Cuadernillo Nº 8, Recopilación diversos temas por Alexiis
CUADERNILLO Nº 8
La apertura de consciencia y el fin del mundo
Cuento de los Bidis
El concepto de «Dios»
El espíritu
Reencarnación – Marco de actuación
Desde las estrellas: Nivel de conocimiento
Deseo de solucionar
Guadaña del miedo
CUENTO
LA APERTURA DE CONCIENCIA Y EL FIN DEL MUNDO
Don Jaime era considerado, desde hace algún tiempo, un hombre un poco extraño; no era exactamente un loco, pero su conducta no era lo que en su pueblo se considera normal.
Ese día, cuando lo vi llegar por la entrada principal del hotel, me apresuré a salir a saludarle, pues estaba dispuesto a enterarme del porqué de ese cambio. Quería saber qué fue lo que pasó para que este hombre cambiara de un día para otro y se convirtiera en una persona retraída y con una expresión permanente de tristeza en el rostro.
Contestó a mi saludo de forma distraída. Caminó hasta el bar y se sentó en la mesa de siembre a tomar su café.
– «Don Jaime, ¿qué pasó aquel día en el hotel para que usted cambiara tanto?»
Me miró durante un momento. Continuó con su café y su cigarrillo, y luego me dijo:
– «Vamos a mi casa, allí podremos hablar más tranquilos. Hay una condición; usted como periodista deberá hacer que todo el mundo se entere de lo que le voy a contar sin cambiar una sola palabra».
Ya en su casa, y sin ningún preámbulo, como deseosos de quitarse un peso de encima, comenzó de inmediato su relato.
«De lo que pasó esa noche no me he repuesto aún, y creo que no lo lograré en mucho tiempo. Los empleados habían terminado de dar los últimos retoques a la decoración del hotel y yo fui a ver si estaba todo a punto, ya que al día siguiente era la inauguración. Cuando me iba recordé que no había revisado aún la sala de fiestas, donde se realizaría la cena de gala. La recorrí casi hasta la mitad, sintiendo algo muy extraño a medida que me alejaba de la puerta. Era como un sonido muy agudo pero de mil tonos distintos. Al principio me asusté pensando en algún fallo en las tuberías de agua o gas, pero comprendí que eso era imposible, y comenzó a picarme le curiosidad.
Sobre el mismo piso de baldosas habían colocado una gran alfombra, y algo en ella me llamó la atención; era como si por zonas cambiara de color, como si una capa negra, a veces roja, otras azul, pero siempre transparente, cubriera el verde de la alfombra.
Me agaché para ver mejor y, con asombro, comprobé que eran millones de puntos que se movían rápidamente de un lugar a otro, pero siempre formando grandes grupos.
LOS BIDIS: SERES BIDIMENSIONALES
Los observé con mucha atención y pude darme cuenta de que se trataba de seres, seres vivos, bidimensionales: LOS BIDIS, que eran largos y anchos, es decir, carecían de altura.
Su vida duraba pocos minutos y su vocabulario era tan elemental que enseguida pude entenderlos. Sus cuerpos estaban impregnados por una emanación energética, especie de aura, que pude detectar variaba de color. Estos colores eran blancos, amarillos, rojos y negros.
El color azul significaba el estado habitual de estos seres; el blanco EVOLUCIÓN ESPIRITUAL; el rojo, significaba violencia; el amarillo, falsedad, hipocresía y egoísmo; y el negro odio extremo.
Cada cual entendía las palabras que pronunciaban sus semejantes interpretadas y filtradas a través de su propio color o estado. Por ejemplo, mientras la palabra ADELANTE significaba ánimo o aliento para un blanco, un azul la interpretaba como orden de caminar, y la misma palabra para un negro significaba dar muerte a sus enemigos.
Lamentablemente, los colores que emitían solamente se podían ver desde arriba y, por tanto, sólo seres tridimensionales podíamos apreciarlos. Su bidimensionalidad les imposibilitaba el poder ver desde arriba y, por tanto, ellos no percibían los colores.
Con mucho cuidado acerqué mi oído a la alfombra y me puse a escuchar con atención.
Hablaban de los castigos de Dios y de las causas de esos castigos. Comentaban que únicamente cesarían si se lograba acabar con los enemigos de Dios. Los CURVALANTES DE OCCIDENTE se encargarían de combatir defendiendo el AMOR DIVINO, que era la salvación.
Algo inquieto fui hasta la otra mancha y decían lo mismo, salvo que esta vez los defensores eran los CURVALANTES DE ORIENTE, y, yendo de mancha en mancha, supe que había cinco grupos de defensores de Dios y que, aparte de los ya nombrados, eran: los CURVALANTES DEL SUR, los CURVALANTES DEL NORTE y los RECTILÍNEOS.
HISTORIA DEL UNIVERSO BIDI
Logré localizar una escuela donde un maestro de los CURVALANTES DE OCCIDENTE narraba a sus alumnos algunos pasajes de su historia pasada:
-«Durante muchos milenios estuvimos en completa oscuridad y aprisionados, hasta que un día, con mucho ruido, muerte y destrucción, todo comenzó a dar vueltas.
Cuando aquel período maldito – el Período del Espiral – terminó, apareció la luz. No sabíamos de dónde venía ni qué era, pero allí estaba y aún está.
Podíamos ya comunicarnos con toda facilidad y era más sencillo encontrar comida, pues al no estar aprisionados podíamos desplazarnos con más comodidad.
Todo iba bien hasta que los Bidis comenzamos a querer más y más terreno. Quisimos tener más comida de la necesitábamos y comenzaron las discusiones.
Así transcurrieron nuestros días, entre disputas y peleas, hasta que un día los dioses empezaron a castigarnos periódicamente. Los grandes cataclismos se sucedían a intervalos fijos y en lugares equidistantes a todo lo largo del universo Bidi.
Estos dioses trajeron la destrucción y la muerte. Miles y miles de Bidis murieron. A pesar de todo, seguimos discutiendo y luchando los unos contra los otros, por lo que los dioses continuaron castigándonos, Ahora se han detenido.
Muy cerca de aquí fue el último. Hoy iremos a verlo y rezaremos a Dios para que nos ayude, pues el deber de los niños es orar hasta que tengan la edad suficiente y puedan ir a la guerra a defender la VERDAD.
Todos comenzaron a moverse y luego se pusieron a rezar junto a una de mis pisadas. Entonces me llené de horror. Mis pisadas eran consideradas como la manifestación divina, o sea, que yo había matado a miles y miles de esas pequeñas criaturas.
De repente pensé en la fiesta del día siguiente y la catástrofe que supondría, para esos diminutos seres bidimensionales, que la sala se llenara de gente.
Pasaba el tiempo y los bidis seguían haciendo la guerra y matándose los unos a los otros. Una vez ganaban unos, y otras otros y las generaciones de esos seres de tan corta vida tenían cada vez menos posibilidades de salvarse. Levanté a uno de ellos en la palma de mi mano y una exclamación de estupor salió de aquel diminuto ser.
-«¡Oh, Dios mío!»
-«Escucha Bidi» – le dije -, «yo no soy Dios, pero ahora eso no importa».
INMINENTE CATÁSTROFE
Intenté explicarle cuál era la situación, y le dije que deberían marcharse de allí antes que llegaran los invitados al día siguiente. A pesar de mis esfuerzos para expresarme en la forma más comprensible, el asustado Bidi no daba crédito a mis palabras, y como yo advirtiera en su expresión que seguía identificándome con Dios, me vi obligado a usar palabras como castigo de Dios, salvación, etcétera, para conseguir mi propósito.
Al fin, cuando había comprendido mi mensaje, le dejé nuevamente en la alfombra y el Bidi se puso de inmediato a trabajar.
Al poco tiempo se había formado a su alrededor un pequeño grupo que colaboraba con él y juntos recorrían los distintos grupos y pueblos contando lo que yo le había explicado.
La gente comenzó a seguirle cada vez en mayor número. Algunos de los que se cruzaban empezaron a unírsele. Esto hizo que los jefes y sacerdotes del culto Bidi comenzaron a preocuparse. Entonces le acusaron de faltar a la ley y le mataron, estableciendo que castigarían del mismo modo a todos los que pensaran como él.
Sus seguidores se dividieron y continuaron trabajando en secreto, formando pequeños grupos que crecían poco a poco, cosa que yo notaba claramente por su cambio de color. Pero esto era lento, muy lento, debido al hermetismo que guardaban.
Pensé que debía intentar otros métodos para los que no conocía esta forma de trabajo. Observando las puertas comencé a gritar a los que se encontraban más cerca de ellas:
-«¡Adelante! ¡Adelante está la salvación!»
-«Oíd, oíd, Dios nos habla y nos indica la verdad. Como veis, los CURVALANTES DE OCCIDENTE teníamos razón. Si alguien tenía alguna duda ya no la debe tener y si sigue dudando es un traidor que merece el destierro y la muerte. ¡Matemos a los enemigos de Dios!»
Lo mismo ocurrió con los CURVALANTES DEL SUR, los CURVALANTES DEL NORTE y los RECTILÍNEOS.
EL DESTIERRO COMO SALVACIÓN
De nuevo la guerra con más bríos cada vez. Aquello era lamentable. La noche terminaría, llegaría la fiesta y todos esos seres morirían o, por lo menos, millones de ellos.
Mientras reflexionaba intentando encontrar una nueva firma de ganar tiempo para ayudar a aquellos desdichados, vi cómo algunos Bidis de cada grupo eran conducidos hasta el borde de la alfombra y luego obligados a pasar a una pequeña franja de baldosas. Era el destierro de los que pensaban que la salvación no estaba n la guerra sino en la objetiva interpretación de las palabras de Dios; los que pensaban que la voz de Dios no se había manifestado para dar la razón a nadie en concreto sino para marcar el camino a seguir.
Eran los seguidores de aquel que yo cogiera en mi mano y a quien posteriormente mataron por difundir mi mensaje. Eran los condenados por haber tenido el atrevimiento de exponer mi mensaje y sus pensamientos públicamente.
En la región de la muerte acabarían muriendo por la falta de alimentos y las bajas temperaturas.
Dando saltos y tratando de no pisar por donde viera manchas en la alfombra, llegué hasta las baldosas.
Allí vi a todos los desterrados haciendo extraños ritos y a la vez muriendo de hambre y de frío, cosa que no parecía preocuparles mucho.
Pero necesitaba evitar que ellos murieran, sobre todo pensando que merecían salvarse.
Busqué en mis bolsillos y encontré un sobre con azúcar. Comencé a arrojársela con mucho cuidado, tratando de formar caminos de comida para que todos los grupos se reunieran
.-«¡Ved, hermanos, ved! Dios aún confía en nosotros, como nosotros confiamos en él. Dios nos manda comida y llega de esa región que ya todos intuimos: el ARRIBA. Es otra confirmación; el ARRIBA existe».
Poco a poco, y sin dejar de practicar cada uno sus ritos, los distintos desterrados fueron acercándose hasta formar un solo grupo. Cuando estuvieron todos juntos, con una cierta paz y tranquilidad, comenzaron a conversar entre ellos. Analizaban su pasado y el origen de su actual situación.
ASCENDER HACIA LA TERCERA DIMENSIÓN
Llegaron a la conclusión de que el Período Espiral fue el que les tuvo limitado durante milenios, no permitiéndoles ver el ARRIBA, Que el Período Espiral fue sólo el comienzo, no un período malo, como decían los sacerdotes de los cultos oficiales.
-«Cuando el Período Espiral concluyó, después del gran cataclismo, apareció LA LUZ. Con el tiempo, empezaron las disputas, luchas y hegemonía por la defensa de la VERDAD que, como bien sabemos los desterrados, fue siempre parcial y subjetiva, nos condujeron a las guerras y a la situación actual.
Por eso, hermanos, ahora, gracias a la ayuda de Dios y alejados de esas guerras, podemos finalmente juntar nuestras manos y fundir nuestra energía y juntos levantar nuestra oración a Dios».
Al juntarse todos y unir sus manos, comprendieron cuál era la verdad de lo que intuían. Observé cómo en aquella relativa paz algunos, los más avanzados, comenzaban a despertar su intuición e incluso llegué a escuchar cosas como éstas:
«Ahora ya estamos seguros. Si trabajamos, nos movemos, podremos a llegar a ser TRIDIS. Ascenderemos de dimensión y en esa dimensión los días duran siglos, los seres milenios y los años miles de milenios. Viviremos en tres dimensiones.»
Mientras continuaban sus meditaciones traté de ver qué pasaba entre los guerreros.
Todo seguía igual, continuaban peleando. Ahora habían ganado posiciones los RECTILÍNEOS que, debido a su estrategia militar, se desplazaban a mayor velocidad y con menos desgaste por hacerlo en línea recta.
Quise hacer un último intento y con el sobre de azúcar levanté un pequeño grupo de RECTILÍNEOS para explicarles mejor la situación.
Aterrorizados se arrojaron al vacío muriendo al golpearse contra el suelo. No obstante, uno de ellos cayó en buena posición y no murió.
Cuando se hubo recuperado del susto, corrió a reunirse con los suyos y comenzó a explicarles lo sucedido, pero llegaron los jefes del ejército y se lo llevaron.
Volví con los de la región de la muerte para ver cómo iban. Necesitaba que conocieran el Arriba para que pudieran ver las puertas de salida y caminaran hacia ellas. Necesitaba que las vieran ellos, para que se convencieran y no volvieran a repetirse los malos entendidos.
EL RITUAL HACIA LA SALVACIÓN
Observándoles un momento, pude ver a algunos de los más brillantes que congregaban a otros a su alrededor. Habían organizado un ingenioso rito que, a pesar de su lentitud, no obstante conseguía dar el resultado de que al menos uno lograba ver el camino.
El ritual fue así:
Primero, 12 de ellos se situaban en el centro y formaban un círculo. Se acercaban otros 7, se detenían un instante, hacían una pequeña oración y procedían a encaramarse sobre los 12 situados en círculo, formando así una pirámide truncada. Luego, 5 más repetían esta operación.
Después se aproximaban otros 3. De nuevo oraban unos instantes y se encaramaban como podían: primero sobre los 12 de la base, después sobre los 7 de arriba y a continuación sobre los 5, formando así un tronco de pirámide aún más alto.
Finalmente, se acercaba uno solo, permanecía en silencio durante unos instantes y comenzaba su ascenso hasta la cúspide de la pirámide, donde se quedaba hasta la terminación de los cánticos que entonaban los espectadores.
Entonces, el que estaba en la cúspide, descendía hasta el suelo deslizándose entre sus compañeros y en solitario emprendía la marcha hacia una de las puertas.
La pirámide tenía como objetivo que el que estuviera supiera en qué dirección caminar.
Cogí al que se marchaba en dirección a la puerta y le pregunté el porqué de este ritual.
-«Los 12 primeros que forman la base de la pirámide simbolizan la síntesis de tu manifestación total y el primer escalón es el símbolo de avance, el que nos impulsa hacia delante. Después vienen 5 más que significan la firmeza, la base de apoyo para continuar en nuestro ascenso en la pirámide. Los 3 siguientes significan la toma de consciencia de las tres dimensiones, que se logra cuando se ha ascendido mediante el trabajo y el servicio, y el último es la integración definitiva en la tercera dimensión, el que ve el camino e inicia la marcha hacia la SALVACIÓN.»
Una sonrisa comprensiva se dibujó en mi rostro cuando el Bidi INICIADO terminó su relato. Manteniéndolo todavía en mi mano le dije cariñosamente:
-«¡Qué complicados sois! Os centráis tanto en el riguroso seguimiento del ritual que os olvidáis del objetivo principal. No obstante, antes de que te vayas te voy a pedir un favor; regresa y di a tus semejantes que abran bien sus oídos, pues yo les voy a hablar.»
-«Sí, mi Señor».
-«Otra cosa; antes de bajar observa que hay varias puertas por las que podréis salir; no sólo una como pensabais.»
-«Sí, mi Señor.»
-«Yo no soy tu Señor, yo no soy Dios, pero en fin, eso ahora no es importante. Recuerda bien dónde has visto las puertas y diles a los tuyos que deben caminar hacia ellas porque dentro de muy poco tiempo vendrán aquí muchos seres como yo y eso, para vosotros, será un verdadero desastre del que muy pocos os salvaréis.¿Has comprendido?»
-«Sí, mi Señor.»
«Una cosa más. Algunos de vosotros deberéis ir a contar esto y explicárselo a los que están en las tierras de la muerte, y luego a los guerreros. Además, los primeros que vayan saliendo por las puertas deberán regresar y convencer con su seguridad a los más rebeldes. Todos debéis salir de aquí cuanto antes.»
Depositándole de nuevo en el suelo, entre los demás Bidis, les dije:
«Escuchad a éste, a este hermano que os lleva un mensaje mío.»
Nada más llegar les vi moverse; les fui arrojando azúcar, señalando su camino para que no murieran de hambre.
Otro grupo, encabezado por el que yo había levantado del suelo, comenzó a moverse hacia la región donde estaban los guerreros combatiendo.
MATANZA MASIVA
Cuando les miré me quedé horrorizado. Se estaban exterminando los unos a los otros con un arma que, a su nivel, era terriblemente destructiva.
Empujándose unos a otros se provocaban la caída en los agujeros de un enchufe eléctrico situado a ras del suelo. Debido a la acumulación de Bidis que caían sobre el enchufe, de vez en cuando se producía una descarga eléctrica que mataba a cientos de ellos.
El grupo de desterrados logró por fin llegar a lugar de las peleas y camuflándose entre los guerreros comenzaron a trabajar. Explicaban la situación y la forma de salvarse a los que estaban más predispuestos a escuchar y muchos terminaban por comprender.
Yo podía observar su progreso por el cambio de color de la energía que les rodeaba. Formaron un grupo tan numeroso que llegaron a presencia de los sabios que estaban trabajando afanosamente para lograr nuevas armas más poderosas que acabaran con todos los enemigos.
-«¿Qué pasa?» – interpelaron a los recién llegados.
-«Dios nos ha enviado para que os comuniquemos un mensaje: que dejemos de luchar entre nosotros y caminemos todos juntos hacia las salidas que nos conducirán a la salvación. Queda ya muy poco tiempo y no lo debemos malgastar luchando, pues dentro de poco se producirá un gran cataclismo que no dejará ni rastro de nosotros, y los poco que se salvan lo recordarán por los siglos de los siglos.»
-«¿Así que Dios os envía con ese mensaje?»
-«Así es.»
-«¿Os creéis entonces los elegidos de Dios, no es así? Pues con vosotros probaremos nuestros inventos.»
Habían descubierto que llevando a los prisioneros junto a una de las paredes éstos se quedaban inmovilizados, siendo presa fácil para sus enemigos o muriendo de hambre y frío. En realidad se trataba de dejarles «pegados» a una tela de araña, casi imperceptible a mis ojos, que se encontraba situada entre el suelo y la pared.
Comenzó entonces una tremenda matanza sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. Los pocos que se salvaron lo lograron porque se confundieron entre los Bidis soldados y allí, diseminados entre los demás, empezaron a trabajar en secreto para convencer a pequeños grupos de la necesidad de paz que les facilitaría alcanzar la evolución a etapas superiores.
Entonces, al ver la lentitud de los acontecimientos, se me ocurrió levantar la alfombra y hacerles caer hacia las puertas de salida.
-«Ved, Dios nos indica cuál es el camino haciéndonoslo más fácil de recorrer.»
-«No, Dios pone una dificultad para probar nuestra lealtad. Debemos dirigirnos hacia el otro lado.»
-«No.» -«Sí.» -«No.»
Comenzó allí mismo una nueva batalla. Yo ya no sabía qué hacer. De mi agenda recorté unos papeles. Con un rotulador les dibujé unas flechas. Las fue colocando de forma que las flechas quedaran indicando las distintas puertas por las que podían salir.
Las batallas cesaron momentáneamente, y todos se acercaron cautelosos hasta los papeles.
-«¡Un mensaje de Dios! A pesar de todo, él no nos olvida y sigue ayudándonos. He aquí la señal: la flecha nos indica el rumbo que debemos seguir.»
-«Un momento, el mensaje no es la flecha, sino el papel.»
-«No, no, os equivocáis. No es la flecha ni el papel, es la tinta con qué está escrito el mensaje.»
-«No, los papelólogos somos los que verdaderamente sabemos interpretar a Dios.»
-«No es cierto. Somos nosotros, los flechólogos.»
-«Ni los unos ni los otros, sino los tintólogos, somos los únicos intérpretes del mensaje divino.»
-«no.» «Sí.» «No.» Sí.» «No.»
-«Guerra a los enemigos de la verdad. La verdad es nuestra. Luchemos por defenderla.»
En ese momento tuve que hacer un gran esfuerzo para no participar en esa guerra, pues tenía deseos de comenzar a saltar sobre ellos. ¿Cómo hacerles entender?
Observando la alfombra vi que se habían formado grupos que seguían a un Bidi que andaba erguido. Luego vi varios grupos más que se encaminaban a distintas puertas.
LLEGADA AL PARAÍSO
Cogí en mi mano a uno de los que andaban erguidos.
-«Oh, Dios, estoy cumpliendo con lo que me ordenaste. Fui hasta las puertas de la salvación y de pronto vi el paraíso, vi el cielo, el sol, las montañas, pájaros muy hermosos y cosas que nunca había visto antes. He vuelto y les he contado a mis hermanos lo que he vivido. Ellos, al verme tan joven a pesar de mi edad, me han creído. Les he demostrado que viviendo en el arriba y tomando conciencia de las tres dimensiones, el tiempo es distinto y uno puede vivir siglos.»
-«¡Al fin uno! Este, sin duda, fue por el ascensor.»
Le puse nuevamente en tierra y, a pesar de que todos estaban mucho más viejos en la bidimensión, aún lo recordaban y lo siguieron con más fe.
Cogía a otro cabeza de grupo que iba hacia otra puerta y me dijo:
-«Señor, estoy cumpliendo con la misión que me encomendaste. A pesar de que casi ninguno de los hermanos que salieron conmigo quisieron volver, yo sí he vuelto para contar a mis hermanos que he visto el paraíso con gente muy grande que se mueve muy rápidamente, vehículos circulando a gran velocidad, árboles, animales inmensos y hermosos, insectos más grandes que yo.»
Bueno – pensé -, esto va bien. Este salió por la puerta de la calle.
Así fui interrogando a varios de los que guiaban los grupos hasta que se fueron muriendo en el transcurso del viaje, que para ellos duraba años.
Varios grupos se cruzaron en un lugar, puesto que no iban a las puertas que tenían más cerca, sino a las que había visto el guía que les marcó el camino.
Su color no era tan claro como el de las generaciones anteriores, aquellas que habían tenido la oportunidad de caminar junto a los guías que habían visto las puertas de salida.
Cuando se encontraron todos, se alegraron y hablaron.
-«Hermanos, nuestros caminos se juntan. Os invitamos a ir con nosotros hasta el paraíso.»
-«También nosotros vamos al paraíso y no tenemos ningún problema en ir juntos hacia esa maravilla donde se ven montañas, el sol, las nubes, pájaros hermosos y tantas otras cosas nuevas.»
-«No, nuestro guía nos contó que así no es el paraíso. El paraíso está lleno de gente muy alta que se mueve muy deprisa, con vehículos asombrosamente veloces, con animales grandes e incluso insectos del tamaño de diez de nosotros.»
-«Tu guía mintió.»
-«No, el tuyo estaba equivocado.»
-«No». «Sí». «No».
Y comenzaron de nuevo las rencillas, y con ellas la guerra en la que pronto estuvieron todos los grupos. Nuevamente se utilizaron las viejas y terribles armas, aquellas que no se sabía cómo actuaban, pero sí se conocían sus resultados.
La hora de la fiesta se acercaba y yo no veía forma de solucionar aquello. Entonces me decidí a salvar a los que estaban un poco aislados, sin participar en la guerra, y que eran el resultado de lso que sobrevivieron a la matanza de mis mensajeros.
Vi que eran muchos. Unos hacían los pirámides, otros se ayudaban mutuamente a caminar erguidos apoyándose unos contra otros, de dos en dos, otros simplemente intentaban erguirse, los más gritaban pidiendo mi ayuda.
-«¡Padre nuestro, ayúdanos!»
Fui juntándolos y metiéndolos en mis bolsillos, pero no podía salvar a todos. Eran demasiados y apenas faltaban dos horas para la fiesta. Entonces salí a pedir ayuda y vinieron unos amigos.
Como cada vez quedaba menos tiempo, se nos ocurrió la idea de traer cucharillas del bar con las que podíamos levantar a muchos a la vez, sobre todo a los que formaban las pirámides, a los que trabajaban en grupo y a los que veíamos solos, tanto intentando ponerse en pie, como orando por la salvación de los que los rodeaban, o ayudándose mutuamente y poniéndolos en una gran bandeja. Así continuó la operación rescate.
Como ya no teníamos tiempo y aún había muchos diseminados por la alfombra, se me ocurrió que podíamos trasladarla al almacén del hotel.
Mientras enrollábamos la alfombra pensé con tristeza: «Otra vez las tinieblas, la dificultad, la oscuridad. Un nuevo período espiral para los Bidis.»
Pero de pronto, en medio de la sala, comenzó a surgir una luz que nos produjo inquietud y cierto temor. Poco a poco esa sensación fue cambiando y sentimos una paz profunda y vitalizadora.
De aquella luz surgió lentamente un ser que nos dijo simplemente:
-«Gracias, hermanos, por lo que habéis hecho. De ahora en adelante me corresponde a mí y a otros como yo, que tenemos posibilidades menos limitadas que vosotros, continuar el trabajo, pues cuanto más abajo está el necesitado de ayuda, es necesario más esfuerzo para levantarle.»
Y poco apoco fue disminuyendo de tamaño hasta convertirse en un Bidi más entre los que estaban luchando ahora con armas tan poderosas que hasta la alfombra corría el riesgo de romperse.
La enrollamos rápidamente y la trasladamos al almacén del hotel.
Un nuevo y poderoso cataclismo se había producido para los Bidis. Otro período de oscuridad comenzaba para ellos: una nueva espiral. En ella ya no valían para nada sus armas y sus odios.
¿Quedaría olvidado todo el período de luz? Pasarían siglos y siglos bidis. ¿De nuevo volverían las dificultades, quizás las peleas, las guerras, o esta vez todo sucedería de otra forma? ¿Surgiría la armonía? ¿Habría servido para algo la experiencia anterior?
Hasta que un día el mundo de los Bidis volviera a girar y un nuevo cataclismo sería la señal para el comienzo de un nuevo período de luz y con ella…
EL CONCEPTO DE «DIOS»
¿Cual es vuestro concepto de Dios?
Imposible contestar a esa pregunta en unas líneas. Pero intentaré darte unas pinceladas que te hagan reflexionar. Mira: todo lo que existe está conectado a través del alma universal o caldo de cultivo donde se encuentra inmerso el universo. Y todo lo que existe forma parte de un cuerpo u organismo al que llamamos Dios. En el caso del hombre, tenemos un cuerpo físico de similar vibración al de Dios: es lo que llamamos universo visible. Tenemos un cuerpo energético al que llamamos astral y que en Dios es la Vida. Tenemos una mente, que en Dios se llamaría Pensamiento. Y tenemos un espíritu, que en dios llamamos Amor.
Bien. Sabéis que cada célula tiene la capacidad de generar un cuerpo completo porque el cuerpo físico es como un holograma donde cada célula es la representación de todo ese cuerpo. El cuerpo físico es, además, una representación del cuerpo astral, éste del mental y éste del espiritual. Cada parte del astral tiene o contiene el astral completo, cada parte de la mente a la mente completa y cada parte del espíritu al espíritu completo. Es decir, todo contiene al Todo.
Pero avancemos un poco más en los conceptos filosóficos del holograma cósmico. El hombre es un ser multidimensional; por tanto, su ser ésta formado por planos energéticos de diferente nivel de vibración superpuesto, pero al mismo tiempo en interacción constante. Y como quiera que el Todo esté en cada una de las partes, si tomamos al hombre de forma integral, pero simultáneamente como una de las partes, llegaremos a la conclusión de que toda la información del creador existe en cada cosa creada.
Ahora bien, no toda la información está contenida en el mismo libro, sino que cada nivel de vibración contiene sólo la información completa de su dimensión. Por lo que, obviamente, todos los libros juntos forman el Gran Libro del Conocimiento Total.
Visto así, cabe concluir diciendo que cada hombre es Dios porque tiene toda la información necesaria para ser creador. Sólo es necesario ir aprendiéndola. Lo que se consigue por medio de un mecanismo llamado «evolución».
Geenom
J. A. Campoy
EL ESPÍRITU
¿Qué es el espíritu? ¿De qué manera se manifiesta?
Es la frecuencia vibratoria más alta del universo, también llamada Amor. ¿Y cómo se manifiesta? Pues se manifiesta cuando trastoca, vibratoriamente hablando, a las otras energías: la mental, la astral y la física.
Vosotros habréis notado que cuando uno vibra con amor, es decir, cuando se enamora, lentamente pierde la lucidez y se cometen incongruencias y locuras. Por su parte, el astral se convulsiona y genera energías vitales dispersas; y, como consecuencia, la presión sanguínea se acelera, generándose hormonas, tanto analgésicas como afrodisíacas, que nos llevan a tener la intensa sensación de que todo es maravilloso… De ahí que, cuando se rompe una relación amorosa, por la causa que sea, se dice que se siente dolor, tanto físico como mental; lo llamáis «dolor en el alma» y ha sido causa de la creación de muchos versos y canciones. ¿O no?
Bueno, pues entrar en el mundo espiritual, desde la vida física, es sencillísimo; tan sólo consiste en mirar a otro y verte reflejado en él, porque él tiene todo lo que tienes tú, aunque a lo mejor su piel es un poco más oscura o viste de una manera distinta. Pero detrás estás tú; y al decir «tú» hablo de espíritu, porque todo lo que está manifestado es espíritu.
Te pondré un ejemplo: ¿quién eres tú? Tu pelo, tus manos, tu hígado, tus ropas, tus joyas, tu casa, tus emociones, tus pensamientos, tus palabras, tus obras, tus errores, tus aciertos…;en fin, que todo forma parte de ti en diferente grado de manifestación. Y al decir «ti», no digo tu personalidad, porque ésa es cambiante, sino al dueño de ella que tiene una personalidad.
Por tanto, es erróneo decir «mi espíritu», puesto que eso significaría que hay otra cosa por encima de él; es mejor decir «yo, espíritu», tengo una mente, unas energías y un físico que forman parte de mí. El espíritu, pues, es la expresión de la conciencia de cada ser humano en su manifestación más elevada.
El Amor es unión, integración, sinergia. Por ejemplo, cuando se abraza de verdad a alguien, uno se intenta fundir con el otro, integrarlo en nosotros. La expansión de conciencia dada por el conocimiento integrado – por experimentado – nos hace percibir a los demás como parte integrante de nuestro organismo, independientemente del nivel en que se encuentre, es decir, sea físico, energético, mental o espiritual.
Comprendo que no es fácil definir lo que sólo se intuye. Y es que el que está al final del camino conoce el principio y conoce el final, pero el que está al principio conoce sólo unos pocos pasos. Y todos, en el camino de la vida, nos movemos a nivel de hipótesis; hipótesis que iremos confirmando – o modificando – en función de las «experiencias» que vayamos viviendo; y digo «viviendo».
Son muchas las escuelas de pensamiento, especialmente en Oriente, que afirman que para elevarse espiritualmente hay que «disolver el Ego». ¿Tienen razón?
Lo que hay que hacer es conseguir hacerlo evolucionar para que se integre con los otros egos. El Cosmos integra, no disuelve.
La soberbia es rechazable, lo mismo que la vanidad. Pero ¿y el orgullo? ¿Es rechazable también el hecho de «sentirse orgulloso» por algo?
No, es algo natural. Cuando se hace algo que va en sentido positivo, el ser humano se expande el astral y penetra más energía a través del plexo solar. Por eso se dice que se «hincha el pecho». Es la sensación de expansión energética. Otra cosa son, por supuesto, las manifestaciones negativas del Ego.
¿A qué te refieres exactamente?
A que la clave de los males humanos, el principal escollo para una correcta interrelación humana y un armónico desarrollo integral de ola personalidad, está en las manifestaciones negativas del Ego. Y me refiero al egoísmo, a la egolatría y al egocentrismo.
Mira, el Ego es, por naturaleza, centrípeto, es decir, absorbe cuantas energías encuentra a su paso y, por tanto, quien se manifiesta egoicamente termina por quedarse solo; pero, antes, los demás, quienes estaban a su alrededor, han eliminado paulatinamente su emisión energética hacía él, por lo que le empieza a salir mal las cosas, dejan de contar con él, le olvidan en sus proyectos y, finalmente, le retiran el afecto. Curiosamente, a medida que se produce esa retirada energética, el egoíco se atrinchera más en sus posturas intentando convencer a los demás de que es él quien está actuando correctamente. Hasta que se queda solo y no le queda otro remedio que, tras pasar su desierto particular, volver a solicitar la energía de sus antiguos amigos, pero ya desde posturas más humildes. El egoíco es susceptible por naturaleza. Nada es suficientemente bueno para él y su organismo se resiente.
La sintonía afectiva de un ser humano se produce cuando se da, sin esperar nada a cambio. En ese momento, la generosidad (cosa contraria al egoísmo) es la llave que abre los muros y baja a los que se encuentran subidos en el pedestal. La humildad permite que los demás se acerquen y te den energía. Y todo ello permite que los demás manifiesten sus mejores sentimientos.
En definitiva, los planteamientos egoícos llevan a la separación, la ruptura y el aislamiento. En el plano físico suele manifestarse fundamentalmente con alteraciones hepáticas y pancreáticas. Las personas con soberbia en sus planteamientos también tienen problemas circulatorios o de retención de líquidos porque no se establecen buenos canales de eliminación de residuos.
REENCARNACIÓN – MARCO DE ACTUACIÓN
¿Es verdad que, antes de encarnar, decidimos las líneas generales de las principales experiencias que queremos vivir en cada nueva vida?
Sí. Cuando el ser humano está desencarnado, su espíritu es consciente del momento evolutivo en el que se encuentra y del camino que aún le queda por recorrer. Razón por la que, al volver a encarnar, procurará intentar corregir los defectos de personalidad adquiridos en anteriores existencias. Y, al mismo tiempo, intentar compensar actuaciones anteriores con aquellos con los que se ha relacionado en otras vidas, además de cumplir los pactos realizados con otros espíritus que se encuentran todavía pendientes.
Es posible elegir el marco de referencia familiar, social, económica, cultural, etc. De hecho, es el momento en el que también se establecen, como ya dije antes, pactos puntuales con otros espíritus.
¿Y por qué no recordamos nada de eso una vez encarnados?
Porque esa información queda registrada sólo en la memoria perpetua, ubicado en el subconsciente.
A grandes rasgos todo aquello que venimos a vivir lo hemos predeterminado antes de nacer; además, no hay garantía de que, una vez encarnado, se cumpla el plan o programa. El Cosmos dota a los seres humanos conscientes de una herramienta fundamental para evolucionar, que es el libre albedrío. No existe el determinismo. Por eso se procuran las oportunidades para conocer a aquellos espíritus con quienes se ha pactado y se ponen delante las circunstancias a superar; pero el resultado final de cómo se vive o se resuelve la experiencia forma parte, siempre, de la decisión y la responsabilidad del propio hombre en cada momento.
¿Cómo se fija ese «programa» en el nuevo ser concebido? Porque la configuración física la «aportan» los padres,¿no?
El ser humano no es, como ya he dicho, un simple cuerpo físico, sino el resultadote la interrelación de lo físico, el astral, el mental y el espíritu. Pues bien: ya desde el mismo momento de la concepción, el espíritu desencarnado aporta a las células incipientes la energía necesaria para que tenga vida. Aunque el espíritu, como tal, «entra» por primera vez en el nuevo ser cuando han transcurrido tres meses desde la fecundación y el riesgo de aborto espontáneo prácticamente ha desaparecido. Luego, a partir de ese momento, efectúa cortos viajes con el fin de ir familiarizándose a todos los niveles, especialmente a nivel físico, con cada célula que conformará su cuerpo, su soporte físico. Pero la incorporación definitiva no se realiza hasta que hay una razonable seguridad de que ese cuerpo va a nacer: lo que ocurre entre las 48 y 72 horas antes del alumbramiento.
