Diagnóstico espiritual para los trabajadores de la luz
El diagnóstico espiritual es uno de los cinco apartes que componen la historia clínica pedagógica del discípulo y nos permite determinar la edad relativa del alma.
El historial vital del alma, el aspirante, es la historia de su respuesta a las energías aplicadas, o su rechazo a ellas. Pequeñas unidades de energía son impelidas a hacer contacto (impacto) con grandes campos de fuerza (planos). Según la intensidad del impacto, así será la respuesta entre la unidad de energía y el campo con el que se ha hecho contacto y, análogamente, la calidad y la actividad vibratoria de los átomos de materia atraídos y agrupados. De esta manera, éstos constituirán una forma temporaria que puede verse exteriorizada (cuerpo) y ser relativamente tangible y actuar como modo o medio para que el alma pueda ponerse en contacto con formas y expresiones superiores de vida divina. Cuanto más intrincada es la organización del cuerpo y más complejo y perfecto el mecanismo de respuesta, con mayor claridad se definirá la edad del alma. El alma no tiene edad desde el punto de vista del tiempo, tal como la humanidad lo entiende. Es inmortal y eterna. Ante el alma pasa el caleidoscopio de los sentidos y el drama de la existencia fenoménica externa; pero a través de todos estos acontecimientos que suceden en tiempo y espacio, el alma siempre mantiene la actitud del Espectador y del Observador que percibe, observa e interpreta. No obstante, la edad del alma determina el estado de percepción. Esto es lo que buscamos cuando aplicamos el test de Bender a un niño de preescolar: determinar que la mente se ajusta a las leyes de percepción.
Cinco períodos de crisis señalan la transferencia de la vida del alma de una raza a otra. La liberación del alma se produce cuando ha llevado a cabo el trabajo de salvar a la materia utilizándola e integrándola en las formas.
- La coordinación de las naturalezas física, astral y mental en un todo fusionado. En sentido racial, dicha coordinación se está realizando en la raza Aria, y el proceso terminará (para la humanidad) cuando el sol entre en el signo zodiacal de Sagitario, así como ahora está entrando en el signo de Acuario. Esta coordinación está desarrollándose rápidamente entre los miembros avanzados de la familia humana, y debiera ser el objetivo del entrenamiento de todos los adolescentes entre los catorce y los veintiún años.
- La coordinación comienza entre el alma y la personalidad; el alma enfoca su atención en la naturaleza astral o de deseos. Es la tarea inmediata de los aspirantes del mundo en la actualidad, y será la meta de la raza que suceda a la Aria.
- La coordinación entre el alma, la mente y el cerebro, excluyendo el cuerpo de ilusión, el astral. Ésta es la meta peculiar de los discípulos mundiales.
- La coordinación que debe establecerse entre el alma, la personalidad purificada y la Jerarquía. Es la meta de los Aprendices del mundo en la actualidad, y la de todos los que se encuentran entre el primer y tercera grado de aprendizaje. Esta culminación se alcanza finalmente en la ceremonia del tercer grado denominada Transfiguración.
- La coordinación entre el alma, la personalidad y el espíritu. Tiene lugar mediante la Jerarquía de Almas. Este proceso se lleva a cabo después del tercer grado de aprendizaje.
El primer criterio a tener en cuenta para hacer un diagnóstico espiritual, es la conformación del cuerpo causal.
La Flor del Yo representa la luz del alma, es el centro cardíaco del Espíritu, análogo al centro cardíaco humano. Se simboliza como una flor de nueve pétalos que guardan la joya dentro de la flor.
En las tres hileras de pétalos se oculta la clave del misterio de las 777 encarnaciones. Las cifras no indican el número exacto de años, sólo son representativas y simbólicas, y tienen por objeto dar la idea de tres ciclos de duración variable, basados en la naturaleza septenaria de la mónada en manifestación.
Primero. Las 700 encarnaciones. Se refiere a la apertura de la hilera externa. Constituye el período más largo. La vibración inicial es lenta y pesada y han de transcurrir millones de vidas antes que el intercambio de energía entre el Ego y su reflejo, el yo inferior.
Debe reflexionarse cuidadosamente sobre la idea de un septenario de siglos y, como siempre en todo tema ocultista, también ha de tenerse en cuenta la idea de la triplicidad, conjuntamente con un período sintetizador, resumen de la triple coordinación:
3 períodos de 3 decenas | 90 años |
1 período sintetizador | 10 años |
Repetido siete veces. | X 7 |
TOTAL | 700 años |
Cada ciclo (nuevamente en forma figurada) vitaliza a uno de los pétalos más que a otro, teniendo un efecto definido sobre cada uno.
Segundo. Las 70 encarnaciones. Se refiere a la apertura de la hilera media. Mucho podrá aprenderse si se trata de comprender lo que ocultamente significa que algún iniciado (como el Cristo) enviara a sus seguidores en grupos de setenta, de dos en dos. Estas setenta encarnaciones se ocupan principalmente de desarrollar el amor en la vida personal, la evolución de la naturaleza astral, basándose en el reconocimiento de los pares de opuestos, y el equilibrio de ambos por el amor y el servicio.
Tercero. Las 7 encarnaciones. Son las que se pasan en el Sendero de Probación. Es un período interesante en que tienen lugar ciertas cosas que podrían describirse de la manera siguiente:
Las dos hileras externas de pétalos son estimuladas en un sentido nuevo y especial por medio del acto consciente del discípulo probacionista. Hasta ahora, gran parte del trabajo ha sido realizado de acuerdo a las leyes comunes de la evolución y se ha efectuado en forma inconsciente. Pero todo cambia cuando el cuerpo mental entra en actividad y dos de los pétalos de voluntad se coordinan y el otro “activa” la vitalidad y se abre.
El fuego o energía de estas dos hileras empieza a circular por el triángulo atómico, y cuando esto sucede, marca una época muy importante; ha culminado el trabajo dual tanto en la vida personal inferior como en la egoica:
En el Sendero de Probación, el rayo del cuerpo físico debe subordinarse a los poderes que emanan de esos rayos egoicos que afluyen desde la hilera externa de pétalos de la Flor del Yo, los pétalos del conocimiento. En el Sendero del Discipulado el cuerpo astral es subyugado por el rayo del alma a medida que afluye desde la segunda hilera de pétalos, los del amor. En el Sendero de Iniciación, y hasta la tercera iniciación, el rayo del cuerpo mental es subyugado por la fuerza de los pétalos del sacrificio, que están en la tercera hilera de pétalos. Así los tres aspectos de la personalidad son subyugados por la energía que emana de los nueve pétalos del Flor del Yo. Después de la tercera iniciación, la entera personalidad, compuesta de los tres aspectos, se hace sensible a la energía del fuego eléctrico puro o vida, a medida que afluye a través del cerrado «capullo que se halla en el corazón del Flor del Yo».
El segundo punto clave en la elaboración del diagnóstico espiritual es determinar si el Trabajador de la luz es un místico o un mentalista, si está siguiendo aun la doctrina del ojo o se encuentra expresando la doctrina del corazón.
La Doctrina del Corazón rige el desarrollo del mentalista; la doctrina del ojo -de la visión- rige la experiencia mística. La doctrina del corazón está basada sobre la naturaleza universal del Alma, condicionada por la Divinidad, el UNO, e implica realidad. La doctrina del ojo se basa en la relación dual entre el Alma y la Personalidad. Involucra las relaciones espirituales, pero también se halla implícita la actitud o el reconocimiento de los polos opuestos.
El tercer punto a tener en cuenta en la elaboración del diagnóstico espiritual, es el avance logrado en el tejido del cordón plateado. El período comprendido por el tejido consciente del cordón plateado se extiende desde las etapas finales del Sendero de Probación hasta finalizar el tercer grado: La transfiguración.
El hilo de la vida, el Cordón Plateado es, en lo que al hombre concierne, de naturaleza dual. El hilo de la Vida, propiamente dicho, que es uno de los dos hilos que constituyen el Sutratma, está anclado en el corazón mientras que el otro encarnando el principio de la conciencia, está anclado en la cabeza. Los hilos que el hombre crea son tres y, con los hilos fundamentalmente creados por el Alma, constituyen los cinco tipos de energía que hacen del hombre un ser humano consciente.
La utilidad de los cinco diagnósticos del trabajador de la luz es llegar a comprender cuáles son:
- Su rayo del alma.
- Su rayo de la personalidad.
- El rayo que rige su mente.
- El rayo que rige su cuerpo emocional.
- El rayo que influye a su cuerpo físico.
Cuando ha logrado este quíntuple conocimiento, ha cumplido el mandato délfico: «conócete a ti mismo», y queda completo su historia clínica pedagógica.