La Naturaleza del Alma (Maestro Tibetano Djwhal Khul Y Alice Ann Bailey)
«Dicen los filósofos que el alma tiene dos caras; la superior que contempla siempre a Dios, la inferior que mira hacia abajo e informa, a los sentidos. El rostro superior; cúspide del alma, se halla en la eternidad y nada tiene que ver con el tiempo: Nada sabe del tiempo ni del cuerpo».
Meister Eckhart
El alma (1), es la quinta esencia de las experiencias adquiridas por los tres cuerpos inferiores del humano (Cuerpo físico químico o denso, cuerpo físico vital o etérico y cuerpo de deseos o astral); lo que implica rectitud en pensamiento, sentimiento y obra. Tal esencia, es extraída por el Ego (El Espíritu); y empleada por Él como sustento, que le es aportado por la mente o el cuerpo mental concreto. El alma es triple; y representa la contraparte, del triple Espíritu o Ego:
Alma Consciente: Se manifiesta aumentando la conciencia del Espíritu Divino; y crece por la correcta acción, producto de la experiencia adquirida por el cuerpo físico denso.
Alma Intelectual: Se expresa, acrecentando el poder del Espíritu de Vida; y se desarrolla con los sublimes pensamientos al ejercitar la memoria (En el polo negativo del éter reflector, cuerpo físico etérico), que está ligada a las experiencias pasadas y presentes y con los sentimientos engendrados por tales experiencias (Mediante el polo negativo del éter luminoso {Sentidos}, del cuerpo físico etérico).
Alma Emocional: Se exterioriza, incrementando la eficacia del Espíritu Humano (La mente causal o abstracta); y progresa por los elevados sentimientos generados por el cuerpo de deseos o astral, en las distintas acciones acometidas.
Durante la explicación de la técnica que; según se afirma, puede convertir al intelectual culto en conocedor intuitivo (Espiritual), es conveniente establecer la hipótesis sobre la cual está basada la ciencia de la meditación. Durante tal proceso, deben reconocerse los distintos aspectos (De la naturaleza o de la Divinidad, la que se prefiera); de los cuales, el ser humano es la expresión, sin olvidar la conexión básica que mantiene unido a la humanidad como unidad integrada. El humano es un ser integrado, pero la existencia significa para unos más que para otros. Pues en unos, la existencia es puramente animal; porque en sí representa, la suma total de las experiencias emocionales (Acumuladas en el cuerpo astral) y sensorias (Canalizadas por el polo negativo del éter luminoso, del cuerpo físico etérico). En cambio; para otros, comprende todo lo anterior, más esa percepción mental que enriquece grandemente y profundiza la vida. Y en unos pocos (Entre ellos, la flor de la familia humana); Ser significa, reconocer la habilidad de registrar contactos universales y subjetivos, lo mismo que individuales y objetivos.
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Al hablar del Ser de una persona, en contradicción con su capacidad; significa, su alma. Y al decir que ese Ser es quien decide, implica que todas sus expresiones estén compenetradas de vida individual; y que cada expresión irradia su personalidad, la cual finalmente es la responsable». Keyserling. (2)
Puede afirmarse aquí; como condición sine qua non, que únicamente las personas reflexivas y cumplidoras, están preparadas para aplicar las reglas e instrucciones que les permitirán hacer la transición y alcanzar la conciencia característica del místico iluminado y de los conocedores intuitivos (Espirituales), en comparación con el materialista.
Los hermosos versos del libro del Dr. Winslow Hall (3), señalan la meta: ‘En todos los hombres, se esconde la Luz. ¡En cuán pocos se manifiesta como debiera, iluminando desde dentro, nuestra lámpara carnal, avivando la llama cósmica, en almas traídas desde lejos! ¡Esplendor de Dios, cuán pocos son! Pero, nuestra es la culpa; porque torpemente, por rutina e iracundia y sin discernimiento, amortiguamos y sofocamos (Con el desarrollo de la personalidad) la Chispa Divina (Mónada) que brilla en todo niño. Todo niño, es por naturaleza un pedazo de Dios; y si ellos tuvieran libertad, Dios se desenvolvería en ellos matizándolos y moldeándolos, hasta florecer como flores perfectas colmados de develada hermosura’. En el comienzo de la vida como niño; quien prácticamente predomina, es el Ego. Pero en la medida que el niño crece y va formando su personalidad, con las experiencias (Muchas veces llenas de vicios y errores) adquiridas desde la sociedad (Padres, familiares, amistades, educación, posición racial, religiosa, económica, etc.), poco a poco va oprimiendo las expresiones del Ego.
