La voracidad: Una de las energías del caos. Aprende a identificarla y a sacarla de tu alma

Kikio

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La voracidad vive en el corazón de todos, pero se puede dominar.

La voracidad es algo que no siempre sabemos detectar. Todos queremos una vida como la que sale en los anuncios de la televisión. Una casa grande y pulcra. Un enorme jardín. Un automóvil del año. Ropa costosa. Viajes. Joyas, etc. A todos nos parece muy normal desear ese tipo de cosas y pasamos gran parte de nuestra vida empeñándonos en conseguirlas.

Nuestros padres nos alientan desde pequeños a «ser alguien en la vida», lo que básicamente se traduce en tener un buen empleo y cierto estatus socio económico.

Para construir y demostrar este nivel de vida, parece ser necesario adquirir un montón de artículos novedosos, de moda y por supuesto, costosos. Pero, ¿qué tal si esto no fuera realmente la panacea de la felicidad? ¿Qué si todo fuera no más que un circo de imposición mediática que nos orilla a jamás estar conformes con lo que tenemos? Un círculo vicioso de nunca terminar en el que nos convertimos en simples marionetas del sistema.

Hoy hablaremos de la voracidad.  Que es una de las fuerzas más destructivas del ser humano. A través de su acción nociva, se han perpetrado innumerables atrocidades.

La voracidad incontrolada ha desembocado en guerras, asesinatos, violaciones, saqueos, y todo tipo de crímenes.

Sin embargo, la modernidad ha desarrollado una estrategia muy curiosa para controlar y encauzar la voracidad de las personas. Hoy en día, son los medios de comunicación los que nos dictan lo que debemos desear. Lo que debemos adquirir y bajo qué medios hacerlo. Así, se cumplen dos propósitos fundamentales. Se constriñe la conducta de las personas, como si fueran perros de Pavlov, y se mantiene funcionando al sistema económico.

Basta fijarnos un momento en la publicidad de la calle, de la televisión o del radio. La publicidad nos insta a comprar un sin fin de productos que no necesitamos. Productos que no nos harán personas mejores ni más felices. Pero que mantienen los engranajes del capitalismo en movimiento.

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El consumismo promueve la voracidad, no la felicidad

¿A costa de qué? de un precio muy alto. Miles de personas se ven sometidas a la pobreza extrema por que otras tantas perpetran prácticas económicas irresponsables. Por ejemplo, tenemos el conocido caso de la ropa de marca manufacturada por niños asiáticos en condiciones de casi esclavitud.

El hecho de que alguien esté dispuesto a gastar la mitad de su sueldo en un par de zapatos – funcionalmente iguales a cualquier otro-. sólo porque son de marca reconocida, y sin importar que provengan de una industria explotadora, es una muestra de la más despiadada voracidad.

Y sin embargo estas personas son nuestros compañeros de oficina, nuestros familiares, nuestros amigos. En muchas ocasiones, esta persona es uno mismo. La voracidad es un hongo que nos infecta a todos. La publicidad y el mercadeo no la provocan, pues en realidad forma parte de las energías nocivas que todos tenemos dentro. Pero sí ha sabido aprovecharse de ella y potenciarla, al mismo tiempo que nos encierra en una jaula de infelicidad permanente.

Es por eso, que este impulso de consumo desmedido es por sí mismo una de las fuerzas destructivas más poderosas del mundo. Una de las que más batalla le da a las fuerzas de luz, pues se encuentra plenamente avalada por el sistema y es difícil detectarla como tal. Aunque sus consecuencias, como todos podemos ver, son terribles.

Pero tú eres un guerrero de luz, y sabes que el camino correcto implica sacrificios. En este caso, debemos aprender a detectar nuestras conductas voraces y a erradicarlas. Hacerlo puede parecer difícil.

Pero al final, librarse de necesidades ficticias y arbitrarias es un gran paso hacia la libertad verdadera del alma.

Como siempre, te dejo cinco consejos para que comiences a reflexionar sobre tu papel en la lucha contra la voracidad:

1:Recuerda que la pobreza no significa tener menos, si no necesitar más: Las necesidades materiales del hombre son muy básicas. Todos necesitamos un techo sobre nuestras cabezas, alimentación basta y nutritiva, cobijo para el frío, y recursos para el esparcimiento y el entretenimiento.  Aprender y resignarse a vivir en la carencia tampoco es sano. Sin embargo, existe una diferencia abismal entre no tener para comprar zapatos, y sufrir verdaderamente por no poder adquirir unos zapatos de marca de la última temporada.

Mientras más necesitas, más pobre es tu corazón

2:Tener recursos implica la responsabilidad de distribuirlos con sabiduría: Algunas personas, ya sea porque son afortunadas o porque es el fruto de su arduo esfuerzo, tienen bastantes recursos económicos. Puede que sea tu caso. Recuerda que existen gastos irresponsables en los que no debemos incurrir.

No adquieras cosas que no necesitas. Ni para demostrar nada. Si tienes recursos de sobra, ¿por qué no intentas ponerlos al servicio de los menos favorecidos?

No se trata de regalar todo lo que tenemos. Si no de poner en la balanza de la ética nuestras acciones de consumo. Un guerrero de luz sabe que no necesita lujos. Un guerreo de luz sabe que renunciar a lo superficial, en pro de los demás, puede hacer un cambio profundo en sus vidas.

3: Identifica las conductas voraces en tu día a día: No sólo se trata de consumismo. La voracidad puede aparecer en la mesa al momento de comer desesperadamente sólo porque sí. Durante el trabajo, al ser demasiado competitivos y sacrificar nuestro tiempo personal de calidad. En las relaciones, al querer acaparar todos y cada uno de los aspectos en la vida de nuestra pareja.  En general, la voracidad está allí siempre que nos sentimos mal por no tener algo que no necesitamos en realidad.

4: El equilibrio ante todo, limitarse más de la cuenta  tampoco es bueno:

No se trata de practicar el ascetismo absoluto.  Gaia llenó la tierra de placeres maravillosos y tampoco sería sensato negarnos a ellos. Pero encontrar el equilibrio puede ser complicado. Algunas personas, en su búsqueda de la luz, terminan convirtiéndose a sí mismas en seres en perpetua necesidad. Negarnos a satisfacer nuestras necesidades básicas tampoco nos convierte en mejores personas. El individuo tiene niveles de prioridades que no hay que ignorar. En primer lugar, está el sustento básico. Que en estos tiempos modernos puede ser un poco más complejo de cubrir que antes. En segundo lugar, la realización personal y espiritual. Y a la par, la irradiación de luz en sus diversas formas, (materiales, espirituales, emocionales, artística) al mundo.

 5: Identifica tus verdaderas Necesidades, no las que te impone el sistema:

 Se requiere una gran dosis de autoconocimiento para aprender a discernir qué placeres nos llenan como seres humanos y nos hacen crecer como individuos. Y cuáles nos convierten en parte del rebaño del capitalismo feroz. ¿Eres un apasionado de la pintura y quieres ese juego de brochas finas para detallar mejor tus cuadros? Adelante.  ¿Tienes un auto perfectamente funcional pero quieres un nuevo modelo sólo para impresionar a tus compañeros? Entonces deberías revisar tus prioridades.

 Por su puesto, existen infinidad de acciones que podemos llevar a cabo para combatir a la voracidad en el mundo. Siempre son gratos tus comentarios, hermano, y en esta ocasión, me gustaría mucho saber ¿Qué consejo compartes con la hermandad, como guerrero de luz, para luchar contra la voracidad?

 

AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org

 

Para saber más:

 

7 comentarios

  1. ¡La paz sea con vosotros!
    En el Evangelio de los Esenios (sacado de los archivos secretos del Vaticano) está escrito que Jesús enseñó: "Que el peso de vuestro alimento diario sea menos de una mina…" y una mina es medio kilogramo.

    1. Agradecería informarme sobre ejercicios fisicos para mejorar la voluntad, pues los artículos escritos por ustedes, fraternales hermanos son excelentes, pero el problema humano no es tanto la comprensión de los hechos, sino el circulo vicioso en el que se cae: Procuro tener buenos pensamientos, para consecuentemente poseer buenos sentimientos, pero no todo es intelecto, debemos pasar a la practica diaria y ahí es cuando nos encontramos con la barrera de la debilidad. Gracias

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