El eco, en la Feria del Consumo Responsable de Tarragona
Daniel Jiménez • 23/12/09 • En la Categoría Economía solidaria
UN ECOAyer se puso el punto final a la Feria del Consumo Responsable de Tarragona, que desde el pasado 12 de diciembre se ha dedicado a analizar en profundidad las repercusiones sociales, económicas y medioambientales del consumo. El evento ha estado organizado por SETEM, la Universidad Rovira i Virgili, el Ayuntamiento tarraconense y Xarxa Eco, la red ciudadana que el pasado 27 de octubre puso en circulación el eco, su moneda social complementaria.
Desde que se introdujo esta nueva moneda libre de tipos de interés, ya se han intercambiado más de 5.200 ecos a través de distintas operaciones. Transacciones destinadas siempre a adquirir alguno de los más de 200 productos y servicios que ya se ofertan a través de esta iniciativa. El eco se puede emplear además en 170 redes de intercambio de todo el mundo, seis de ellas situadas en España.
La Feria del Consumo Responsable ha sido un interesante escaparate para dar a conocer este nuevo proyecto, como destaca a Noticias Positivas Sebastián Corradini, uno de los miembros de Xarxa Eco. “Ya se han apuntado 90 personas a nuestra red. La mitad en estas dos semanas de la feria”. Muchas de estas personas acudieron al puesto de Xarxa Eco en la muestra abierta al público que tuvo lugar el 12 de diciembre, día de la inauguración del evento, en la Rambla Nova de la ciudad catalana.
Una jornada sobre el eco
Pero el momento de mayor protagonismo de Xarxa Eco dentro de la feria tuvo lugar el pasado viernes, cuando se celebró una charla dedicada a la moneda social y el intercambio comunitario en el Ateneo Libertario Alomà. Los ponentes fueron el propio Corradini y otros dos compañeros suyos en la red, como son Roger Cáceres, economista, y Marcus Packard, coordinador. El principal objetivo del acto fue explicar a los asistentes las diferencias entre el dinero convencional y el dinero sin intereses.
Así lo explica Corradini: “al tener interés, la moneda convencional crea y fomenta una presión favorable a la sobreexplotación de los recursos naturales y de las personas. La razón es que resulta muy atractivo convertir los recursos naturales o el trabajo de las personas en dinero, debido a que este dinero crece en los bancos al ritmo que marcan los tipos de interés. Con la moneda social se ayuda a aliviar esta presión ya que carece de interés. Se usa sólo cuando hay una necesidad real de dos partes que quieren intercambiar algo”.
El miembro de Xarxa Eco apuesta, como muchos economistas expertos en el tema, por la creación en el futuro de lo que se ha dado en llamar un “ecosistema de monedas” que haga posible una economía más eficiente. En este ecosistema cohabitarían las monedas convencionales con las sociales. “La moneda convencional con interés es atractiva para las grandes inversiones y los momentos en los que hace falta un desarrollo económico fuerte. Pero si hablamos de los intercambios entre las personas, la moneda convencional plantea un problema cíclico. Y es que, cuando hay una crisis, ese dinero tiende a escaparse de la gente para concentrarse en las entidades donde se maneja el capital. Esto no sucede con el eco, ya que nuestra moneda social sólo se puede crear cuando hay un intercambio real, un servicio o un trabajo realizado, lo que impide que ese capital salga de las manos de la gente. La propia gente lo crea y lo intercambia”.
Este proceso de creación de dinero es lo que más curiosidad levantó entre los asistentes, que querían saber cómo se emitía la moneda, y si existía alguna autoridad monetaria dentro de la red encargada de dicha labor. “En nuestro sistema no hay una figura de este tipo. Son los propios usuarios de la moneda los que la crean. Únicamente se emiten ecos cuando hay un intercambio real de productos o servicios. Estos intercambios deben quedar registrados en un programa informático online al que los miembros de la red están apuntados”, explica Corradini.
El eco tiene además un valor añadido, como es el establecimiento de lazos personales entre los participantes en el proyecto. “Una mujer nos dijo que no entendía los aspectos técnicos de la moneda, pero que a pesar de eso utilizaba el eco, y destacó que no sólo le había ayudado a superar sus problemas económicos. Valoró además que había una relación humana muy buena con los otros miembros de la red, y que este dinero te permitía conocer a gente muy buena en la que podías apoyarte”, concluye Corradini. En definitiva, se trata de una moneda que convierte el intercambio en una herramienta para sustituir la competencia por la cooperación, fortaleciendo el sentimiento de pertenencia a la comunidad.
DATOS DE CONTACTO:
www.xarxaeco.org
Foto: Diseño del billete de un eco. Cortesía de Xarxa Eco.