El pasto es azul
El burro le dijo al tigre: «El pasto es azul».
El tigre respondió: «No, el pasto es verde».
La discusión se calentó, y los dos decidieron someterlo a un arbitraje, y para ello concurrieron ante el león, el Rey de la Selva.
Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar:
«Su Alteza, ¿No es cierto que el pasto es azul?
El león respondió: «Cierto, el pasto es azul».
El burro se apresuró y continuó:
«El tigre no está de acuerdo conmigo y me molesta, por favor, castígalo».
El rey entonces declaró: «El tigre será castigado con 4 años de silencio».
El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo:
“El pasto es azul” …
«El tigre aceptó su castigo por 4 años, pero antes le preguntó al león».
«Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde».
El león respondió: «De hecho, el pasto es verde».
El tigre preguntó: «Entonces, ¿por qué me castigas?»
El león respondió: «Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta».
Jamás pierdas tiempo en discusiones que no tienen sentido… Hay personas que por muchas evidencias y pruebas que les presentemos, no están en la capacidad de comprender y otras están cegadas por el ego y lo único que desean es tener la razón, aunque no la tengan.
Tu paz y tu tranquilidad valen más.
¿hasta qué punto quieres profundizar con esta leyenda?
Y ahora que has leído esta fábula dime cuantas veces has sido el tigre, cuantas has sido el burro y cuantas el león.
Cada vez que pregunto esto, me encuentro con una mayoría de gente que me dice que es el tigre, alguno con un ego más profundo o con un recorrido espiritual más amplio algunos se atreven a decir entre algunas sonrisas, que obviamente son el león, pero lo que no encuentro son los que dicen ser el burro.
¿quién reconoce haber sido el burro?
Y no lo encuentro ni a menudo ni casi nunca. No hay gente que se identifique o reconozca ser el burro, que curioso e intrigante. A ver si será que es lo más abunda, aunque como buenos burros, ni lo ven ni lo quieren ver porque para ellos como el pasto es azul, pues para que descubrir algo más…
El Burros, entre otras cosas es el inflexible, el que todo lo sabe, el que no tiene margen para aprender porque ya tiene lleno todo su espacio de aprendizaje, conocimiento y grandiosa sabiduría.
El burro ni se equivoca ni se plantea la opción de equivocarse, es ejemplar, aunque NO sea para lo que él seguramente se imagina que es ejemplo.
Cuando veo al burro veo al que va diciendo a los demás cómo deben hacer las cosas, que siempre se equivocan mientras él lo hace todo bien.
El que va conduciendo pitando a los demás mientras él va cometiendo otras infracciones.
O el que presiona en las colas, el que sopla y resopla cuando tiene que esperar porque hay más gente en el mismo momento haciendo lo mismo.
Y el que no tolera la gente en los lugares del mundo sin contar que también está haciendo lo mismo y que si los demás también son burros, lo estarán mirando a el, igual.
Se me ocurren miles de ejemplos y situaciones que he podido observar porque el burro no es, no puede y no quiere ver que el prado NO es azul.
No puedo evitar sonreír cuando imagino a nuestro burro del prado azul encontrándose y hablando con otro burro, pero que este vea el prado amarillo, indescriptible ¿verdad?
Me gusta imaginar que siempre habrá alguien capaz de hacer llegar la información al burro.
Porque cuándo pienso en la actitud del león que ni intenta hacer nada por el burro y aquello que ni el león ha intentado nos da tanta información, si queremos, que nos puede ayudar a saber qué hacer cuando nos encontremos un burro, a menos que seamos nosotros, claro está…
Y sobre todo y cuánto a nuestro tan apreciado y valorado mundo espiritual con tantas verdades, tantas teorías, tanto maestro ascendido y encarnado y tantas formaciones reinventadas como sucedáneos de otras y en definitiva, y como reflejo de la leyenda, una de nuestras funciones es aprender a distinguir a los seres que nos encontramos mientras crecemos entre burro, tigre o león, pero no sin antes descubrir quién somos nosotros.