EL ADIÓS – Carlos Alberto Seguín, inspirado en Kahlil Gibran

Núria Avelina


«Si el adiós se pronuncia entre dos seres que nunca se conocieron, es una palabra innecesaria; si dices entre dos que eran uno, es una palabra que no tiene sentido».

ESCUCHA…

LEER…

Y entonces un hombre y una mujer, tomados de la mano y con lágrimas en los ojos, se acercaron a él y le dijeron: «Cuéntanos sobre el adiós».

Y él, mirándolos con infinita ternura, respondió:

«Así como no os encontráis cuando vuestras manos se encuentran o vuestras voces se mezclan, sino cuando vuestros corazones se unen y vuestros espíritus hablan entre sí, así no os separáis cuando partáis materialmente o cuando vuestras miradas son buscadas sin poder encontrarse o cuando vuestras manos no pueden darse calor. Pero cuando un muro se levanta entre sus corazones y cuando sus espíritus ya no hablan el mismo idioma.

El pájaro besa suavemente la flor por un momento y luego se mezcla con el cielo. Y, sin embargo, ha dejado en los pétalos el corazón del fruto del mañana;

El río toca las raíces de la planta que se refleja en él y sigue su curso. Y, sin embargo, su agua permanecerá en el árbol y se calentará y perfumará en sus flores.

Por lo tanto, si realmente se han conocido, si sus almas se han derretido como el agua y el árbol, el espacio y el tiempo no pueden separarlos, porque lo mejor de uno florecerá en el otro a través de los manantiales.

Y el agua del río, hecha savia en el árbol, se elevará con ella, en un canto de gracias al cielo.

Y cuando en un futuro cercano o lejano, las manos del Destino, te vuelvan a poner cara a cara, no dirás: «Te perdí y te encuentro de nuevo». Pero: «Fuiste un sueño que vivió en mí para convertirse en realidad».

Y si habéis vivido, a pesar de la distancia y el tiempo, unidos unos a otros, vuestro reencuentro no será el del viajero que regresa a su ciudad y la encuentra cambiada, sino como el de quien besó los capullos de su jardín una puesta de sol, soñó con ellos durante la noche y, cuando despertó, Los vio, con alegría, convertirse en flores.

O como el que cerró los ojos velados por las lágrimas por un momento y, cuando los volvió a abrir, encontró al Ser Amado, más bello, más puro y más suyo.

En verdad, te digo, el adiós no existe.

Si se pronuncia entre dos seres que nunca se conocieron, es una palabra innecesaria; si dices entre dos que eran uno, es una palabra sin sentido.

Porque, en el mundo real del espíritu, sólo hay encuentros y nunca despedidas. Y porque la memoria del Amado crece en el alma con las distancias, como el eco en las montañas del crepúsculo».

CARLOS ALBERTO SEGUÍN
Poema incluido en la edición peruana del libro «El Profeta» de Kahlil Gibran

KAHLIL GIBRAN
Libros de Kahlil Gibran

FUENTE: https://mivozestuvoz.net/2020/07/18/el-adios-kahlil-gibran/

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx