LA UNIDAD: la ley del universo. Por Ra

Jorge Ariel

Akhenatón fue un joven rey maestro, escritor prolífico, autor de la exposición que lleva por título “El Dios único”, un libro de 31 capítulos. Desvirtuó todas las religiones imperantes, comunicando a su pueblo que los sacerdotes ya no eran necesarios, que Dios se encontraba en el interior de cada ser humano, y que todo lo que tenían que aprender, para que las cosas marcharan bien, era practicar una respiración adecuada. Muy sabiamente Akhenatón trató de establecer el monoteísmo bajo el aspecto del dios solar. Akenatón desarrolló una religión completamente nueva, una religión, es decir, el Sol era venerado como símbolo único y su representante era Ra.

RA se hace presente de nuevo en el siglo XX, como una conciencia social representante del Sistema de soles.

En este artículo expondré los planteamientos hechos por RA, a partir de lo que denominó La Ley del Uno.

1.       Unidad en diversidad.

Dios es unidad. La Deidad está coordinada universalmente. Una unidad básica subyace en la diversidad creadora. A partir de esta unidad sin distorsión surge un potencial en relación con la energía inteligente. De este modo, podemos observar que el término es en cierta forma dual; un uso del término es el de la unidad sin distorsión, sin aspecto cinético o potencial. La otra aplicación de este término, que utilizamos indistintamente a falta de otros términos en el sentido del vasto potencial explotado por los focos de energía, es el que llamamos energía inteligente.

Los significantes originales pueden, de forma indiferenciada, denominarse  la mente, el cuerpo y el espíritu. Así pues tenemos, al comienzo de esta evolución galáctica, una mente arquetípica, producto de la octava anterior, que esta galaxia empleó posteriormente y que actúa sobre la primera distorsión para permitir lo que experimentamos como polaridad. ¿Hubo algún concepto de polaridad tomado de la primera octava en el sentido de polaridad del servicio al prójimo o del servicio al yo?

Hubo polaridad en el sentido de existir el motor y lo impulsado. No hubo polaridad en el sentido del servicio al prójimo y del servicio al yo.

2.       Trinidad, triodidad o triadas.

El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son las personalidades constituyentes de la Deidad total. Las trinidades son verdades de relación y hechos de manifestación.La comprensión conceptual de la  asociación de la Trinidad, prepara a la mente humana para la presentación ulterior de otras relaciones triples. Existen siete triunidades que se ocupan de la unificación funcional de la infinidad, y las triodidades se preocupan de la aparición cósmica de las Deidades experienciales: Suprema. Última y Absoluta. El Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.

Cuerpo, mente y espíritu describen de manera simplista un complejo de centros de energía: conciencia. El cuerpo  es el material de la densidad que experimentamos en un espacio/tiempo o tiempo/espacio determinado; este complejo de sustancia-materia es aprovechable para las distorsiones de la manifestación física.

La mente es un complejo que refleja lo que afluye al espíritu y lo que emana del complejo corporal. Incluye los sentimientos, emociones y razonamiento intelectual en sus complejidades más conscientes. Descendiendo más profundamente en el dominio de la mente podemos ver la intuición, que concierne a la naturaleza de la mente que está más en contacto o en consonancia con el complejo total de la cualidad de ser. Al descender a las raíces de la mente, hallamos la progresión de la conciencia que va pasando gradualmente de la memoria personal a la memoria racial, a los influjos cósmicos, y así se convierte en interruptor directo de esa lanzadera que llamamos el complejo espíritu.

Este complejo espiritual es el canal por el que los influjos universales, planetarios y personales pueden dirigirse a las raíces de la conciencia, y por el que la conciencia puede dirigirse a la puerta de acceso de la infinidad inteligente a través de la energía inteligente y equilibrada de cuerpo y mente.

3.       La Infinidad inteligente.

Existe la unidad. Esta unidad es todo lo que existe, y tiene un potencial y una cinética. El potencial es la infinidad inteligente. Explotar ese potencial produce un trabajo al que hemos llamado «energía inteligente». La infinidad inteligente tiene un ritmo o circulación, como el de un corazón gigante, que comienza en el sol central, como lo concebimos, y la presencia de esa circulación es inevitable como una marea de ser sin polaridad, sin finitud; la inmensidad y el silencio pulsan hacia el exterior, focalizándose hacia el exterior y el interior hasta que los focos se completan. La inteligencia o conciencia de los focos ha alcanzado un estado en el que su naturaleza o masa espiritual, por así decir, les atrae hacia el interior, hasta que todo se fusione. Este es el ritmo de la realidad.

En las escrituras sagradas el término Espíritu de Dios parece usarse indistintamente para designar tanto al Espíritu Infinito en el Paraíso como al Espíritu Creador del universo local. El Espíritu Santo es el circuito espiritual de la Hija Creadora del Espíritu Infinito del Paraíso. El Espíritu Santo es un circuito inherente para cada universo local y está confinado al reino espiritual de esa creación; pero el Espíritu Infinito es omnipresente.

El Padre es infinito en amor y volición, en pensamiento y propósito espiritual; es el sustentador universal. El Hijo es infinito en sabiduría y verdad, en expresión e interpretación espiritual; es el revelador universal. El Paraíso es infinito en potencial para la dotación de fuerza y en capacidad para dominar la energía; es el estabilizador universal. El Actor Conjunto posee prerrogativas únicas de síntesis, capacidad infinita para coordinar todas las energías existentes en el universo, todos los espíritus universales existentes, y todos los intelectos universales verdaderos; Como  Tercera Fuente  es el unificador universal de las múltiples energías y diversas creaciones que han aparecido como consecuencia del plan divino y del eterno propósito del Padre Universal. El Espíritu Infinito penetra todo el espacio; habita el círculo de la eternidad; y el Espíritu, al igual que el Padre y el Hijo, es perfecto e inmutable: absoluto.

4.       Las distorsiones.

Las entidades que atraviesan el nivel planetario cuentan con la fortaleza de la infinidad inteligente mediante el uso del libre albedrío, recorriendo las acciones de la cualidad de ser. La polaridad no es tal como la entendemos. Únicamente cuando la esfera planetaria comienza a interactuar armónicamente con los complejos mente/cuerpo, y más especialmente con los complejos mente/cuerpo/espíritu, es cuando asume distorsiones debido a los complejos de pensamiento de las entidades que interactúan con dicha entidad planetaria. La creación del infinito Creador carece de tal polaridad. Las distorsiones de la Ley del Uno son tres: Libre albedrío, Amor y Luz.

En nuestra ilusión, toda la experiencia parte de la Ley del Libre Albedrío, o Camino de Confusión. En otro sentido, que estamos aprendiendo, las experiencias son esta distorsión. En esa distorsión de la Ley del Uno se reconoce que el Creador se conocerá a sí mismo.

La distorsión del Amor es el gran activador y principal cocreador de diversas creaciones que emplean la infinidad inteligente; la vibración del amor es esa densidad en la que aquellos que han aprendido a llevar a cabo la actividad denominada «amar» sin distorsión significativa, buscan a continuación los caminos de la luz o de la sabiduría. Así, en un sentido vibratorio, el amor se convierte en luz en el sentido de la actividad de unidad en su libre albedrío. El amor utiliza la luz y tiene el poder de

5.       El Conocimiento

La enseñanza/aprendizaje  es la Ley del Uno en una de sus distorsiones más elementales. Ra pertenece a la Confederación que hace once mil de nuestros años visitó a dos de nuestras culturas planetarias que en aquel momento estaban en estrecho contacto con la creación del Creador único. Ingenuamente, creyeron que podrían enseñar/aprender mediante el contacto directo, y que las distorsiones del libre albedrío relativas al criterio o a la personalidad individuales no corrían peligro; no pensaron que serían distorsionadas, pues estas culturas estaban ya estrechamente alineadas con una creencia universal en la presencia de vida o conciencia en todas las cosas. Llegaron y fueron bien recibidos por los pueblos a los que deseaban servir. Trataron de ayudarnos con medios técnicos para la sanación de las distorsiones del complejo mente/cuerpo/espíritu mediante el uso del cristal, apropiado para la distorsión y colocado en una serie adecuada de proporciones de material tiempo/espacio. Así se crearon las pirámides. Tres maestros establecieron una geomancia planetaria para lograr la red de circuitos energéticos de una conciencia crística sintética de la Tierra. Los egipcios se convirtieron en el punto masculino de esta red, mientras que los mayas-incas constituyeron la parte femenina de esa misma red. Por su parte, los del Himalaya representaron el punto neutral.

Descubrieron que la tecnología se reservó en gran parte a aquellos con la efectiva distorsión mente/cuerpo de poder. No era esa la finalidad de la Ley del Uno. Dejamos a vuestros pueblos. El grupo que debía trabajar en la zona de Sudamérica, como llamáis a esa parte de vuestra esfera, no se rindió tan fácilmente, y volvió. Nosotros no lo hicimos; sin embargo, nunca hemos dejado vuestra vibración debido a la responsabilidad que asumimos por los cambios producidos en la conciencia, en primer lugar, y que después hallamos distorsionados en formas no subordinadas a la Ley del Uno. Intentamos contactar con los gobernantes de la tierra a la que habíamos llegado, la tierra a la que llamáis Egipto o, en algunas zonas, la Tierra Sagrada.

En la Decimoctava Dinastía, como se conoce en nuestros registros de distorsiones de espacio/tiempo,  contactaron con el faraón Akhenatón.

Esta distorsión, denominada «Aten», era una distorsión cercana a nuestra realidad, tal como entendemos la naturaleza de nuestra propia distorsión del complejo mente/cuerpo/espíritu. Sin embargo, no se corresponde totalmente con la prevista enseñanza/aprendizaje que se transmitió. Así vemos la gran diferencia entre Atón y Amón.

6.       Las densidades.

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El Amor crea, por el proceso de vibración, un fotón que es la partícula básica de la luz. Este fotón, por la suma de vibraciones y de rotación, va condensándose en las partículas de las densidades que experimentamos. Posteriormente, esta luz que forma las densidades posee lo que llamamos «color». Este color se divide en siete categorías.

La primera densidad, que es la densidad de la conciencia, la vida mineral y acuática sobre el planeta que aprende del fuego y del viento la conciencia del ser. La energía en espiral, que es la característica de lo que llamáis «luz», avanza en una línea recta en espiral, dando así a las espirales un vector inevitable hacia lo alto, hacia una existencia más comprehensiva respecto a la infinidad inteligente.

La segunda densidad aspira a la tercera densidad, que es la densidad de la propia conciencia, o conciencia de sí mismo. Esta inclinación tiene lugar mediante las formas de segunda densidad más elevadas que seres de tercera densidad han revestido de identidad, hasta el punto en que pasan a ser complejos mente/cuerpo conscientes de sí, convirtiéndose así en complejos mente/cuerpo/espíritu y entrando en tercera densidad, la primera densidad donde hay conciencia del espíritu.

Existen tres tipos de entidades de segunda densidad que llegan a dotarse de espíritu. El primero es el animal, y es el más predominante. El segundo es el vegetal, más especialmente lo que llamáis con el complejo vibratorio de sonido «árbol». Estas entidades pueden dar y recibir suficiente amor como para llegar a individualizarse. El tercero es el mineral. De forma ocasional, un cierto lugar,  se llena de energía hasta alcanzar la individualidad por medio del amor que da y recibe en relación con una entidad de tercera densidad con la que se relaciona.

La quinta densidad es la densidad de la luz o de la sabiduría. La entidad denominada negativa o de servicio al yo en esa densidad se encuentra en un nivel elevado de conciencia y de sabiduría, y ha cesado toda actividad, excepto la del pensamiento. La quinta densidad negativa está extraordinariamente compactada y separada de todo lo demás.

Toda la octava de nuestras densidades sería claramente visible si no fuera porque de la cuarta a la séptima han escogido libremente la invisibilidad. Nuestro planeta Tierra es de  tercera densidad en su existencia de complejos mente/cuerpo/espíritu, pero se encuentra ahora en una continuidad de espacio/tiempo de cuarta y quinta densidad.

El total de planetas de nuestra  galaxia, la vía láctea, que son conscientes, con independencia de su densidad es aproximadamente sesenta y siete millones.  17% de primera densidad, 20% de segunda densidad, el 27% es de tercera densidad, el 16% de cuarta densidad, el 6% de quinta densidad.

La progresión a través de las densidades es secuencial. Un complejo de memoria social de quinta densidad estaría compuesto de complejos mente/cuerpo/espíritu recolectados desde la cuarta densidad. Después, el conglomerado o complejo colectivo mente/cuerpo/espíritu opera su fusión, y los resultados se deben a las infinitas posibilidades de combinaciones de las distorsiones.

7.       Los centros y los rayos.

hermandadblanca org chakra 42 215×300jpg Acceso a las dimensiones más elevadas por medio de los chakras por JennySchilt hermandadblancaorg

A semejanza de lo que sucede en la escala musical, en el sistema de chakras se producen también semitonos, o medios pasos. Los chakras son como lentes, a través de las cuales interpretamos la realidad. Por ejemplo, cuando nace un nuevo ser, toda su preocupación se centra en el problema de la supervivencia, en el poder permanecer en este nivel tridimensional. El paso siguiente para este nuevo espíritu es el establecer contacto físico con otros seres. Una vez que uno se ha integrado consigo mismo y ha tenido relaciones sexuales, el paso siguiente consiste en establecer el propio control. Este proceso se halla representado por los tres chakras inferiores; después, hay una gran barrera, y se produce un semitono de cambio de dirección. No se puede atravesar esta barrera hasta que se hayan dominado los tres chakras anteriores. Una vez conseguido esto, se llega al cuarto chakra que se encuentra a la altura del corazón. El quinto está localizado en el cuello y se halla vinculado a la música; el sexto, entre los ojos, se relaciona con la geometría, y el séptimo, situado en la glándula pineal, constituye el «tercer ojo». En este punto hay otra barrera, con su correspondiente semitono de cambio de dirección. Así llegamos al octavo chakra que se encuentra en la parte superior de la cabeza, y que marca nuestra nueva fase en la evolución de nuestra conciencia.

Los centros son puntos focales, transmisores y agentes para las siete energías de rayo. Generalmente se acepta el hecho de que el centro coronario es el agente coronario de primer rayo (Poder), el centro cardiaco es el custodio de la energía de segundo rayo (Amor), mientras que el tercer rayo (Inteligencia) pasa a través del centro laríngeo y lo energiza. Así se le han ido asignado a los centros colores y tonos en el orden del espectro de luz, lo que no es posible porque hay un constante movimiento y actividad. El centro coxígeo es con frecuencia la expresión de la energía de primer rayo.

El rayo verde es un rayo de completa universalidad de amor; es el dar sin esperar nada a cambio. En la graduación a la cuarta densidad positiva, el rayo rojo es visto únicamente como el que, cuando está activo, es la base para todo lo que ocurre en los niveles vibratorios, cuya suma es la energía del rayo violeta.

Si una entidad manifestara una fuerte tendencia a suscitar efectos positivos en la sociedad, esto tendrá un fuerte efecto en el rayo amarillo, en su aura. Tomemos como ejemplo dos de esas almas dinámicas de orientación positiva que ya no se encuentran en nuestro tiempo/espacio físico. El conocido como Albert Schweitzer  llegó a una sociedad extraña y, para él, bárbara, con el fin de curar. Esta entidad fue capaz de movilizar grandes cantidades de energía y de  «dinero» cual energía concretizada. Dedicó gran cantidad de energía del rayo verde como médico y como amante de su  instrumento musical: el órgano. El rayo amarillo de esta entidad fue brillante y cristalizó por el afán aplicado en buscar los fondos necesarios para proseguir sus esfuerzos. Sin embargo, los rayos verde y azul eran también de naturaleza sumamente brillante. Los niveles más elevados, como podéis llamarlos, estaban activos; los puntos de energía inferiores, por así decir, permanecían en equilibrio, y muy, muy brillantes.

El segundo ejemplo es el de la entidad llamada Martin Luther King. Esta entidad estuvo en gran parte confrontada a patrones bastantes negativos del rayo naranja y el rayo amarillo. Sin embargo, consiguió mantener la apertura de la energía del rayo verde y, debido a la severidad de su prueba, puede considerarse que ha polarizado más hacia lo positivo, gracias a su fidelidad por el servicio al prójimo frente a un gran catalizador.

8.       El Ser Infinito.

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El Espíritu infinito es absolutamente universal e increíblemente versátil en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el espíritu. Es el Creador, su atributo más notable es la omnipresencia. Como creador conjunto es el manipulador de la energía, es acción, movimiento, cambio, modificación, coordinación, estabilización y equilibrio.

La mente absoluta es la mente del Ser Infinito; es inseparable de la personalidad de Dios el Espíritu. La mente, en los seres funcionales, no está separada ni de la energía ni del espíritu, ni de ambos. La mente no es inherente a la energía; la energía es receptiva y responde a la mente; la mente puede sobreimponerse a la energía, pero la conciencia no es inherente en el nivel puramente material. La mente no tiene que ser agregada al espíritu puro, porque el espíritu es naturalmente consciente e identificante. El espíritu es siempre inteligente, posee mentalidad en alguna medida. Puede ser esa mente o aquella, puede ser premente o supermente, incluso mente espiritual, pero hace el equivalente del pensamiento y el conocimiento. El discernimiento del espíritu trasciende, supera y teóricamente antedata la conciencia de la mente.

La mente infinita ignora el tiempo, la mente última trasciende el tiempo, la mente cósmica está condicionada por el tiempo. Y así ocurre con el espacio: la Mente Infinita es independiente del espacio, pero según se desciende de los niveles infinitos hasta los niveles de los auxiliares de la mente, el intelecto ha de tomar en cuenta cada vez más el hecho y las limitaciones del espacio. La fuerza cósmica responde a la mente así como la mente cósmica responde al espíritu. El espíritu es propósito divino, y la mente espiritual es propósito divino en acción. La energía es objeto, la mente es significado, el espíritu es valor. Aun en el tiempo y en el espacio, la mente establece esas relaciones relativas entre la energía y el espíritu que son indicativas de parentesco mutuo en la eternidad. La mente trasmuta los valores del espíritu en significados del intelecto; la voluntad tiene el poder de fructificar los significados de la mente a los dominios material y espiritual. Es oportuno  comprender el crecimiento relativo y diferencial del espíritu, la mente y la energía, siendo la personalidad el unificador de esos componentes de la individualidad experiencial.

La inteligencia universal, está personalmente consciente de cada mente, de cada intelecto, en toda la creación, y mantiene un contacto personal y perfecto con todas estas criaturas físicas, morales y espirituales dotadas de mente en la vastedad de los universos.  Para llegar a comprender al Ser Infinito hay que comprender primero al Ser Séptuple y al Ser Supremo. En la unión del Supremo, el Último y el Absoluto completo, podría ocurrir la reunión funcional de aquellos aspectos de la infinidad que fueron originalmente segmentados por el YO SOY, y que dieron como resultado la aparición de los Siete Absolutos de la Infinidad.

9.       La mente arquetípica.

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La mente arquetípica puede definirse como esa mente que es peculiar del Ser de esta esfera planetaria. Así pues, a diferencia de la gran totalidad de la mente cósmica, contiene toda la materia que el Ser tuvo el placer de ofrecer a la gran esencia cósmica a modo de refinamiento particular. La mente arquetípica es, pues, la que contiene todas las facetas que pueden afectar a la mente o a la experiencia.

