En cualquier ciudad donde entréis, por Maestro Beinsá Duno
Conferencia dominical, dada por el Maestro Beinsá Dunó, el 29 de marzo de año 1925, en Sofía – Izgrev.
“Mas en cualquier ciudad donde entréis, decid: “Se ha acercado el Reino de Dios” (Lucas 10:8,9 – n.d.t.).
¿Qué tiene que decir el hombre, cuando le preguntan? – Se ha acercado el Reino de Dios. Esta es una expresión poética. Si os diría que se ha acercado el amanecer del Sol, no sobreentiendo que el Sol ha salido. Si os digo que el medio día se ha acercado, no sobreentiendo que ha llegado el medio día, pero está cerca ya. En este aspecto el hombre tiene que ser fuerte. ¿En qué debe consistir la fuerza del hombre? – La fuerza del hombre debe consistir en su vida interna, en su comprensión interna de la vida, en aquella percepción interna en la cual no tenga absolutamente ninguna vacilación, absolutamente ninguna duda. Porque en el mundo Divino, o en el mundo de la armonía eterna, las cosas pueden expresarse de muchas maneras, pero todas son igualmente armónicas, igualmente se complementan. Vosotros podéis expresar una pieza musical de muchas maneras, pero en todas las maneras hay algo en común – su musicalidad. Una canción musical, por sí misma no puede ser una canción, si no es musical. ¿Por qué? Porque canción y canción musical es una y misma cosa. Entonces, entre los tonos debe de haber una consonancia interna, una correlación interna, un transvase. En todas partes, en todas las cosas debe de haber un transvase. Por lo tanto, a cada uno que puede cantar así, que expresa algo a través del canto, nosotros le llamamos un buen cantante. La misma cosa está y en la ley del hablar. Entre todas las palabras debe de haber cierta correlación. Nosotros, la gente cultural contemporánea, pensamos que sabemos hablar. Yo cuando observo alguna vez la Escritura, este libro sagrado, o cuando observo algunas obras poéticas, veo que estos poetas, escritores y profetas tuvieron los mejores deseos de expresar lo Divino, pero las palabras en el lenguaje contemporáneo no son capaces de expresar estas ideas. Nuestro lenguaje no está suficientemente desarrollado. Entre tanto, no solo nuestro lenguaje, sino y cualquier lenguaje ahora en la Tierra no está tan desarrollado como para transmitir estas ideas sublimes. Para el futuro nosotros esperamos tener un lenguaje más bonito, más expresivo, en el cual el corazón tendrá una influencia predominante.
“En cualquier ciudad que entréis”. Una ciudad puede formarse solo por gente razonable. De otra manera, si no hay razonabilidad, se va a formar un conglomerado, así, como entre las rocas hay muchas particulitas apretadas, desordenadamente dispersadas. Estas partículas pueden formar tales ciudades enteras. No, bajo la palabra “ciudad” comprendo un conjunto de seres razonables unidos en un lugar.
Decid: “¡Se ha acercado el reino de Dios!” Esto significa: Se acercaron aquellas condiciones en las cuales el alma humana puede manifestar aquello, lo escondido en ella. La vida puede manifestar su fuerza escondida en ella solo en la luz solar. La mente humana puede manifestarse solo en los pensamientos magnos. Digamos que en algún país aparece un gran poeta, o algún gran pintor, o algún gran músico, ¿qué significado tendrá esta gente grande para este país? – Ellos le van a dar un magno impulso. Yo no hablo de los tocadores ordinarios, de los músicos ordinarios. Yo no hablo de los pintores, los escritores y los poetas ordinarios. Yo hablo de los poetas, pintores y músicos extraordinarios – hacia ellos debe aspirar el hombre. Ahora, vosotros, que estáis en la Tierra, podéis decir: “Pues, ¿puedo ser yo un gran poeta?” – ¡Puedes, por qué no! Si tenéis una precepción correcta de la magnificencia de la vida, podéis ser un gran poeta. El gran poeta no representa algo individual. El poeta no es un hilo. Por ejemplo, ¿cómo determinamos nosotros la fuerza humana? ¿En qué consiste ésta? Suponed que yo os ato con un cordoncito, con un hilito, pero que este hilito se rompe. Digo: Vuestra fuerza es mayor que un hilito. Después de esto os ato con dos hilitos, pero y estos se rompen. Digo: vuestra fuerza es mayor que dos hilos. Después de esto os ato con tres, cuatro, cinco y más hilitos, pero todos los rompéis. Digo: vuestra fuerza es mayor que estos hilos. Finalmente yo os ato con 1,000 hilos, pero estos ya no los rompéis. Digo: los miles de hilos son más fuertes que vosotros. Nosotros podemos aumentar estos hilos a 10,000 y más, para que probemos vuestra fuerza. Alguien dice: “Yo tengo fe”. Pregunto: ¿A cuántos hilos se iguala tu fe? ¿La fe de un hilo, la fe de dos hilos, o la fe de tres y más hilos? Vosotros creéis que podéis curarse de aquella fiebre ordinaria, pero cuando viene la epidemia tifoidea, vuestra fe no puede curarlos. Decís: “No puede”. Tales hechos tenemos con Moisés, cuando apareció delante del Faraón, el rey egipcio. Le envía el Señor para rescatar al pueblo hebreo, pero le dice: “Yo encrueleceré el corazón del Faraón, y él no dejará ir al pueblo”* (Éxodo 4:21 – n.d.t.). Moisés pensaba que al decir tan solo una palabra al Faraón y éste inmediatamente iba a soltar a los hebreos. Se va al Faraón. Le pregunta él: “¿En nombre de quién vienes? – En el nombre de Jehová. – Eh, ¿de cuánta gente Él es Dios? – Él es el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob. – Tal Dios entre nosotros no conozco, nosotros tenemos dioses más fuertes y en base de esto no puedo dejar ir a Israel.” ¡Moisés se asombró de cómo es posible esta cosa! Entonces él tiró su vara delante del rostro del Faraón y ésta se convirtió en una serpiente. Inmediatamente el Faraón llamó a sus sabios desde la faz de su reino, y dijo: “Verás que y mis sabios no tienen menos conocimiento que tú”. Llegaron ellos y verdaderamente convirtieron sus varas en serpientes. Pero la serpiente de Moisés se volteó y tragó las serpientes de todos los sabios. El Faraón dijo: “Tú puedes irte, con tales prestidigitaciones yo no dejo ir el pueblo de Israel”. Moisés dio paso a los cuatro milagros que y los sabios hicieron, pero finalmente el Faraón reconoció que Moisés tiene más conocimientos. El Faraón intentó de una o de otra manera sobornar a Moisés, pero no pudo. Cuando llegó al décimo milagro, él le sobornaba con plata, con cualquier cosa. Le ofrecía quedarse en Egipto, pero Moisés dijo: “No, yo he sido enviado por Jehová para sacar al pueblo de Israel”. Hombre tenaz era Moisés. Y después de hacer el último milagro, el Faraón dijo: “Dejad ir a este hombre, porque si se queda más en Egipto, él hará toda la tierra desolada”.
Así que, cuando viene lo Divino, él hombre tiene que sometérsele. Alguna vez nosotros nos encruelecemos hacia lo Divino en nosotros. Dice el Faraón: “¡No dejaré ir al pueblo de Israel!” ¡No, te someterás! Así es y con toda la gente. En ti hay un impulso noble de captar las cosas, de someterte, pero te dices: “No, yo tengo ciertos puntos de vista, ciertas percepciones”. Viene, sin embargo, lo Divino en nosotros, viene Moisés. Él es un hombre temible. Cuando hizo sus milagros, a toda la tierra desoló. Finalmente tú te decides a dar paso a lo Divino, a lo noble en ti. Entonces viene la salvación de tu alma.
Se dice en el versículo leído: “¡En cualquier ciudad donde entréis, decid que se ha acercado el Reino de Dios!” Digo: el Reino de Dios, éstas son las magnas condiciones preparadas para el alma humana. Una de las Leyes del Reino de Dios, es que todos los ciudadanos en éste tienen derechos iguales, obligaciones iguales. Entonces, este magno ideal que la gente presente siente dentro de sí, esta ansiedad hacia algo magno, esto es lo Divino, esto es el Reino de Dios. Por ejemplo, algunos quieren ser poetas. Yo he visto a muchos jóvenes, cuando entran en el bachillerato, o cuanto se matriculan en la universidad, entre los muchos menesteres suyos, se están ejercitando constantemente en escribir poesía. Cuando le viene la inspiración, escriben algo, y luego lo leen uno a otro. Algunas de éstas son obras excelentes, algunas de éstas son infantiles, pero cada uno piensa que ha escrito algo valioso. Luego, entre estos alumnos y estudiantes hay y pintores, músicos y otros. Algunos de ellos, cuando su maestro les transmite una lección de aritmética, ellos se ocupan con otras cosas, dibujan su imagen. Alguien dibuja la imagen de su maestro y luego la pasa a su compañero de clase, le pregunta: “¿Cómo, se parece al maestro?” El maestro transmite una lección, soluciona una tarea, y éste dibuja. Otra vez el maestro transmite otra lección, y alguno de los alumnos canta, compone algo de música. Le pregunta el maestro: “¿Por qué levantas ruido?” El alumno pues piensa que compone algo muy importante. Así actúan los alumnos con sus maestros y profesores. Uno escribe poesía, otro dibuja, tercero compone algo de música, y el profesor transmite sus lecciones. Alguna vez ocurre esta cosa, pero debe de haber un sentido en estas acciones. No es malo que cada hombre quiera manifestarse, pero en esta manifestación debe de haber sentido. Pregunto: ¿Si el agua brota, cuál es su aspiración? – Fluir. ¿Si el árbol brota, cuál es su aspiración? – Crecer. ¿Si el hombre nace en la Tierra, cuál es su sentido en la vida? De todas maneras debe de haber un sentido concreto. Digo: Una fuente que brota, sin fluir; un árbol que brota, sin crecer; un hombre que nace, sin pensar; y un hombre que muere, sin expirar; un sacerdote, sin servir a Dios; un poeta, sin escribir; un pintor, sin pintar; ¿tiene sentido todo esto? Alguien dice: “He, yo en mi mente pinto”. Un hombre que pinta en su mente, él por fuera pintará. Un hombre que canta en su alma, él y por fuera cantará. Un hombre que sirve a Dios en su alma, él y por fuera servirá. Tales son las magnas leyes. ¡Entonces, se ha acercado el Reino de Dios!
¿Para quién es el Reino de Dios? – Para las almas razonables. Esta idea tiene que percibirse bien. Muchos esperan una vida mejor fuera de la Tierra, ¿pero qué sentido tendrá esta vida si no tiene ningunas relaciones con la presente? Todos dicen: “Nosotros debemos liberarnos de esta vida y entrar en la otra vida”. Todos dicen que esta vida es mala. Pregunto: ¿En qué consiste lo malo de esta vida? O ¿en qué consiste lo bueno de esta vida? – Lo malo y lo bueno, estas son percepciones nuestras. Si nosotros somos buenos y si nuestros comportamientos unos hacia otros son buenos, decimos que la vida es buena. Si nuestros comportamientos unos hacia otros son malos, decimos que la vida es mala. ¿Pero cómo es la vida por sí misma? Imaginaos cuál sería la posición de un cordero que se pierde en alguna parte en el bosque y cae entre los lobos. ¿Cómo le va a recibir a este lobito la sociedad? ¿Cómo pensáis, le van a decir “bienvenido”, le van a poner la cama, le darán comidita? – Todos los lobos se alegrarán, pero ¿cómo será su alegría? Cada uno dirá: “Y a mí un poco de este corderito”. Cada lobo va a querer una particulita de este corderito. ¿Será bienvenido éste? Cada lobo querrá recibir el corderito entero dentro de sí, pero como no puede, querrá tomar por lo menos una particulita de éste. ¿Ahora, esto es aceptación? Bien, tomaremos el caso contrario. Se pierde un lobo en alguna parte del bosque y cae en un rebaño de ovejas, se va a visitarlas. ¿Éstas ovejas le aceptarán? – No, todas huirán, ni siquiera esperan para verle. Cuando lo ven, todas se echan a correr y solo algunas de ellas, las más valientes, patearán, dirán: “¿Por qué has venido?” Todas las ovejas se desbandarán, ni una le va a aceptar. ¿Por qué? Porque las ovejas han perdido fe en los lobos. Por lo tanto, si nosotros perdemos nuestra fe en la gente, tenemos los comportamientos del lobo hacia la oveja. Si en nosotros, pues, está esa avaricia, que cualquier cosa que veamos la tomamos solo para nosotros, que cada uno tenga una parte, nosotros nos encontraremos en la posición del cordero entre los lobos.
Ahora, cada sistema, cada religión, cada enseñanza, que existen en el mundo, tienen un deber alto. Decís: “¿Cuál es la predestinación de la religión, cuál es la predestinación del cristianismo, del budismo, por ejemplo? Y verdaderamente, todos se preguntan: “¿Cuál es la meta del cristianismo?” Todos los sacerdotes deben darse cuenta de esta pregunta. ¿Cuál es la meta del budismo? Y todos contenderán entre sí. ¿Quién es el recto? No, concretamente debe responderse. ¿Cuál es la enseñanza básica, cuál es la idea básica? Cuando te viene un budista de visita, ¿qué tiene que decirte? Un budista no debe distinguirse en nada de ti en tu credo interno, en tu aspiración hacia Dios. Cada budista es cristiano. No penséis que si decidís interpretar el budismo hallaréis una diferencia muy grande. La palabra “budista” tiene casi el mismo significado como y la palabra “cristiano”. Hace tiempo, cuando Buddha interpretaba su enseñanza a la gente, las condiciones eran un poco diferentes de éstas en las cuales vivió Cristo. Y Buddha, como y Cristo, recomienda a la gente que se reconcilien con los sufrimientos. ¿De qué manera? – Que se fusionen con Dios. Esto es a lo que le llaman que entremos en Nirvana. Algunos dicen: “¡Cómo!, ¿Qué el hombre viva en Nirvana?” Vivir en Nirvana significa que pierda su vida individual. Sí, el hombre debe perder su vida individual. Cuando 10-20 riachuelos entran en un rio más grande, ¿pierden su vida individual? – Sí, la pierden. Éstos la pierden externamente, aparentemente, pero dentro del río grande éstos existen. Luego, cuando este río desemboca en el mar ¿existe? – Existe. El hombre, cuando pierde su vida ¿existe? – Existe. Hay una condición en la cual el hombre puede guardar su individualidad. En esta condición hay tres métodos a través de los cuales el hombre puede adquirir su inmortalidad. El hombre debe de ser un exponente del Amor Divino sublime, el cual es portador de la vida. Para que se manifieste esta vida, él debe tener Sabiduría y Verdad.
Estas son cuestiones distraídas. Ahora os voy a hacer una pequeña comparación, que veáis qué relaciones debe de haber entre el Amor, la Sabiduría y la Verdad. Tomaré como ejemplo el agua. El agua tiene tres estados. Uno es su estado líquido, éste es el normal, su estado natural. A la izquierda tenemos el estado duro, o sea, su congelación; a la derecha tenemos el estado vaporoso del agua. Entonces, el agua puede volverse dura, al perder su temperatura. El agua puede volverse y vaporosa, al aumentar su temperatura. Eh, ¿en qué residen estas dos vidas, en qué se manifiesta ésta entre el mundo de la materia líquida, y entre el mundo de la materia dura? Imaginaos que vosotros tenéis agua, pero no tenéis tierra dura. Vosotros decís: “La cosa más importante en el mundo es el agua”. Bien, acepto esto, pero imaginaos que no tenéis tierra, ¿a dónde se irá toda esta agua? Suponed ahora que tenéis vida dentro de vosotros. Desde el punto de vista Divino la vida es parecida al agua – nada más. Tal es la analogía. Como es la relación del agua hacia la tierra dura y hacia la materia aérea, tales son y las relaciones del Amor, la Sabiduría y la Verdad en la vida. El Amor es el estado natural del agua en la vida. La Sabiduría representa su estado duro, y la Verdad representa el estado vaporoso del agua. Por lo tanto, para que el agua pueda manifestarse, le hace faltan y materia dura, y vaporosa. El agua manifiesta sus cualidades solo en la tierra dura, puesto que ahí crecen todas las semillitas. Cuando penetra por la tierra, ella constantemente las riega. En su estado líquido, sin embargo, el agua puede afectar solo sus raíces. Por lo tanto, el polvo por encima de las flores no puede limpiarse por esta agua. Es menester entonces que parte de esta agua se transforme en vapor, que se enfríe en el aire y que en forma de gotitas caiga en la tierra y que lave las hojitas y las flores del polvo acumulado sobre ellas. Pero toda el agua no puede convertirse en vapor; y toda el agua no puede convertirse en hielo. Una ley hay para esto.
Vosotros, cuando os encontráis con algún hombre sabio, decís: “Este hombre es un sabio grande y como tal, a él amor no le hace falta”. No, la Sabiduría sale del Amor. La Sabiduría es un estado del Amor – nada más. La Verdad es vapor, el cual se forma de nuevo del agua durante su evaporización. Entonces, la Verdad es un estado del Amor – vapor. La Sabiduría está a la izquierda, la Verdad está a la derecha.
Esta comprensión interna es necesaria para vuestra mente, para que podáis hacerse una imagen sobre las órdenes internas de vuestra vida y que la hagáis tal como debe. La meta final de vuestra vida es dar aquellos frutos que son necesarios para vuestra elevación. Yo no quiero que consideréis que si vais a algún tonel con miel y lo miráis, lamáis un poco con el dedo, que esto es vida. Que os digan que esto es miel y que luego os priven de este bien, esto no lo considero vida. La cuestión no es que solo lamáis de esta miel, pero vosotros tenéis el derecho de utilizarla.
Dicho está en el versículo: “En cualquier ciudad donde entréis, decid que se ha acercado el Reino de Dios”. Ahora todos estáis sentados y esperáis. Yo os digo: ¡Se ha acercado para vosotros el Reino de Dios! Vosotros decís: “¿Vendrá Cristo?” Yo os digo: La Sabiduría es para vosotros. – “¿Habrá alguien que nos enseñará?” Digo: La Verdad es para vosotros. – “¿Habrá alguien que nos dará esta libertad?” Esto es incomprensión de las cosas. La Verdad, por sí misma, trae libertad. La Sabiduría, por sí misma, trae estabilidad dentro del hombre. Y cuando venga Aquel, Él te enseñará. ¿Cuándo vendrá Él? – Cuando nosotros aceptemos el Reino de Dios dentro de nosotros. Cuando nosotros aceptemos el Reino de Dios dentro de nosotros, entonces vendrá y el Amo de este Reino. Que recibamos a Dios dentro de nosotros, está es una de las Verdades más magnas en el mundo. Este es uno de los momentos más magnos en nuestra vida. Todos los seres en el mundo, desde los más pequeños hasta los más magnos, no desean otra cosa salvo que les visite el Señor por un momento muy breve. Que os visite el Señor solo por un minuto, o incluso solo por un segundo, este es el momento más magno para vuestra alma. Y esta visita, por muy poco que dure, lo diré en vuestro lenguaje, os sostendrá con calor durante toda la eternidad, hasta que el mundo exista.
Ahora os voy a transmitir un ejemplo para explicar uno de mis pensamientos principales. Éste es el siguiente: en el pasado existían dos reinos, dos razas en el mundo. Unos de ellos eran gente luminosa, y los demás eran gente obscura, gente de la obscuridad. Y los unos, y los otros, sin embargo, eran igualmente prudentes y sabios. El rey de la gente luminosa se llamaba Ormuzd-Dey. El rey de los negros se llamaba Ahriman-Taad. Esta es una mitología quedada en la enseñanza persa. En el reino de Ahriman-Taad existían todo tipo de las armas más finas, las más perfeccionadas, y todo tipo de gases asfixiantes. Allí había limitaciones grandes, en todas partes dominaba orden y arreglo, pero el orden y el arreglo de aquellas nuestras manufacturas de fábricas, el orden y el arreglo de aquellas ruedas que se mueven en las fábricas. Allí todo era armonioso, ¡pero ay de aquel que llegaba bajo los dientes de esas ruedas! ¡Que se lo piense él! La gente del reino de Ormuzd-Dey aprovechaba de una libertad plena. Entre estos dos reinos había guerras constantes, pero ni los unos, ni los otros podían vencer. Todas las armas más perfeccionadas que los súbditos de rey Ahriman-Taad pudieron inventar, al entrar en el reino de Ormuzd-Dey se convertían en vapor. Todos sus caballos, carros, ametralladoras, todo se derretía en el reino de Ormuzd-Dey, se convertía en vapor. En aquel entonces ellos tenían ametralladoras miles de veces más perfeccionadas que éstas que la gente cultural actual tiene. Las presentes son un juguete de aquellas. Algunos piensan que solo ahora hay armas tan perfeccionadas. ¡Qué ametralladoras tan temibles había en aquel entonces! Nosotros vemos qué fuegos tan grandes, qué corrientes eléctricas tan fuertes hay por el cielo. Ellos utilizaban en aquel entonces estas corrientes, que y hoy en día se pueden aplicar.
Algunos de vosotros dicen: “¿Qué debemos hacer?” – Trabajarás según las reglas de los súbditos de Ormuzd-Dey. ¡Convertiréis todas las substancias en aéreas y radiantes – nada más! ¡Esta es la fuerza del recto! Y Cristo, en un lugar de este capítulo, dice: “¡He aquí, os envío como corderos en medio de los lobos; no toméis ni bolsa, ni otra cosa consigo mismos!” (Mateo 10:16, Lucas 9:3 – n.d.t.) ¿Por qué? Porque os van a robar. Y así, como no tenéis nada, no hay qué robaros. Como tenéis, cuando os encuentren bandidos, os tomarán todas las cosas. Si vais con ropas rotas, con un gorro roto, con zapatos rotos, como el último pobre, cuando os vean con esta apariencia, dirán: “Un pobre es él, dejadlo irse”. Si vais con un cilindro moderno, con las ropas y los zapatos más bonitos, dirán: “Detened a este, hay algo que tomar de él”. La gente hoy en día no puede comprender que se encuentra en un país no amistoso, y dice: “¿Por qué tengo que negarme de mi riqueza?” Te negarás y más allá pasarás. La muerte, este es el reino de Ahriman-Taad. Cuando morís, vosotros estáis en su reino. Ellos lo tomarán todo. Y entonces Cristo dice: “Transformaos”. ¿En qué? – Transformaos en una substancia aérea. Así fue y con Cristo. Le cogieron y Le clavaron en la cruz. Estos mismos súbditos de Ahriman-Taad Le juzgaron. Pilatos era uno de sus miembros. Los sacerdotes hebreos también eran sus súbditos. Ellos pronunciaron la pena de muerte, ¿pero qué ocurrió luego? Cristo les dio su cuerpo, pero resucitó. Él se transformó ¿en qué? – Él transformó la materia de su cuerpo en materia radiante, pasaba a través de puertas y nadie podría verle, cogerle. Las leyes romanas no pudieron en ninguna parte coger a Cristo. Él inmediatamente desaparecía, se hacía invisible y ellos preguntaban: “¿A dónde se fue Cristo? – hacia arriba”: Lo malo es que ahora Cristo está y arriba, y abajo, por doquier va. Ahora los súbditos de Ormuzd-Dey preparan un ataque a este mundo. ¿Sabéis qué ataque? Ellos ya han preparado sus baterías y las enviarán hacia este mundo. Ellos transformarán a todos en un estado vaporoso y de repente liberarán al mundo de sus pecados. Y todos vosotros, los que pasaréis por este fuego Divino, liberaréis vuestras almas y seréis libres de la esclavitud. Nosotros decimos: Toda la gente tiene que pasar por este fuego.
“¡Se ha acercado el Reino de Dios!” El Reino de Dios es un estado vaporoso, el cual debe pasar por nuestros corazones, por nuestras mentes, por nuestras almas. Magno es solo aquel pueblo, que tiene tal gente, tales poetas, que pueden decir: “¡Se ha acercado el Reino de Dios!” Preguntad a cualquier escritor, a cualquier poeta, si hay otra vida más amplia que ésta. Ellos os dirán: “No, no hay otra vida salvo la presente”. ¿Acaso el día de hoy es el más importante? No, el día de hoy no es el más importante, no es y el más grande. Por lo tanto, cuanto más vamos hacia el Norte, los día más y más aumentan, y cuando llegamos al polo Norte, tenemos el día más grande. Yo sé que tenemos días mucho más grandes que los del polo Norte. Hay lugares en el Cosmos donde el Sol brilla con millares de años consecutivos; hay lugares, pues, donde el Sol una vez ponerse, con millares de años es noche. ¿Cómo os explicaríais todo esto, si os encontrabais en un tal mundo donde el día es largo millares de años? ¡Imaginaos tan solo a un Sol que es 75 millones de veces más grande que el nuestro, y nuestro Sol es 1 ½ millones de veces más grande que nuestra Tierra, y esta Tierra se ilumina por este Sol grande! ¿Qué imagen hubierais tenido vosotros acerca de todas las cosas entonces? Imaginaos que estos Seres razonables de este Sol viniesen a nuestro planeta, ¿hubiera habido entonces contiendas entre la gente? – No habrá pelea ninguna. La Escritura dice para esta Tierra: “Me he regocijado en esta tierra habitada” (Prov. 8:31 – n.d.t.). Hay en el mundo una Tierra habitada en la cual los súbditos del rey Ormuzd-Dey, o los hijos de Dios podrán vivir.
Y así, la gente creyente del presente tiene que trabajar sus puntos de vista sobre la vida. ¿Cuáles puntos de vista? La cuestión no está en nuestras creencias externas. La cuestión no está en la parte externa de la ortodoxia, del evangelismo, del catolicismo, del budismo, o de cualquier otro credo. La cuestión se refiere al lado interno de la vida. La cuestión no es que seamos búlgaros, franceses, o alemanes, o cualesquiera otros. Este es el lado externo de la cuestión. Hay una cuestión interna, la cual debe solucionar cada alma, puesto que después de 20 o 30 años vosotros cambiaréis y entraréis en las nuevas condiciones de la vida. Vosotros desde ahora tenéis que estudiar el lenguaje celestial. Algunos dirán: “Cuando venga Cristo, nos enseñará” ¡Cuando venga Cristo! ¿Pues qué comprensión es esta? Cristo dice a Sus discípulos: “Id y predicad el Evangelio a todo el mundo, y Yo estaré con vosotros hasta el fin del siglo” (Mateo 28:19,20 – n.d.t.). ¿Entonces por qué Le esperáis desde arriba? Entonces, según las percepciones actuales de la gente religiosa, Cristo y los santos están arriba en el Cielo. ¿Quién está aquí entonces? ¿Solo la gente pecadora? ¿Cuándo dice Cristo a Sus discípulos que se vayan y que prediquen el Evangelio, qué significa? – Que se vayan a predicar solo a la gente pecadora que está aquí en la Tierra. Entonces ¿a quién vamos a predicar y quién va a predicar? Y verdaderamente, según esta comprensión, si queda la gente tonta a predicar, solo cosas tontas predicarán. Entonces Cristo está en este mundo magno que afecta las almas de toda la gente. Y así, para cada uno de vosotros que quiere dedicarse a esta Enseñanza dicen: “Él no es recto de fe”. ¿En qué consiste la rectitud de la fe? Que tengamos una medida para la rectitud de la fe. ¿Qué hombre es recto de fe? Un hombre recto de fe, según yo, es este que no quita la vida de la demás gente, de sus semejantes. Según yo, un hombre recto de fe es este que trae libertad a sus semejantes. Bajo “semejantes” comprendo todos aquellos seres en los cuales hay conciencia. Hay algunas cosas, verdaderamente, en las cuales hay conciencia. Una rama seca, por ejemplo, no tiene conciencia dentro de sí. Si cortas una rama de alguna vid y ves que de ella brotan lágrimas, entonces en ésta hay vida. El viticultor razonable dice a este pámpano: “Tú regresarás tus jugos abajo hacia las raíces y entonces vas a proyectar tu vida en los demás tres pámpanos que yo he dejado en la vid”. De esta manera yo he llegado a la siguiente conclusión: cada poeta, cada músico, cada pintor es una suma de almas grandes. Para que aparezca un gran poeta, deben unirse miles de almas geniales en un lugar. Para que aparezca un gran pintor, miles de almas razonables, geniales, deben unirse en un lugar. Para que aparezca un gran músico, miles de almas razonables deben unirse en un lugar para expresarse a través de él. Para que aparezca un gran Maestro, todas las almas razonables deben unirse en él. Algunos apartan a Cristo, Le observan como algo individual. No, Cristo es un conjunto de todas las almas razonables. Y cuando se dice en la Escritura que para el vuelco de un alma pecadora hacia Dios ocurre una gran alegría entre los ángeles ¿qué se sobreentiende? Esto sobreentiende que Cristo hace una conexión estrecha entre las almas. ¿Quiénes son los ángeles? – Todas aquellas almas razonables que viven junto con Cristo. Gran alegría ocurre entre todas las almas cuando algún pecador acepta la Enseñanza del Amor, la Sabiduría y la Verdad.
Ahora muchos de nosotros se preguntan mucho: “¿Me ama Cristo?” Esta pregunta se me ve muy extraña. Cuando el Sol sale y yo pongo mi espalda hacia él para calentarme, ¿está en su lugar la pregunta de si el Sol me ama? – Si el Sol te calienta, te ama, por supuesto. He abierto un libro a la luz solar, lo leo y pregunto: ¿Acaso me ama el Sol? – Si te aprovechas de su luz y puedes leer el libro, te ama, por supuesto. Cada pensamiento sublime y noble; cada sentimiento sublime y noble que penetra en tu corazón, y cada deseo sublime y noble que penetra en tu alma, esto es Cristo Quien penetra. Él es un Espíritu sublime colectivo, un impulso colectivo. Esto no eres tú. Esto donde dices: “Yo hice esta cosa, yo escribí esta poesía” – esto es lo diabólico en el mundo. Pues, para que escribas esta poesía, tú comiste cuatro gallinas, bebiste tres kilos de vino, comiste una empanada bonita. Bien, cuando dices que tú lo has hecho, haz esta cosa sin las gallinas, sin el vino, sin la empanada. “No puedo”. Entonces, reconoce esto y di dentro de ti: “Yo, las gallinas, el vinito y la empanada escribimos esta poesía”. ¡Esta es la Enseñanza! Debéis saber que el cristianismo contemporáneo debe su vida a la vida de aquellos miles de mártires que se han sacrificado por el bien de los demás. Y ahora la gente se detiene y dice: “¿Quién es recto?” – Gente recta es solo aquella que ha sacrificado su vida por los demás. Esta cosa nosotros debemos reconocer y que no pensemos que la vida presente que tenemos es nuestra. No, nosotros debemos nuestra vida a los demás. Alguien dice: “Yo tengo el derecho de pensar como quiero. ¿No soy libre?” Sí hermano, tienes que saber que eres solo un hilo de toda la cuerda. Tú debes tu mente, tus pensamientos y sentimientos, a miles de otros hermanos que te ayudan.
No penséis que en la Gran Hermandad Blanca hay algunas ambiciones como las nuestras. No, cuando alguien premedita a escribir algo, inmediatamente muchos Hermanos Blancos se reúnen alrededor de él y dicen: “¡Espera que le ayudemos!” Ellos se alegran de cada cosa que sale de la pluma de cualquiera. No penséis que todo lo que escribís es lo más bonito, lo más genial. Alguna vez dibujáis algún cuadro y pensáis que es el más genial. No, no es así. Vosotros en el futuro exactamente escribiréis, dibujaréis, y además cosas más y más bonitas. En la Tierra escribiréis y dibujaréis hombres bellos, mas en el Cielo escribiréis y dibujaréis ángeles bellos. En la Tierra escribiréis poesía humana, en el Cielo escribiréis poesía angelical. En la Tierra dibujaréis cuadros humanos, en el Cielo – angelicales. Yo hablo solo de la poesía y las pinturas, pero hay miles y millones de trabajos más, con los cuales os podéis ocupar. La gente presente no puede convencerse en esto, que en el Cielo hay trabajo para todas las almas. Ellos dicen: “Yo no puedo ser poeta, pintor o músico, ¿entonces qué seré?” Enumeran unas cuantas tales obras poéticas y finalmente dicen: “Eh, entonces un trabajador seré, llegaré a ser un trabajador ordinario”. ¿Pero sabéis que y los trabajadores más ordinarios en este magno reino de Ormuzd-Dey son más sublimes que todos nuestros poetas y filósofos? ¿Qué diréis encima de esto? Cada uno de ellos puede escribir algo mucho más bello y magnífico que cada estrofa que escribiría el poeta más grande aquí en la Tierra. ¡Y en esto, ellos ocupan una posición tan modesta! Ellos saben que en la eternidad hay una serie de condiciones en las cuales el hombre puede manifestarse. Hay una ley para esto, pero tú esperarás tu tiempo – no tendrás prisa. Para cada alma Dios ha determinado un momento, cuando tiene que manifestarse. Para este momento ella tiene que esperar miles y millones de años. Llegará tu día cuando te dirán: “¡Sal para manifestarte!” Y entonces todo el Cielo se manifestará a través de ti. ¿Estás listo para ese momento? Y ahora, saldrás en alguna parte a la escena, declamarás una poesía de Vazov, o de quien sea, y si no puedes declamarla bien, o si la olvidas, te dirán: “¡Baja de la escena!” Pero cuando tú declamas esto que el Cielo quiere a través de ti, entonces y tú te quedarás contento de ti mismo, y los demás se quedarán contentos de ti. Por lo tanto, cada uno de nosotros debe estar listo para este gran momento. Este gran momento no es solo para nosotros, pero y los ángeles se están preparando para ese. Cuando Dios une a todos en uno, entonces llegará la hora para que os manifestéis. Entonces llegará vuestro día.
A algunas personas les gusta vestirse bien, tener ropas bonitas. Es bonito todo eso, pero vosotros todavía no sabéis qué cosa es la ropa bonita. Alguna dama dice: “El vestido de novia es bonito”. No, llegará un día, cuando vestiréis la ropa más bonita, la cual os va a satisfacer. Un día Dios os dará la mente más bonita, el corazón más bello, el alma más razonable. Entonces vuestro espíritu se vestirá en la ropa más bella y así saldréis a la escena. Esta cosa afecta un poco vuestra vanagloria y decís: “¡Vamos a ver!” No, llegará un día para toda la gente contemporánea, cuando estarán vestidos en la vida Divina. Esto exactamente tiene que estar en nosotros como un impulso. Todos tenéis que decir: “¡Se ha acercado ya el Reino de Dios!” ¡Entre la gente debe haber paz! Y nosotros decimos: Nosotros estamos en contra de las armas, no utilizamos ninguna arma. Sí, nosotros no vamos a utilizar un arma como las de hoy, pero utilizaremos otra. ¿Qué arma utilizaremos? – Nuestra arma es tal que cuando nos encontremos con un hombre asesinado, nosotros le levantemos, nosotros le resucitemos.
Voy a transmitiros un ejemplo de un clérigo al que le gustaba mucho la nata, pero su mujer era una amante de la nata, mayor que él, de manera que mientras él se preparaba para comer un poco, ella se le anticipaba. Treinta años enteros él mismo cuajaba su leche, pero una vez que estaba lista, su mujer inmediatamente lograba recoger la nata. Por fin un día él toma el jarro con la leche cuajada, lo lleva a la iglesia y allí lo encierra. Sin embargo, su mujer y allí logró encontrarlo. Abre la iglesia, encuentra la leche, recoge la nata y para esconder su acto, toma con el dedo un poco de la leche y unta los bigotes del ícono de San Nicolás, para que parezca como si San Nicolás se hubiera comido la nata. Regresa el sacerdote, busca la leche, la encuentra, pero la nata de nuevo está ausente. Mira, ve en los bigotes de San Nicolás rastros de leche. “¡Ah – dice él –, no me lo esperaba de ti, San Nicolás! ¡Treinta años enteros te sirvo, y tú, que me comas la nata! Más no te voy a servir”. Huye él por el mundo, con el fin de encontrar una manera fácil de ganarse la comida y comer nata, libre de su mujer y de San Nicolás. Sin embargo, San Nicolás quería darle una buena lección y se va detrás de él, como un viejo, y le pregunta: “¿A dónde vas, hijo?” Le narró él su historia: “Era un hombre religioso, pero me gustaba comer un poco de la nata. Mi mujer constantemente se la comía y yo escondí el jarro con la leche de ella en la iglesia, pero en mi ausencia San Nicolás se la comió, por eso yo me negué de servirle más y huí y de él. – Eh, ocurren tales cosas, pecadora es la gente – le dice el viejo”. Se va el viejo con él. Se acercan a una aldea. Le dice el viejo: “Quédate conmigo en esta aldea”. Se van en una casa. Pregunta San Nicolás: “¿Tenéis algún niño enfermo? – Tenemos”. Entra él dentro, revisa al niño, pide una palangana y agua caliente, y comienza a bañar al niño. Cuando acabó de lavarlo, lo corta en partes: su barriga, las piernas, le saca los ojos, le corta las orejas – total, lo cortó como un cirujano. Después de esto toma cada parte de su cuerpo y la pone a su sitio. El niño de repente resucitó, se vivificó. El sacerdote, como miraba todo esto, se dijo: “He aquí un trabajo muy fácil, podré actuar y yo así, y fácilmente ganaré mi nata”. Al otro día él dice al viejo: “Viejito, yo tengo prisa, tengo un poco de trabajo, así que te voy a dejar”. Él quería ir a alguna otra aldea, curar solo, para que de esta manera ganase dinero para la nata. San Nicolás le dijo: “Bien hijo, cuando te encuentres en alguna dificultad, llámame, yo vendré”. Se separan y el sacerdote se va al pueblo vecino. Entra en una casa y pregunta: “¿Tenéis algún niño enfermo? – Tenemos”. Entra él dentro y comienza a curarlo así como vio del viejo. Corta al niño en partes, ordena cada parte a su sitio y espera para que el niño se vivifique. Espera, pero las partes no se pegan, el niño no se vivifica. Él se encuentra en dificultad y pronto llama a San Nicolás. Llega el viejo, ordena las partes del niño, le resucita y le dice: “¡Tienes que saber que San Nicolás no come nata!”
Y nosotros, la gente contemporánea, somos de éstos, lo que queremos del Señor esto o aquello, y cuando no nos lo da, nos negamos de nuestras convicciones, y decimos: “Ya no creo en nada, me niego de Dios, todo en este mundo es un trabajo vano”. No, este es un engaño. ¿Qué es cierto entonces? Hay algo cierto en este mundo. Hay una convicción profunda en cada alma, esta es la convicción del Reino de Dios. Vayan diciendo: “¡Se ha acercado en nosotros el Reino de Dios!” Y ahora, y hace 2,000 años Cristo predicaba y decía: “Id, predicad el Verbo de Dios. Yo estaré con vosotros hasta el fin del siglo”. Y se dice en otro versículo: “Si vosotros permanecéis en Mí, y Yo permaneceré en vosotros. Donde estéis reunidos dos o tres en Mí nombre y Yo estaré entre vosotros. Y cualquier cosa que pidáis en Mi nombre, os será dada. Entonces Yo y Mi Padre haremos una morada en vosotros” (Jn. 15:5, Mt. 18:20, Jn. 14:13,23 – n.d.t.). Vosotros podéis interpretar estos versículos de una o de otra manera, sin embargo hay una manera por la cual Dios se expresa a Sus elegidos. Un gran músico se expresa solo a sus elegidos, a sus alumnos capaces. El gran pintor, o poeta, o escultor, se expresa solo a sus alumnos capaces, a sus alumnos más dotados. A sus alumnos ordinarios él no se expresa. Por lo tanto, si nosotros estamos listos de sacrificar nuestras vida, fuerzas y salud, como también y todo lo demás por el Señor, nosotros seremos capaces de aguantar todas las dificultades y sufrimientos en este mundo, sin que dudemos de Dios. En nosotros hay un alma sublime y noble. ¿Por qué tenemos que dudar de Dios? ¿Quién es la causa de todos nuestros sufrimientos que existen ahora en el mundo? ¿Es Dios la causa, o nosotros mismos? ¿Quién es la causa de aquellos sufrimientos y suplicios internos? Nosotros decimos que el diablo nos tortura. ¿Cómo puede torturarnos el diablo? O nosotros nos torturamos, o el diablo nos tortura. ¿Cuándo algún muchacho se enamora de alguna muchacha, quién le tortura? ¿Es el diablo quien le tortura para que llore? No, él mismo se tortura, quiere algo que no está permitido. Bien, si el hermanito pequeño se enamora del ojo de su hermanita y quiere sacarlo, ¿está a su sitio este amor? Si el otro hermanito se enamora del otro ojo y dice: “Dámelo para sacarlo” – ¿esto está a su sitio? ¿Qué ocurrirá con la hermanita? – Se quedará ciega. Luego, de nuevo viene el hermanito, quiere su oreja. Después de esto la otra. ¿Por qué? Porque se ha enamorado de éste. Dejaos de este amor que esclaviza a la gente. Este amor existe en el mundo, vosotros lo habéis probado. Si queréis, podéis aplicarlo, pero cuando lleguéis al Amor Divino que crea la vida, vosotros debéis tener un concepto determinado. Él no crea las contradicciones en la vida. Por ahora actuáis de manera humana, pero cuando llegue lo Divino en vosotros, éste introducirá el Amor Divino, el cual os hará fuertes, potentes. Él hará vuestros pensamientos estables. ¡Sin falta debéis tener este Amor en vuestra alma! Él comienza con lo siguiente: por ejemplo, viene a vosotros algún hermano vuestro y os lee dos estrofas que ha escrito. ¡Entrad en su posición, alegraos, como que si vosotros lo hubierais escrito! Vosotros escucháis, estáis descontentos, decís: “¿Por qué no sea yo?” Alguien ha hecho un dibujo, os lo muestra. ¡Alegraos, no digáis por qué no sea yo! Alguien ha adquirido alguna herencia. ¡Alegraos por él! Alguien se ha vestido bonito. ¡Alegraos por él! Pues que un pájaro puede ser vestido de manera más bonita que nosotros mismos. Este es el desinterés interno que cada cristiano tiene que alimentar dentro de sí. Nosotros tenemos que considerar los pensamientos, los sentimientos y los deseos de nuestros hermanos como nuestros propios; que sean para nosotros tan sagrados, como son y los nuestros. ¿Y ahora? Llegamos a un ortodoxo, o evangelista, o budista, e inmediatamente decimos: “Él es un anticristo”. ¿Por qué? Porque no está en la iglesia ortodoxa. ¡Como que si Cristo ha entrado en la iglesia ortodoxa! ¡Como que en la iglesia ortodoxa los sacerdotes no se pelean con los candeleros! Pues ¿qué sacerdote sirve a Dios sin dinero? Diréis: “¡Nos está atacando!” ¡No, mostrad vosotros vuestra Enseñanza! ¡Mostrad vuestro Maestro! ¡Mostrad vuestro ideal delante del mundo! ¡Que no sea oprobiado Cristo! No os estoy atacando yo, pero vosotros profanáis el nombre Crístico. Fueran como fueran los hebreos, pero ellos por lo menos honraban a Moisés. ¿Y vosotros con qué honra os elogiaréis hoy? ¿Con qué se honra Cristo entre los pueblos Cristianos?
Se dice en el Evangelio: “¡No resistas al mal! ¡Si te pegan por un lado, presta y el otro lado! ¡Amad a vuestros enemigos! ¡Amarás a tu prójimo como a ti mismo! ¡Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón!” (Mt. 5:39; Mt. 5:44; Mt. 22:39,37 – n.d.t.). ¿Todo esto está cumplido? Cuando llegue a decirse una Verdad, dicen: “La Verdad es amarga”. No, yo no digo que la Verdad es amarga. Según yo, la Verdad es algo dulce. Cuando yo hablo a la gente de la Verdad, yo hablo simultáneamente y del Amor y de la Sabiduría, y de la Justicia, y del bien, y de la paz – en general, entre la gente deben existir estas virtudes. Tú puedes ser francés, inglés, alemán, búlgaro, o cualquiera, pero ¿qué te obstaculiza vivir con toda la gente amorosamente? Incluso y con un cordero, y con una gallina, y con un árbol, nada nos obstaculiza a vivir humanamente. Entre un árbol y tú hay una conexión. Este árbol a veces te puede ser útil. Esto de que algún ser sea animal o planta, esto se refiere solo al lado externo de la cuestión, a la forma. Éstas son solo relaciones externas. Las relaciones externas, las formas, deben excluirse. Lo importante es la conexión interna. Decís: “Hay una iglesia ortodoxa”. Me alegro, ¡que haya una iglesia ortodoxa!, pero sus feligreses deben tener corazones puros como las fuentes más prístinas, y no turbios. Yo sé que las fuentes prístinas vienen de lo profundo, y las fuentes turbias vienen de los lugares superficiales. Por lo tanto, si hay luz, que sea la luz más bonita, de la cual los ojos humanos no se ciegan. Un hombre puede cegarse incluso y con la luz solar, si mira largo tiempo al Sol. Hay una luz con la cual nosotros no podemos cegarnos.
Dice la Escritura: “¡Se ha acercado el Reino de Dios!”. Y entonces en todos vosotros debe despertarse solo una idea magna. ¿Dónde están nuestros hermanos? ¿Dónde están nuestras hermanas? Pregunto: ¿cómo os explicaréis el siguiente hecho, la siguiente contradicción? Un hombre hasta ayer os engrandecía, hasta ayer os amaba, y mañana se vuelve en contra de vosotros y habla las cosas más feas, las más profanas. ¿Es el mismo hombre él? No es el mismo hombre. Hay multitud de la conciencia. Aquel amigo vuestro que os amaba y que vivía en este cuerpo, desaparece y ahora en el mismo cuerpo viene a vivir otro, que os odia. Este, el último, es del reino de Ahriman-Taad. Él puede imputaros tales crímenes que ni siquiera habéis soñado. Yo sé muchos tales casos. Alguna vez, alguien dice a algún hombre: “¿Sabes?, yo he visto a tu mujer pasearse con fulano”. De repente los pelos de este hombre se ponen de punta. Su mujer en alguna parte de la universidad asiste a lecciones, estudia, y él se preocupa. Pregunto: ¿Cómo es posible tal duda? ¿Es el alma humana esta que puede manifestarse así? Yo me asombro ¡cómo puede el hombre tergiversar así los hechos! Yo sé de muchos sacerdotes que conscientemente tergiversan la Verdad. Estos no son sacerdotes, estos no son espíritus luminosos, estos no son súbditos del reino de Ormuzd-Dey. Un hombre que puede quitarme la cabeza; un hombre que puede sacarme el corazón; un hombre que puede burlarse de mí, yo no lo considero un hermano mío. Ni a mí me podéis considerar como un hermano vuestro si y yo actúo así. Yo considero por hermano mío a este que puede sacarme del fango. Si yo sacara a una mujer del fango y para extraerla de allí la abrazara, y ella luego habla mal de mí, dice que la he abrazado, pregunto: ¿Esta mujer está salvada? Si esta mujer supone que con ella se está cometiendo un crimen, tal mujer fácilmente se soborna. ¿Esta mujer, merece la salvación? No, ella de nuevo va al fango, ella no está salvada. ¡Yo me asombro de la gente en estas manifestaciones suyas! A esto le llamo pluralidad. Yo tengo otro término para esta cosa: dualidad similar de la conciencia humana. Esto es lo Divino. Si en la conciencia de un hombre hay bifurcación, si él puede hablar y así y de otra manera, esto no es Divino. Cuando venga el Reino de Dios en vosotros, habrá solo un pensamiento. Esto significa conocernos a nosotros mismos. Alguna vez tú sientes que en ti aparece algo raro, tú te engañas a ti mismo y en esto dices: “Mi interés me dicta a que actúe así”. No, tú rechazarás este interés. Esto no eres tú, nada más. Este interés tuyo te llevará a la perdición. Sabe que el Amor viene solo de Dios. ¿Tú estás convencido de que aquel que te dice que te quiere, que esto es amor? Pues, si yo te amo como un lobo, ¿entonces? Si es cuestión de amor, que sea un amor verdadero, que te hable con el lenguaje del amor. Todos vosotros tenéis que predicar: “¡Se ha acercado el Reino de Dios!” ¡Que este amor esté entre los hermanos, que esté entre los amigos, que esté entre los creyentes, que esté entre todos y en todas partes! Alguien dice que ha nacido de Dios. Extraña es esta gente que dice que ha nacido de Dios y en esto no tienen frutos ningunos. ¿Qué será si alguien dice que ha nacido de Dios, y los nacidos de él son lobitos? No, Cristo ha dicho hace siglos: “El árbol se conoce solo por sus frutos” (Lucas 6:44 – n.d.t.). Cada hombre se conoce solo por sus obras; cada hombre se conoce por sus sentimientos, por aquello – lo sublime y lo noble en él. Nosotros no vivimos por la gente, nosotros vivimos en un mundo Divino, delante del rostro de aquellos Hermanos nuestros, entre los cuales uno de los primogénitos es Cristo. Os hablo de Cristo, puesto que a Él conocéis. Cristo es expresión del Amor, del desinterés absoluto. Ser cristiano significa ser absolutamente desinteresado – nada más. Si no tienes este desinterés perfecto, tú no puedes ser cristiano, tú no puedes llevar el nombre de cristiano. ¡Desinterés absoluto y amor pleno! Amar a Dios con todo tu corazón, amar a tu prójimo como a ti mismo, amar a tus enemigos, esta es la enseñanza cristiana.
Asombrosos son los actos de la gente contemporánea. A mí me contaron casos de las reuniones eclesiásticas. ¿Cómo puede explicarse esta contradicción? Allí algunos decían: “¡Un hombre que tiene repugnancia de vino y de carne, que se eche de la iglesia!” Éstas son comprensiones griegas. No es la raza Latina que puede traer en el mundo una cultura más alta. Los romanos no trajeron ninguna cultura más alta. Ellos dejaron solo un derecho romano que introdujo la violencia en el mundo. El único pueblo que trae fuerza, esta es la raza sajona. En ellos, los sentimientos morales están fuertemente desarrollados, pero para el futuro nosotros deseamos tener un pueblo en el cual los sentimientos morales serán todavía más fuertemente desarrollados.
Cristo dice: “Predicad que se ha acercado el Reino de Dios”.
Ahora, en todo el mundo se está formando un núcleo de gente: ingleses, franceses, alemanes, americanos, chinos, japoneses, búlgaros, serbios, turcos, negros, pues y de todo tipo, los cuales están formando una Nueva Raza en el mundo, un Pueblo con comprensiones más diferentes que los actuales, con otra moral. ¿Quién agrupa a toda esa gente? – Ormuzd-Dey, o diremos que Cristo los agrupa, o la Ley del Amor, o la magna Ley Divina los atrae, para que se conozcan y que trabajen juntos. Qué nombre se dará a esta Fuerza, que los atrae, es igual. Finalmente yo digo: ¿Pueden los búlgaros dar un contingente de tal gente? – Pueden. ¡Que toda la gente de las iglesias ortodoxas, o de las evangélicas, o de las católicas, que todos los sacerdotes y obispos salgan a escena! La cuestión no es para éste, para aquel. Que todos salgan. Todos son cristianos ¿no? Esta es la Enseñanza Crística, que se predique el Amor. Esta Enseñanza ha abarcado a todo el mundo. Y si los búlgaros no envían allí súbditos suyos, ellos perderán. Aquellos pueblos que envían allí súbditos suyos, su nombre será escrito en este magno reino, y aquellos que no envían súbditos suyos, su nombre será tachado, y de ellos no quedará ni recuerdo. Dice la Escritura desde hace miles de años: “Aquellos pueblos que no sirven a Dios, no tienen futuro ninguno”. Por lo tanto, debe haber alguna moral interna, una vida interna, que puede consolidar a este pueblo. ¡Pues cada pueblo es como un organismo! ¿Qué es lo más importante en el hombre? – La cabeza. ¿Qué es lo más bello? – El rostro. ¿Qué es lo más expresivo? – Los ojos. ¿Qué es lo más movible? – Los brazos y las piernas. En primer lugar, entonces, es la cabeza humana. ¡Cabezas deben tener los cristianos contemporáneos! Dice la Escritura: “Cabeza de la iglesia es Cristo” (Efesios 5:23 – n.d.t.). La iglesia, esto es el cuerpo de Cristo, y toda la gente compone los miembros de esta iglesia. ¡Entonces, de la cabeza viene todo! Así que aquellas ideas, aquellos pensamientos, que penetran en la iglesia, éstos son los esenciales. Así que digo: os quedan tres cosas que debéis introducir en vosotros. Vosotros las tenéis, pero cuando digáis que sois cristianos, que habéis nacido de nuevo, esto sobreentiende que tenéis que crecer. Me alegro que habéis nacido de nuevo, pero digo: Tienes que crecer hermano, más todavía. Alguien dice: “Yo he trabajado”. Me alegro hermano, pero más todavía tienes que trabajar. Yo he escrito”. – Más todavía escribirás. “Yo he dibujado”. – Más todavía dibujarás. Todos vosotros tenéis que procurar a preparar vuestro futuro. Hay un momento glorioso por el cual tenéis que prepararse. ¡Alegraos por vuestro futuro, alegraos por esto que os espera! ¡Cuando os encontréis con un hombre prudente, que os cause alegría; cuando os encontréis con un hombre bello, que os cause alegría; cuando os encontréis con un hombre con carácter, que os cause alegría! Si ves algo bonito, algo bueno, algo sublime y noble, en cualquier aspecto, que os cause alegría.
Dice la Escritura: “¡Orad los unos por los otros para que os sean sanados todos vuestros defectos!” (Santiago 5:16 – n.d.t.). ¡Unidad hace falta ahora a la gente! Unidad en el Amor, y esta unidad es multitud. Unidad en la Sabiduría, y esta Sabiduría es multitud. Unidad en la Verdad, pero esta Verdad es multitud. Unidad en la Justicia, pero esta Justicia es multitud. Unidad en la Virtud, pero esta Virtud es multitud. En toda esta multitud, la gente debe ayudarse a sí misma, debe ayudar y a los demás. Estos es lo que Cristo ha traído en el mundo; esto es lo que se predica ahora.
“¡Se ha acercado el Reino de Dios!” Este Reino de Dios ahora está delante de vuestro umbral. Y si vosotros voluntariamente no abrís la puerta de vuestro reino, un día esta puerta se volverá vaporosa, vuestra casa se volverá vaporosa, y vosotros os quedaréis sin habitaciones, sin puertas y sin ventanas. Y entonces la Verdad puede llegar para nosotros, pero esta Verdad no nos va a aprovechar. ¡Voluntariamente debéis sacrificar todo por el Reino de Dios!
Y así, en cualquier ciudad donde entréis, decid: “Se ha acercado el Reino de Dios”.
* Nota: Queridos hermanos, hermanas, amigos y lectores, en sus conferencias y lecciones, el Maestro Beinsá Dunó hace muchas citas y referencias con las Escrituras, pero éstas no siempre corresponden literalmente con el texto de las Escrituras en lengua Hispana, traducidas y conocidas oficialmente. Todas las Escrituras en nuestras traducciones han sido traducidas de acuerdo a la interpretación y las palabras del Maestro, lo cual significa que alguna vez estos textos coinciden con las traducciones Bíblicas conocidas, y a veces están parafraseadas, según el caso y el contexto necesario. Por favor, que esto no os cause molestia o confusión alguna. Nuestra meta es comprender y cumplir la Voluntad de Dios, y no contender por cada palabra. ¡Muchísimas gracias por vuestra comprensión!
Con todo nuestro respeto y Amor – Rayito y Dimitar.