Despertando a la consciencia…… «A CAÑONAZOS», por Amrit Sajjad

Jorge Gomez (333)

lagrima

Hoy pedí un deseo, fué después de oír acerca del atentado terrorista en Francia. Esa petición al cielo fue un deseo para entender, fué casi como implorar por una explicación y así poder seguir confiando y sosteniendo mi propia fe en la gente, en la vida, en Dios, y aquel deseo, quizá por la legitimidad de su nitidez y la pureza de su procedencia, un profundo pozo de dolor y rabia dentro de mi, se cumplió de inmediato, y entendí, entendí el porqué de que ocurran estas cosas y de que la raza humana «parezca» que va a peor cada día que pasa.

De pronto entendí. Fue a través de unas simples imágenes de televisión. Vi como una mujer, una mujer de a pie, besaba la cabeza de alguien a quien estaban entrevistando, y que habría estado en la discoteca de la barbarie, un señor de poco pelo, que con cara extraviada trataba de contestar coherentemente. Éste se volvió hacia quien le besó y en su cara se pudo ver la sorpresa cuando comprobó que no conocía a la persona que le besaba. En ese momento comprendí que debía haberse producido un pequeño paso en su conciencia, si no en quien era besado, si en quien besaba, me temo que en los dos, un paso que les permitió vislumbrar con claridad los limites que nos suelen cohibir al compartir nuestro amor, hasta con quienes amamos.

Despertar nuestra consciencia

Inmediatamente después la locución continuó comentando como una multitud de Franceses habrían abierto sus puertas para atender, consolar y auxiliar a montones de otras personas y de nuevo me cruzo la misma idea, una idea que me hizo sonreír esperanzado, una idea que ya si logró instalarse en mi con el mayor de los créditos: que la única razón por la que existe ésta y tantas otras barbaries, que no por cotidianas son menos inhumanas, tan cercanas como la injusticia social que mata niños, la hipocresía del sistema que machaca nuestra inocencia, o el desamor que nos hace tensos y eternamente tristes, la única razón, tendría que ser, que la Suprema Inteligencia que está detrás de todo, y que, si queremos, podemos llamar Dios, (yo asi le llamo), nos pone tales atrocidades delante de nuestras lustrosas narices, como único modo de despertar nuestra consciencia.

Esos bestiales momentos reales, en este caso materializados por salvajes Yihadistas, no hacen mas que despertarnos, si acaso momentáneamente pero tienen el gran valor de sacar fuera lo mejor de nosotros los humanos. Como hizo con esa compasiva besadora de cabezas desconocidas, y, muy probablemente también, con el buen señor que fue besado, o con esos miles de Franceses que abrían sus puertas a desconocidos en aquellos momentos de terror.

Y, me hace pensar que, por extensión, también tocó, o dejo tocados,a otros tantos millones de corazones que, como yo, hoy nos pudiéramos, o debiéramos estar cuestionando, si no fue mayor crimen no permitir, por vergüenza durante aquel telediario, que salieran tantas lagrimas como quisieran, limpiando el dolor de nuestro espíritu.

Amrit Sajjad

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