Danza Dual de Luna: equilibrio del Divino Masculino y Femenino en acción
Por Claudio Álvarez Dunn
MEDELLÍN, Colombia.- Como un llamado a la armonía y al equilibrio entre el hombre y la mujer de esta época, nació la Danza Dual de Luna. “Para crear un mundo mejor donde las nuevas generaciones puedan nutrirse de forma diferente y donde las familias dancen juntas bajo la Luz de nuestra abuelita Metztli, la abuela Luna”, afirma Nanantzin Malinalli, pionera de este rezo junto a su compañero guerrero Tatatzin Mictochtli, abuelos de la tradición Mexica, quienes desde hace varios años realizan esta ceremonia en la ciudad sagrada de Teotihuacán y la han esparcido por el mundo.
Abuela Malinalli y Abuelo Mictochtli, guías de la Danza Dual de Luna en México
La Danza de la Luna es un rezo que por siglos buscó el empoderamiento de la esencia femenina, para curar el dolor que las mujeres venían arrastrando por generaciones y así transmutarlo para recuperar sus poderes. “La Danza de la Luna se reincorporó a nuestras tradiciones mexicas-toltecas, por la necesidad de fortalecer a la mujer en su fuerza femenina, para su sanación física y emocional. Ha transcurrido el tiempo y luego de ver por años a los hombres acompañarnos afuera del círculo, sentimos que ahora es el tiempo de unirnos en dualidad, para mejorar nuestras relaciones y fortalezas, para lograr la armonía de la familia. Es una nueva era, de cambios cósmicos, es la era de Acuario, donde en el equilibrio (del Sol y la Luna) está la medicina del amor, sin competencia, sin miedos, sin orgullo, sin discriminación, todos somos soles y todos somos lunas, cada uno haciendo su mejor parte para lograr el mundo que deseamos” agrega la abuela Malinalli mientras se muestra feliz de ver a hombres y mujeres atreverse a ser Quetzalcoameh y Xochiquetzalli, los guardianes de la Danza. “Somos la nueva humanidad, la raza del canto, la danza y la paz…” sentencia durante nuestra entrevista en esta ciudad colombiana.
La abuela Gloria Nanantzin Atekokolli es la organizadora de la Danza Dual de Luna Ometeotzinmetztli, que tuvo lugar del 22 al 26 de agosto de 2018 en Medellín. “Hacemos esta danza -dice- entendiendo que ya es tiempo para que en dualidad, hombres y mujeres, participemos juntos en esta ofrenda de cuatro noches de ceremonias como una siembra de armonía y equilibrio entre las esencias femenina y masculina, para el bienestar de nuestras familias, nuestro territorio, la humanidad y las generaciones venideras”.
(Ometeotzinmetztli significa: Venerable esencia dual de la creación que ofrenda a la Luna)
El objetivo de este rezo dual en movimiento es elevar nuestra conciencia como seres fuertes y decididos para ver la vida (pasada, presente y futura) de manera diferente y cambiar así nuestra actitud para con la familia, con la comunidad, con la humanidad y con nuestra Madre Tierra. “Estamos asumiendo nuestro papel como seres responsables y principalmente como educadores de nuestros niños y niñas, con la intención, además, de mantener limpio el medio ambiente y respetar los elementos de muestra Madre Tierra, principios que son fundamentales para nuestra vida y la de nuestras futuras generaciones”, agrega la abuela Gloria.
Tradición del Círculo de la Danza Dual de Luna
El Círculo de la Danza Dual la Luna está avalado por la tradición que transmite la herencia de abuelas pioneras de Anáhuac, como la abuela Isabel Vega que ya trascendió al mundo espiritual, y que han realizado este trabajo por varios años legándonos sus vivencias y experiencias. De este linaje devienen las abuelas Nanantzin Malinalli y Nanantzin Egda Akuauhtzin Xochiketzal Stivalet. Ellas iniciaron la realización de un sueño de unir las energías femenina y masculina en el Círculo de la Danza Lunar y se dieron a la tarea de juntar todas sus experiencias, mensajes, sueños y visiones para anclar este linaje y filosofía
Los danzantes de la Danza Dual de la Luna llevan un atuendo blanco con vivos azules, cubiertos por ruanas (ponchos) y portan “ayacaztli” o sonajas en sus manos (maracas que simbolizan el agua, la limpieza) y coyoleras (sonajas en los tobillos que también simbolizan al sonido del agua y de la serpiente, en comunicación con la Madre Tierra), además llevan en sus cabeza coronas de protección hechas con salvia y flores blancas. En las muñecas portan cintas blancas o azules que simbolizan mariposas y otras especies que saludan al viento, para volar más ligero e integrar o despertar a la “Koyolxauhqui” dormida, que es nuestra alma, la hija de la Luna, representada por el gran Tochtli (el símbolo del conejo que se observa en el astro durante las noches de lunas llenas).
El círculo sagrado donde se realiza esta danza dual está orientado a las cuatro direcciones y cada una de ellas está cubierta (protegida) por un color: amarillo/este; blanco/norte; rojo/oeste y azul (o negro)/sur, donde cuelgan los rezos realizados por los propios danzantes. En el centro del círculo hay tres altares en forma de útero realizados con piedras y flores. En uno de ellos se ubica un gran tambor y los cantantes que guían los pasos de estos guerreros de luz con sus permanentes melodías durante toda la noche. En otro altar se ubican las ofrendas personales y en el tercero va el abuelo fuego, que mantiene encendida la llama de la sabiduría. Este fuego se prepara con las brasas del fuego del Temazcal* que a manera de purificación realizan los danzantes antes y después de entrar al círculo, generalmente al atardecer y al amanecer, para recibir la medicina de la Madre Tierra y completar esa conexión sagrada, donde el fuego nunca se apaga.
(*Temazcal: del náhuatl temazcalli, ‘casa donde se suda’, es un baño de vapor empleado en la medicina tradicional de muchos pueblos precolombinos, especialmente México. Esta cabaña de sudor (o inipi en lengua Lakota) es una poderosa terapia de vinculación con la tierra y nos alimenta el despertar de nuestra memoria ancestral).
Cuando se danza, se saluda a cada dirección y a los arquetipos de poder en cada una de ellas. La primera noche de danza se invoca a Quetzalcóatl en el este, que representa la sabiduría y es conocido como la energía de la vida. Se le considera la principal deidad tolteca y el creador del quinto sol, donde hoy habita la humanidad.
El nombre es una palabra compuesta por dos significados: Quetzal -ave de plumas preciosas- y Coatl -serpiente- o Coatl -gemelo-. De allí que se le conoce como la serpiente emplumada: hermano gemelo y antagónico de Tezcatlipoca, la dualidad….
Como la tradición lunar indica que se danza en el sentido contrario a las manecillas del reloj; la segunda noche es la dirección del oeste y se danza para superar a Tezcatlipoca, a quien se identifica con lo Oscuro, con el espejo del ego y todo su esplendor, que piensa y rige por su propia voluntad y representa a la mente. Tezcatlipoca fue el dios azteca de la noche y de la tentación; el oponente de Quetzalcóatl (lo espiritual); juntos complementaban la dualidad antagónica con que la cosmogonía azteca explica el mundo.
En nuestra Danza Dual de Medellín esa noche llovió a raudales, como si fueran baldazos de purificación que estoicamente recibimos dentro del círculo para sanar las viejas emociones acumuladas. Al amanecer el Creador nos regaló un arco iris doble y gigante, de 180 grados, que bañó las montañas de El Carmen de Viboral de lado a lado y nos dejó saber que la conexión era total y que el rezo estaba funcionando.
A la siguiente noche, en la puerta del norte, se danzó a Xipe Tótec, que es la parte masculina del universo, la región de la juventud y de la aurora, del maíz tierno. Representa la Renovación, la sanación, el dejar ir, el desprendimiento de lo que ya no es útil, la regeneración de la naturaleza espiritual de las personas, así como la transformación del suelo seco en suelo fértil.
Esa tercera noche se levantó la energía y a pesar del frío y la llovizna, se danzó también con la intención de sanar a los ancestros, de reconectar con la genética ancestral que llevamos en nosotros y que se extiende por siete generaciones hacia atrás y siete hacia adelante, bailando en total agradecimiento y curación de esa memoria ancestral.
En la cuarta noche de la danza se convoca a Huitzilopochtli, que significa colibrí del sur, por lo que esta deidad mexica custodia esa puerta durante la última ronda. Representa el corazón abierto junto a la voluntad para decidir y ordenar la creación de nuestro propio mundo, o sea que es la fuerza de voluntad inquebrantable a la que tenemos que acceder para vencer el control de nuestra mente (Tezcatlipoca). Esa noche los danzantes bailamos pintados con creaciones de nuestra propia visión en el Temazcal para presentarnos ante los espíritus y hacer la reconexión personal.
En cada puerta/dirección se realizan bailes con mandalas humanos en forma de estrellas, serpientes, espirales o vasijas, cuyas intenciones llevan pasos de armonía para conectar de manera complaciente con la Madre Tierra y el universo que nos contempla desde arriba.
En los descansos entre cada puerta/dirección, los abuelos y los 60 danzantes de esta Danza Dual de la Luna (cerca de 40 mujeres y más de 20 hombres) comparten sus chanupas (pipas sagradas) hechas de obsidiana negra rellenas de tabaco. Este rezo se realiza como un instrumento de reconexión y significa el vínculo espiritual para elevar nuestro interior al Creador. La obsidiana negra representa la noche, la energía para reconocernos a nosotros mismos y terminar con los miedos al tiempo que nos abrimos a recibir más luz, además de sanación, protección y visión.
Por aquello de que el fuego sagrado nunca se apaga durante la Danza, diferentes grupos de danzantes hacen las veces de cuidadores del fuego, por lo que cada día se asignan turnos a diferentes hombres y mujeres para que preparen el fuego del temazcal, mientras que otros grupos asisten en la cocina y otros con las letrinas, en un esfuerzo compartido de hermandad y sentido de comunidad, donde todos aprenden a realizar todas las tareas. Durante las tardes se realiza una reunión diaria de dos horas para escuchar las enseñanzas de las abuelas sobre las intenciones de la danza de esa noche y su significado.
Círculo Sagrado que crece por el mundo
De acuerdo a los portales Mujer Sagrada Despierta y www.abuelagloria.org el círculo madre de esta Danza Dual de la Luna nació en México, en Teotihuacán, con el nombre de Teoyolomeztli, que encabezado por la Abuela Malinalli y el Abuelo Mictochtli se realiza anualmente en el mes mayo. De allí nació el círculo de Danza de Luna Dual en Costa Rica, mientras en Medellín Ometeotzinmeztli es liderado por la abuela Gloria González Atekokolli y se realiza en el mes de agosto. El rezo se extiende al círculo Guaia Tchiametztli, liderado por Sakrey Iztaccihuatl, cuya primera danza dual tendrá lugar en febrero de 2019 -tambien en Colombia- bajo el nombre de Cumyama.
Del Círculo Ollintlahuimetztli liderado por la Abuela Mallinalli que se lleva a cabo en el mes de octubre en México en Teotihuacán han nacido varios Círculos de Oración de Danza de Luna (solo para mujeres) en México y en el mundo.
Metztliyolilitztli es liderado por la Abuela Itzpapalotl en Costa Rica y se realiza siempre en el mes de febrero. En Estados Unidos, Ayotlmetztli es liderado por la Abuela Silvia Mayahuel, cuya ceremonia tiene lugar durante el mes de junio. Al norte de México, en Durango, Metztliyolotlxochitl es liderado por Xiuh Xochi Mazatl y danzan durante el mes de mayo. En Colombia, el círculo Huiztlampayolotlmetztli es liderado por Tanameztli y se realiza en los meses de julio; mientras en Canadá el círculo Wateskunmetztli lo lidera Kaveesha Eve y la ceremonia es en el mes de agosto.
En Puerto Rico el Círculo Atabeyra Metzteopoxchikaualiz es liderado por Quetzali (Alyn sin Luna) en la Finca La Ceiba, donde danzan en el mes de abril y nace del círculo de la Abuela Itzpapalotl.
Personalmente, puedo expresar que -sin lugar a dudas- la Danza Dual de la Luna es una ceremonia que revive el conocimiento ancestral, sana relaciones, fortalece el corazón y nos llena de visiones y respuestas sobre el camino a seguir. Mientras danzaba, la Luna me recordó algunos secretos, como por ejemplo: “Los defectos que uno ve en el otro no son más que pruebas y lecciones que la vida te pone adelante para que las trabajes”. También me dijo que todos esos momentos y lecciones fueron aprobados por nosotros y nuestro Ser Superior antes de nacer. «Nada es trágico, todo es limpieza, cambio y transmutación”. Otra noche me susurró al oído que “el perdón llega a ser verdadero cuando el recuerdo deja de ser doloroso» y que «a veces somos arrancados de cuajo de dónde estábamos para seguir creciendo espiritualmente”.
También la Madre Tierra me regaló varios pensamientos durante esta Danza Dual, para reconectarnos con el Dios/Diosa Creador que somos y que llevamos en el corazón de nuestro Ser. Somos uno con Gaia y cuando nos damos cuenta de ello asumimos que los cambios planetarios son también nuestros propios cambios. «Si liberamos y transmutamos amorosamente nuestro enojo, entonces los volcanes no necesitarán estallar; si lidiamos con nuestras emociones, en lugar de sentirnos abrumados, entonces nuestros maremotos internos se convertirán en suaves olas y los huracanes en vientos sutiles… si fluimos con el cambio, aceptanto amorosamente cada nueva creación, entonces no necesitaremos las sacudidas de los terremotos … si sabemos que somos uno con la conciencia de la Madre Tierra, entonces sabemos que somos la puerta a las energías de Nueva Gaia y que llevamos en nuestro interior el matrimonio del Cielo y la Tierra y así podremos salir de la la ilusión de la Tercera Dimensión».
Durante esta Danza Dual de la Luna en Medellín se recibieron muchas bendiciones para nuestra realidad colectiva. Las energías recibidas trajeron abundancia de puro amor divino que se ancló en el corazón de cada hombre, mujer y niño del planeta. Estas frecuencias de amor puro llegaron de la mano de la Madre Divina de Todo Lo Que Es para ayudar a la Humanidad a abandonar los apegos del miedo y la separación, para que todos pudiéramos crear la nueva tierra de paz y unidad, enraizándolo primero en nosotros mismos.
Con estas cantidades de energías y frecuencias cósmicas se liberó mucha deuda kármica y se honró a la Diosa en nuestro Interior, eligiendo amar, honrar y nutrir la compasión por nosotros mismo y los demás. Siempre que la Diosa Interior sea reconocida, se manifestarán en nosotros sentimientos de paz, amor, libertad, riqueza, alegría, risa, inspiración, realización creativa y milagros. Todo ello expresando gratitud por nuestro cuerpo, pues es la extensión de la Diosa en su forma física (independientemente de si eres hombre o mujer), al igual que expresar gratitud por nuestra sabiduría y otros dones que la Diosa nos regala cada día, como los cinco sentidos para evocar sentimientos de paz, alegría, amor, pasión y libertad, en pleno contacto con la naturaleza.
En esos momentos -a pesar de lluvia, el frío y el cansancio- sonreí para mis adentros y bailé como hacía tiempo que no lo hacía: con el espíritu de mi niño interior danzando por todas mis relaciones. Gracias abuelita Metztli (abuela Luna) por la sanación ancestral recibida y por el honor de cargar tu chanupa (pipa) y poder rezar en familia todas las noches de luna llena. Gracias Madre Tierra por la reconexión, gracias a la Diosa Interior por hacerme recordar que de esta manera se cumple el mandato ancestral que dice: “Que en este tiempo vuelvan nuestras costumbres y vuelva a renacer la sabiduría de nuestros abuelos, porque es ahora cuando se está cumpliendo la profecía, y es ahora que se necesitan estas enseñanzas para sobrevivir estos tiempos de gran cambio”. Ometéotl
(Ometéotl: principio supremo y Dios de la dualidad, que representa la feminidad y la masculinidad simultáneamente y en equilibrio).
Para mayor información sobre la Danza Dual de la Luna puede ver en Facebook las páginas de la “Danza Dual de Luna Ometeotzinmetztli-Colombia” o de la “Danza Dual de Luna Teoyolometztli”, de la abuela Malinalli.
GRACIAS POR COMPARTIR
Sería bueno, que se ilustre con un vídeo, esa danza y así tener una idea completa sobre el artículo.