Espiritualidad: Un camino de reencuentro con uno mismo y con lo que nos rodea

Lucas María

Espiritualidad: Rocas en equilibrio en la corriente

«Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que resistir y luchar contra una situación que no puedes cambiar.»
Dalai Lama.

La espiritualidad en los tiempos que corren

Vivimos en tiempos en que el ritmo de vida avanza a pasos agigantados. Nos encontramos cada vez más en la necesidad de reestablecer el vínculo con nosotros mismos y de esta manera, con todo lo que nos rodea y afecta cotidianamente. Es así que la Espiritualidad se abre camino como respuesta a esta búsqueda y nos ayuda a equilibrar nuestro cuerpo y nuestra mente.

Muchas personas están acostumbradas a construir su experiencia de vida tomando como parámetro sólo aquellas cosas que pueden percibir por los sentidos. Esto ocasiona una falta de sincronía con nuestro lado espiritual.  Él está más preocupado por el sentido de la vida y las fuerzas que hacen que todo se mueva en la dirección en que lo hace. Este desbalance es lo que provoca el estrés y las famosas enfermedades psicosomáticas. De hecho, estas que no son más que dolencias originadas en nuestra mente e infligidas en nuestro cuerpo.

La Espiritualidad a lo largo del tiempo

Pero esto no ha sido siempre así. Las civilizaciones antiguas nos han dejado evidencias de un gran camino recorrido en este sentido. Y aunque actualmente las circunstancias de la vida nos alejan de este contacto, en algunas culturas del mundo aún se le da importancia al lado espiritual de la vida.

Las culturas orientales quizás sean las que más mantienen presente estas prácticas y de las que más podamos aprender al respecto.

Es la cultura hindú la que nos invita a llevar la espiritualidad a todos los aspectos de la vida. Ella se rige mediante cuatro leyes que pregonan la aceptación de toda circunstancia de la vida como una invitación al aprendizaje. Y nos invitan a profundizar en nuestro encuentro con las fuerzas que determinan nuestra existencia y la de cada ser y elemento que nos rodea.

Las cuatro leyes hindúes de la Espiritualidad

Estas leyes implican el paradigma de que no existe la casualidad, sino la causalidad. Todo sucede por algo y tiene sentido en sí mismo, independientemente del juicio que podamos realizar nosotros al respecto.

Tanto si eres una persona que se encuentra muy en contacto con su lado espiritual como si lo más profundo que has hecho es encender una vela cuando se corta la luz, poner en práctica estas cuatro perspectivas es un gran paso en la búsqueda del equilibrio.

1. La persona que llega a tu vida es siempre la persona indicada.

Espiritualidad: Personas dándose la espalda

Somos seres sociables y estamos continuamente relacionándonos los unos con los otros. Esta ley implica que cada persona con la que te cruces trae consigo la posibilidad de un aprendizaje para tí.

Todos. Tu familia, compañeros de trabajo, esa ex-pareja, incluso aquellas personas que daríamos cualquier cosa por borrar de nuestro historial. Todos pueden convertirse en un encuentro positivo si aprendes a identificar el aporte que puede hacerte.

Además, este aporte puede tener múltiples formas. Puede que sea una perspectiva distinta de una situación determinada. Puede que sirva de indicador para comenzar a trabajar algún aspecto particular de tu persona, como la paciencia o la escucha activa. Puede que te acerque a entender y/o aceptar la dinámica en que los eventos de la vida se dan independiente a tu voluntad.

Adopta la perspectiva de que todo contacto es una potencial enseñanza, incluso cuando la otra persona no lo sepa.

2. Lo que sucede es lo único que podría haber sucedido.

 

La ley más difícil de aprehender y, de alguna manera, de la cual  las otras tres leyes se desprenden.

Se dice que la comparación es la madre del sufrimiento. Esto es así porque tendemos a comparar una cosa con otra para remarcar tanto aquello que nos falta como los giros desafortunados en determinados eventos.

Muchas veces llegamos a crear una situación hipotética en la que todo se desenvuelve de una manera más deseable y comenzamos a comparar esa situación con la real.

