EL PODER DEL ALMA – La Madre María a través de Pamela Kribbe

Gaia Chiquinquirá Medina Sanchez


«Siempre hay una corriente presente en tu alma que fluye junto con los altibajos, la oscuridad y la luz.»

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Amados hijos:

¡Yo Soy María!

Nosotros somos plenamente conscientes de cuán pesada y densa puede parecerte a veces la realidad de la Tierra. Pero estamos contigo y nos acercamos lo más posible a ti para apoyarte. Siente nuestra energía y siente que hay una cierta liviandad que quiere llegar a ti, así que acógela.

¡Vengo acompañada de tantos niños como seres me están escuchando ahora mismo! Son niños que representan vuestra energía. En cada uno de vosotros vive un niño, es vuestra esencia más initial y contiene algo de tu inspiración más profunda. Todos ellos están a mi alrededor, sonriendo, bailando, alegres y juntos formamos un círculo.

Fíjate en el niño que te pertenece y deja que se acerque a ti y se siente a tu lado o en tu regazo. Permite que te acompañe y siente que hay algo que vive en ese niño que no ha sido afectado por la densidad de la realidad terrenal. El niño tiene algo que es first, despreocupado y sin límites. Siente la risa burbujeante de ese niño y dale la bienvenida.

La vida está destinada a ser celebrada, a ser experimentada con alegría. A todos se os está permitido experimentar alegría en la vida, y eso a menudo incluye las cosas más simples.

Acéptate tal y como eres ahora, con los problemas que experimentas, los síntomas físicos, el estrés y la preocupación. ¡Acéptate a ti mismo porque estás perfectamente bien como estás y como eres!

Mira a los ojos del niño que hay en ti y observa su belleza, la naturaleza intacta, la esperanza, la vitalidad… El niño que llevas dentro no se rinde, quiere vivir. A menudo, son tus propios pensamientos los que te atrapan y frenan el curso de la vida dentro de ti. Cuando te sientes atascado, no son los sentimientos los que te atascan, sino los pensamientos que han llegado a ciertas conclusiones e interpretaciones que te hacen creer que verdaderamente estás atascado.

La vida es una corriente de energía que fluye y hay algo en ti que también quiere fluir. Eso no quiere decir que la vida siempre resulte agradable y placentera, sino que siempre hay una corriente presente en tu alma que fluye junto con los altibajos, la oscuridad y la luz. Cuando te resistes a esa corriente, te atascas y creas una situación que a ti te parece estática. Sin embargo, incluso entonces, la vida no se detiene.

¿Qué ocurre cuando te resistes y te dices a ti mismo que las cosas no saldrán bien y emites un juicio severo sobre tu situación? Pues ocurre que, en el peor de los casos, te sentirás mal contigo mismo y te desanimarás. Entonces te invade un campo de energía que es el inicio de la depresión te sientes aburrido, sombrío y muy confuso. Eso es lo que pasa cuando sofocas la energía y no puede fluir se convierte en una zona crepuscular nebulosa.

Cuando te suceda eso, obsérvate y mira si ese es un patrón que reconoces. Con algunas personas, sucede más a menudo que con otras. Cuando haya momentos en tu vida en los que te sientas abatido y pienses que estás demasiado abrumado y que ya no puedes más, fija tu atención en ello e inhala profundamente y exhala completamente. Siente lo mucho que hay dentro de ti que quiere activarse, que quiere vivir, que quiere experimentar alegría, y confía en esa corriente. Observa cuándo sacaste esas ciertas conclusiones y en qué punto te quedaste atascado. Siente la diferencia entre lo que quiere estar vivo en ti y esa sensación de agobio.

Tras ese juicio hay dolor, así que haz palpable ese dolor. Siente la tristeza y el miedo que eso te provoca. Deja que esa emoción salga a la luz, di: «¡Tengo miedo me siento tan sola…!» ¡Atrévete a enfrentarte a esas emociones, porque hacerlo es tu salvación! En cuanto permites que esas emociones se manifiesten, te conectas nuevamente con la vida, con lo que fluiría en ti. Cuando tales emociones se manifiestan en tu cuerpo, es cuando puedes brindarles consuelo con tu luz interior, de manera que inténtalo ahora.

Imagina que iluminas el dolor que sientes. Crea un círculo de luz alrededor de esas supuestas fallas que son las emociones de incertidumbre, soledad y miedo. Imagina que los miras con compasión, que los aceptas y dices: ¡«Este dolor me pertenece y lo acepto como parte de mí!».

¡Qué alivio es permitir que el dolor esté ahí! Cuando observas el dolor sin juzgar, las cosas pueden comenzar a fluir de nuevo. Las dificultades solo surgen cuando te opones a tu negatividad y te quedas atrapado en ella más tiempo del necesario. ¡No te resistas!

Todo lo que es tiene una razón de ser, un origen muy válido. Abraza esas partes de ti que te resultan más difíciles y que te producen las emociones más densas. Imagina que lo haces con una energía que está viva y deja que esa energía descubra al niño que llevas dentro y que todavía permanece alegre, vibrante y abierto a la vida en lo más profundo de su ser. Ese niño que hay en ti es un símbolo de vida, es tu fuerza, tu vitalidad y es indestructible porque es Dios mismo que fluye en y a través de ti.

Deja que esa energía te libere de preocupaciones y de lo que te oprime. Siéntela como una fuente que cae en cascada a tu alrededor. A todos se os permite ser como cada uno es.

Tómate un momento para mirar atrás a través de los últimos meses. Siente lo valiente que has sido, cómo has afrontado directamente ciertas cosas. ¡Mira lo que has conseguido! Siempre hay algo que has aprendido o has logrado. Si no lo ves, es porque no estás mirando honestamente.

Fíjate en una cosa concreta, algo que hayas manejado bien, algo con lo que estés satisfecho, y deja que aparezca por sí mismo. Busca ese algo del que te sientas orgulloso. Busca algo que haga que te sientas bien y date ese reconocimiento. Menciona las cualidades que demostraste. ¿Fue coraje, fue perseverancia? ¿Fue honestidad, sinceridad, confianza? Reconoce esa cualidad dentro de ti. Atrévete a dejar que la corriente negativa que hay dentro de ti se transforme en positiva.

Digo que te atrevas, y eso quizá suene algo extremo, porque en cierto nivel no quieres nada más que pensar positivamente. Pero también hay un nivel en el que te aferras a lo negativo porque es como una clase de adicción. A veces, la negatividad puede ser un refugio, porque te permite no hacer nada.

Si siempre te dices a ti mismo que no puedes hacer eso o aquello, en realidad lo que estás diciendo es que ya no quieres vivir la vida, que puedes retirarte a ese pequeño refugio que has creado y que no ya necesitas seguir siendo ni hacer nada más. Por lo tanto, eso puede desembocar en una especie de esclavitud, una excusa para emitir juicios negativos.

Considera por un momento cuál es la recompensa cuando te miras a ti mismo tan críticamente. ¿Por qué lo haces? ¿Hay algo en ello, aunque sea un pequeño detalle, que de alguna manera te haga sentir seguro, te brinde cierto tipo de seguridad, incluso si es simplemente de una forma alguna ligeramente distorsionada? A veces podría parecerte seguro el hecho de empequeñecerte y permanecer en la rutina, pero eso en realidad es el miedo que tienes a lo que podría suceder si participaras plenamente en la vida.

Con «participar en la vida», quiero decir abrirse realmente a las experiencias que se se nos presentan al atrevernos a explorar nuevos territorios, adentrarnos en lo desconocido y sentir auténticamente. ¡Y eso es grandeza! No tiene nada que ver con lo bien que uno se desenvuelve en el mundo ni con sus logros, sino con lo que uno es capaz de sentir plenamente y de sumergirse en esa sensación. La grandeza también consiste en adentrarse en la profundidad de todo lo que la vida tiene para ofrecernos en forma de emociones y sentimientos.

De lo que realmente se trata la vida, es de penetrar abiertamente en esa grandeza a pesar de que a veces te parezca que es demasiado para ti. Mira lo que te haces a ti mismo cuando te encierras y te rodeas de ciertos juicios en cuanto a lo que puede y no puede suceder y qué caminos están cerrados. Al no querer participar en la vida y no estar más aquí, entras en una pseudo muerte, y eso no puede ser porque va en contra de la vida misma. La muerte no existe realmente no existe tal cosa como un estancamiento absoluto, una inexistencia, un no ser. Todo lo que es, es, existe. Y por eso, la vida siempre está en acción y evolucionando, sigue su camino y adquiere nuevas experiencias.

Os pido que os abráis a ese flujo, ya que es un fluir de amor, un fluir de alegría que desea estar contigo.

Toma al niño de la mano y confía en él. En su inocencia, su apertura y su vulnerabilidad. Es la parte más sabia que hay en ti porque siempre se decanta por la vida. ¡El niño nunca se harta de vivir! ¡Déjate entusiasmar de nuevo por tu niño inside! ¡Ábrete a la vida!

Muchas gracias por vuestra atención.

Con muchísimo amor,

MARÍA

Canalizado por Pamela Kribbe

www.jeshua.net

Adaptación: Mi Voz Es Tu Voz

FUENTE: https://mivozestuvoz.internet/2023/09/07/el-poder-del-alma-la-madre-maria-a-traves-de-pamela-kribbe/

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