En las regiones más elevadas

El pensamiento de hoy nos llama a aumentar la intensidad de las vibraciones del alma.

Nos sugiere practicar el silencio para elevarnos a las regiones elevadas.

En esas regiones somos capaces de estar en comunión con otras energías.

Allí podemos tomar la fuerza necesaria para vivir en la tierra desde otra consciencia.

El mundo nos llama a estar en el mundo, pero podemos hacerlo desde esa otra consciencia.

Existe un espacio entre nosotros y el mundo divino que podemos acortar.

El mundo sutil nos alimentará entonces de continuo, con todas sus bendiciones, pero tenemos que tender la mano y el ánimo a ese mundo.

El día nos ofrece múltiples ocasiones para parar y buscar el silencio, para conectaros con el alma, cerrando los ojos, sin pedir nada, simplemente estando, buscando esa comunión en actitud de “hágase en mi según tu palabra”.

Las regiones elevadas siempre nos esperan para darnos sus bendiciones.

Si, un encuentro maravilloso nos aguarda cada vez.

«A pesar de su empeño en buscar la felicidad, los humanos no la encuentran. ¿Por qué? Porque van a buscarla demasiado abajo, en las regiones que le son opuestas. La felicidad es un estado de sutileza, de una finura extrema; es comparable a las flores que no pueden ser expuestas a las inclemencias del tiempo sin marchitarse. La Inteligencia cósmica ha situado la felicidad en un lugar resguardado, en las regiones más elevadas. Efectivamente, la Inteligencia cósmica ha colocado sus tesoros allí dónde el ruido no puede tener acceso.

Para alcanzar estas regiones, hay que alejarse del nivel de las pasiones ordinarias y de sus grandes oscilaciones, y aumentar la intensidad de las vibraciones del alma. Introduciendo el silencio en su alma el discípulo se elevará hasta estas regiones dónde la Inteligencia cósmica ha situado la felicidad.»

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Omraam Mikhäel Aïvanhov, “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Óleo de Dora Gil: “Arbol” http://www.doragil.com

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