De Islandia a Suecia: ellos sí salieron de un colapso del sistema financiero

Rosa (Editora)

Caja fuerte Banco España

El FMI la ha elevado a categoría de ejemplo para salir de una crisis financiera. La economía de Islandia (el país con el segundo PIB per cápita más elevado del mundo) se hundió en 2008, pero ha resurgido. ¿Qué es lo que hizo para salir a flote? ¿Serviría su receta para el resto del continente?

Como decían del hombre que mató a Liberty Valance, cuando algo se convierte en leyenda, habla de la leyenda. Que es como decir que la verdad es lo de menos. Que es, también, lo que ha terminado ocurriendo con Islandia, país que se ha elevado a los altares de ejemplo para salir de una crisis financiera.

Porque la pequeña isla en el Atlántico Norte fue la primera en sufrir el impacto de Lehman Brothers en 2008 y, mientras que el resto del mundo vuelve a dudar, su economía está saliendo ya del agujero con la cabeza muy alta. ¿Cómo lo hizo? ¿Cuánto hay de verdad en su solución? Y, lo más importante, ¿se puede copiar la receta?

El Fondo Monetario Internacional y dos de los Premios Nobel de Economía más mediáticos (Paul Krugman y Joseph Stiglitz) creen que sí, que el pequeño país septentrional nos enseña al resto el camino.

Sin embargo, la vía islandesa no es la única posible. Sin bajar demasiado al sur, Suecia demostró en los años 90 que había opciones de afrontar un colapso del sistema bancario.

Aunque no salgamos todavía de Islandia. Independientemente de su acierto o error para manejar una situación por la que la deuda de sus bancos multiplicaba por diez su propio Producto Interior Bruto, habría que recordar sus dimensiones: con apenas 300.000 habitantes, su PIB es de algo más de 10.000 millones de euros. Antes de la crisis, hacía gala de presentar el segundo PIB per capita más elevado del mundo.

La Rioja, por poner un ejemplo cercano, suma más de 320.000 residentes y un PIB sensiblemente menor, de poco más de 8.000 millones. Para cerrar las comparaciones, toda la riqueza de Islandia equivale al 1% de la española, con lo que hay que ser prudentes a la hora de extrapolar cualquier medida porque la diferencia de cifras es abismal.

En cualquier caso, el agujero en que incurrieron sus bancos multiplicó por diez la capacidad del país y, aun así, han salido del agujero. ¿Qué hicieron? Básicamente, dejaron caer todo el sistema financiero, cuyas deudas pasaron a acreedores privados.

Una vez en manos ajenas, éstos se encargarían de vender los activos tóxicos, pero, en ningún caso, se socializaron las pérdidas mediante la inyección de dinero público en dichas entidades (que es el sistema que aún intenta el resto del continente).

«Lo que se vio comon un desastre para la nación hace tres años se ve cada vez más como un golpe de fortuna con el paso del tiempo. Los islandeses pueden haber perdido su sistema financiero, pero se salvaron de la carga de nacionalizar una deuda privada», explicó el ministro de Economía, Àrni Páll Arnason, hace unos días en unas jornadas auspicidadas por el FMI en Reykjavik para hacer balance de la situación.

«Islandia hizo zig-zag cuando lo convencional era hacer sólo zag», ahondó en el elogio el Nobel Paul Krugman en las mismas jornadas según recoge el propio FMI. El también articulista de The New York Times destacó que, entonces, no sólo se hundió a los bancos.

También se tomaron medidas para evitar la fuga de capitales, se depreció el tipo de cambio y se compensó por la vía del gasto para ayudar a las clases más bajas (aunque en el primer ejercicio se congeló cualquier decisión en este sentido).

A partir del segundo, y no sin pocos enfrentamientos con el FMI (que no quería más gasto), se pasó a garantizar el estado del bienestar en todo el país. Parte del dinero necesario para esto último se tomó de una subida impositiva sobre aquellos que cobraban más. Gracias a este sostenimiento, el consumo se mantuvo pese a la sangría de inversiones extranjeras.

En esta bonita historia hay alguna que otra sombra, como la del caso Icesave, la disputa por las pérdidas de depósitos procedentes de clases medias del Reino Unido y los Países Bajos, que invirtieron en bancos islandeses y se han quedado sin nada. La polémica sigue en los tribunales.

El otro ejemplo viene de Suecia

Para tomar una segunda perspectiva de cómo salir de un descalabro bancario, hay que tomar un barco hasta Suecia y viajar en el tiempo hasta los años 90.

Según acaba de recordar el Círculo de Empresarios, el país nórdico adoptó una serie de decisiones que se pueden resumir en cinco.

La primera fue aprobar un plan integral de saneamiento, que se complementó con la creación de una autoridad independiente que apoyó al sistema bancario y que disfrutó de una financiación abierta.

En tercer lugar (y quizá más importante porque se empieza a debatir en España), los bancos sin solución fueron intervenidos con total transparencia. Eso sí, se dividió sus activos en buenos y malos, pasando los negativos a unas agencias (algo así como otros bancos) que fueron vendiendo poco a poco la cartera.

Traducido al español, se trataría de crear un gran banco malo que asuma los activos inmobiliarios y los gestione sin las prisas que sí apuran a la banca tradicional. Los ingresos que se reciban servirían para equilibrar el sistema más adelante.

De regreso a Suecia, la cuarta medida que se tomó fue la garantía ilimitada del pasivo bancario, con lo que se frenó la fuga de depósitos (es decir, que la gente huya de los bancos). Para eso está, se supone, el Fondo de Garantía de Depósitos.

Y, por último, los accionistas soportaron buena parte de las pérdidas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx