerpo, palabra o mente que de alguna manera nos hace sentir incómodos, frustrados y disminuidos en nuestra auto estima, en algunos momentos suele conducir al resentimiento o rencor pues no es un sentimiento que  libera  sino más bien es uno que de alguna manera nos etiqueta, juzga y limita nuestro actuar, sin duda alguna no es un sentimiento edificante.

En algunas culturas es común el sentirse culpable por cualquier tipo de acción, no significa que no seamos responsables de lo negativo y positivo que hacemos. Pero debemos tener en cuenta que una vez que hemos hecho algo dañino es difícil regresar en el tiempo para hacerlo de otra manera, y culparnos no ayuda  si congela la acción y no nos permite darle un enfoque o salida constructiva.

Contrario a la culpa está el arrepentimiento que tiene una connotación positiva y constructiva, pues implica el reconocimiento responsable de los hechos, la opción de enmendarlos en la medida de nuestras posibilidades y determinarnos a no repetir la acción. En algunos casos se afirma que te libera del efecto del karma o la causa y efecto, lo cual no es tan fácil,  ni cierto si recordamos que toda acción tiene un efecto, lo que sí es correcto es que contribuye a detener su condición expansiva que es que el daño sea menor comparándolo a no hacer nada al respecto.

Por ejemplo, si en un momento de enojo dañamos verbalmente a un ser querido, el daño o molestia existe pero disminuye si reconocemos lo que hicimos, si de alguna manera pedimos una disculpa o nos arrepentimos determinándonos a no volverlo a hacer ni a esa persona ni a nadie más. Es muy diferente a la culpa de la que muchas personas no se liberan y la llevan en los casos más detrimentales hasta el momento de la muerte, sin haber comprendido que no podemos regresar en el tiempo y lo mejor es arrepentirnos y mantener atención presente y continua en el no reincidir.

El arrepentimiento es un punto esencial en lo que se consideran los cuatro poderes de oposición de las culturas de oriente, en las que el remordimiento no es útil  y lo que se utiliza en su lugar es reorientar nuestras acciones en un sendero positivo que nos conduzca a reducir y erradicar lo negativo en nuestro desempeño y afirmar y sostener lo positivo y constructivo.

Es entonces que aunque el arrepentimiento no nos quita la responsabilidad del daño o acción si nos permite determinarnos a no reincidir y en un sentido último a ser mejores personas, conscientes de nuestros actos y de la ley de la causa y efecto.

Es verdad que la motivación de lo que hacemos es un factor determinante en las consecuencias de nuestras acciones, sin embargo todas sin excepción generan efectos en mayor o menor medida positivos o negativos.

La recomendación es como siempre evitar la culpa y orientarnos de manera constructiva al arrepentimiento que es edificante, a corregir la acción en la medida de nuestras posibilidades y a la gran determinación de no reincidir que sin duda nos llevará al crecimiento personal pues estos sencillos pasos nos conducen a asumir la responsabilidad y atención consciente en nuestro actuar. Es así que digamos no a la culpa que destruye  y si mil veces al arrepentimiento que construye y es detonador de paz y tranquilidad.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca