El ímpulso cristico en la humanidad, por Andrés Piñán
Son muchas las conferencias en las que Steiner, ya desde 1908 hasta poco antes de su muerte en 1925 trató el tema del critianismo, y en particular respecto a la figura de Jesús de Nazareth y del papel fundamental desempeñado por el Cristo en la evolución humana, tema muy extenso y complejo, y por tanto muy difícil de resumir. No obstante, pecando en exceso de simplificación , podemos sacar algunas conclusiones sobre su visión del tema, que pueden únicamente considerarse como introductorias al mismo. Hemos de creer a Steiner cuando manifiesta que la investigación espiritual que realiza tiene su base en la “lectura” directa de la conocida como Crónica del Akasha, ese “texto” oculto en el que se encuentra “inscrito” todo lo que ha acontecido en la historia del universo, todo un mundo energético al que se accede liberándose del espacio y del tiempo, para así poder percibir lo que sucedió en el pasado en su “carácter eterno” como si estuviera ocurriendo en la actualidad. Steiner nos dice que es únicamente con posterioridad a su labor de investigación oculta cuando acude a cotejar la información obtenida con los textos correspondientes, en este caso con las Sagradas Escrituras, especialmente con los relatos de los cuatro evangelios sinópticos. Según manifiesta el propio Steiner, la misión que le fue impuesta por los mundos espirituales fue la de mostrar a los hombres la manera de llegar al conocimiento espiritual de forma “consciente” , para que no se dejaran caer en el materialismo imperante. Para ello, como iniciado moderno, trató de transmitir sus propias investigaciones en el mundo espiritual para el desarrollo espiritual del ser humano. El papel de las Religiones Ya en 1908 Steiner consideraba que el papel de la Religión era el de conectar nuevamente al hombre con el mundo suprasensible, conexión que ya había existido en tiempos Atlantes, en los que los hombres “conocían” lo espiritual por percepción directa clarividente. Cuando esta percepción directa se fue progresivamente perdiendo, pérdida necesaria para el desarrollo de la capacidad intelectiva, la conexión con los mundos superiores tuvo que ser redescubierta por el hombre mismo. De esta forma surgen las religiones reveladas, facilitadas por iniciados que aún poseían el anterior conocimiento clarividente y que el resto de los hombres debían aceptar mediante la fe. Cada una de las distintas religiones, incluida la cristiana, tuvo una función que cumplir en una determinada época histórica. En la actualidad todas se han institucionalizado, fundándose iglesias y estableciéndose formas de rendir culto. Según Steiner, en un futuro lejano el hombre volverá a adquirir el conocimiento clarividente y podrá percibir nuevamente a seres espirituales, pero ya de forma consciente, con lo que no tendrá necesidad de religiones establecidas. Todo el sentimiento religioso será directamente dirigido a los seres espirituales, sin intermediaciones, y el conocimiento habrá reemplazado a la fe. Con respecto al cristianismo Steiner deja claro que permanecerá como misión fundamental de la humanidad, durante toda su evolución terrestre, no solo mantener, sino incrementar su relación con el Cristo, ser espiritual que permanecerá para siempre unido al hombre. Todo el tiempo que le queda al hombre de permanecer en la tierra lo tendrá que ocupar en transformarse a si mismo por medio del impulso crístico. La libertad del hombre y las fuerzas opositoras al Plan Divino En el punto central de la evolución terrestre, el hombre se encontraba en el nivel mas bajo de su descenso a la materia, a merced de las fuerzas opuestas a la Voluntad Divina “personificadas” en seres o espíritus malignos, en dos categorías claramente identificadas por Steiner, y conocidos como seres luciféricos y ahrimánicos. La libertad implica la posibilidad de desobedecer a la Voluntad Divina. Para hacer posible la “desobediencia” del hombre ( y por tanto para que alcanzara su libertad) se les dio a estos seres, altamente elevados, la posibilidad de rebelarse ( sacrificándose y renunciando temporalmente a su propia evolución) para que pudieran influir directamente sobre el hombre, en especial sobre su mundo de sentimientos y voluntad. Lucifer (portador de luz) y las fuerzas que representa, es el señor de lo ilusorio, apela al orgullo y la ambición humana y quiere hacer retroceder al hombre a su infancia cósmica para que no alcance su meta de libertad, haciéndole creer que es igual a los dioses, conocedor del bien y del mal. Ahrimán (y las fuerzas que dirige) es el ser que dice al hombre que sólo es un ser humano, sin nada divino, que sólo existe la materia, que como hombre puede conquistar el mundo y ponerlo a su servicio mediante el desarrollo científico y tecnológico, incitándole al amor por el poder y las posesiones. La labor de los espíritus ahrimánicos , dotados de una astucia y poder sobrehumanos, es la de introducirse profundamente en el cuerpo astral del hombre haciéndole olvidar su origen divino. Desean que el hombre quede definitivamente atrapado en la materia, con una tecnología poderosa pero carente de espíritu. Durante el “punto medio” de su evolución terrenal el hombre completó su descenso de los mundos espirituales, encarnándose plenamente en la tierra. Antes de que las fuerzas opositoras al Plan Divino pudieran adueñarse completamente del alma humana, los mundos divinos dieron al hombre la oportunidad de alcanzar su libertad espiritual y así dirigir su propia evolución. Y esto sólo podía realizarlo el Cristo mismo, haciéndose hombre y muriendo como tal en la cruz, regresando posteriormente a los mundos espirituales tras su resurrección y ascensión, en un proceso misterioso que se conoce como el” Misterio del Gólgota ”. El hombre necesitaba la ayuda divina que recibió del Cristo para poder combatir esas fuerzas poderosas. ¿Quién era realmente el Cristo? Según explica Steiner, lo expuesto en los Evangelios es una mínima parte de lo que podríamos conocer acerca de ese ser espiritual tan elevado, que se involucró directamente y para siempre en la evolución del hombre y la tierra. La imagen de Jesús se ve reemplazada por la de un Dios que se hizo hombre para ejecutar una acción trascendente, y que continúa ejerciendo, no sólo para el hombre, sino para toda la tierra. En la visión cosmológica esotérica de Steiner se hace referencia a las distintas “incorporaciones” anteriores a la actual de la tierra (ver su “Ciencia Oculta”) y que él denominó como antiguo Saturno, antiguo Sol y antigua Luna. Nos dice que en la etapa planetaria de antiguo Sol, el Cristo era el “ser planetario” del Sol, dotado de la mayor de las disposiciones de autosacrificio y devoción, dispuesto al cumplimiento de cualquier tarea que se le asignara, en contraposición a Lucifer, plenamente henchido de orgullo y que entonces era el “ser planetario” de Venus. En el periodo ya de incorporación de la tierra, Cristo era el más elevado de los espíritus solares y puso límites a la influencia luciférica en el cuerpo astral humano. En un pasado muy remoto ya sabía el Cristo que le sería necesario entrar en un cuerpo humano para poder controlar la influencia de las fuerzas opositoras al Plan Divino, e impulsar al hombre mediante el desarrollo de su propio Yo. Ya los antiguos indúes clarividentes, conocidos como los sagrados Rishis, sabían de la existencia del ser del Cristo en el Sol, así como el profeta Zaratustra en la segunda etapa post-atlante, que lo conocía como Ahura Mazdao y que habitaba en el Sol. Desde su morada en la esfera espiritual del Sol, el Cristo ya se preparaba y acercaba gradualmente a la tierra. Afirma Steiner que la misión del pueblo hebreo había sido la de preparar, durante 42 generaciones (de Abraham a Jesús) un ser humano capaz de recibir en sí la tremenda fuerza de ese ser divino que habría de venir: el espíritu del Cristo. Ese ser divino habitó en las tres envolturas corporales de ese ser humano altamente desarrollado, pleno de sabiduría y amor , conocido como Jesús de Nazareth, que vivió como el Yo del mismo durante tres años, desde su encarnación en el bautismo por Juan en el río Jordán y hasta su muerte en la cruz. La muerte y resurrección del Cristo Según cuenta Steiner, el Misterio del Gólgota (la muerte y resurrección del Cristo) fue una obra de los mundos divinos ejecutada en el escenario humano y que nunca podrá ser plenamente comprendida por los hombres. Tendríamos que poder comprender, por ej. que la tierra misma fue transformada, haciéndose resplandeciente a la visión espiritual en el mismo momento en el que la sangre de Cristo se derramó sobre ella. Desde entonces el Cristo ha estado actuando en los mundos espirituales y en la tierra misma, y puede ser aceptado dentro del propio ser interior del hombre, ya que está activo como su Yo superior, y el Yo superior de la humanidad es el Cristo mismo. Para Steiner , el advenimiento del Cristo es el máximo acontecimiento posible que le ha ocurrido a la humanidad ya que con él se le abrió al ser humano la posibilidad de su evolución futura, como un ser moralmente libre capaz de cumplir su destino divino asumiendo la plena responsabilidad de sus actos. El Yo superior, o “ser en si mismo” del hombre como naturaleza divina se pudo encarnar “dentro” del mismo gracias a la encarnación, muerte y resurrección del ser más elevado que se interesa por el hombre, y al que se llamó el Cristo. El impulso crístico Hemos de entender que, mediante el impulso crístico, el ser humano recibió la posibilidad de “ascender” de nuevo a los mundos espirituales con su recién adquirida conciencia terrenal, pero añadiendo a ella la conciencia de los mundos espirituales. Es difícil de comprender la trascendencia y significado de la acción del Cristo para la evolución de la humanidad, como la obra de un ser elevado que se hizo hombre y se sacrificó muriendo como tal para después resucitar, uniéndose así al destino humano para toda la eternidad. En el futuro, nos dice Steiner, la forma en que el hombre puede progresar espiritualmente es permitiendo que su ser se llene del Cristo, en un acto libre y consciente de reconocimiento y cooperación con ese ser divino que ya ha empezado a manifestarse en el mundo etéreo próximo al hombre, y que se conoce como el Segundo Advenimiento. La acción crística tuvo lugar en el escenario humano para todos los hombres. Ser cristiano, entonces, significa aceptar a Cristo como nuestro ser más elevado, y vivir de acuerdo con ello, en un acto totalmente libre en el que no es necesario formar parte de ninguna iglesia cristiana organizada. El alma ha de aprender a ser libre, y esta libertad la ha hecho posible la acción crística. Cristo solamente puede actuar a través del Yo del hombre y ayudarle a combatir las fuerzas del mal asentadas en su mundo de deseos y emociones, para que reconozca y resista las múltiples tentaciones que se le presenten. Con la resurrección del Cristo se le dio al hombre la posibilidad de lo que los dioses habían proyectado para él: convertirse en un ser verdaderamente libre. Desde entonces, como dice S.Pablo, el Cristo puede vivir en su interior, pero sin privarle de su libertad. Es tarea del hombre darse cuenta de este hecho y pedir su ayuda frente a las fuerzas del mal, que interfieren en dicha libertad. ¿Quién fue Jesús de Nazareth? Existe un gran misterio en torno a la figura de Jesús de Nazareth. Los relatos de los Evangelios de Mateo y Lucas difieren grandemente en el relato del nacimiento e infancia de Jesús. Según Steiner, en realidad hubo dos niños Jesús, cada uno de ellos descrito por un evangelista, pero por supuesto, un solo Cristo. El niño descrito en el evangelio de Mateo, descendiente de los reyes de Judea, en una encarnación anterior había sido el gran profeta de la antigua Persia conocido como Zaratustra. Había reencarnado muchas veces y era un ser humano altamente iniciado, y que por tanto poseía extraordinarios dones naturales, en especial dotado de una gran sabiduría. El Jesús descrito en el evangelio de Lucas, descendiente de Natán, hijo de David, nos dice Steiner que nunca había encarnado con anterioridad como ser humano, sino que su alma y espíritu habían sido preservados en lo que él llama la “logia materna” de la humanidad; no tenía karma, y por tanto tampoco influencia alguna de las fuerzas luciféricas o arithmánicas. Era un ser puro, que hoy consideraríamos retrasado, sin la más mínima sabiduría terrenal pero plenamente henchido de amor, misteriosamente dotado en su cuerpo astral de las fuerzas de la compasión, que desde el mundo espiritual le había incorporado el espíritu del Buda. La existencia de dos niños explica, entre otras cosas, el que el descrito por Lucas, cuando sus padres lo hallaron al tercer día de haberse perdido, estaba discutiendo con los doctores en el Templo y haciéndoles preguntas, considerando milagroso el cambio producido en un niño considerado retrasado. Según Steiner, lo que había sucedido es que se había efectuado un misterioso cambio de personalidad , por el cual el Yo del Jesús que anteriormente había sido Zaratustra, había abandonado las tres envolturas corporales en las que había vivido anteriormente, pasando a ocupar las del Jesús descendiente de Natán, lo que explica la repentina sabiduría del niño. La presencia de ese Yo lleno de sabiduría, con la incorporación de las envolturas plenas de amor puro del Jesús natánico, produjo un ser humano tan avanzado y lleno de amor-sabiduría que fue capaz , a los treinta años, de donar sus envolturas plenamente desarrolladas al Cristo en el acto del bautismo por Juan en el río Jordán, y con las que tendría que vivir durante tres años hasta que las abandonó en la crucifixión. La misión del Cristo comienza pues, siguiendo a Steiner, con la posesión del cuerpo más perfecto que nunca había existido en la tierra. No obstante , dicho cuerpo fue consumido en tres años por las tremendas fuerzas que vivían en él, hasta que ya no pudo contener al Yo Cristo. Ya hemos visto que lo que el Cristo hizo después del Misterio del Gólgota, fue tomar sobre si mismo las consecuencias de los actos humanos, en cuanto estos afectan a la tierra y al universo, haciendo con ello posible la futura evolución de la tierra. Las principales conferencias de Rudolf Steiner sobre el tema del cristianismo son: Comentarios a los evangelios: al de San Juan en Kassel, 1909,( Ed. R.Steiner Madrid 1988), idem en Hamburgo,1908( ed.Kier 1981); al de S.Lucas en Basilea,1909( ed. Kier 1979); al de S.Mateo en Berlín, 1909 y Berna ,1910(ed.Kier 1980); al de San Marcos en Berlín y Basilea, 1910,1911,1912(ed.Kier 1980). De Jesús a Cristo, Karlsrushe 1911 (Ed. Antroposófica, México 1976) Cristo y el alma humana, Norrkoping 1914(Ed. Antroposófica, México 1983)_ Cristo y el mundo espiritual, Leipzig, 1913 Sobre el impulso crístico y el desarrollo de la conciencia del yo, Berlín 1909y 1910 La guía espiritual del hombre y la humanidad, Copenhague 1911 El quinto evangelio, Colonia 1913,(ed.Kier 1982).
Andrés Piñán — Visto en revistabiosofia.com |
Gracias, Andrés por difundir la Verdad. Es el momento de la evolución humana para difundir las enseñanzas de Steiner, que ha sido largamente solenciado por los que gobiernan el mundo. Sin embargo, con la entrada de plutón en Capricornio (2.008-2.023), al capitalismo no le queda más remedio que cambiar en el sentido goetheano de la palabra cambio,o morir. Y de la nueva Tierra, regenerada por nuevas guerras y transformaciones sísmicas, nacerá un nuevo sistema. ¿La triformación del organismo social?.