Dedicar el mérito: ¿Para qué?

Si claro que es extraño oír eso de “vamos a dedicar el mérito” cuando a veces pensamos que solamente  basta con agradecer lo que recibimos, o no molestar a nadie a nuestro alrededor,  algo así como permanecer neutrales o inmóviles ante las situaciones que nos rodean.

Pero “Dedicar el mérito” es muy importante en las tradiciones de oriente, en la cultura tibetana es primordial, es parte de lo que  hacen diariamente, en todo momento.

Pero en ¿qué consiste la práctica de dedicar el mérito? Básicamente en ofrecer todo el esfuerzo constructivo y edificante que realizamos en todos los momentos de nuestra vida cotidiana en beneficio de todo aquél que lo necesite, los seres que nos son cercanos como amigos y familia, los que nos son neutros o conocidos y todos aquellos que no conocemos como personas de otros países o estados, que pueden estar atravesando por momentos difíciles.

En momentos difíciles podemos incluir a aquéllos materiales, emocionales y espirituales como, tal vez, sobreponernos a la pérdida de un ser querido o del trabajo, alguna preocupación de salud y también algunos obstáculos espirituales como el no poder conectar con nosotros mismos o en la meditación cuando después de invertir mucho tiempo no obtenemos algún progreso en nuestro desempeño.

Lo que marca la diferencia aquí es que en lugar de pedir, nos orientamos a ofrecer todo el esfuerzo realizado e invertido en hacer actividades edificantes en beneficio de los otros, por ejemplo cuando tal vez en lugar de reaccionar con enojo a situaciones difíciles lo que hacemos es permanecer pacientes, tolerantes y empáticos, sin duda es una actividad que requiere de mucha energía, concentración y buena orientación de nuestra parte, es por eso que generamos gran cantidad de mérito positivo y en lugar de quedárnoslo o dejar que se pierda lo dedicamos para todo aquél que lo necesite.

De igual manera, si en algún momento dañamos a alguien y nos percatamos que hemos cometido un error, podemos dedicar que todo el mérito positivo resultado del arrepentimiento y restitución del daño sea de bienestar para todo aquél que lo necesite.

De alguna manera ésta práctica nos permite estar atentos a nuestras acciones y que de manera ulterior todo lo que hacemos de mente, palabra y cuerpo cuenta, así que el permanecer conscientes de lo que realizamos es una manera también de generar gran cantidad de mérito positivo.

Cuando dedicamos el mérito básicamente lo que debemos hacer es decir o desear internamente :

“Que por este mérito pueda liberar a todos los seres del sufrimiento agitados por las olas tormentosas del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte, que el espíritu altruista pueda nacer allí donde no lo ha hecho y que allí donde ya surgió que no se deteriore sino que crezca cada vez más.”

No es tan importarte decirlo tal cual, lo vital como siempre, es que tengamos toda la intención de que así sea y aunque parece una meta difícil de lograr, es importante generar toda la energía positiva posible en beneficio de todos los que nos rodean, finalmente estaremos generando un círculo de gratitud y buenas aspiraciones alrededor nuestro en todo momento.

De manera última estaremos girando nuestra mente desde una aproximación del solamente pedir hacia el ofrecer y agradecer, del pensar sólo en nuestro beneficio al de todos los demás y a actuar de manera empática con nuestro entorno entendiendo que no todos atravesamos por situaciones agradables y deseamos que al menos todas las que no lo son cambien en la medida de lo posible.

Esta práctica es muy corta no lleva más de tres a cinco minutos pero el impacto en nuestro interior y desempeño es enorme, estamos entrenando de manera eficiente a nuestra mente y a nuestro corazón.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca