Decidir u obedecer ¿Las decisiones te generan culpa?
¿Haces lo que decides o lo que obedeces?
¿Te cuesta decidir? ¿Tus decisiones son tuyas o provienen de los deseos de alguien más? ¿Cuál es la verdadera razón que hay debajo de las cosas que haces? De la necesidad de aprobación y reconocimiento nace la necesidad de complacer a otros por encima de tus propios valores.
decidir obedecer toman decisiones por ti
¿Tienes votos de obediencia?
Si creciste rodeado de personas estrictas o que se enojaban con facilidad y te hacían sentir culpable de sus estados emocionales (quizás hasta te agredían físicamente).
Es posible que te hayas prometido de manera inconsciente evitar a toda costa hacer enojar a otros; Y de alguna forma vas por la vida privándote de cosas para evitar ser castigado o sentirte culpable.
Si quieres ir más allá probablemente en esta o en otra vida fuiste militar, religioso, sacerdote o monje… Y sometiste tu voluntad, necesidades y acciones a las de una institución o un superior.
Si te pones a analizar, los militares piden permiso para descansar, para retirarse, etc. Y dicen: “yo solo seguía órdenes” para endosar la responsabilidad de sus acciones.
Y los religiosos restringen incluso hábitos alimenticios, sexualidad, etc…
Con lo anterior no quiero llegar a un punto de decir que esté bien o mal, sino detectar si eso aún es válido para ti, si eso aun refleja tus valores y lo que tú eres. O si en este momento te causa malestar.
Si es así te invito a respirar profundamente:
Entra en contacto con ese instante dentro de ti y lo que sientes hacia esas personas y di: «Gracias, estoy dispuesto a soltar la necesidad de que decidas por mí. Desde ahora yo tomare mis propias decisiones.”
Suelta…
Ahora, no tiene sentido, que resientas a las personas o instituciones a las que obedecías. Con esto me refiero a que con frecuencia nos convertimos en aquello odiamos o juzgamos.
Te invito a que te preguntes ¿a quién le exijo obediencia con rigurosidad, a quién manipulo, castigo o hago sentir culpable? ¿A quién no dejo ser?
Pensaste en tus hijos, tu pareja, alguien en particular o dijiste: ¿ yooo?¡ A nadieeee!
¿Y a ti? ¿te lo haces a ti mismo?
Lo importante aquí nuevamente no es que busquemos un culpable, sino que encontremos una solución a tu malestar.
Y la única solución es el perdón. Y este llega solo a través de la aceptación. Aceptar que el pasado no se puede cambiar.
También reconociendo que cuando se está aprendiendo se comenten errores. Llegamos a este mundo sin manual, todos estamos aquí aprendiendo a punta de ensayo y error.
Eso te incluye a ti y a aquellos que te ofendieron.
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Dando es como se recibe. Según la ley de causa y efecto y la ley del karma, has recibido hasta ahora lo que has dado ( consciente o inconscientemente) en esta o en otra vida. Y como rezan la ley del reflejo y la proyección tu mundo exterior es un eco de tu mundo interior.
Es la voz de tu alma gritando que tienes creencias erróneas, limitantes. Que no son un reflejo de tu esencia verdadera. Que es libre, ilimitada y puro amor incondicional.
Como sabes tus pensamientos crean y transforman tu realidad. Si cambias tus pensamientos, cambiaran tus sentimientos y acciones, por ende tu realidad.
¿Y si decides dejar de verte y ver a los demás con los ojos del pasado? Decide ver con los ojos del que te creo a ti.
Donal Walsh dice que Dios te ve “como un niño pequeño que aprende a caminar” no te pega porque te caíste! Mírate y trátate con esa paciencia y amor.
Observa que estás frente a la oportunidad de comenzar nuevamente y sembrar las semillas de lo que quieres cosechar. Puedes decidir de nuevo.
Recuerda que el regalo más sagrado que Dios dió al hombre y lo diferencia de toda la creación se llama libre albedrío.
Esa capacidad única de decidir. Si tus decisiones o falta de decisiones te llevaron a un punto en el que no eres feliz. Entonces te tengo una noticia. Tu puedes decidir de nuevo, elige algo diferente.
Una ayuda para decidir…
La mejor elección es siempre la que te da paz. Al momento de tomar un decisión, piensa en cada opción y presta atención a tu cuerpo. Si te sientes relajado, feliz es una gran elección.Si alguna opción te hace sentir angustia, rabia, intranquilidad…
Pregúntate cuál es la verdadera razón detrás de eso que quieres. Hazle la prueba de los 5 por qué. Y descubre si merece la pena o si hay una forma más placentera de satisfacer esa necesidad.
¿Cómo se hace? Simplemente preguntas ¿para qué o por qué quiero esto? Y una vez que te respondas te vuelves a hacer la misma pregunta y así sucesivamente. ¡Es un ejercicio muy revelador! ¡Haz la prueba y comentas!
Un abrazo cibernético lleno de luz y amor para ti
Con Amor KarlaCarola
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