La práctica de la Liberación de Animales

Esta práctica es común en los practicantes espirituales de oriente y a decir verdad es que ha cobrado gran fuerza en el occidente de la actualidad. Existen comunidades que llevan a cabo ésta práctica como algo virtuoso y como una oportunidad de acopio de gran cantidad de mérito positivo.

Pero ¿en qué consiste la práctica? Básicamente lo que tienes que hacer  si estas en una gran ciudad es rescatar animales, normalmente pequeños ya sea de tierra como hormigas, caracoles, cochinillas, grillos que habitan en parques, jardines de casas o en camellones, o pueden ser también de agua como peces y cangrejos. También se compran en las tiendas de mascotas que los tienen de alguna manera en cautiverio, en recipientes cerrados y que se mueren ahí si nadie los compra.

Una vez que se recuperan los animales se escogen lugares seguros, aislados de los peligros que significa para ellos el transito de las personas de las grandes ciudades, parques nacionales o montañas en carreteras en las que es difícil accesar y dónde de alguna manera existe la garantía de su supervivencia.

La razón de ésta práctica tiene varias vertientes, una de ellas es la que considera a los animales como seres sensibles dotados de conciencia y emociones, que de alguna manera están constantemente amenazados por otros animales  o por el humano y la urbanización, sufren, tienen hambre y dan amor, son seres sintientes.

Otra aproximación es la de entender al Reino Animal como una especie de existencia inferior a la que se ha llegado resultado de la acumulación de Karma no edificante. Por ejemplo, en una vida eres ser humano y en la siguiente vida si no hiciste acciones constructivas puedes renacer como animal, tomando en cuenta que se le entiende como un reino inferior ya que la intensidad del sufrimiento es mayor que el que se experimenta como humano. Es por eso que rescatar a los animales es bastante constructivo pues al menos les ayudamos a aliviar un poco su sufrimiento.

Ésta práctica puede ser realizada por todas las personas independientemente de su inclinación religiosa o espiritual, por ejemplo en la nueva tendencia de la Ética Ecológica el hacer ésta práctica permite desarrollar cualidades positivas como la compasión, el amor bondadoso, la disolución del egocentrismo, el concentrarse más en el dar que en el recibir,  y es así es como de alguna manera transformamos la experiencia condicionada de los estos seres a una de mayor libertad y felicidad.

Un maestro de Oriente solía decir hoy dos piernas mañana cien pies haciendo énfasis a que en este momento somos seres humanos y no sabemos si en otra vida renaceremos como un animal, así que el antídoto es generar empatía, ponernos en los zapatos o en este caso en las patas del otro para ayudar y hacer de su vida la mejor experiencia que podamos, de alguna manera tenemos una conciencia y situación más afortunada para ser de utilidad y como  plus generar karma positivo, mérito y crecimiento espiritual, son más los beneficios como siempre de hacer el bien  sin mirar a quien.

No pierdan la oportunidad de mejorar la vida de otros seres humanos, de los animales como compañeros de vida y de la totalidad del ambiente también. Con el debido cuidado de liberar a los animales en el lugar apropiado, si son víboras, aves en extinción, lobos o tigres recuerden que existen reservas ecológicas en los que los animales están prácticamente en libertad. No importa su afiliación espiritual o intelectual lo importante es participar y proteger, el crecimiento espiritual será exponencial y sin duda la vida y la ley de la causa y efecto se los premiará.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca