La lectura del aura y el significado de sus colores. Por Anne Givaudan

El aura es la emanación de un «flujo» eléctrico que se manifiesta en un halo característico de diferente color que nos envuelve.

Todas las formas físicas, vivas y de otro tipo, se mantienen juntas y controladas por campos de energía electromagnética. El mismo emana un «flujo» eléctrico que se manifiesta en un halo característico de diferente color que los envuelve, comúnmente llamado «aura».

Aprender la lectura del aura por lo tanto requiere práctica. Ya sea que desee convertirse en un lector experto o que tenga un simple interés en este fenómeno, hay muchas formas divertidas de practicar. Sin embargo, tomarse el tiempo para relajarse antes de cada ejercicio es esencial.

Mecánicamente, lo adaptamos inmediatamente al objeto que estamos mirando: en los ejercicios que siguen, es esencial dominar este mecanismo irresistible. Se trata de contemplar sin ver, mirar lejos, «detrás» del tema. En realidad, no vamos a poner los ojos en el fuego y las miopías, al menos inicialmente, se verán facilitadas en este ejercicio quitándose las gafas.

Arreglar el cielo uniforme o una lámpara durante unos segundos, luego cerrar los ojos para entrar en un estado de relajación antes de mirar al sujeto puede facilitar la tarea. Incluso si no ve nada, no olvide que el progreso vendrá gradualmente.

No miramos demasiado de cerca nuestro tema, y ​​verificamos que siempre esté sobre un fondo uniforme, ya sea cielo azul o tapicería, no importa …

Sin embargo, es el ojo del corazón el que trabaja en la lectura del aura: los ojos físicos siempre y solo serán apoyos. Una persona completamente abierta también puede tener los ojos cerrados y aun así ver un aura, contemplarla; ciertamente no lo mira, ciertamente no lo analiza secamente. Contempla sin juzgar, recibiendo sin construir barreras mentales. Luego, poco a poco, surgirá la comprensión de lo que ves.

En su actitud interna, es esencial que no intente ver a toda costa, sino que esté absorto en el perfil de la persona que está frente a usted. No esperes una vista total y rápida, porque estarías decepcionado; la visión progresará a medida que progrese su desarrollo interno.

Entre las dificultades que podemos encontrar, está la de «la estabilidad de la mirada«; El novato siempre tiene la tendencia de cambiar su mirada de un área del cuerpo a otra, y esto no permite una visión estable.

Hay un ejercicio que podría ayudarlo: para tener una mejor percepción del aura vital o etérea, intente fijar su mirada en la altura del tercer chakra o plexo solar … Mientras mira hacia el centro del cofre, a la altura del chakra del corazón, las emanaciones del aura astral le parecerán más visibles.

Anne nos dice que cualquier cosa viva tiene un aura, nos da el ejemplo de flores y árboles, y explica cómo ver los suyos.  Sugiere observarlos con un fondo de cielo azul, ella afirma que realmente ven sus auras, e incluso puedes ver si la planta seguirá creciendo en función de la forma del aura. También dice que cerca de un grupo de árboles siempre hay un árbol «maestro», uno que generaría un aura más fuerte que otros. Incluso estos temas pueden ser interesantes.

Incluso estando solos con nosotros mismos, podemos descubrir una amplia gama de ejercicios prácticos.

 Levante una mano con los dedos extendidos hacia el cielo azul o una pared blanca. Lo importante es que el fondo sea uniforme. Ahora mire en la dirección de la mano pero sin enfocarse en la mirada, como si quisiera ver mucho más allá. En este punto, solo aparecerá un vago esquema.

Déjese absorber en esta imagen durante unos segundos, luego comience nuevamente desde el principio, por un poco más de tiempo. Después de un tiempo, percibirás un halo delgado, análogo al humo del cigarrillo pero opalescente, que envuelve tus dedos como un guante: este ejercicio te permitirá acostumbrarte a ver el cuerpo etérico rápidamente.

El segundo ejercicio que propongo nos fue enseñado hace dos mil años, pero todavía parece muy actual. Colóquese debajo de una fuente de luz, con la cara hacia ella, con los ojos cerrados. Sentirás una niebla brillante de color amarillo o blanco. Y ahora, aún con los ojos cerrados, intenta mirar más allá, sin esfuerzo.

Fija mentalmente la raíz de la nariz entre los ojos, o un poco más arriba, como desees. Luego, poco a poco, baje la cara para que quede en posición horizontal … Entonces podrá ver todos los colores del arco iris, puntos azules, cintas de colores, en resumen, una multitud de eventos.

Esta práctica está realmente dirigida a estimular el «tercer ojo«, y un punto de color azul profundo debería surgir gradualmente en el centro del campo visual.

Sin embargo, no olvide que este ejercicio no debe repetirse más de dos veces por semana y no debe durar más de unos minutos. Si abusa de él, no solo ya no verá nada, sino que también se cansará del aspecto sutil y físico. En este punto, surgiría un bloqueo que no le permitiría continuar.

Los colores son la característica típica del aura astral. Además del color básico que es típico de cada resplandor emocional y sugiere el temperamento inicial del individuo, los colores cambian y circulan constantemente en toda la superficie de esta capa áurica.

La interpretación de los colores es el punto más delicado en el aprendizaje de auras. Si la lectura está bien hecha, puede ser muy útil, pero, como cualquier instrumento de precisión, es un cuchillo de doble hoja, un escape puede hacer que la lectura se malinterprete.

Los colores son especialmente visibles en el aura astral, y si ve cierto tipo de rojo en una persona enojada, esto no determina su futuro en absoluto. Es un color que muy bien puede desaparecer cuando la ira se ha calmado. En cambio, hay colores básicos que cambian solo con el paso de los años y con el progreso de la evolución interna; son colores más estables, que impregnan el aura en su conjunto; Estos son los colores que determinarán las tendencias y actitudes, los defectos principales y las buenas cualidades innatas de la que enfrentamos. Por lo tanto, los colores pueden reflejar estados de ánimo temporales, o profundamente anclados en nosotros.

Los colores percibidos durante una lectura del aura no son los de los rayos de los que acabamos de hablar; Por lo general, vemos colores producidos por nuestras sensaciones, nuestros pensamientos, nuestras emociones, y es con esto con lo que trataremos. Incluso aquí, la interpretación de los colores no puede ser rígida, porque cada color implica una cantidad incalculable de matices, que son tantas señales que no deben pasarse por alto.

De todos los colores, el rojo es sin duda el que mejor se presta a malas interpretaciones.

En un sentido general, un rojo brillante es un signo de dinamismo. A menudo lo encontramos dividido en zonas de vapor o tiras anchas alrededor de la cabeza. Este dinamismo de carácter no debe confundirse con el dinamismo vinculado a la fuerza física, que se manifiesta en los mismos colores en haces regulares que se apartan de las extremidades y de la vida.

Un rojo muy oscuro ubicado esencialmente en la frente y en cada lado de la nuca muestra, en todos los casos, ira. Es realmente notable cómo la radiación etérica en sí misma puede verse afectada, a veces debilitada, en un área precisa del cuerpo; por lo tanto, un brote de ira puede crear una verdadera brecha en lo etérico y, en consecuencia, un escape de energía que puede determinar una alteración física.

La presencia de un rojo ladrillo o rojo oxidado en el resplandor astral ocurre solo en los egoístas; a veces, cuando este rasgo de carácter está profundamente arraigado, hay una luz similar en el área mental.

El rojo oscuro puede denotar una gran sensualidad.

Un rojo teñido de negro indica una tendencia al orgullo y la avaricia.

Si el rojo está acompañado de rayas verdes, un rojo brillante resalta el deseo de contactos constructivos con los demás y el deseo de ir directamente a la meta, sin desviarse. El rojo suave, junto al rosa, cuando se mezcla con «copos» de color amarillo claro, indica la necesidad de atraer la atención hacia uno mismo y complacer.

Aunque el conjunto de observaciones sobre los tonos de rojo deja una impresión general bastante negativa, no debemos sacar la conclusión de que, en un aura, el rojo debe «cambiarse».

Si está bien dirigido y purificado, el dinamismo transmitido por esta vibración será indispensable para una persona equilibrada.

Este color inmediatamente evoca mucha más paz que el anterior.

El cielo azul, cuando está vivo, siempre indica una gran honestidad, un temperamento agradable, una gran sinceridad. Es el color del idealismo, de la inclinación espiritual. Es particularmente evidente cuando constituye el color básico de un aura astral, o al menos cuando ocupa la parte superior.

Un ser que irradia este tinte abundantemente suele ser sensible a problemas de naturaleza metafísica. Cuanto más este azul es eléctrico, más brillan sus cualidades en la vida cotidiana. Si se vuelve azul pálido, será un signo de internalización excesiva, incluso de timidez. Si luego se vuelve aún más tenue, dejando una impresión de «metálico», indica una gran influencia.

Si está lleno de manchas amarillas opacas, será un signo de una persona mojigata. Los tipos volitivos emiten una hermosa cantidad de azul oscuro en su caparazón astral: son trabajadores que desean progresar. Es raro que este matiz esté presente en la totalidad del aura: aparece más fácilmente en la parte superior del cuerpo, especialmente cerca del séptimo chakra.

Un azul de este tipo, si es realmente oscuro y mezclado con un rojo carmín, revela una obstinación que bordea la terquedad. Cuanto más eléctrico sea el rojo y se mezcle estrechamente con el azul oscuro, menos escrupulosa será la persona que lo emite. siempre indicará una cierta inclinación por la meditación y la oración y, si va acompañado de un rosa intenso, indicará que la persona se muestra piadosa.

 La presencia de gris en áreas en la región de la cabeza y los hombros revela, con algo de azul, desánimo y un estado de ánimo pesimista y tristeza. Cuando una persona tiende a desconfiar, ese gris se convertirá en un ocre amarillo opaco.

Comencemos con la manifestación más hermosa de este color: amarillo azafrán. Su presencia, cuando está muy desarrollada, generalmente no se limita al caparazón astral, sino que casi inunda todos los cuerpos; Siempre revela una muy alta espiritualidad.

Esto no es una espiritualidad, por así decirlo, etérea, sino un ideal luminoso que encuentra su equilibrio y su completa realización en medio del tumulto mundano. El azafrán amarillo es típico de aquellos que, habiendo integrado auténticamente el conocimiento espiritual, lo emanan en forma de sabiduría.

El amarillo limón, por otro lado, tiene un significado muy diferente: siempre revela el predominio de la razón, cuando en particular ocupa el aura emocional, y una actividad intelectual muy fuerte si impregna fuertemente el resplandor mental. Cuanto más ácido es este amarillo, más revela la importancia de la actividad cerebral, hasta el punto de que puede dar lugar a ideas fijas si se tiñe de un rojo opaco.

Un amarillo desteñido en el aura del estro indicará una voluntad cojera, que puede conducir a la laxitud.

También denota una cierta forma de indecisión debido a la insuficiente confianza en sí mismo.

Cuando las llamas de color óxido se mezclan con él, es un signo de oportunismo excesivo, a veces de cobardía.

Un verde declarado y vivo es un color que se lee cada vez con más frecuencia en aquellos que, después de emprender un camino espiritual interno claro, se han abierto a los demás. Desde un punto de vista general, un hermoso verde manzana es un signo de darse a los demás, un regalo que obviamente toma las más variadas formas; puede ser a través de la práctica de la medicina o profesiones paramédicas, o con la enseñanza. El mismo verde, si se mezcla con grandes áreas celestes, indica la necesidad de autenticidad, una búsqueda sincera de belleza.

Debemos aprender a prestar mucha atención a la presencia de un verde eléctrico a lo largo de los brazos y las puntas de los dedos: este detalle indica una predisposición natural a la pranoterapia y a todos los tratamientos que implican la imposición de manos. Las manos verdes etéricas o astrales son, de hecho, manos purificadoras y energizantes. ¡La expresión «tener el pulgar verde»usada en jardinería realmente tiene sentido!

Si está rociado con un azul muy brillante, ese mismo verde revelará el coraje, hasta sacrificarse si el azul tiene tonos decididamente eléctricos.

En nuestra humanidad, es muy raro encontrar púrpura; Esto sucede solo cuando nos enfrentamos con personas que están auténticamente desarrolladas en el nivel espiritual. Cuando es de color púrpura brillante y ocupa la mayor parte del aura, constituyendo así su base, será un signo luminoso de misticismo, cuya fuerza irá mucho más allá de las contingencias diarias.

Su significado es muy cercano al del color del azafrán, pero particularmente indica la inclinación a la meditación y la oración, y a distanciarse de las cosas del mundo. En la gran mayoría de los casos, este vívido púrpura irradia solo aquí y allá, y con paquetes bien definidos: en este caso solo indicará el aspecto más o menos secreto de una personalidad que evidentemente no puede resumirse solo en el misticismo. Si es muy intenso y está cubierto de amarillo, el morado sugiere una forma de «intelectualismo espiritual«; Si ambos colores son particularmente eléctricos, denotan un profundo interés en el ocultismo.

Este color siempre revela una fuerte actividad y buena salud. Se encuentra tanto en la totalidad del aura (y en este punto indica la práctica constante de generosidad).

Más generalmente, el naranja es el color de la buena voluntad activa y la lealtad; Es un signo de una «espiritualidad concreta» en la vida cotidiana y una fuerte personalidad. Pero si se agrega un poco de amarillo pálido y ligeramente «sucio» a la naranja, encontramos la generosidad, que será un poco calculada y no completamente desinteresada.

Su presencia es siempre un signo de falta de madurez y también de una necesidad casi vital de querer jugar. Por lo tanto, es un color que, obviamente, encontramos en abundancia en el caparazón áurico de niños y adolescentes.

Durante un almuerzo agradable, o incluso durante una conversación divertida, llena de bromas, las conchas astrales generalmente emiten este color con gran fuerza, en forma de ondas muy claras. Si entonces las líneas se vuelven nítidas, estas ondas emitirán destellos de una rosa muy rojiza.

Si el rosa se mezcla muy estrechamente con el amarillo ácido, seguramente habrá expectativas de un gran egoísmo.

En el conjunto de la capa áurica, este color generalmente se agrega a otros colores. Cuando aparece con un velo en otro color, haciéndolo menos claro, reduce sus características. A nivel mundial, el gris es el signo dejado en un organismo por fatiga, enfermedad o desilusión.

Sin embargo, una gran tristeza permitirá que una especie de corriente grisácea se expanda en las primeras tres auras; será necesario poder distinguir la aparición de más rayas grises oscuras en medio de esta luz, ya opacas en sí mismas, porque serán el signo del comienzo de una depresión nerviosa si este color tenderá a persistir lo suficiente en la capa áurica.

La presencia de gris, en general, es completamente transitoria cuando se trata de fatiga simple o decepción.

El negro no es en sí mismo un color real, y su presencia, afortunadamente, es solo un hecho episódico en un aura, al menos en la mayoría de los seres humanos. Evidentemente, indica un principio de «no luz», como una ira violenta o una manifestación de odio. Las personas que llevan masas negras permanentemente en su ser sutil son raras; en ese caso, llevan dentro de sí una energía destructiva que a menudo se convierte en autodestrucción, ya sea en forma psíquica o con ciertos tipos de enfermedades.

Este resplandor también está fuera del rango de colores y resume todos los aspectos luminosos. La manifestación del blanco de los tonos cristalinos es, por lo tanto, siempre un signo de gran pureza. No me refiero al blanco lechoso, «pesado», que revela una falta de seguridad, una persona en busca de sí misma, pero me refiero al blanco que hace pensar en la Luz y en su esencia.

La elevación constante de los pensamientos y la expansión del amor como resplandor y como acciones son sin duda las únicas fuerzas capaces de infundir este blanco puro en el ser sutil. Cuando se acompaña de reflejos dorados, podemos hablar de «luz crística». Una denominación que, en nuestra opinión, tiene sentido solo si tomamos el término «Cristo» en su significado universal.

Traductora: Rosanna Iuorno / Redactora y traductora de la Gran Familia de La Hermandad Blanca

Fuente: Tomado del libro de Anne Givaudan – Ancient Essene Therapies and Aura Reading

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