Es oportuno estudiar en profundidad una forma de distorsión elaborada y organizada de la mente arquetípica, para tornarse capaz de llegar a ser y de experimentar los arquetipos a voluntad. Contamos con  tres opciones básicas. Podemos escoger la astrología, los doce signos, como esa parte de la red de energía de nuestro planeta, y lo que se han llamado los diez planetas. Podemos escoger el tarot con sus denominados veintidós Arcanos Mayores. Podemos  escoger el estudio de lo que se ha denominado el Árbol de la Vida, con sus diez Sefiroth y las veintidós relaciones entre las estaciones. La  alquimia, por su parte, es una forma de comprensión de cómo nuestro nivel de conciencia puede alcanzar la conciencia crística. La conciencia crística es la unidad de concienciación; por tanto, si se logra alcanzarla, todos nos salvaremos.

Existen cinco niveles de conciencia asociados al planeta Tierra. Estos niveles de conciencia se encuentran relacionados directamente con el número de cromosomas que poseemos en nuestra estructura genética. Cada uno de ellos dicta también su propio nivel. El primer nivel de conciencia tiene cuarenta y dos, más dos, cromosomas, y es armónico con la unidad de conciencia. En este punto, la conciencia colectiva opera de tal forma que si una persona experimenta algo, le es posible a todos los demás seres acceder a esa memoria y revivirla. En eso consisten las ensoñaciones de los aborígenes australianos. El grado de elevación asociado con este nivel de conciencia va del metro diez centímetros al metro sesenta y cinco.

El segundo nivel de conciencia es en el que nos encontramos ahora. Ya no poseemos la unidad de conciencia; estamos escindidos y separados. El segundo nivel de conciencia tiene cuarenta y cuatro, más dos, cromosomas, y su grado de elevación va del metro sesenta y cinco a los dos metros treinta centímetros.

En el tercer nivel de conciencia, que es la conciencia crística, hay cuarenta y seis, más dos, cromosomas. Su grado de elevación va de los tres metros treinta a los cinco metros veinte, aproximadamente. Aquí regresamos de nuevo a la unidad de memoria, pero su forma en el tercer nivel ha logrado ascender a la manifestación instantánea. Ya no se trata de ensoñaciones, sino de tiempo real. En el momento en que usted recuerda algo, ese algo se hace real. Ya no se trata sólo de su memoria, sino de la memoria de todos los seres de conciencia crística que han vivido. En realidad, en el tercer nivel solamente existe una conciencia que se mueve a través de todas las cosas; es la clave de la memoria. Es lo que podría denominarse inmortalidad.

Porque la inmortalidad no es vivir perennemente en un cuerpo, ya que siempre existe un lugar más elevado al cual se puede ir. La clave consiste en no tener ninguna falla en la conciencia; en que a medida que usted va atravesando los diferentes niveles; no tiene la menor pérdida de memoria; es capaz de dejarla cuando lo desea, y continuar a través de ella para saber dónde ha estado anteriormente.

El cuarto nivel de conciencia tiene cuarenta y ocho, más dos, cromosomas y su altitud va de los ocho metros veinte centímetros a los diez metros cincuenta. El quinto nivel tiene cincuenta, más dos, cromosomas y una elevación entre dieciséis metros y medio y casi veinte. El cuarto nivel es inarmónico, como el segundo, pero representa un paso necesario para conseguir el quinto y más alto de los niveles que se pueden alcanzar en este planeta.

El núcleo de la disciplina de la personalidad es triple. Uno: conocerse a sí mismo. Dos: aceptarse a sí mismo. Tres: convertirse en el Creador. También  podría darse en forma de llamados: Conócete a ti, conoce el Yo, conoce al UNO.

10.   La Energía punto cero.

El arca de la alianza era el lugar donde se guardaban los objetos más sagrados, o entendía  Moisés. Al objeto colocado en su interior le  dio el nombre de «tablas de los Diez Mandamientos». En realidad no hubo tales tablas; hubo un pergamino, que se colocó junto con las crónicas más cuidadosamente relatadas por diversas entidades de sus creencias relativas a la creación por parte del Creador. Esta arca se diseñó para constituir el lugar desde donde los sacerdotes, como llamáis a los que presentan la inclinación a servir a sus hermanos, podían obtener su poder y sentir la presencia del Creador. Sin embargo, hay que señalar que toda esta disposición de elementos no la concibió el que la Confederación conoce como Yahweh, sino entidades negativas que preferían ese método de crear una élite llamada los «Hijos de Leví».

Este objeto estaba cargado de poder por los materiales con que se construyó, al dotarse de un campo electromagnético. De esa forma se convirtió en un objeto de poder y, de ese modo, para aquellos cuya fe se mantuvo intacta, sin caer en la falta de rectitud o en la separación, ese poder concebido por la negatividad pasó a ser positivo y, así es para aquellos verdaderamente en armonía con la experiencia del servicio, hasta hoy. De esa forma, las fuerzas negativas lograron parcialmente su objetivo, pero la entidad llamada Moisés, de orientación positiva, proporcionó a vuestras gentes la posibilidad de seguir un camino del infinito Creador que es totalmente positivo.

Esto es característico de los sistemas religiosos ortodoxos, pues todos han llegado a ser de orientación mixta, pero aun así ofrecen un camino puro al Creador único, que el buscador puro sabe reconocer.

11.   El Creador.

Al comienzo de esta creación o, como podríais llamar, octava, existía lo conocido, que fue la cosecha de la octava precedente. Respecto a la creación precedente, sabemos tan poco de ella como de la octava siguiente. No obstante, tenemos conciencia de los conceptos recopilados que fueron las herramientas de que dispuso el Creador para el conocimiento del yo.

Estas herramientas eran de tres tipos. En primer lugar, la toma de conciencia de la efectividad para la experiencia de la mente, el cuerpo y el espíritu. En segundo lugar, la toma de conciencia de la naturaleza más eficaz o, si preferís, del significante de la mente, del cuerpo y del espíritu. En tercer lugar, la toma de conciencia de dos aspectos de la mente, del cuerpo y del espíritu, que el significante pudo utilizar para equilibrar todos los catalizadores. Podéis llamar a estos dos aspectos la «matriz» y el «potenciador».

En el complejo mental, la matriz puede describirse como la conciencia. Se la ha llamado el Mago. Cabe señalar que, por ella misma, la conciencia es imperturbable. El potenciador de la conciencia es el inconsciente. Ello engloba un vasto universo de potencial en la mente.

En el cuerpo, la matriz puede considerarse como el Trabajo Equilibrado o el Funcionamiento Regular. Ved que aquí la matriz siempre se encuentra activa, sin ningún medio de inactividad. El potenciador del complejo corporal puede denominarse Sabiduría, pues es solamente por el juicio como la actividad incesante y las propensiones del complejo corporal pueden experimentarse de manera útil.

La Matriz del espíritu es lo que se llama la Noche del Alma u Oscuridad Primigenia. Aquí también tenemos algo que no es capaz de realizar un movimiento o trabajo. La fortaleza potencial de esta matriz sumamente receptiva es tal que el potenciador puede ser visto como un Relámpago. En vuestro sistema de arquetipos denominado tarot, esto ha sido refinado en el complejo conceptual denominado «La Torre alcanzada por el rayo». Sin embargo, el potenciador original fue la luz en su forma repentina y violenta; es decir, de hecho, el propio relámpago.

12. Las Jerarquías creadoras

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La ley del Uno se podría condensar en tres libros: El libro de la Forma o la manifestación que versa sobre las doce jerarquías creadoras, el libro de la Sabiduría que versa sobre los doce planetas y el libro de la Vida que versa sobre las doce constelaciones. También, mediante tres leyes vinculadas con ella: la Ley de Economía, la Ley de Atracción y la ley de Síntesis. Las jerarquías son los múltiples grupos de vidas, en todas las etapas de desarrollo y crecimiento que usarán las formas.

Los Rayos son las formas primordiales de ciertas vidas que “llevan en sus Corazones” todas las Semillas de la Forma. Los Rayos son vehículos y, por lo tanto, receptores negativos. Las Jerarquías usan dichos vehículos, y la naturaleza de estas vidas y la cualidad de su frecuencia les procuran, de acuerdo a la gran Ley de Atracción, las formas necesarias.

REFERENCIAS

La ley del Uno. El material de Ra.

El libro de Urantia.

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