Ésta es la meta del proceso de la meditación –conducir a los humanos a que alcancen la Luz que reside en ellos; para que en ésa luz, vean la Luz. Tal tarea de revelación, está basada en ciertas y precisas teorías sobre la constitución y la naturaleza del ser humano. La evolución y el perfeccionamiento de la facultad mental de la persona; con su agudeza y capacidad para concentrarse, en esta época ofrecen al occidente, la oportunidad de poner a prueba dichas teorías. Éste, es el momento más apropiado para un experimento inteligente, «la nueva síntesis mente y alma»; dice Keyserling en su libro (4): «Debe originar en la mente; en las alturas de la suprema intelectualidad, para que suceda algo decisivo. Para hacer esto, debe haber una clara comprensión de tres puntos; sobre los cuales, se basa la posición oriental. Y si son veraces, le darán validez a todo lo que sustenta el estudiante de la técnica oriental de la meditación”. Sin olvidar el proverbio chino que dice: «Si los medios correctos son empleados por el hombre incorrecto; los medios correctos, actúan incorrectamente». Estas tres premisas son:
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Primero: Existe un alma en toda persona, que emplea los aspectos inferiores del humano; simplemente como cuerpos de expresión, que se complementan unos a otros. La finalidad del proceso en espiral evolutivo hacia grados superiores, es acrecentar y profundizar el control del alma, sobre este instrumento o cuerpos. Conforme progresa la evolución; y la voluntad del humano se desarrolla más y más, menos accesible se hace a la sugestión externa para liberarse y actuar a su gusto sin la persuasión de terceros. Por lo que la Epigénesis o el Libre Albedrío; supone, la independencia del humano para realizar algo nuevo; y no, una simple elección entre dos cursos de acción. Ésta es la diferencia capital entre el humano y los otros reinos. Los cuales actúan de acuerdo con la ley y con los dictados del Espíritu–grupo; que llamamos instinto. En tanto que el humano, se está convirtiendo cada vez más en una ley en sí mismo. Y cuando lo haya logrado, tenemos una encarnación Divina. Pues en la medida que usamos la epigénisis; para altruistamente beneficiar al prójimo, enriquecemos cada vez más el alma y la comunicación con el Espíritu.
Segundo: Al conjunto de estos aspectos o cuerpos inferiores, una vez desarrollados y coordinados, lo llamamos personalidad; la cual está compuesta de los estados mentales, emocionales o astrales, la energía vital o etérica, la respuesta del cuerpo físico denso y la «máscara» que oculta al alma, aspectos que se desarrollan sucesiva y progresivamente según la filosofía oriental.
Y cuando se alcanza un estado relativamente elevado de desenvolvimiento; es posible para el humano coordinar, y más tarde unificar conscientemente sus cuerpos con el alma. Luego, el alma ejerce control; para que se produzca la expresión constante y creciente, de su naturaleza. Esto; a veces, se expresa simbólicamente como la luz de una lámpara. Al principio, la luz no brilla; pero gradualmente hace sentir su presencia, hasta que son comprendidas claramente las palabras del Cristo: «Yo soy la Luz del mundo», exhortando a sus discípulos a «dejar brillar su Luz, para que los hombres vieran».
Tercero: Cuando la vida del alma; actuando de acuerdo a la ley de renacimiento, ha llevado a la personalidad a tal condición: Donde es una unidad integrada y coordinada, se establece entre ambos (Alma y personalidad), una interacción más intensa.
Interacción, que sólo se logra por el proceso de la autodisciplina, la activa voluntad hacia el Ser Espiritual, el servicio altruista (Modalidad en que se manifiesta el alma consciente del grupo) y la meditación. La consumación de la tarea, es la comprensión consciente de la unión, llamada en terminología cristiana unificación.
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Estas tres hipótesis deben aceptarse como ensayo, si se desea que este proceso educativo; por medio de la meditación, sea eficaz. El Diccionario de Webster (5) define al alma, de acuerdo a estas teorías: «Una entidad concebida como la esencia, sustancia o causa actuante de la vida individual, especialmente de la vida que se manifiesta en las actividades síquicas; el vehículo de la existencia individual, cuya naturaleza es independiente de los cuerpos y cuya existencia, se considera inseparable».
Webster (6) agrega, un comentario aplicable a nuestro tema. Que «algunos conceptos como el de Fechner; respecto a que el alma, constituye todo el proceso unitario Espiritual, conjuntamente con el entero proceso unitario corporal, parecen encontrarse a mitad de camino entre los puntos de vista idealista y materialista. El concepto estrictamente oriental, lo da en su libro el Dr. Radhakrishna (7), de la Universidad de Calcuta, diciendo:
«Todos los seres orgánicos tienen un principio de autodeterminación (Libre albedrío), que se lo denomina generalmente ‘alma’. En el sentido estricto de la palabra, alma se aplica a cada ser que tiene vida; y las distintas almas fundamentalmente son, de idéntica naturaleza. Las diferencias se deben, a las organizaciones físicas que oscurecen y deforman la vida del alma. La naturaleza de los cuerpos; donde las almas están incorporadas, explica los diversos grados de oscuración. El Ego, es la unidad sicológica de la sucesión de experiencias conscientes; que constituye lo que conocemos como vida interna, de un yo empírico.
«El yo empírico, es una mezcla del Espíritu libre; y del mecanismo de purusha (Espíritu), y de prakriti (Materia). Cada Ego, posee dentro del burdo cuerpo material (Cuerpo físico); que se disuelve al morir, un cuerpo sutil (Cuerpo etérico), formado por el mecanismo psíquico, incluyendo los sentidos (Éter luminoso)».
Esta alma, es un fragmento de la Súper-alma; una Chispa (O Mónada) de la Llama Una, aprisionada en el cuerpo. Es el aspecto que da al humano; como a todas las formas en manifestación, vida o Ser y conciencia. Es el factor vital, ese algo coherente e integrante que hace del ser humano (Compuesto, no obstante, unificado), en una entidad que piensa, siente y aspira. El intelecto; en el humano, es el factor de percepción del Ego, que le faculta dirigirse a su medio ambiente durante las etapas en que su personalidad está en desarrollo. Pero a través de la meditación apropiada, le permite luego al Ego orientarse hacia el alma, como separada del mecanismo; y así, hacia un nuevo estado de percepción del Ser.
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La relación del alma con la súper-alma; es como si fuera la conexión entre la parte, con el Todo. Y tal correlación; y sus consiguientes reconocimientos, se desarrollan en sentido de unicidad con todos los seres y con la Realidad Suprema. De la cual, los místicos dieron siempre testimonio. La conexión del alma con el humano es entre la entidad consciente (El alma), con su medio de expresión (El cuerpo). El alma, es la que piensa con el instrumento pensante (El cuerpo mental concreto o la mente), la que registra un sentimiento con el cuerpo de la experiencia sensoria (Cuerpo de deseos o astral); y la que se relaciona como actor, con el cuerpo físico (Etérico y denso) –Único medio de hacer contacto con ese campo particular de actividad, en el mundo físico.
Esta alma, se expresa mediante dos tipos de energía denominados: Principio vital o fluídico; el aspecto vida, y la energía de la razón pura. Durante la vida, estas energías están enfocadas en el cuerpo físico etérico. La corriente de vida se centra en el corazón; y utiliza, en el sistema sanguíneo como las arterias y las venas, para animar todas las partes del cuerpo físico denso (A través del polo positivo del éter luminoso, del cuerpo etérico). La otra corriente; la energía intelectual, está centrada en el cerebro. Y emplea el sistema nervioso como medio de expresión (A través del polo positivo del éter reflector, del cuerpo físico etérico). Por tanto, en el corazón reside el principio vida; y en la cabeza, está la mente razonadora y de la conciencia Espiritual. La cual se alcanza, empleando la mente en forma correcta.
El Dr. C. Lloyd Morgan (8), dice en conexión con la palabra «alma»:
«En todos los casos; lo que comúnmente se comprende por ‘teoría del alma’, tiene sus raíces en el dualismo. Lo que algunos quieren dar a entender al hablar de una ‘sicología sin alma’, es la sicología no dualista… Sin embargo, existe un aspecto del cual puede decirse como definición apropiada; que el alma caracteriza ese nivel de desarrollo mental, donde el concepto Espíritu está incluido dentro del campo reflexivo de referencia».
Anteriormente, en el mismo libro (9) dice:
«Cada uno de nosotros es una vida, una mente y un Espíritu –ejemplo de vida, como expresión del plan mundial; de mente, como diferente expresión de dicho plan, y de Espíritu, hasta donde la sustancia de ese plan se revela en nosotros. El plan mundial en todo sentido, desde su aspecto más ínfimo a su más elevada expresión es manifestación de Dios; en ustedes, en mí, y en cada uno en particular Dios; como Espíritu, se revela parcialmente.»
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Esta revelación de la Deidad, es la meta del esfuerzo místico y el objetivo de la actividad dual de la mente –Dios como vida en la naturaleza; Dios como amor, subjetivamente; Dios como plan y propósito. Esto es lo que la unificación; producida por la meditación, revela al humano. Mediante ésta técnica ordenada, toda persona descubre esa unidad que es ella misma, luego su relación con el Universo. Y que su cuerpo físico denso y sus energías vitales o etéricas, son parte integrante de la naturaleza misma; que en efecto, es la vestidura externa de la Deidad, que percibe su aptitud para amar y sentir y lo hace consciente del amor que palpita, en el corazón de toda la creación. Y finalmente, descubre que su mente puede darle la llave que le abre la puerta de la comprensión; para penetrar en los propósitos y planes que guían a la mente, de Dios mismo. En efecto, llega hasta Dios y descubre a Dios como la Realidad central; sabiendo que él es divino, descubre que el Todo es igualmente divino.
El Dr. F. Kírtley Mather, de la Universidad de Harvard, ha dicho en un artículo muy ilustrativo: «No puede negarse que el Universo está administrado. Algo determina; y continúa determinando la actuación de la ley natural, la ordenada trasformación de la materia y de la energía. Puede que sea la ‘curvatura del cosmos’, o ‘ciega casualidad’, o ‘energía universal, o ‘un Jehová ausente’, o un ‘espíritu omni-penetrante, pero debe haber algo. Desde cierto ángulo, la pregunta de si existe un Dios, recibe rápidamente una respuesta afirmativa».
Descubriéndose a sí mismo y comprendiendo su propia naturaleza, el humano llega a ese centro dentro de sí mismo, que es uno con todo cuanto existe. Descubre que está dotado de un mecanismo que puede ponerlo en contacto con las manifestaciones diferenciadas; mediante las cuales, la Deidad trata de expresarse. Posee un cuerpo vital o etérico que responde a la energía universal, y es el vehículo para las dos formas de energía anímica (De la vida, ubicada en el corazón; y de la razón, en el cerebro), anteriormente nombradas. El tema del cuerpo vital o etérico, su relación con esta energía universal y los siete puntos de contacto (Chakras) con el organismo físico, fueron tratados en mi libro (10); por lo tanto, no me explayaré aquí, excepto transcribir un párrafo:
«Detrás del cuerpo objetivo (Físico denso) existe una forma subjetiva, constituida de materia etérica, que actúa como conductor del principio vital de energía o prana. Este principio vital, es el aspecto fuerza del alma; y por medio del cuerpo físico etérico, el alma anima a la forma (Física densa), otorga sus cualidades y atributos peculiares, plasma en ella sus deseos y finalmente, la dirige valiéndose de la actividad de la mente.
Por medio del cerebro, el alma energetiza al cuerpo (Físico denso), impulsándolo a la actividad consciente (El razonamiento, mediante la función del polo positivo del éter reflector, del cuerpo físico etérico); y a través del corazón, la vida (La sangre producida por el polo positivo del éter luminoso, del cuerpo físico etérico) compenetra todas las partes del cuerpo».
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Existe además; otro cuerpo (El de deseos o astral), compuesto de la suma total de todos los estados emocionales, sentimientos e inclinaciones que reacciona al medio ambiente físico del humano en respuesta, a la información recibida por el cerebro mediante los cinco sentidos (Del polo negativo del éter luminoso, en el cuerpo físico etérico). Información, que es trasmitida al cerebro, por el cuerpo físico etérico (Polo negativo del éter luminoso). Siendo así arrastrada la persona a actividades de carácter puramente egoísta y personal; o puede estar entrenada para que reaccione en primer lugar a la mente, considerándola (Algo que raras veces ocurre) como intérprete del Yo. Este cuerpo emocional o astral, caracterizado por el sentimiento y el deseo; en la mayoría de los casos, actúa más poderosamente sobre el cuerpo físico. Condicionando a la mayoría de los humanos como autómatas, generando impulsos hacia la acción por la naturaleza del deseo y las pasiones, que están animadas por la energía vital o etérica.
A medida que la raza progresa; viene a la existencia y entra en actividad otro cuerpo, el mental concreto. El cual, asume gradualmente el control activo y natural. Análogamente a los organismos físico (Etérico y denso) y emocional (Cuerpo astral); este mecanismo mental, es al principio enteramente objetivo en su orientación. Y entra en actividad, debido a los impactos que le llegan del mundo externo; por conducto, de los sentidos (Operados por el polo negativo del éter luminoso, del cuerpo físico etérico). Cada vez es más positivo; y lenta, aunque firmemente, empieza a dominar los otros aspectos fenoménicos del humano, hasta que la personalidad y sus cuatro aspectos (Cuerpo mental concreto, cuerpo astral, cuerpo físico etérico y cuerpo físico denso), actúan completos y unificados como entidad activa en el plano físico. Cuando esto ocurre, se llega a una crisis y se hacen posibles nuevos desenvolvimientos y desarrollos.
Durante todo este tiempo, las dos energías del alma, vida y mente, actuaron a través de los cuerpos (Físico etérico y denso), sin que el humano se diera cuenta de su origen o finalidad. Pero como resultado de esta actividad; es ahora un humano inteligente, activo y evolucionado. Pero, como Browning (11) dice: «En el hombre íntegro comienza nuevamente la tendencia hacia Dios», y es impelido por una inquietud Divina hacia una percepción y contacto conscientes con su alma, factor invisible que presiente y del cual es personalmente inconsciente. Así comienza el proceso de la propia educación y la intensa investigación, de su verdadera naturaleza. Su personalidad; hasta entonces orientada con la atención enfocada objetivamente hacia el mundo de la vida física, emocional (Astral) y mental, pasa por un proceso de reorientación y se dirige hacia dentro, al Yo. Se enfoca subjetivamente; y tiene por finalidad hacer surgir a la manifestación ese «ser más profundo», de que habla Keyserling.
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Se busca la unión consciente con el alma, pero no sólo desde el punto de vista emocional (Del cuerpo astral) y sensorio (De los cinco sentidos operados por el polo negativo del éter luminoso, del cuerpo físico etérico) del devoto y del místico.
Se busca la experiencia directa, el conocimiento del Yo Divino (El Ego o Espíritu); y la seguridad mental, de la existencia del inmanente Hijo de Dios, lo cual se convierte en la meta de todo esfuerzo.
Éste no es el método del devoto místico que; por el amor impulsivo de su naturaleza emocional (Astral), ha buscado a Dios. Es el método del acercamiento intelectual y de la subordinación de la entera personalidad, al impulso de dirigirse hacia las realidades Espirituales. Todos los tipos puramente mentales (Científicos, pensadores, etc.) y las personalidades verdaderamente coordinadas (Legisladores, gobernadores, etc.), son místicos en el fondo; y pasaron por el período místico alguna vez, o en una determinada vida.
A medida que el intelecto se afirma y la mente se desarrolla, este misticismo puede desvanecerse temporariamente en la penumbra y quedar por algún tiempo relegado al reino del subconsciente. Pero; final e inevitablemente, se pone el énfasis sobre la voluntad de saber. Y la vida (A la que no satisfacen los aspectos externos y visibles de la manifestación), es impulsada hacia el conocimiento del alma; y a utilizar la mente, en la comprensión de la verdad Espiritual, como algunos están haciendo ahora al enfocar su atención en el presente estudio.
En este esfuerzo se une, en la cabeza (Cerebro) y en el corazón. La mente y la razón pura se fusionan con el amor y la devoción, efectuándose un completo reajuste de la personalidad en una nueva esfera de percepción. Se registran nuevos estados de conciencia; se percibe gradualmente un nuevo mundo fenoménico, y el aspirante empieza a comprender que el foco de su vida al igual que su conciencia, puede elevarse por encima de su antiguo campo de esfuerzo. Descubre que puede caminar con Dios; morar en los cielos y conocer, un nuevo mundo dentro de las formas externas familiares. Empieza a considerarse como habitante consciente de otro reino de la naturaleza; el reino Espiritual, tan real, vital, ordenado y fenoménico, como cualquiera de los hoy conocidos.
Persistentemente asume la actitud del alma hacia su instrumento, el cuerpo humano. Deja de considerarse como un humano dominado por sus emociones astrales, impulsado por la energía y dirigido por su mente; sabe que es el Yo, que piensa por medio de la mente, siente por medio del cuerpo astral; y actúa, conscientemente a través del cuerpo físico. A medida que esta conciencia se estabiliza y se hace permanente, el trabajo de la evolución queda consumado; la gran unificación se ha efectuado, y la unión entre el Yo y sus cuerpos de expresión queda establecida. Así, encarna conscientemente un divino Hijo de Dios.
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Gracias a la educación en todas sus ramas, se ha acelerado extraordinariamente la coordinación de la personalidad. La mentalidad de las personas asciende constantemente hacia la escala de la realización. La humanidad; mediante sus vastos grupos de individuos educados y mentalmente enfocados, está preparada para asumir su autodeterminación y ser dirigida por el alma. Se puede ya emprender la cultura intensiva del individuo, tal como se enseña en el sistema oriental. La educación y reorientación del ser humano avanzado, debe hallar su lugar en nuestro sistema de educación en masa. Por eso, se aboga en éste estudio; y por eso, se ha escrito. ¿Cómo puede el hombre descubrir su alma o probar la realidad de la existencia de esa alma? ¿Cómo puede el hombre reajustarse a las condiciones de la vida del alma, y empezar a actuar consciente y simultáneamente como alma y como hombre? ¿Qué debe hacer para alcanzar la unión entre el alma y su instrumento, condición esencial para satisfacer el impulsivo anhelo de su naturaleza? ¿Cómo puede saber y no simplemente creer, esperar y aspirar?
La voz experimentada de la sabiduría oriental responde con una sola palabra: Meditación. La pregunta, lógicamente surge: «¿Es eso todo?»; y la respuesta es: «Sí». Cuando la meditación se practica correctamente y la perseverancia es la tónica de la vida, se establece creciente contacto con el alma. El resultado de este contacto se traduce en autodisciplina, en purificación y en una vida de aspiración y servicio. La meditación; en sentido oriental como veremos, es un proceso estrictamente mental, que conduce al conocimiento del alma y a la iluminación. Es un hecho en la naturaleza de que «como el hombre piensa, así es él».
Notas:
1. Diccionario Rosacruz (The Rosicrucian Fellowship)
2. Creative Understanding, pág. 180.
3. Iuminanda, pág. 218
4. Creative Understanding, pág. 180
5. Webster’s New International Dictionary, Ed. 1923.
6. Idem.
7. Indian Philosophy, T. II, págs. 279, 283, 285.
8. Lie, Mind and Spirit, pág. 35.
9. Idem, pág. 32.
10. EL Alma Y Su Mecanismo. Cap.III, del Maestro Tibetano Djwhal Khul Y Alice A. Bailey.
11. Paracelsus.
Información extraída e interpretada del libro: Del Intelecto A La Intuición (Maestro Tibetano Djwhal Khul Y Alice Ann Bailey), en:
GRACIAS BENDITO MAESTRO ESPERO QUE MI CORAZON ALBERGUE SUS HERMOSOS MENSAJES
Creo que cristo fue Uno, Buda fue otro, y los maestros que se dicen renncarnaciones debieran en silencio hacer su misiòn, puesto que la humildad es el factor fundamental. En India està plagado de maestros que dicen ser los ùnicos conectados a la divinidad, es la cultura de la devociòn. No digo que estas personas no tengan su pràctica pero sus seguidores establecen un apego a ellos que contradice la ley del desapego que se predica.
Por eso la ùnica fuerza o Tao en la naturaleza està independientemente de los gurùes, es por sì misma, y se expresa en seres, en materia, etc pero corresponde a la voluntad superior. Ningùn hombre debe querer usurpar una jerarquìa puesto que el gran motor que contenta los cora`zones ya està funcioanndo desde los tiempos eternos
Sería imposible el describir una experiencia de la Unidad de todos los cuerpos que constituyen nuestro SER, si usamos únicamente limitado campo científico. La Meditación es el camino que nos lleva al inicio y nos conecta con una experiencia de vida que al ser personal, también es colectiva e,n la medida de quienes la experiementan, cada uno a su nivel. ¿como se puede explicar el olor de una rosa a quienes nunca la olieron?
Gracias por el artículo es un insentivo a seguir en el Sendero.