Como puedes apreciar, existe una gran interrelación entre los dos planos de existencia, el físico y el energético. En realidad, son dos aspectos de la vida que se complementan.
DESDE LAS ESTRELLAS…
GUADAÑA DEL MIEDO
Dicen que cuando la guadaña del miedo realiza su tenebroso vaivén, sólo aquellos que tienen su cabeza levantada en busca de nuevos horizontes son los que corren el riesgo de perderla, mientras los que se humillan, los que la esconden, son los que consiguen sobrevivir en un mundo donde el fanatismo y la ignorancia hacen presa fácil de aquellos que no quieren que nada cambie.
Vivir de acuerdo a unos ideales es un riesgo que muy pocos se atreven de asumir. De hecho, las sociedades, las civilizaciones y las culturas se suceden unas a otras en función de los riesgos que asumen unos pocos en beneficio de la generalidad.
Así, los planetas que albergan civilizaciones heterogéneas se ven impelidos a la creación de sociedades armónicas como única salida a sus crisis existenciales, y la Tierra no es una excepción. Por eso, en estos momentos de cambio generacional, no es de extrañar que estéis viviendo situaciones donde parece haber desaparecido todo signo de cordura, donde los extremos y fanatismos tienden a hacerse más patentes como vía para mantenerse a ultranza en un mundo donde la aceptación de las diferencias será el «modus vivendi» del futuro; un futuro donde todas las formas de manifestación social, como son la política, la economía, la educación o los medios de comunicación, girarán en torno al respeto como norma fundamental de convivencia.
Mientras la guadaña del miedo siga siendo movida por los brazos de quienes desean seguir manteniendo sometida a la sociedad de la que forman parte, ésta no podrá ver los nuevos horizontes a los que irremisiblemente se dirige. Afortunadamente cada vez son más los que han perdido el miedo y han entendido que «perder la cabeza» por amor es siempre un mejor camino que enterrarla para que nada cambie, tal como el Maestro Jesús enseñó con su parábola de los talentos.
Con amor, Acael
NIVEL DE CONOCIMIENTO
A lo largo de su historia, el ser humano de la Tierra ha intentado de ampliar su nivel de conocimiento tratando en principio, de descubrir quien era él, cómo estaba constituido, cuál era su origen y cuál su destino.
Con el paso del tiempo, ese deseo de encontrar respuestas tuvo otras motivaciones menos trascendentales y más relacionados con su propio ego. Ya no se trataba de averiguar qué era el ser humano, sino que sus descubrimientos iban dirigidos, en gran medida, a demostrar que el Cosmos había cometido errores que él podía subsanar. La explotación del hombre por el hombre, las guerras fraticidas, el horror de la enfermedad y la muerte son consecuencia directa de un mal entendimiento de la utilidad real de la inteligencia humana.
Cuando deis el próximo paso evolutivo, descubriréis que lo que hoy os puedan parecer errores del Cosmos, son la manifestación de procesos más elevados de consciencia, donde la sabiduría se expresa, a veces, de forma menos convencional de lo que vuestra ciencia es capaz, hoy por hoy, de admitir.
La vida es, para muchos de vuestros científicos, un acontecimiento sin razón de ser, un hecho anacrónico, absurdo, dentro de un universo dominado por el caos. He aquí la primera lección que el hombre del futuro deberá aprender:
EL COSMOS NO PODRÁ SER ANALIZADO POR MENTES CUYO HORIZONTE MÁS LEJANO ESTÁ SITUADO EN EL PROPIO OMBLIGO.
Con amor, Acael
DESEO DE SOLUCIÓN
Una de las cosas que más distinguen a los seres humanos con deseos de evolucionar, de aquellos otros que consideran que con lo alcanzado no necesitan nada más, es la curiosidad y la implicación. Nada hay más arriesgado que seguir los dictados de la curiosidad. La implicación conlleva el compromiso – un factor de riesgo considerable -, pero ninguna montaña se ha escalado sólo con mirarla, y desde luego el horizonte que se ve desde lo alto de ella está más alejado que el que se alcanza desde el valle.
Desde que venimos siguiendo la trayectoria del hombre de la Tierra, no ha dejado de sorprendernos el hecho de que el progreso de tantos sea debido a tan pocos. Ha sido la curiosidad y la implicación con sus semejantes lo que ha movido a unos pocos «locos» a buscar caminos que pudieran permitir a la humanidad terrestre salir de los atolladeros en los que periódicamente se ha metido. Filósofos, literatos, artistas, políticos, científicos, investigadores…, gente que ha roto con lo trillado y se ha puesto a caminar por senderos que la generalidad consideraba peligrosos o utópicos; gente a la que no ha importado la burla y el escarnio de sus «sesudos» contemporáneos; personajes que han entrado en el mito y la leyenda tan sólo por no conformarse con lo comúnmente aceptado como verdadero e inmovible.
A todos ellos queremos rendir desde aquí nuestro más sentido homenaje. Ellos son los que hacen cierta la frase:
«LA FUERZA DE LA VERDAD NO PUEDE SER CONTRARRESTADA POR MIL MENTIRAS, A PESAR DE QUE LAS CIRCUNSTANCIAS PAREZCAN DECIR LO CONTRARIO.»
Con amor, Acael
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