La malicia, el deseo sensual y la duda aflictiva

Estos tres aspectos son considerados como venenos u obstáculos de la práctica meditativa en oriente y occidente.

Aunque si los observamos bien, también son factores mentales que en nuestro diario acontecer no son edificantes, se puede generar karma negativo si no nos percatamos de su presencia tanto en la vida diaria como en la meditación.

En el caso de la malicia, cuando se presenta en el ámbito de la meditación consiste en tener presentes pensamientos de competencia o avaricia en todo lo que experimentamos. La podemos notar cuando intentamos concentrarnos y aparecen en nuestra mente  pensamientos como el de “Yo soy el mejor meditador”, “tengo elevadas realizaciones”….”nadie medita como yo”….así encontramos innumerables ejemplos que provocan que desviemos nuestra atención a algo que no nos aportará nada constructivo.

Si no nos es fácil verlo en la meditación, en la vida diaria lo podemos notar, cuando estamos en desacuerdo con todo lo que nos rodea, no nos agrada nada o cuando a todo le ponemos la etiqueta de malo, desagradable o de poca cosa.

El  deseo sensual se refiere al ceder a todos los estímulos que nos rodean con apego o aversión que son ya para empezar reacciones extremas. En la meditación las podemos observar en el momento en que tratamos de concentrarnos y no podemos pensar en otra cosa que no sea en el saborear un delicioso postre de chocolate,  aparece en nuestra mente nuestra canción favorita o no podemos dejar de imaginar a nuestra persona más querida….este aspecto nos distrae y por supuesto que no nos permite entrar en un estado de profunda meditación si respondemos enganchandonos a todo lo que acontece en nuestra mente.

Finalmente y no menos importante la duda aflictiva es la encargada de debilitar nuestra motivación en el camino espiritual, acontece cuando en la práctica dudamos de los verdaderos efectos de nuestro esfuerzo, cuando en el fondo no creemos en su aspecto liberador del sufrimiento, también podemos experimentar una sensación de fracaso sin ni siquiera haber recorrido el camino y haber dedicado el  tiempo suficiente.

Estos obstáculos son más comunes de lo que podemos imaginar, la diferencia es que los grandes meditadores no se ven perturbados por estos pensamientos y fluyen en el estado quieto de la mente, como un mar en calma.

Lo anterior no significa que no debemos de tener pensamientos, en realidad es que debemos liberarlos no identificarnos, los observamos, nos percatamos de su presencia y continuamos la práctica.

Al principio es difícil pero como todo en el sendero debemos de practicar hasta que la mente ceda, entendiendo que nos ha llevado muchos años tener una mente sin domesticar y que se resistirá inevitablemente en los primeros meses de intentos.

La gran noticia es que son trabajables y cuando logramos estabilizar la mente advertimos su presencia , los dejamos pasar sin complicaciones , los vemos como algo que acontece y ya.

En nuestra vida cotidiana se refleja en el momento en que ya no nos enganchamos con todo lo que está a nuestro alrededor, aparecen en el espacio de nuestra mente, los observamos y los dejamos pasar, se dice que es observar cómo nace o aparece el pensamiento, mora y finalmente desaparece.

A la actividad de ver los pensamientos y dejarlos pasar se le conoce como la de autoliberación que es común en la práctica del Dzochen  para  meditadores avanzados.

Otra recomendación es detectar en nuestro desempeño diario la presencia de éstos venenos, nos sorprenderemos al observar lo presentes que están en toda nuestra actividad cotidiana, en éste caso la recomendación es utilizar la primera etapa del triple entrenamiento Shila que se refiere a la conducta ética para entender que debemos de reforzar las actividades edificantes y erradicar lo que no es constructivo.

Reflexionar en la causa y efecto es de utilidad para ser cuidadosos con nuestra acción de mente, palabra y cuerpo. Si sabemos que lo que no es constructivo regresará a nosotros en el mismo sentido, y evaluamos como ha acontecido en nuestras vidas, entenderemos lo valioso que es ser prudentes en nuestro actuar.

Otro pensamiento que ayuda a contrarrestar éstos obstáculos es reflexionar en la muerte, en su carácter inminente, pues nadie hasta este momento está exento de éste proceso. El pensar en que en algún momento dejaremos a nuestros seres queridos, posición social y económica debe propiciar el espíritu de la renuncia que se refiere a dedicar nuestro tiempo a lo que realmente nos será de utilidad en ésta vida o las siguientes para los que creen en el renacimiento.

Como siempre la recomendación es permanecer atentos a nuestra mente para que en el momento en que estos pensamientos se presenten estemos capacitados para observarlos, dejarlos morar y liberarlos. Esto aplica para la meditación y para nuestra vida diaria, el resultado es paz interna y una mente lúcida, flexible y atenta. Así es.

 AUTOR:  Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca