LA LUZ DEL ALMA – Ep. 4: «Advierte Su Presencia»
«Siente en ti Su Presencia tal como los sentidos de una flor se abren a la maternal primavera.»
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¡Como pasa el tiempo!… Permitidme un recuerdo… Fue un domingo luminoso de esos que un grupo de amigos sacan a pasear su amistad… y también a los muchos chiquillos… a disfrutar de un día de buen rio y montaña…
Un día de esos que te sugiere compartir confidencias y saborearlo todo ello aderezado con las risas y el chapoteo de la gente menuda en las aguas todavía frías de la primavera… Disfrutar de cuanto de bueno se puede compartir de l a amistad…
Un día de alegría… de comida grata y… como no… al atardecer… y con permiso de los mosquitos… algo que por aquellos años todos estábamos deseando hacer… ¡filosofar!… sacar a pasear el sentir de “lo trascendente” y mostrarlo con vehemencia… ¡¡como si descubriéramos los mundos internos por primera vez!!
Un día que ya queda muy atrás… como muy escondido en el siglo pasado… pero de recuerdo siempre vivo…
Pero… ¡de repente!… un soplo de extraño silencio… un penetrante incienso arábigo como mezclado con esencia de rosas… y aparecer una extraña sonrisa en las caras… percibir satisfacción y beatitud en todas ellas… todo fue uno…
Os confieso que ya fuera un ángel… un maestro… ¡e incluso un extraterrestre!… lo recibíamos como una bendición de esa “extraña presencia”. Ya que eran tiempos en los que hablábamos de todo… casi con ilusionada ignorancia… pero siempre… siempre abiertos, como niños codiciosos, a cualquier novedad que se pudiera producir…
Amigos míos… Con toda seguridad que a muchos de vosotros os ha ocurrido lo mismo… y si es así… os invito en este momento de amistad… a que unamos nuestros recuerdos… y como si hubieran ocurrido ajenos al tiempo… Como en una meditación grupal en la que todos estamos dispuestos a participar…
Que para quienes ya peinamos canas… nuestro despertar en los años setenta y ochenta del siglo pasado… constituyó momentos de un increíble reencuentro… Y beberse los libros de filosofía… embarcarse en la espesura de los libros esotéricos… escuelas… contactar con extraterrestres de Venus o Ganimedes… y muchos grupos… ¡grupos crecientes como setas!… y apurar todo ello como si la esperanza del mañana ya fuera realidad en el presente… ¡Que inocencia mostrábamos!… ¡y qué caramelos nos concedieron desde los mundos internos!…
¿Cuántos “cambios del mundo” hemos esperado desde entonces?… ¿y cuantas veces nos hemos dicho desde el año 82… “bueno quizá en 2000, en 2012…” ¿o será en 2025?… Lo cierto es que hemos llegado a este tercer decenio del Siglo XXI de una Humanidad que parece desencantada… ajena a esa esperanza y… ¡qué tristeza!… atenta al postureo de influencers de una nada que se asoman en un triste sinsentido por las redes… pareciendo que todo sobra… mientras que… bien lo sabéis… ¡son tantos los anhelos que todos aquellos jóvenes… hoy ya no tanto… seguimos echando en falta!…
Pero… cierto es que hay muchos jóvenes que están despertando del awful sueño del pasado… del miedo instalado en el adn de hombres y mujeres esclavizados por el poder económico y la ignorancia…
Ellos son quienes deben vertebrar esa Humanidad que comience a sentir la necesidad de amar al planeta… de conservarlo… de sustituir, por citar alguno, el caduco concepto de la caridad por un acto abierto de restitución, justicia y fraternidad universal…
¡Que esperanza tenemos depositada en vosotros… gente joven que esto escucháis!… ya que a vosotros os corresponde tomar el testigo a esos soñadores del siglo pasado entre los que, por edad, ya me encuentro… vosotros y vuestros hijos sois los depositarios de una nueva y potente Luz que anuncia la llegada de la Tierra Prometida y que nosotros, seguramente, ya no entraremos en ella… Bueno… espero que “en la próxima estación de la Vida”… ¡¡sí!!…
Entonces… ¡ea!… ¡dirijamos nuestra esperanza hacia esa Luz y que su presencia no sea un futurible!… Sintámosla como un presente tal como podemos apercibirnos de aromas… colores y sutilidades con los que la Vida… con generosidad… obsequia nuestros sentidos si estamos despiertos… sepamos advertir la Presencia de “eso” que podemos denominar Dios… Padre… Madre… ¡como queramos!… pero eso si… ¡que hermoso mundo cuando como Humanidad nos sintamos envueltos en Ella!…
Y el caso es que tenemos capacidad para hacerlo… ¡hagámoslo pues!…
Amiga, amigo mío… Te sugiero que cierres tus ojos… Siente en ti Su Presencia tal como los sentidos de una flor se abren a la maternal primavera… ¡Siéntete en ti que tú eres El!… ¡Siéntete en el infinito microcosmos que albergas en tu inside!… ¡Siéntete en ese día de amistad, sol y chiquillería!
¡Que todo está hecho y pensando para ti!… ¡Que todo muestra la Presencia de la Belleza!… y mira… restituye… ¡¡regálate tu propia fragancia!!… ¡Sí… no dudes!… la fragancia de la maestría que encierras… Y aproxímala a tu vida…
Y en tus días… ¡sé alma luminosa… encarnada y despierta!… y cuando hables… sientas… o ames… que se advierta la presencia de un hijo… de una hija de “Aquel del Cual nada se puede decir”!… Bueno… digamos que de la LUZ…
Y que si vuelves a sentir el aroma de rosas adviertas que es tu Corazón el que abre las puertas a la magia envolvente de la Vida…
Con amor,
Juan
JUAN A. SÁNCHEZ DE LEÓN
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FUENTE: https://mivozestuvoz.net/2021/09/11/la-luz-del-alma-ep-4-advierte-su-presencia/