El gran misterio, por Jordi Morella

Jorge Gomez (333)

puerta mística

Nos encontramos en tiempos donde se nos facilita que la oscuridad desaparezca y nos muestre todo su contenido ante todo aquel que se predisponga a saber de él mismo.

Grandes puertas, hasta ahora cerradas para la mayoría de los seres humanos, se han entreabierto para cruzar su umbral y pasar al espacio de la Luz, donde toda pregunta obtiene su respuesta, y donde la existencia tiene un sentido bien definido según cada uno.

Puertas de un gran acontecimiento planetario y universal son abiertas para que la ignorancia dé paso al conocimiento y éste pueda llevar al individuo a la sabiduría.

Ahora son instantes únicos en la evolución del firmamento, con nuestro despertar como vida elegida para un libre albedrío y una consciencia bendecida por la Gran Voluntad Divina, nuestra Fuente existencial.

Parte de la humanidad ha despertado, acudiendo a esta llamada realizada desde las más altas esferas celestiales. Parte de los seres con condición humana han decidido aceptar este reto y adentrarse en el camino de la Luz para saber y recordar quién es. Esta aceptación hace que cada uno de los predispuestos sienta un impulso que le lleve a indagar sobre lo que hasta ahora ha sido un misterio de nuestra existencia: nuestra procedencia y quienes somos.

Multitudes han despertado siendo atraídos por las buenas nuevas que se le han presentado debido a los tiempos que vivimos, mostrando el fruto de otros que, en un pasado, dieron los primeros pasos hacia la liberación del alma y la comprensión de nuestra existencia en este plano dimensional. Fueron los precursores de este movimiento de despertar y luz que ahora vivimos.

El somnoliento ser que ha empezado a despertar y a dar los primeros pasos, busca en su entorno donde ver más luz y dirigirse a ella. Precursores de antaño, con energía chamánica, abren sus puertas y su camino para todos aquellos que sientan también este camino. Numerosas propuestas destinadas a este fin llaman a la puerta de nuestro despertar.

El ser busca y busca para llenar esta inquietud de saber y conocimiento. Da pasos hacia la materialización del bienestar interior. Sin darnos cuenta nos abrimos a la búsqueda de aquello que, de algún modo, resuena en nuestro interior. ¿Cómo podemos encontrar algo fuera de nosotros si lo que sentimos se encuentra dentro de cada uno? Buscamos en la dirección equivocada. Queremos Luz y nos olvidamos que esta Luz está en nosotros. Continuamos buscando más allá de nuestro interior, aquello que ya se encuentra en nosotros. Podemos encontrar puertas dispuestas a mostrarnos el camino en nuestro entorno, pero tengamos presente que solo son indicios para llegar a nosotros mismos.

Imaginaos alguien que quiere saber cómo se construye una casa. Siente la necesidad de saber cómo hacerse él mismo un hogar confortable, duradero y seguro. Imaginaos que para esto, empieza a hacer cursos de cómo se hace un altillo, desván o tejado. Para él esto es lo más importante en estos momentos. Es lo primero que ha encontrado en su camino. Es un primer paso, cierto, pero para la construcción de un hogar se necesitan unos buenos cimientos y un buen material. En vez de empezar por aquí, se adentra en el tipo de tejados y en cómo decorar su casa futura: muebles, cortinas, tipos de cocinas,….

Este ser está perdiéndose en su camino de despertar. Está valorando aspectos que son posteriores a la esencia de una buena construcción e ingeniería.

De alguna manera, esto está sucediendo en los tiempos actuales. Cierto es que son pasos que nos pueden llevar a la totalidad de la comprensión de un cálido y reconfortante hogar, pero antes, uno debe de aprender a cómo crear unos buenos pilares para que sostenga todo lo demás.

El misterio continúa sin aclararse del todo. Nos centramos en aspectos, a veces complementarios sin tener en cuenta lo que en verdad es primordial, y éste, eres tú.

¿Por qué no empezamos por el qué sentimos cuando estamos en silencio? ¿Por qué no nos quedamos unos instantes sintiendo aquello que nos inquieta? ¿Por qué nos sentimos removidos ante tal persona o situación? ¿Por qué me siento impotente en momentos determinados? ¿Por qué nos alteramos cuando nos encontramos ante alguien en concreto o una situación cotidiana? ¿Seguro que tenemos una buena base en nuestro ser? ¿Qué tal si empezamos por aposentar estos pilares internos para no zozobrar cuando aparezca la mínima brisa en nuestro entorno?

El misterio continúa sin ser revelado la esencia de quienes somos. Buscamos de dónde venimos, técnicas con etiquetas diferentes, siendo casi lo mismo que otras, potaje de actividades clasificadas para el “buen desarrollo de la persona”, en cambio, continuamos sin mantener del todo la estabilidad interior. Sentimos el vacío, a menudo, al no llegar a percibir ni sentir la llave y la fuerza que hay en mí, en cada uno, para transmutar toda situación de malestar en nosotros.

Muchas veces empezamos por el tejado nuestro nuevo hogar. Vemos que estamos dando pasos, pero no acabamos de sentirnos realizados, ni amados ni comprendidos por los ambientes donde habitamos. ¿Por qué?

Es bueno saber cómo realizar un tejado o un desván, pero de nada sirve, a nivel de la practicidad de nuestro proceso si antes no anclamos unos buenos cimientos para sostener todo lo que queramos construir después. ¿Un tejado encima de unos pilares desencajados y agrietados? Como en el cuento de los tres cerditos, a la primera tempestad nos venimos abajo. ¿De qué ha servido hacer esta construcción si no ha habido una solidez y firmeza en nuestro espíritu?

Nadie nos dijo al venir, que sería todo fácil, porque el camino de ir recordando y descubriendo el verdadero camino sería lo que nos permitiría ir aposentando las bases seguras de nuestra dirección.

Vivimos tiempos donde la experiencia de algunos les ha llevado a estar en un lugar visible para muchos y orientar a las almas en proceso de descubrir el verdadero camino. Hay luz en ellos y una sabiduría obtenida a través de su propio proceso para llegar a uno mismo. Ahora es tiempo donde el corazón empieza a tomar el papel que le corresponde. Empiezan a emerger voces de diferentes corazones a lo largo de nuestro amado mundo indicando el camino a seguir para la realización de sus respectivas almas, y así, el ser de este corazón y alma, pueda discernir qué es lo que más le hace vibrar para dar los nuevos pasos. Dejaos llevar por él. El proceso es el mismo para todos, no así las experiencias vividas en él. Tu corazón te hablará claro y alto.

Empezar por el tejado o por complementos de nuestro proceso nos puede hacer distraer de lo verdaderamente importante para nosotros. Para que la divinidad en cada uno pueda llegar a manifestarse, se necesita Amor, y es desde el Amor, que llegaremos a nosotros.

A veces solo se necesita estar solo para abrir la puerta de nuestro bienestar y aposentamiento en el camino adecuado para nuestra alma. La fase de la crisálida espiritual es importante para discernir, ver la luz del camino y sentir, que aquello que buscamos ya se encuentra en nuestro interior. Podemos necesitar una guía, pero no confundir la guía como la fuente de vuestro bienestar.

Conocer tu potencial, tus herramientas y tu capacidad de amar, te permitirá ir más allá de tus limitaciones actuales. No hay tales cuando sientes el verdadero ser que eres. No eres un complemento de la casa, eres el propio hogar en la materia. Buscar en la azotea solo puede distraerte en tu camino. Reforzar tus pilares y reconstruirlos te permitirá elevarte más allá de lo humano para llegar a tu divinidad.

Cuando encontramos las respuestas de nuestro interior, entendemos y comprendemos nuestro exterior; entonces el misterio será desvelado.

Llegaremos a la plenitud cuando sintamos en nuestro interior la fortaleza de quiénes somos y el amor de nuestra verdadera esencia:

Dios en mí, Yo Soy.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

El gran misterio, por Jordi  Morella

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx