El origen de La Gran Invocación
El hombre invoca el acercamiento divino de diferentes maneras; por el llamado vago, inexpresado, o el grito invocador de las masas; también por la invocación planeada y definida de los aspirantes de ideas y orientación espirituales y del trabajador inteligente y convencido.
Poca atención se ha puesto sobre el factor invocación, como lo expresan los pueblos del mundo; no obstante en el transcurso de las edades, el llamado invocador de la humanidad se ha elevado hasta la Jerarquía espiritual y ha traído respuesta. Lo ilustra la declaración espiritual de Shri Krishna, expuesta en el Canto del Señor, el Bhagavad Gita; fue la enunciación que previno la venida de Cristo. En ese Canto Él dice:
“Siempre que haya un quebrantamiento de la Ley y un surgimiento de la ilegalidad en todas partes, entonces Yo me manifiesto.
«Para la salvación de los justos y la destrucción de los que hacen el mal, para el firme establecimiento de la Ley, Yo vuelvo a nacer edad tras edad“.
En la época licenciosa y en el maligno período del Imperio Romano vino Cristo.
Otro ejemplo de una invocación notable y muy antigua lo tenemos en el Gayatri, donde la gente invoca al Sol con las siguientes palabras:
«Descúbrenos la faz del verdadero Sol
oculto por un disco de luz dorada,
para que conozcamos la Verdad
y cumplamos con todo nuestro deber
a medida que nos acercamos a Tus sagrados pies”
Agreguemos también a ello las Cuatro Nobles Verdades enunciadas por Buda, conocidas por todos nosotros, puesto que sintetizan las causas y fuentes de todas las dificultades que preocupan a la humanidad. Existen muchas traducciones de estas verdades; todas indican el mismo anhelo, llamado y significado. Durante la Dispensación Judía se hizo una declaración referente a la conducta humana en las palabras le los Diez Mandamientos; sobre estos se ha basado la ley humana y también se han fundado las leyes que rigen las relaciones de los pueblos occidentales. Luego vino Cristo y nos dio la ley fundamental del universo, la ley del amor, también la oración del Señor (el Padre Nuestro), con su énfasis sobre la Paternidad de Dios, el advenimiento de Su Reino y el establecimiento de rectas relaciones humanas.
La humanidad se encuentra hoy en un peculiar y excepcional punto medio entre un pasado desventurado y un futuro lleno de promesas, siempre que se reconozca la reaparición de Cristo y se lleve a cabo la preparación para Su venida. El presente está lleno de promesas y también de dificultades; actualmente y en el presente inmediato la humanidad tiene en sus manos el destino del mundo – o si puede expresarse así, con toda reverencia- la actividad inmediata de Cristo.
La agonía de la guerra y la angustia de todo el género humano condujo al Cristo (el Instructor del Mundo) en 1945 a tomar una gran decisión, manifestada en dos declaraciones muy importantes. Anuncio a la Jerarquía espiritual y a todos Sus servidores y discípulos en la tierra, Su decisión de emerger nuevamente, estableciendo contacto físico con la humanidad, si se llevaban a cabo las etapas iniciales para el establecimiento de rectas relaciones humanas.
Luego dio al mundo (para ser recitadas por el hombre común) una de las más antiguas plegarias conocidas, pero que hasta ahora sólo se le ha permitido utilizar a los Seres más excelsos. Se dice que Él Mismo la utilizó por primera vez en 1945 durante la Luna llena de Junio, reconocida como la Luna llena de Cristo, así como la Luna llena de Mayo, el Festival de Wesak, es la del Buda. No fue fácil traducir estas frases antiguas (tan antiguas que no tienen fecha ni antecedente alguno) en palabras modernas, pero ello se ha hecho, y la Gran Invocación puede eventualmente ser una plegaria mundial.
La Gran Invocación ha salido de los Ashramas combinados de los Maestros y de la Jerarquía; es empleada por sus Miembros con constancia, exactitud y poder. Servirá para integrar los dos grandes centros: la Jerarquía y la Humanidad, y relacionarlos en forma nueva y dinámica con el «centro donde la voluntad de Dios es conocida», Shamballa
Solamente unos pocos, muy pocos emplearon el Padre Nuestro en los primeros días del cristianismo, porque era necesario registrarlo y expresarlo en términos comprensibles, y traducirlo adecuadamente antes de ser utilizado ampliamente. Este esfuerzo llevó siglos. Tenemos hoy todos los medios para una rápida distribución, y han sido empleados para divulgar esta Gran Invocación.
Es decir que el origen de La Gran Invocación es decididamente jerárquico, proviene desde la Jerarquía Espiritual Planetaria o de ese conjunto de Maestros de Compasión y Sabiduría, de los cuales el Instructor del Mundo es uno de sus Guías fundamentales (llamado Cristo por los cristianos y con otros nombres en diferentes tradiciones religiosas y filosóficas de nuestro Mundo Moderno.
Fue traducida por el Maestro Tibetano Djwhal Khul al inglés moderno y trasmitida palabra por palabra a Alice A. Bailey, con quien estaba escribiendo los Libros Azules, quien fue la responsable de comenzar la distribución pública con la ayuda de muchos quienes estaban sirviendo en la Escuela Arcana y Buena Voluntad Mundial.
Texto adaptado del folleto: «La Gran Invocación – Su uso y significado» y de otros libros.