Los Enemigos son nuestros grandes y valiosos amigos

Pilar Vazquez

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Si,  ésta afirmación es extraña y de alguna manera parece imposible en la vida real, sin embargo, no es así. Lo primero que debemos entender es ¿qué es un enemigo?, comúnmente es aquél con quien tuvimos un desacuerdo, o alguien que nos daño física , emocionalmente o simplemente alguien que ya no nos es agradable.

Independientemente de a quien consideremos enemigo y el grado de enemistad en el que lo coloquemos, solamente es una proyección de nuestra mente, a veces es una exageración de la cualidades negativas del otro, cuando estamos enojados la exageración tiende a estar presente. Como sea, importantes maestros de oriente aseguran que nuestros enemigos son los mejores maestros y tienen mucha razón.

los mejores maestros ante la adversidad

Por ejemplo, cuando alguien en quien depositamos nuestra confianza nos traiciona o nos maltrata por así decirlo, nos inspira a desear con la mayor maldad posible que lo mismo o algo peor le suceda también, quedándonos internamente con gran enojo y negatividad. La verdad es que en el fondo es nuestro gran maestro.

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Es nuestro gran maestro de paciencia, al entender que si me enojo y permanezco lleno de negatividad, el que se estará dañando internamente soy yo, en muchas ocasiones la persona en el que depositamos nuestra aversión ya no se acuerda ni de nosotros, ni de lo que hizo. Es entonces cuando aparece la pregunta ¿Vale la pena enojarme?, la mejor respuesta en realidad es ser paciente, entender que las personas actúan resultado de motivaciones que la mayor parte del tiempo desconocemos, es como una persona con un palo en la que el palo son las acciones. Las personas no son sus emociones, en el menor caso es la manifestación de algo que les perturba.

Crecimiento espiritual y emocional

Lo anterior no significa que debemos permanecer desinteresados ante el otro, en realidad debemos permanecer tranquilos y pacientes. También son nuestros maestros de ecuanimidad, cuando por ejemplo sentimos que nos merecemos todo o nadie es digno de nosotros, estamos llenos de orgullo, cuando alguien escapa a nuestro control y nos daña, lo que en realidad hace es recordarnos que nunca somos lo suficientemente grandes y sabios y nos permite romper con esa gran limitante en nuestras vidas que es la soberbia. Es entonces cuando afortunadamente podemos seguir creciendo espiritual y emocionalmente.

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Son también nuestros maestros de generosidad, cuando en lugar de dañar al otro deseamos que pronto se vea libre de lo que le afecta , que se encuentre en paz y feliz. Esta apreciación es realmente sanadora porque en el fondo estamos creciendo internamente ante la adversidad.

Debemos dar la vuelta a nuestra apreciación de aversión y dejar libre a aquél que nos daña, agradecer enormemente su presencia en nuestras vidas pues aunque de una manera muy dolorosa hemos transitado por el conflicto , nos han ayudado a crecer y a mejorar.

¿ Qué sentido tiene odiar a nuestros enemigos ?

También es posible el resultado contrario que es permanecer enojados, resentidos y esperando venganza, cuando seamos realistas el mayor número de las ocasiones, no se dieron cuenta o ya lo olvidaron. ¿Qué sentido tiene entonces odiar a nuestros enemigos?..ninguno..no hay beneficio ni utilidad.

Aunque parezca difícil veamos a nuestro enemigos como nuestros grandes amigos de paciencia, ecuanimidad, generosidad y como detonadores de nuestra superación personal. No es grato tener enemigos pero si la situación se presenta no es otra cosa que una ventana de oportunidad y crecimiento exponencial.

El que alguien nos dañe no es una dificultad, es sin más un obstáculo a superar y con la práctica nos conduce a lo que es la verdadera fortaleza espiritual que es por mucho diferente a la aversión, el rencor y la hostilidad.

 

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca

 

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