La nueva religión mundial, por Djwhal Khul

Jorge Gomez (333)

Maestro Tibetano djwhal khul hermandadblanca.org

Hoy, más que nunca el mundo se inclina hacia lo espiritual. Se ha dicho esto con el pleno conocimiento de la idea generalmente aceptada de que el mundo de los hombres está naufragando espiritualmente y que en ningún momento la vida espiritual de la raza humana ha alcanzado un nivel tan bajo. Dicho concepto se debe en gran parte a que la humanidad no está mayormente interesada en la presentación ortodoxa de la verdad, a que las iglesias se hallan casi vacías y se las acusa públicamente de que no han enseñado a la humanidad a vivir correctamente. Estas afirmaciones son lamentablemente verídicas, pero la realidad es que los seres humanos buscan en todas partes la liberación espiritual y la verdad, y que el verdadero espíritu religioso está fundamentalmente más vivo que nunca. Esto es especialmente verdad respecto a esos países que más han sufrido durante la última guerra mundial (1914 1945). Los Estados Unidos y los países neutrales no muestran todavía señales de un verdadero re-nacimiento espiritual. Los demás países se han vivificado espiritualmente no en sentido ortodoxo sino en la verdadera búsqueda y vital demanda de luz.

El espíritu religioso de la humanidad está hoy más definidamente enfocado en la Realidad, que nunca. Las religiones ortodoxas mundiales son relegadas rápidamente a un segundo plano en la mente de los hombres, aunque indudablemente vamos acercándonos a la Realidad central espiritual. La teología que se enseña hoy en las organizaciones eclesiásticas (tanto en Oriente como en Occidente) está cristalizada y es de poca utilidad. Sacerdotes y eclesiásticos, instructores ortodoxos y fundamentalistas (fanáticos aunque sinceros), tratan de perpetuar lo anticuado, que si bien bastó en el pasado para satisfacer al buscador, hoy ya no llena más su cometido. Hombres religiosos, sinceros, pero no iluminados, deploran la rebeldía de la juventud contra las actitudes doctrinarias. Al mismo tiempo, conjuntamente con todos los buscadores, exigen una nueva revelación. Buscan algo nuevo y cautivante para atraer nuevamente a las multitudes hacia Dios; temen tener que renunciar a algo y buscar nuevas interpretaciones de antiguas verdades, pero no se dan cuenta que debe buscarse una nueva perspectiva de la verdad «como está en Cristo»; presienten el acercamiento de nuevas e inminentes revelaciones espirituales, pero temen enfrentar sus efectos revolucionarios; se formulan interrogantes y están embargados por profundas y perturbadoras dudas. Es interesante observar que las respuestas a estas preguntas provienen y provendrán acrecentadamente de dos fuentes: de las masas pensan-tes, cuya creciente percepción intelectual es causa de la rebelión contra la religión ortodoxa, y de esa influyente fuente de verdad y de luz que infaliblemente ha traído la revelación en el transcurso de las edades. Las respuestas no provendrán hasta donde se puede prever, de ninguna organización religiosa, ya sea asiática u occidental.

Algunas de estas preguntas pueden ser expresadas de la siguiente manera:

¿Por qué la iglesia no ha podido detener la abrumadora expresión del mal evidenciado en la última guerra mundial?

¿Por qué la religión resultó inadecuada para satisfacer la necesidad de la humanidad?

¿Por qué los seudos guías espirituales del mundo religioso fueron incapaces de ayudar a solucionar los problemas del mundo?

¿Por qué los instructores cristianos, como exponentes del Dios de Amor, han sido incapaces de detener el acrecentamiento, sin parangón, del odio en el mundo?

¿Por qué la mayoría de estos instructores son tan sectarios, separatistas y exclusivistas, en su acercamiento a la verdad? Sin embargo, hay una minoría espiritual de criterio amplio.

¿Por qué la juventud rehusa concurrir a la iglesia y no tiene interés en aceptar las doctrinas que se le presentan?

¿Por qué ronda la muerte y no la vida actualmente en el mundo?

¿Por qué surgen tantos nuevos cultos que desvían a la gente de las organizaciones ortodoxas de carácter religioso?

¿Por qué los movimientos ‘Christian Science» (Ciencia Cristiana), «Unity» (Unidad) y «New Thought» (Nuevo Pensamiento), atraen a las personas, alejándolas de las organizaciones bien establecidas? Obsérvese el empleo de la palabra organizaciones, pues contiene la clave del problema.

¿Por qué hay un creciente interés en las teologías orientales, las diversas yogas, las enseñanzas budistas y los credos orientales?

¿ Por qué las enseñanzas, tales como la astrología, la ciencia de los números y diversos rituales mágicos tienen tantos adherentes, mientras que las iglesias permanecen vacías y sólo la frecuentan los ancianos, los conservadores y reaccionarios y los que concurren por la fuerza de la costumbre, o porque se sienten desesperadamente desdichados?

Finalmente, ¿qué hay de malo en nuestra presentación de las realidades espirituales y las verdades eternas?

Podrían darse muchas respuestas. La más importante es que la presentación de la verdad divina, impartida por las iglesias de Occidente y los instructores de Oriente, no se ha mantenido a la par del desarrollo del intelecto del espíritu humano. Al investigador todavía se le presentan las mismas palabras o ideas, lo cual no le satisfacen mentalmente ni responden a su necesidad Práctica en este tan difícil mundo. Se le pide que crea y que no dude, pero no se le pide que comprenda; se le dice que no es posible que comprenda; sin embargo, se le pide que acepte las interpretaciones y las afirmaciones de otras mentes humanas que pretenden poseer y comprender la verdad. Él no cree que las mentes de ellos y sus interpretaciones son mejores que la suya. Las mismas viejas fórmulas, caducas teologías y rancias interpretaciones, las consideran adecuadas para enfrentar las necesidades e investigaciones actuales d el hombre moderno, pero no lo son. En la actualidad la iglesia es la tumba de Cristo, y la lápida de la teología ha sido arrastrada hasta la puerta del sepulcro.

Sin embargo, no tiene ningún objeto atacar al cristianismo. El cristianismo no puede ser atacado; es la expresión, en esencia al menos, aunque no totalmente real, del amor de Dios inmanente en Su universo creado. Sin embargo, el clericalismo se ha expuesto al ataque, y la masa pensante se da cuenta de ello: lamentablemente estas personas reflexivas constituyen una minoría. Esta minoría pensante (cuando sea mayoría y hoy va aumentando rápidamente) determinará la eliminación de la iglesia y garantizará la difusión de la verdadera enseñanza del Cristo. No es posible que Él se sienta feliz con los grandes templos de piedra construidos por los eclesiásticos, en tanto que Su pueblo ha quedado sin guía y no se le han esclarecido razona-blemente los asuntos mundiales. En verdad (con gran dolor en su corazón) ha de sentir que la sencillez que Él enseñó y el simple camino hacia Dios que acentuó, desaparecieron entre las bru-mas de la teología (iniciada por San Pablo) y las discusiones de los eclesiásticos en el transcurso de los siglos. El ser humano se ha apartado mucho de la sencillez mental y de la simple vida espiritual de los primitivos cristianos. Es muy posible que el Cristo haya considerado errónea e indeseable la vida separatista de las iglesias y la arrogancia de los teólogos (haciendo una división, como lo han hecho, entre creyentes y no creyentes, cristianos y ateos, seudo iluminados y seudo ignorantes), contraria a todo lo que Él Mismo sostuvo y creyó cuando dijo: «También tengo otras ovejas que no son de este redil» (Jn. 10,16).

El mal reinante en el mundo no impide la revelación ni obstaculiza el desenvolvimiento de la vida espiritual, porque dicho mal es el resultado de la mala comprensión y la errónea orientación de la mente humana, de la importancia dada a las cosas materiales, provocada por la activa rivalidad durante largas épocas. Corresponde a las organizaciones religiosas de todo el mundo, preservar la verdad en toda su pureza y evitar la idea fanática de que cualquier interpretación individual de la verdad debe necesariamente ser la única y correcta. Los teólogos se han esforzado sinceramente, en defender frases que creían la única y correcta formulación de la idea divina, quedando Cristo olvidado tras esas palabras; los eclesiásticos se abocaron con todo su esfuerzo y capacidad a la tarea de reunir fondos para la construcción de edificios, mientras que los Hijos de Dios de todas partes, desnudos y hambrientos, perdieron así su fe en el amor divino.

¿Cómo puede satisfacerse la necesidad que tiene la humanidad de ser guiada espiritualmente, cuando los mandatarios de las iglesias están tan ocupados en cosas terrenales, si la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Griega Ortodoxa y las Iglesias Protestantes hacen hincapié en la pompa y la ceremonia, los grandes templos y las catedrales, los copones de oro y plata para la comunión de los fieles, los birretes escarlata, las indumentarias cuajadas de joyas y toda la aparatosidad tan apreciada por la mentalidad eclesiástica? ¿Cómo puede socorrerse a los niños que se mueren de hambre en todo el mundo, y en particular en Europa, si el Papa y los Obispos piden dinero para construir catedrales y erigir más iglesias, cuando las que hay están vacías? ¿ Cómo puede brillar de nuevo la luz en la mente de los hombres si los eclesiásticos mantienen a los pueblos atemorizados, si no aceptan las antiguas interpretaciones teológicas ni los antiguos modos de acercarse a Dios? ¿Cómo puede hacerse frente a las necesidades espirituales e intelectuales de la gente, si los seminarios teológicos no enseñan nada nuevo ni apropiado para este día y época, pero envían jóvenes para orientar a la humanidad, que sólo conocen las interpretaciones del pasado? Dicha juventud comienza su entrenamiento y preparación religiosa para el sacerdocio con grandes esperanzas y visión, y egresan con poca esperanza, mucha menos fe, pero con la determinación de salir adelante y alcanzar un puesto prominente en la iglesia.

Surge aquí el interrogante de si Cristo se sentiría cómodo en las iglesias cuando esté nuevamente entre los hombres. Los rituales y las ceremonias, la pompa y los ornamentos, las velas, el oropel, las distintas jerarquías: papas, cardenales, arzobispos, canónigos y curas párrocos, pastores y clérigos, aparentemente tienen poco interés por el sencillo Hijo de Dios, el Cual, no tenía donde reposar la cabeza cuando estuvo en la Tierra.

La presentación de la verdad religiosa en el pasado, ha impedido el crecimiento del espíritu religioso; la teología ha llevado a la humanidad a las puertas de la desesperación; la delicada flor de la vida crística se ha marchitado en los oscuros meandros del pensamiento humano; la fanática adhesión a las interpretaciones humanas ocupó el lugar del vivir cristiano; millones de libros han borrado las palabras vivientes de Cristo; los argumentos y las discusiones de los sacerdotes han apagado la luz que trajo el Buddha, y el Amor de Dios, tal como lo reveló la vida de Cristo, ha sido olvidado, al mismo tiempo que los hombres argumentaron acerca de los significados, las frases y las palabras. Mientras tanto los hombres agonizaban, se morían de hambre, sufrían, pedían ayuda y enseñanza y, al no verse satisfechos, perdieron la fe.

Hoy las personas de todas partes están en condiciones de recibir la luz; esperan una nueva revelación y una nueva dispensación; tanto ha avanzado la humanidad en el sendero de evolu-ción que estas demandas y expectativas, ya no están únicamente revestidas en términos de mejoramiento material, sino en términos de visión espiritual, valores verdaderos y correctas relaciones humanas. Piden enseñanza y ayuda espiritual, conjuntamente con el alimento necesario, ropa y oportunidad de trabajar y vivir en libertad; enfrentan el hambre en grandes zonas del mundo y, con igual congoja, experimentan también el hambre del alma.

No incurriremos en un error con toda seguridad, si llegamos a la conclusión de que esa congoja y demanda espirituales han ocupado un lugar preferencial en la conciencia del Cristo. Cuando Él reaparezca conjuntamente con Su iglesia, hasta ahora invisible, qué podrá hacer por satisfacer la insistente demanda y la intensificada actitud de percepción espiritual con las que se verá enfrentado Cristo y Su iglesia. El panorama Lo verán en su totalidad. La súplica del cristiano por ayuda espiritual, la del budista por iluminación espiritual y la del hindú por comprensión espiritual (conjuntamente con todos los que profesan o no alguna fe) debe ser satisfecha. Las demandas de la humanidad se elevan hasta Sus oídos, y Cristo y Sus discípulos no tienen escrúpulos sectarios; de ello podemos estar seguros. No es posible creer que se interesen por los puntos de vista de los fundamentalistas o por las teorías de los teólogos acerca del Nacimiento Virginal, la Expiación Vicaria o la Infalibilidad del Papa. La humanidad experimenta necesidades apremiantes y éstas deben ser satisfechas; sólo grandes y fundamentales principios de vida, que abarquen el pasado y el presente y provean un programa para el futuro, podrán satisfacer realmente esta invocación humana. El Cristo y la Jerarquía espiritual no vendrán a destruir todo lo que la humanidad consideró hasta ahora «necesario para la salvación», ni lo que satisfizo su demanda espiritual. Con la reaparición de Cristo, seguramente desaparecerá lo no esencial; quedarán los fundamentos de la fe sobre los cuales Él podrá erigir la nueva religión mundial que todos los hombres esperan. Esta nueva religión debe estar basada sobre las verdades que soportaron la prueba del tiempo y trajeron bienestar y seguridad a los hombres de todas partes. Éstas son:

1. La Realidad de Dios.

Ante todo debe reconocerse la Realidad de Dios. Esa Realidad central puede ser denominada como el hombre quiera, de acuerdo a su inclinación mental o emocional y a su tradición racial y hereditaria, pues no hay nombre que pueda definirla ni condicionarla. Los seres humanos se ven obligados a denominarla de alguna manera a fin de expresar lo que sienten, perciben y conocen, tanto en el orden fenoménico como en lo tangible. Consciente o inconscientemente, todos los hombres reconocen a Dios Trascendente y a Dios Inmanente. Sienten a Dios como el Creador y el Inspirador de todo lo que existe.

Los credos orientales han puesto de relieve siempre a Dios Inmanente, radicado en lo más profundo del corazón humano «más cerca que las manos y los pies», el Yo, el Uno, el Atma; más pequeño que lo pequeño y, sin embargo, omniabarcante. Los occidentales han presentado a Dios Trascendente, fuera de Su universo, como observador. Dios Trascendente condicionó ante todo el concepto humano de la Deidad, pues la acción de este Dios Trascendente apareció en los procesos de la naturaleza. Luego, en la dispensación judía, Dios apareció como el Jehová tribal, como el alma (más bien desagradable) de una nación. Después Dios fue considerado como el hombre perfecto, el divino hombre Dios que caminó sobre la tierra en la Persona del Cristo. Hoy se pone el énfasis sobre el Dios Inmanente en todo ser humano y en toda forma creada. En la actualidad la iglesia tendrá que exponer una síntesis de estas dos ideas que han sido resumidas por Shri Krishna en El Bhagavad Gita: «Habiendo compenetrado el entero universo con un fragmento de Mí Mismo, Yo permanezco». Dios más grande que todo lo creado y, sin embargo, Dios presente en la parte; Dios Trascendente garantiza el plan de nuestro mundo y constituye el propósito que condiciona todas las vidas, desde el más diminuto átomo, pasando por todos los reinos de la naturaleza, hasta llegar al hombre.

2. La Relación del Hombre con Dios.

La segunda verdad que todos aceptan, no importa cual sea la creencia, es la relación esencial del hombre con Dios. Inherente a la conciencia humana (con frecuencia, incipiente e indefinida) existe un sentido de divinidad. «Todos somos Hijos de Dios» (GI. 3,26) y «Uno es nuestro Padre, incluso Dios», dicen el Cristo y todos los Instructores y Avatares en el transcurso de las épocas, «pues como Él es, así somos nosotros en este mundo» G Jr. 4,17), es otra manifestación bíblica. «Él está más cerca que el aliento, más cerca que las manos y los pies canta el hindú. «Cristo en nosotros esperanza es de Gloria», es la triunfante afirmación de San Pablo.

3. La Realidad de la Inmortalidad y de la Supervivencia Eterna.

Tenemos en tercer lugar el sentido de la supervivencia, vida eterna o inmortalidad. Es inevitable su reconocimiento, pues es parte de la reacción de la humanidad como lo es el instinto de la autoconservación. Con esta interna convicción enfrentamos la muerte y sabemos que volveremos a vivir, que vamos y venimos y supervivimos porque somos divinos y regimos nuestro propio destino. Sabemos que nos hemos propuesto alcanzar una meta y ella es «la vida más abundante», en alguna parte, aquí o allá y eventualmente en todas partes.

El espíritu del hombre es inmortal; perdura eternamente y progresa de un punto a otro y de una etapa a otra en el Sendero de la Evolución, desarrollando en forma constante y secuencial los atributos y aspectos divinos. Esta verdad implica necesariamente el reconocimiento de dos grandes leyes naturales: La Ley de Renacimiento y la Ley de Causa y Efecto. Las iglesias de Occidente se han negado oficialmente a reconocer la Ley del Renacimiento, y por tal razón ha llegado a una encrucijada teológica y a un callejón sin salida posible. La iglesia de Oriente ha puesto excesivo énfasis sobre estas leyes, de manera que los pueblos están regidos por una actitud negativa y sumisa hacia la vida y sus procesos, basada en una oportunidad que se renueva constantemente. El cristianismo acentuó la inmortalidad, pero hizo depender la felicidad eterna de la aceptación de un dogma teológico: «Si eres un verdadero devoto cristiano vivirás en un cielo fastuoso, o si rehusas ser un crédulo cristiano o profesas un cristianismo negativo, irás a un increíble infierno» infierno que surge de la teología de El Antiguo Testamento y de su presentación de un Dios iracundo y envidioso. Ambos conceptos son hoy repudiados por toda persona reflexiva, sensata y sincera. Quien posee el verdadero poder de razonar o cree en un Dios de amor, no acepta el cielo de los eclesiásticos ni desea ir allí. Muchos menos aceptará el «lago de fuego ardiendo en azufre» (Rv. 19,20) o las eternas torturas, a que un Dios de amor se supone condena a todos los que no creen en las interpretaciones teológicas de la Edad Media, de los modernos fundamentalistas o de los irrazonables eclesiásticos que tratan (por medio de la doctrina, el temor y la amenaza) de mantener a los pueblos en línea con las antiguas y caducas enseñanzas. La verdad esencial está en otra parte. «Que todo lo que el hombre siembra eso también cosechará» (GI. 6,7), verdad que debe reacentuarse. En estas palabras San Pablo, expone la antigua y verdadera enseñanza de la Ley de Causa y Efecto, llamada en Oriente la Ley del Karma.

La inmortalidad del alma humana y la innata capacidad del hombre espiritual interno para obtener su propia salvación, de acuerdo a la Ley del Renacimiento, en respuesta a la Ley de Causa y Efecto, son los factores subyacentes que rigen la aspiración y el comortamiento humanos. Ningún hombre puede evadir ambas leyes, pues lo condicionan en todo momento hasta que ha logrado la perfección asignada y deseada y ha podido manifestarse en la tierra como un Hijo de Dios que actúa correctamente.

4. La Continuidad de la Revelación y los Acercamientos Divinos.

Otra verdad esencial, que aclara el trabajo planeado por Cristo, está relacionada con la revelación espiritual y la necesidad que el hombre tiene de Dios y la que tiene Dios del hombre. La Deidad jamás se ha quedado sin testigo en momento alguno. Siempre que el hombre ha demandado luz, la luz ha llegado. Nunca existió época, ciclo o período mundial en el que no se haya impartido la enseñanza, ni dado la ayuda espiritual que la necesidad humana demandó. Siempre que el corazón y la mente del hombre buscaron a Dios, la divinidad se acercó al hombre. La historia del género humano es, en realidad, la historia de la súplica del hombre por mayor luz y contacto con Dios, y también la llegada de la luz y el acercamiento de Dios al hombre. Siempre el Salvador, el Avatar o Instructor del Mundo, ha surgido del lugar secreto del Altísimo, trayendo al hombre una nueva revelación, una nueva esperanza y un nuevo incentivo para vivir una vida espiritual más plena.

Algunos de estos acercamientos han sido de capital importancia, afectando a la humanidad en su totalidad; otros de menor trascendencia afectaron sólo una parte relativamente pequeña de la humanidad una nación o un grupo. Aquellos que vienen como Reveladores del amor de Dios, proceden de ese centro espiritual al que Cristo dio el nombre de «‘el Reino de Dios» (Mt. 6,33). Allí moran «los espíritus de los hombres justos, hechos perfectos» (Hb. 12,23) ; allí residen los Guías espirituales de la raza; los Ejecutivos espirituales del plan divino viven, trabajan y supervisan los asuntos humanos y planetarios. Se los denomina de distintas maneras: la Jerarquía espiritual, la Morada de la Luz, el Centro donde moran los Maestros de Sabiduría y la Gran Logia Blanca. De allí vienen los Mensajeros de la Sabiduría de Dios, los Custodios de la Verdad tal como se halla en Cristo, y Aquellos cuya tarea consiste en salvar al mundo, enseñar la futura revelación y demostrar la divinidad. Todas las Escrituras del mundo atestiguan la existencia de este centro de energía espiritual. Dicha Jerarquía espiritual constantemente se ha acercado a la humanidad a medida que el hombre va siendo más consciente de la divinidad y más apto para entrar en contacto con lo divino.

Hoy, es posible otro gran Acercamiento de la divinidad y una nueva revelación espiritual, revelación que se cierne sobre el género humano, y quien la traerá y complementará se está aproximando a nosotros. Ignoramos qué traerá a la humanidad este acercamiento. Con toda seguridad producirá resultados tan definidos como las precedentes misiones y revelaciones de Aquellos que vinieron en respuesta a los anteriores requerimientos de la humanidad. La Guerra Mundial ha purificado al género humano. Un nuevo cielo y una nueva tierra están en camino. ¿Qué quieren significar el teólogo y el eclesiástico ortodoxo con las palabras «un nuevo cielo»? ¿No significarán estas palabras algo totalmente distinto y un nuevo concepto respecto al mundo de las realidades espirituales? Aquel que viene ¿no traerá una nueva revelación acerca de la propia naturaleza de Dios? ¿Conocernos todo lo que se puede saber acerca de Dios? Si es así, Dios es muy limitado. ¿No será posible que nuestras ideas actuales acerca de Dios, considerado como Mente Universal, Amor y Voluntad, sean enriquecidas por alguna nueva idea o cualidad, para las que todavía no tenemos nombre, palabras, ni la más remota noción? Cada uno de los tres conceptos actuales de la divinidad la Trinidad eran complemente nuevos cuando fueron expuestos por primera vez a la mente, o a la conciencia del hombre.

Desde hace algunos años la Jerarquía espiritual de nuestro planeta se ha aproximado a la humanidad, y este acercamiento es la causa de los grandes conceptos de libertad, tan caros al corazón del hombre. El sueño de la hermandad, el compañerismo, la colaboración y la paz mundiales, basado en las correctas relaciones humanas, es cada vez más real. También vislumbramos una nueva y vital religión mundial, un credo universal que tendrá sus raíces en el pasado, pero que pondrá en evidencia la belleza incipiente y la inminente revelación vital.

De una cosa podernos estar seguros: este acercamiento comprobará (en forma profundamente espiritual y sin embargo absolutamente real) la verdad de la inmanencia de Dios. La iglesia ha acentuado y explotado la extraterritorialidad de la Deidad y ha postulado la presencia de un Dios que crea, sustenta y es activamente creador y al mismo tiempo está fuera de Su Creación – un inescrutable observador. Se debe demostrar que este tipo de creador trascendente es falso, y se ha de contrarrestar esta doctrina mediante la manifestación de Dios en el hombre, esperanza de gloria. Tal es lo que demostrará el esperado acercamiento, que comprobará la íntima relación que existe entre Dios Trascendente y aquello de que «en El vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser», porque «habiendo compenetrado el entero Universo con un fragmento de Sí Mismo, Él permanece». Dios es inmanente en toda forma creada; la gloria que será revelada por medio de la humanidad es la expresión de esa divinidad innata en todos sus atributos y aspectos, cualidades y poderes.

La nueva religión estará basada en la existencia de Dios, en la relación del hombre con lo divino, en la realidad de la inmortalidad y en la continuidad de la revelación divina, y también es la constante venida de Mensajeros provenientes del centro divino. A estos hechos debe agregarse el comprobado conocimiento instintivo del hombre, de que existe el Sendero hacia Dios y que tiene la capacidad de hollarlo cuando el proceso evolutivo lo conduzca hacia una nueva orientación de la divinidad y acepte la realidad de Dios Trascendente y de Dios Inmanente en cada forma de vida.

Éstas son las verdades fundamentales sobre las que descansará la futura religión mundial. La nota clave será el Acercamiento Divino. «Acerquémonos a Dios y Él se acercará a nosotros». (Sg. 4,8), es el gran mandato de Cristo, y la Jerarquía espiritual que surge en tonos nuevos y claros.

El principal tema de la nueva religión, constituirá el reconocimiento de los distintos acercamientos divinos y la continuidad de la revelación que impartió cada uno de ellos; la tarea que tiene hoy por delante la gente espiritualmente orientada es preparar a la humanidad para el inminente y (quizás) más grande de todos los Acercamientos. El método a seguir consistirá en el empleo inteligente y científico de la ciencia de Invocación y Evocación y el reconocimiento de su extraordinaria potencia.

El hombre invoca el Acercamiento divino en diversas formas: por el incipiente y silencioso llamado, o por el clamor invocador de las masas, y también por la invocación planeada y definida del aspirante orientado espiritualmente, del trabajador, discípulo o iniciado sabiamente convencido y, en realidad, de todos los que pertenecen al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

La Ciencia de Invocación y Evocación ocupará el lugar de lo que ahora llamamos plegaria y adoración. No nos dejemos confundir por la palabra ciencia. No se trata de la cosa fría e inte-lectual, sin corazón, descrita con tanta frecuencia, sino de la inteligente organización de la energía espiritual y de las fuerzas del amor, que cuando sean efectivas evocarán la respuesta de los seres espirituales que puedan caminar libremente entre los hombres y establecer una íntima relación y constante comunicación entre la Humanidad y la Jerarquía espiritual.

A fin de esclarecer lo expuesto podría decirse que la Invocación es de tres tipos. Tenemos, como ya se dijo, la demanda masiva, emitida en forma inconsciente, y el llamado clamoroso que brota del corazón del hombre en momentos de crisis como el actual. Este llamado invocador lo elevan incesantemente las hombres que viven en medio del desastre, siendo dirigido ese poder externo que sienten que puede venir y vendrá en su ayuda en los momentos extremos. Esta grande y silenciosa invocación surge hoy por todas partes. Tenemos además el espíritu de invocación evidenciado por los hombres sinceros, cuando participan de los ritos de su religión y se valen de la oportunidad para orar y adorar en forma conjunta, elevando sus demandas de ayuda ante Dios. Este grupo, unido a las masas humanas, crea un enorme conjunto de suplicantes invocadores; su intención masiva es muy evidente en la actualidad y su invocación se eleva hasta el Altísimo. Finalmente existen los discípulos y aspirantes entrenados que utilizan algunas fórmulas verbales y ciertas invocaciones cuidadosamente definidas y, al hacerlo, enfocan el llamado invocador y la demanda de los otros dos grupos, dándoles la orientación y el poder correctos. Los tres grupos, consciente o inconscientemente, están entrando ahora en actividad, y su esfuerzo unificado garantiza la evocación resultante.

El nuevo trabajo invocador será la nota clave de la futura religión mundial, y se hará en dos partes. Por un lado existirá el trabajo invocador de las multitudes preparadas por las per~ sonas espiritualmente orientadas (que trabajan en las iglesias, dentro de lo posible, a las ordenes del clero iluminado), a fin de que acepten la realidad del acercamiento de las energías espirituales enfocadas a través del Cristo y Su Jerarquía espiritual, y se preparen además para formular su demanda de luz, liberación y comprensión. Por otro lado existirá también el hábil trabajo de invocación, tal como es practicado por quienes han entrenado sus mentes mediante la correcta meditación, conocen el poder de los mántram, fórmulas e invocaciones y trabajan conscientemente. Utilizarán con mayor frecuencia ciertas grandes fórmulas verbales, que serán dadas más tarde a la raza, así como fue dado el Padre Nuestro por Cristo y, en la actualidad, la Nueva Invocación por la Jerarquía.

Esta nueva ciencia religiosa, para la cual la plegaria, la meditación y el ritual han preparado a la humanidad, entrenará a los pueblos para presentar en determinados períodos del año la demanda oral de los pueblos del mundo a fin de establecer relaciones con Dios y una más estrecha relación espiritual entre sí. Cuando este trabajo sea llevado a cabo adecuadamente, evocará respuesta de la Jerarquía y especialmente de su Guía, el Cristo. Por medio de esta respuesta, la fe de las multitudes se convertirá gradualmente en convicción, en el conocedor. De esta manera las razas humanas serán trasformadas y espiritualizadas, y los dos grandes centros divinos o grupos de energía la Jerarquía y la misma Humanidad comenzarán a trabajar en completa unificación y unión. Entonces el Reino de Dios estará en verdad y realmente activo en la tierra.

Evidentemente sólo es posible indicar las líneas generales de la nueva religión mundial. La expansión de la conciencia humana, que tendrá lugar como resultado del inminente gran Acercamiento, capacitará a la humanidad para captar no sólo su relación con la vida espiritual de nuestro planeta, con «Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser», sino que proporcionará también una vislumbre de la relación que tiene nuestro planeta con el círculo de vidas planetarias que se mueven dentro de la órbita del Sol y del círculo aún mayor de in-fluencias espirituales que hacen contacto con nuestro sistema, a medida que éste recorre su órbita en el firmamento (las doce constelaciones del zodíaco). La investigación astronómica y astrológica ha puesto de relieve esta relación y las influencias que ejerce, pero las conjeturas subsisten, así como tantas estúpidas pretensiones e interpretaciones. Sin embargo, la iglesia siempre lo ha reconocido y La Biblia lo atestigua: «Las estrellas, desde sus órbitas, pelearon contra Sisera» (Jn. 5,20)_ ¿Podrás tú impedir las delicias de las Pléyades?”_(Jb. 38,31). Otros pasajes confirman también esta afirmación de los Conocedores. Muchos festivales eclesiásticos fueron fijados en relación con la Luna o una constelación zodiacal. La investigación demostrará que ello es verdad, y cuando el ritual de la nueva religión mundial esté universalmente establecido, constituirá uno de los factores importantes que se deberá tener en cuenta.

El establecimiento de ciertos festivales importantes en relación con la Luna, y en menor grado con el zodíaco, reforzará el espíritu de invocación con la resultante afluencia de influencias evocadas. La verdad contenida en toda invocación se basa en el poder del pensamiento y particularmente en su naturaleza, relación y aspectos telepáticos. El pensamiento invocador unificado de las multitudes y el pensamiento enfocado y dirigido del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, constituyen una corriente saliente de energía. Ésta llegará telepáticamente hasta esos Seres espirituales que son sensibles a tales impactos y responden a ellos. Su evocada respuesta emitida como energía espiritual, llegará a su vez hasta la humanidad, después de haber sido reducida a energía mental, y en esa forma dejará su correspondiente impronta en la mente de los hombres, impartiéndoles convicción, inspiración y revelación. Esto ha ocurrido a través de toda la historia del desarrollo espiritual del mundo y ése ha sido el procedimiento adoptado al redactar las Escrituras del Mundo.

Luego, el mantenimiento de cierta uniformidad en los rituales religiosos ayudará a los hombres a reforzar el trabajo mutuo y a aumentar poderosamente las corrientes mentales dirigidas a las expectantes Vidas espirituales. En la actualidad la religión cristiana tiene sus grandes festivales; el budhismo conserva diferentes acontecimientos espirituales, y el hinduismo tiene otras fechas sagradas. Cuando el mundo del futuro esté organizado, todos los hombres de tendencia y orientación espirituales guardarán las mismas festividades sagradas, trayendo como resultado la unión del esfuerzo y la fusión de los recursos espirituales, además de una simultánea invocación espiritual, resultando evidente su potencia.

Permítanme indicar las posibilidades que ofrecen tales acontecimientos espirituales y tratar de profetizar la naturaleza de los futuros Festivales mundiales. Habrá tres festivales principales cada año, concentrados en tres meses consecutivos, que conducirán a un prolongado esfuerzo espiritual anual, cuyo efecto se sentirá durante un año.

1. El Festival de Pascua. Es el Festival del Cristo viviente resucitado, el Instructor de los hombres y el Guía de la Jerarquía espiritual. Es la expresión del Amor de Dios. En ese día será reconocida la Jerarquía espiritual que Él guía y dirige, y se pondrá el énfasis sobre la naturaleza del Amor de Dios. Este festival será fijado anualmente de acuerdo a la primera Luna llena de Aries, y constituye el gran Festival cristiano de Occidente.

1. El Festival de Wesak. Es el Festival del Buddha, el Intermediario espiritual entre Shamballa, el centro espiritual más elevado, y la Jerarquía. El Buddha es la expresión de la Sabiduría de Dios, la Personificación de la Luz y el Que señala el propósito divino. La fecha será fijada anualmente de acuerdo a la Luna llena de Tauro, así como sucede actualmente, siendo el gran Festival de Oriente.

1. El Festival de Buena Voluntad. Será el Festival del espíritu de la humanidad que aspira llegar a Dios, trata de adaptarse a la voluntad divina y dedicarse a expresar correctas relaciones humanas. Será fijado anualmente de acuerdo a la Luna llena de Géminis. En ese día será reconocida la naturaleza espiritual y divina del género humano. En este Festival Cristo ha representado a la humanidad durante dos mil años y ha permanecido ante la Jerarquía y a la vista de Shamballa como el hombre Dios, el Conductor de su pueblo y «el Primogénito de una gran familia de hermanos» (Rm. 8,29). Todos los años en esta fecha, Cristo ha repetido, ante la Jerarquía, el último Sermón del Buddha. Por lo tanto será un Festival de profunda invocación y demanda, de fundamental aspiración para establecer la hermandad y la unidad humana y espiritual, y representará el efecto que produce en la conciencia humana el trabajo realizado por el Buddha y el Cristo.

Estos tres Festivales se Celebran ya en todo el mundo, y si bien no están relacionados entre sí, son parte del Acercamiento espiritual de la humanidad. Se está aproximando el momento en que los tres festivales se celebrarán en todo el mundo, gracias a lo cual se logrará una gran unidad espiritual, y los efectos de este gran Acercamiento tan inmediato en la actualidad, se estabilizarán por la invocación unida de la humanidad en todo el planeta.

Los restantes plenilunios constituirán festivales menores y serán considerados de vital importancia. Establecerán los atributos divinos en la conciencia del hombre en la misma forma que los festivales mayores establecen los tres aspectos divinos. Estos aspectos y cualidades se llegarán a establecer y determinar por un profundo estudio de la naturaleza de determinada constelación o constelaciones, que ejerce influencia durante esos meses. Capricornio por ejemplo, llamará la atención sobre la primera iniciación, el nacimiento del Cristo en la caverna del corazón y determinará el entrenamiento necesario para producir ese gran acontecimiento espiritual en la vida del individuo. Doy este ejemplo a fin de indicarles la posibilidad de obtener el desarrollo espiritual que ofrece la comprensión de estas influencias y revivir los antiguos credos, ampliándolos hasta sus mayores y eternas relaciones.

De esta manera los doce festivales anuales constituirán una revelación de la divinidad, o proporcionarán los medios para establecer ante todo relaciones durante tres meses, con los tres grandes Centros espirituales, las tres expresiones de la divina Trinidad. Los festivales menores pondrán de relieve la interrelación del Todo, y la presentación de la divinidad saldrá de lo individual y personal y pasará al Propósito universal divino; la relación del Todo con la parte y de la parte con el Todo será así expresada por ello con toda su plenitud.

La humanidad invocará, por lo tanto, a la Jerarquía, el poder del Reino de Dios; la Jerarquía responderá, y entonces se desarrollarán los Planes de Dios en la Tierra. La Jerarquía invocará, en una vuelta más elevada de la espiral, el «Centro donde la Voluntad de Dios es conocida invocando así el Propósito de Dios. La Voluntad de Dios será complementada por el Amor manifestado inteligentemente. Para esto el género humano está preparado, y la Tierra espera.

Resumiendo: La nueva religión mundial será erigida sobre los cimientos de la verdad fundamental ya reconocida.

En el futuro, la religión será definida por los teólogos con más exactitud que hasta ahora, de la manera siguiente:

Religión es el nombre asignado al llamado invocador de la humanidad y a la respuesta evocadora dada a esa demanda por la Vida Suprema.

En realidad significa que la parte reconoce su relación con el Todo, además de la constante y creciente demanda para que exista mayor percepción de esa relación, lo cual produce el reconocimiento por parte del Todo, de la demanda formulada. Es el impacto de la vibración que produce la humanidad dirigida específicamente hacia esa Gran Vida de la cual se siente parte – sobre esa Vida, y el impacto de respuesta producido por ese «Amor omniabarcante», en la vibración menor. Sólo ahora puede ser percibido tenuemente en Shamballa el impacto producido por la vibración humana; hasta hoy su más poderosa actividad alcanzó solamente a la Jerarquía. La Religión, la ciencia de invocación y evocación, en lo que concierne a la humanidad, constituye el Acercamiento (en la futura nueva era) de una humanidad polarizada mentalmente. En el pasado la religión ha tenido un atractivo totalmente emocional. Se ocupaba de la relación del individuo con el mundo de la realidad y del aspirante que anhelaba la bús-queda divina. Su técnica consistía en capacitarse uno mismo para obtener la revelación de esa divinidad, en lograr esa perfección que mereciera esa revelación y en desarrollar la sensibilidad y la respuesta amorosa hacia el Hombre ideal, representado para la humanidad actual por el Cristo. Él vino para poner fin a este ciclo de acercamiento emocional, existente desde los días atlantes. Demostró en Sí Mismo la perfección imaginada y dio a la humanidad un ejemplo manifestado plenamente de todas las posibilidades latentes en el hombre hasta esa época. La obtención de la perfección de la conciencia crística se convirtió entonces en una meta reiterada para la humanidad.

Hoy el concepto de una religión mundial la necesidad de que ésta aparezca, son ampliamente deseadas y se trabaja paulatinamente para ello. La unión de los credos es hoy un campo de debate. Los trabajadores del sector religioso formularán el programa universal de la nueva religión. Este trabajo de síntesis amorosa, pondrá el énfasis en la unidad y la fraternidad del espíritu. Este grupo, en forma muy especial, constituye un canal para las actividades de Cristo, el Instructor del mundo. El programa de la nueva religión mundial será estructurado por innumerables grupos que trabajan inspirados por el Cristo.

Los eclesiásticos deben recordar que el espíritu humano es más grande que todas las iglesias y sus enseñanzas. A la larga serán derrotados por el espíritu humano, y éste entrará triunfal-mente en el Reino de Dios, dejando rezagados a los clérigos, iglesias y a sus enseñanzas, a no ser que entren humildemente como parte de la raza humana. Nada bajo el cielo puede detener el progreso del alma humana en su largo peregrinaje de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, de la muerte a la inmortalidad y de la ignorancia a la sabiduría. Si los grandes grupos religiosos organizados de todos los países, incluyendo todos los credos, no ofrecen guía y ayuda espirituales, la humanidad hallará otro camino. Nada puede evitar que el espíritu del hombre llegue a Dios.

La iglesia occidental necesita comprender también que básicamente existe sólo una Iglesia, que no es necesariamente la institución cristiana ortodoxa; Dios trabaja de muchas maneras, y ésta es una de las razones para eliminar las doctrinas no esenciales. Por el énfasis puesto a través de muchos credos y agentes religiosos sobre las doctrinas esenciales y su unión, se revelará la plenitud de la verdad. Esto será realizado por la nueva religión mundial e irá a la par su complementación después de la reaparición del Cristo.

 

La nueva religión mundial, por el Maestro Djwhal Khul

CAPITULO VI

Extracto del libro: La Reaparición de Cristo, Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul (Alice A. Bailey)

https://hermandadblanca.org/biblioteca/libros-del-tibetano/

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