Los Tesoros ignorados por Jordi Morella

Rosa (Editora)

Niña feliz contenta

 

Hoy quiero hablaros de los pilares de nuestra divinidad. A menudo nos lamentamos de poder hacer o saber algo que por naturaleza ya nos es innato pero nuestra condición humana no siempre colabora con nuestra voluntad para poder darnos cuenta del verdadero potencial existente en cada alma encarnada.

¿Alguna vez os habéis preguntado por qué los niños son como son y muestran la actitud que manifiestan ante todo lo que les rodea?

¿Alguna vez os habéis planteado por qué este período denominado infancia acaba siendo limitado?

Hoy quiero regalaros una puerta abierta para que veáis a aquellos que conviven con nosotros de cierta estatura no superior a la nuestra, y podáis daros cuenta de lo que representan para cada uno de nosotros, como espejos de nuestra esencia. Desde mi corazón, para todos vosotros.

El alma de un niño

¡Hay tanta ignorancia en relación a lo que representan y son en verdad estos seres de pocos años en esta encarnación! Es un desprecio para nosotros mismos y el ser humano en general. No ser conscientes de un hecho, que todos hemos sido parte de él en algún momento de nuestra vida. Imaginaos que pedís a Dios que os dé el alimento que necesitáis, y habiéndooslo dado y mostrado ante vosotros, no lo reconocierais como tal y continuarais insistiendo  en querer comida. De alguna manera así sucede con nuestras necesidades para nuestro camino, diferente para cada uno.

El niño es la respuesta a nuestras necesidades. El niño es el camino hacia el alimento de nuestra alma, las herramientas para llegar al tesoro mayor encontrado por nadie: encontrar, conocer y saber utilizar los pilares de nuestra divinidad. Los niños son los alimentos del ser manifestados según la intencionalidad divina, este alimento que nos permitirá llegar a conectar con el verdadero ser que somos y poder manifestar nuestro pleno potencial espiritual que nos empoderará como seres divinos que cada uno es.

Pedimos y pedimos sin darnos cuenta que lo que ansiamos ya se nos ha dado.

¿Realmente alguna vez os habéis planteado por qué los niños actúan como actúan en su día a día? Observarlos y os veréis reflejados en sus actos. Ellos son los verdaderos maestros para nuestros tiempos. Ellos son la guía, las instrucciones para los nuevos tiempos que nos encontramos inmersos.

¿Y ahora qué?, os podéis preguntar. La respuesta es bien sencilla, clara y contundente: observa a los niños y sabrás de tu camino.

Replicando sus cualidades

Necesitamos pureza y un espejo que no esté contaminado por las creencias de nuestra cultura e historia. ¿Qué mejores maestros que un niño para seguir sus pasos en nuestra madurez? ¿Realmente hay madurez en nosotros, o solo es el hecho de haber estado más tiempo en esta encarnación que otros? No es el tiempo que estamos aquí, sino el aprendizaje obtenido de lo vivido.

La inocencia y la pureza de estos seres nos iluminan el camino a seguir. En su silencio, cada vez menos, se acercan a nosotros y nos dicen:” ¡ven, acércate y sígueme!”.

¿Cuántos de vosotros así lo habéis hecho? Ellos se sienten solos ante nosotros, porque ven que no les hacemos caso y los consideramos inferiores. Saben, por eso, que algún día despertaremos y los observaremos. Veremos lo que hacen, cómo actúan, qué dicen y cuándo lo dicen. Algún día nos acercaremos a ellos y les hablaremos de tú a tú, consultándoles y haciéndoles partícipes de las decisiones familiares y de su camino. Llegará el día que nos sentiremos iluminados por sus resplandores, pudiendo ver la dirección a seguir para nuestra alma. Ellos se darán cuenta y entonces, podrán llegar a ser ellos sin preocuparse de nosotros e insistir en mostrarnos el camino. Verán que nos habremos dado cuenta de sus presencias y se sentirán Uno con nosotros.

Similitudes con el alma de un niño

Parecen ser diferentes a nosotros, pero en fondo, son parte de nosotros. Nos muestran aquella parte que hemos olvidado y que necesitamos recordar y recuperar cuanto antes. Por eso ahora, lo que conocemos como niños, son así, decidles índigos, cristales,….. Es la hora de recuperar el tesoro perdido por la mayoría de los adultos que habitan este planeta, por eso, desde las estrellas, nos han enviado unos seres diferentes a cómo éramos bastantes años atrás. Son seres fuertes, insistentes, alegres y amorosos a la vez. Sus presencias nos recuerdan constantemente nuestra pureza inicial e innata. Todavía la tenemos, solo que ahora hemos de ir, nuevamente a ella.

No hemos perdido nada de lo que trajimos al encarnar. Sólo lo hemos olvidado y por eso las divinidades niños están con nosotros.

Ellos contienen la esencia y todas las herramientas para aposentar los pilares con los cuales fuimos creados.

En las sociedades que vivimos parece ser que necesitan asociar cada período de nuestro crecimiento con alguna característica. Así, el planteamiento social impuesto parece tener controlado cada paso del individuo. Necesita etiquetar cada momento de nuestro proceso, dentro de una ignorancia absoluta de lo que representa cada manifestación en cada etapa del ser. No hay una característica para cada período. Todas están incluidas en todo nuestro proceso, dispuestas a hacerse servir cuando así lo creamos necesario, no unas para unos años, y las otras para otros años. No funciona así en un proceso espiritual que es el que nos encontramos, pero racionalizar permite dar una falsa seguridad a quien etiqueta y asocia una capacidad o don a una época en concreto. ¡Ingenuos humanos!

Como un arqueólogo que se adentra en las profundidades y excava y excava una y otra vez hasta encontrar, así aquello que buscamos para nuestra plena felicidad y realización se encuentra en nosotros. Buscar fuera es como si un arqueólogo buscara en el balancín más elevado de una noria de un parque de atracciones.

Recuperando la pureza infantil

¿Os habéis preguntado también alguna vez porque se asocia a los niños unas capacidades y características concretas, y a cierta edad se les deja de asociar? Imaginación, curiosidad, disfrutar de todo lo que hacen, reír, no tener miedo, admiran todo lo nuevo, y cada día es algo nuevo en relación al ayer,….¡hay tantas cosas que nos muestran su pureza, inocencia, amor, ternura, gozo con lo que hacen, vivir el presente,……..y así una infinidad de aspectos relacionados con una actitud ante la vida!

¿Hay alguien que les suene todo esto? ¡¡Claro que sí!!! ¡¡Estos son vuestros pilares olvidados!!! ESTE ES EL TESORO QUE DEBÉIS DE RECUPERAR para vuestro ser y plenitud.

La imaginación y fantasía no solo son para quedar olvidadas en el pasado, son herramientas fundamentales para vuestro camino.

La alegría y despreocupación no es porque son irresponsables, sino porque saben que todo lo que necesiten lo obtendrán. ¡Por qué no sentís igual en vuestro interior, porque así, será desde los Cielos hacia vosotros!!

El reír y el vivir el presente intensamente son aspectos cruciales para vuestro sendero en esta dimensión. ¿Cuánto hace que no reís de corazón, que no lloráis de tanto reír, y veis como el tiempo os pasa haciendo aquello que os gusta? ¿Dónde está el hacer aquello que sentís que debéis de hacer y no hacer porque toca hacer, sin más? ¿Qué no os dais cuenta que las luces en forma de niños nos están transmitiendo y enseñando como vivir constantemente y pocos son aún los que se dan cuenta del sentido de sus presencias en nosotros?

¿Cuándo llegará el día que abriremos los ojos de nuestro corazón y veremos a Dios manifestado ante nosotros sonriéndonos e indicándonos el camino a seguir y nosotros adentrarnos en él sin más palabras que la sensación de gratitud de su presencia en unos cuerpos más jóvenes que el nuestro?

¡Despertad amadas almas y reconoced a quien se nos envió para nuestro recordar y poder conectar nuevamente con el verdadero potencial que hay en nosotros! Los niños son el despertador que nos avisan de los tiempos de ser nosotros y recordar nuestra divinidad. Ellos, al igual que nosotros, pertenecemos a una esencia superior a la materia. Los niños nos recuerdan quiénes somos y son nuestro espejo.

Cuando más nos parezcamos a ellos, mayor será la obertura de nuestro corazón y la alegría y felicidad en nuestras vidas.

Ellos nos muestran una dirección sin etiquetas, resentimientos, desamor y desconfianza. Nada de esto pertenece a quienes somos realmente. Observar a los niños, aceptadlos y abrid vuestro corazón para ser uno con ellos.

La visualización, la imaginación no es cosa de niños, de tonterías.

El reír y el buen humor nada tiene que ver con el desinterés e irresponsabilidad ante la vida.

La alegría y el disfrute con lo que hacemos no quiere decir que no seamos personas responsables y no sepamos estar en nuestro lugar.

Cada una de las características de los niños también las poseemos nosotros y son las herramientas para construir nuestra vida. Ellas perduran hasta nuestro final. No pertenecen a una etapa y ya está. ¡No! Son parte de nuestro potencial, y como tal, debemos de potenciarlas para aprender a hacerlas servir y así, poder crear nuestra vida según nuestra voluntad y lo que hemos venido a hacer cada uno.

Nuestros pilares se encuentran en el niño, y en el fondo, todos tenemos aún, este niño en nuestro interior esperando que le hagamos caso de una vez para sanar y gozar de la vida. Ser felices pertenece al niño/a interior, no al adulto actual.

Si de pequeños potenciáramos estas capacidades, con el tiempo aprenderíamos a hacer servir la mente, el pensamiento positivo, la imaginación, la palabra, la actitud, el sentimiento y la observación, entre otras, para construir la vida por la cual nacimos.

En las sociedades que vivimos, nos toleran soñar, inventar, disfrutar al máximo de nuestra existencia, pero al llegar a cierta edad nos truncan todo deseo, alegría e ilusión, porque nos insisten con sus palabras diciéndonos que hasta ahora todo ha sido una quimera, pero en verdad la vida depende del dinero y nos empujan hacia la valoración de hacer aquello que nos aporte más posesiones basadas en el miedo por un futuro incierto. Poco a poco nos van alejando de todo aquello que en el fondo somos para hacernos creer que aquello que sentíamos y pensábamos no es real, y que la realidad es la limitación del ser humano, las preocupaciones, el desencanto y la anulación, muchas veces, del individuo que somos.

Por eso están los niños, de la manera que son, con nosotros, recordándonos el camino a seguir, y que no debemos de negar quiénes somos y el potencial que cada uno de nosotros tiene.

Las capacidades innatas del niño perduran hasta que trascendemos esta vida. No son caducas. Siempre están con nosotros. Solo se necesita que recordemos quiénes somos y que aquí están, para ser utilizadas cuando volvamos a recordar.

Todo lo que necesitamos, ya lo traemos y lo manifestamos cuando somos niños. En este período practicamos con ellas para aprender a hacerlas servir, pero cuando queremos ir más allá para ser nosotros, nos cierran el camino. Algunos lo han llegado a superar y continuar con las herramientas divinas, aposentando sólidos y robustos pilares para sostener la Luz de nuestro amado planeta y ayudar a la humanidad a dar nuevos pasos hacia su evolución. La mayoría os quedasteis en la infancia, aunque algunos/as conseguisteis manifestar alguna que otra capacidad de antaño, haciendo que vuestra vida actual sea más placentera y amorosa.

Con el tiempo, y ahora es este tiempo, empezaréis a recordar cada vez más vuestra verdadera naturaleza y os empezaréis a acercar más a los niños. Ellos son vuestra naturaleza divina manifestada con la intencionalidad de ser un espejo para vosotros y podáis llegar a decir, una vez os miréis en él: ¡Sí, yo quiero ser lo que veo!

Muchos necesitáis ver para saber hacia dónde dirigiros. Bueno, fuisteis escuchados y ahora se os da: los nuevos niños. Son diferentes, es cierto, pero así ha de ser para romper todas las estructuras rígidas y limitadas que impedían que el ser humano pudiera evolucionar. Estos niños os están advirtiendo que es posible un cambio y que sus presencias quieren ser honradas y respetadas por vosotros. Cuanto más ellos vean que los seguís y obráis como ellos creen que ha de ser, es decir, desde el corazón, más engrandeceréis vuestras vidas e iluminaréis el universo que vivís. Cuanto más así sea, más permitiréis que el Cielo sea en la Tierra, y los niños son las bendiciones que recibimos por la pureza, sabiduría, inocencia y amor derramado por quien nos creó a través de unos seres llenos de Luz, Bondad y un Amor puro e incondicional procedente del Hogar del cual todos procedemos.

¡Honrad, bendecid y sentid al niño que hay en vuestro interior!

Los tiempos que vivimos son los de apertura interior, de abrir el corazón y recuperar los orígenes de nuestro ser.

Todas las características que asociáis a un niño, es el potencial divino que estáis esperando. ¡Recuperadlo! ¡Todavía lo tenéis! ¡No caduca!

Sed Uno con todos los niños del mundo y oiréis los cánticos celestiales del gran cambio anunciado en nuestros tiempos.

El Amor abre los caminos interrumpidos por nuestros miedos. Solo el Amor te va llevar a ti, por eso los bebés y los niños son ellos mismos, tal cual.

Las palabras de hoy son de vital importancia para la nueva etapa que nos estamos adentrando. No hay que buscar a fuera lo que ya hay en nuestro interior, y si lo que nos rodea nos permite llegar más a nuestra verdadera naturaleza, ¡adelante! ¡Seguid la Luz porqué hay niños manifestados en un cuerpo de adulto! Por suerte, hay quien, con su fortaleza interior, superó la línea de la infancia con la pre adolescencia y juventud, manifestando la divinidad, el niño que habita en su interior.

En su momento, Jesús dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.

¿Entendéis ahora el por qué?

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

http://jordimorella.blogspot.com 

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