Este tipo de comportamientos queda en evidencia en frases del tipo “si tan sólo se hubiera dado de esta manera”. Y nos conduce a la búsqueda de culpables, que muchas veces recae en Dios, el universo e incluso uno mismo.

Entiende que esa situación con la que comparas no existe, nunca sucedió. Esta comparación no hace otra cosa que cegarte ante la enseñanza que cada evento tiene para ti. Confía en que todo sucede por algo, aunque nosotros no estemos capacitados para entender el por qué de todas las cosas.

Vuélvete humilde discípulo de lo que la vida te enseña.

3. Cualquiera sea el momento en que algo comience, es el momento indicado.

 

De la misma manera, los eventos se desenvuelven en el momento en el que tienen que desenvolverse. Ni un segundo antes ni un segundo después.

Cada momento en la vida es un aprendizaje y aprender es un proceso complejo. Hay que entender que cada persona tiene sus tiempos. Estos tiempos son personales y particulares para cada uno y nadie puede apreciar más que su propio proceso.

Sé paciente contigo mismo, aprende de lo que el presente tiene para ti. Sólo cuando tenga iniciarse un nuevo proceso se va a dar.

Que la expectativa no te impida aprender del proceso actual y sacarle todo el jugo.

Por otro lado, cuando un nuevo evento comience a desarrollarse en tu vida no dudes de que ese es el momento. Recuerda que tú no pones las reglas del juego y confía en que ahora sí estás preparado para vivirlo, no antes.

4. Cuando algo termina, termina.

Espiritualidad: Persona triste agarrándose la cabeza

Y no hay réplica alguna.

Esta es la más categórica de las leyes. Nos enseña a aceptar que todo en la vida es dinámico, cambia y se transforma. La existencia de lo sensible está llamada a cumplir con un determinado ciclo, y así como tiene un comienzo, tiene un final.

Desapégate. Un proceso que se cierra da lugar a uno nuevo. Las opciones son aceptar este cambio constante o atarnos a una situación particular y quedarnos atrapados en ella.

Cuando uno se niega a soltar es cuando se tiene la sensación de que la vida se detiene. No podrá retomar el avance nuevamente hasta que no se deje ir eso que se aferra.

Si mantienes tus ojos fijos en el pasado no podrás ver hacia adelante las nuevas oportunidades de crecimiento que cada evento nos ofrece.

El Flujo Contínuo

Estas cuatro leyes nos invitan a un camino de humildad y aceptación. Debemos comprender que la vida se desenvuelve de una manera única y maravillosa. Nosotros tenemos la enorme capacidad y responsabilidad de ser testigos de ella.

Somos seres limitados en nuestra habilidad para comprender el sentido en el que las cosas fluyen. En algún punto tendremos que dejar de creer que somos dueños protagonistas de la historia.

Nosotros somos un evento más, dinámico, que fluye, cambia y se transforma. Cada uno comienza cuando debe comenzar y tiene un ciclo que cumplir.

Permítete fluir, confía en la fuerza que todo lo mueve. Aprende, conócete, crece.

Ese es el llamado que la vida nos hace.

AUTOR: Lucas, redactor en la gran familia de hermandadblanca.org

FUENTES: Las cuatro leyes de la espiritualidad http://www.espacioluzyoga.com.ar/cuatro-leyes-espiritualidad/

 

6 comentarios

  1. Todo se puede curar con psicología espiritual….con amar más tu espiritu abstracto que las circunstáncias de la vida…en ser sansón del perdón de lo tuyo y de lo de los demás siempre con la buena voluntad del corazón claro…y que todo es síntetico porqué la mente de Dios vive en la eternidad y pasado ..presente y futuro són creados de un sólo golpe en el momento de la creación…que es mejor equivocarse con la inocencia que intertarlo predestinar todo….que esos errores por mucho que te pesen tienen un desenlace de mucha sabiduria….así que confia en el espíritu de Dios Parashutama que continuamente está amando las cosas…y que confia en lo desconocido que es mucho amor el que hay allí….blessings

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