El manantial de la felicidad, carta a los grupos, por Carmen Santiago

Patricia Camargo

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Cuando percibimos la vida sólo desde su apariencia externa, la vida pierde significado porque lo más valioso de este mundo es invisible. La crisis de nuestro tiempo está asentada en una doctrina que poco espacio le deja al espíritu humano. Nos hemos especializado en propiciar el materialismo y su economía carente de humanismo como si fuera algo natural.

En tiempos de la revolución industrial, el ser humano pasó a valorarse, no por lo que era sino por lo que producía. Charlie Chaplin buscó alertarnos con pasión pero sin resultado. Luego pasamos a valorar al ser humano por su poder de consumir. Mientras más consumo, más rico soy.Pero el consumo, que está basado en cosas materiales, nunca satisface la verdadera necesidad humana.

Luego inventamos el crédito que permite el consumo sin tener los recursos para obtener el objeto del deseo. Y así llegamos al estado actual de la mayoría de los ciudadanos de las grandes, y no tan grandes, ciudades del mundo en donde se trabaja para pagar deudas. Pero no solo los individuos, las naciones también trabajan para pagar “su vergonzosa deuda externa”.

Es de tontos pensar que en un planeta finito puede haber un crecimiento infinito. Y es más tonto aún tener ese crecimiento como índice de éxito. Existe una ley Cósmica que dice que todo lo que se expande, se contrae. Como la pulsación, o la respiración cósmica que impregna todo el Universo. Como el día y la noche, la luna llena y la nueva, el amanecer y el atardecer… La Naturaleza exhibe esa Ley en infinitas manifestaciones. Y los economistas de nuestro tiempo pretenden un crecimiento sostenido. Es imposible. Nos estamos equivocando. Lo que crece más allá de su medida posible, colapsa.

Esto me trae a la memoria un consejo que el Maestro D.K. da a los discípulos que realmente quieren ayudar al mundo. Les pide que se dediquen a la economía porque dice que, junto con la psicología que no contempla el alma, ellas dos son las ciencias más atrasadas de la humanidad.

Hemos perdido el sentido de la existencia dejando de lado “el ser” para vivir en “el tener”. Y como buscamos la felicidad en donde no está no la encontraremos jamás.

Los grandes Maestros dicen que el ser humano es como un árbol, sólo que al revés. Sus raíces están enraizadas en las más altas esferas de la vida y su copa está abajo, en el mundo material, en donde se expresa como ramas, hojas, flores y frutos.

Lo mismo que le sucede al árbol cuando no recibe el alimento a través de sus raíces, que las ramas y las hojas se debilitan y se marchitan, cuando no recibimos el alimento espiritual no podemos dar flores y frutos, solo producimos hojas secas.

Buscamos eso imponderable que le da gozo a la existencia, y eso sólo se haya en el espíritu y somos, precisamente nosotros, portadores del espíritu, los que le damos ese sabor a todas las cosas materiales.

Cuando me desconozco en lo que realmente soy, cuando no me doy cuenta que soy el pensador, el alma que habita una personalidad y me confundo y me creo que soy el instrumento, todo se invierte, las raíces se vuelven hacia abajo y por más que luche, y por más que me esfuerce no podré alimentarme adecuadamente, porque “mi reino no es de este mundo…”

Como nuestro mundo materialista y su economía de mercado necesita consumidores para poder permanecer vigente, los produce, utilizando la tecnología disponible y el conocimiento moderno de la psiquis humana y sus procesos de percepción. Estamos expuestos a un bombardeo de propaganda para convencernos de que la felicidad está en el tener, la gran mentira de nuestros tiempos.

Busca el antídoto. Introdúcete en ti mismo, regálate tiempo y quédate contigo por unos instantes. Promueve la mirada interna todos los días, porque todos los días el árbol de tu vida tiene que alimentarse para que puedas enfrentar los retos que la vida te presenta. La cuestión no es tener o no problemas sino tener la fuerza de solucionarlos y cuando no es posible, poder vivir y lograr un grado de equilibrio a pesar de lo que pueda estar sucediendo.

Aunque las cosas externas permanezcan iguales, como has fortalecido tus raíces espirituales,  todo cambia simplemente porque cambió tu percepción.

Adentro muy adentro está todo lo que buscas porque te buscas a ti mismo. Sin esa sal, la vida no tiene sabor. Sin tu alma, sin tu espíritu, sin esa chispa divina que eres, ese rayo de sol que llegó a la Tierra para darle ese elemento imponderable que está en cada ser humano y que el Maestro Jesús llamó “la sal de la tierra”, nada tiene sentido, nada tiene sabor.

La felicidad está en las cosas eternas, sublimes, bellas que son elementos que sólo el mundo interno tiene. Cuando vives desde tu interior, ellas salen, como un manantial, y van aportando ese brillo especial a todo lo que ves y tocas. Entonces puedes disfrutar la existencia material porque el mundo interno le da vida, luz, belleza, le da significado a cada cosa de tu existencia. Y la puedes disfrutar como nunca antes.

Practica la relajación, la meditación, la oración. Conócete en tu interior y estarás conociendo tu verdadera existencia, desde donde brota el manantial de la felicidad.

Y desde ese manantial, juntos, celebremos la vida.

Con amor profundo,

Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es

Decretos para el trabajo perfecto

 

COMPARTIENDO COMPRENSIONES

Hermanos que la fuerza transformadora de la Compasión, esa que contiene en si misma la más alta expresión del Amor Incondicionado, llene nuestros corazones y nos libere del consumismo destructor!!!!Es mi sincera plegaria

El amor es lo que salvara a humanidad, mientras dejamos que ese amor incondicionado sea la tónica de este tiempo, preparemos el terreno para un mundo mejor rectificando algunas distorsiones sobre los aspectos centrales de la vida.

“El trabajo dignifica”. Un buen trabajo bien hecho es una de las fuentes mayores de satisfacción que nos ofrece a todos los humanos, la vida. Es el lugar donde servir, donde poner nuestro “granito de arena” para mejorar al mundo. Es la oportunidad de generar “Belleza que disipa el caos”.

Haciendo nuestro trabajo, con dedicación, como servicio a la vida, sentimos una de las fuentes de gratificación, un gozo por el deber cumplido. La madre que después de una jornada de trabajo, pone a dormir a sus hijos, junto con el cansancio siente la satisfacción del deber cumplido. Un agricultor, un horticultor cuando ve crecer el almácigo, cuando estalla el campo en flores que anticipan los frutos, siente la satisfacción del deber cumplido. Todo trabajo digno, por más sencillo que sea, el que limpia, el que prepara, el que enseña, el que cura, el que vende, el que distribuye, cuando hacen a consciencia su trabajo vuelven a casa con esa alegría del deber cumplido.

Hay sin embargo, culturas que han olvidado que, el humano crea, co-crea con Dios, cuando trabaja, cuando inventa, cuando produce.

Se ha extendido una creencia de que, cuanto menos trabajamos mejor es. Personas que llegan al trabajo pensando cuando se van a ir y empiezan el lunes pensando en cuando termina la semana.

Alguien que está siempre sin hacer nada, que como parásito vive del esfuerzo de los demás. ¿Se siente un ser valorable por esto? ¿Es mas feliz por esto? Vemos a diario seres que han perdido la cultura del trabajo y no por eso sus vidas son mejores por el contrario son vidas sin expectativas, sin sueños, sin significado, sin valor.

En algunas cárceles aún se conserva el castigo de no dejar hacer nada al que está en prisión como castigo por alguna indisciplina por algún perjuicio. En efecto, los que privados de su libertad, también son privados de la gloria de crear y cooperar con la vida mediante su trabajo se consideran doblemente privados.

En Agni Yoga se nos enseña los Estados Mentales en relación al trabajo:

1-    Rechazar el trabajo ocasiona  en nosotros, descomposición.

2-   El trabajar sin consciencia de lo  que hago, debilita nuestro espíritu y le impide fortalecerse.

3-   El trabajo con amor y devoción produce buena cosecha.

4-   El trabajo consagrado a la Jerarquía promueve un vínculo profundo con Aquellos que conocen y sirven.

Invoquemos juntos para que el trabajo bien hecho enaltezca a la raza de los hombres. Desde el corazón

Marta N. Paillet – martapaillet@gmail.com

Signo-07-Libra

PLENILUNIO DE LIBRA

16 de Octubre a las 04:24 am hora meridiano Greemwich

Su lema es: “Elijo el camino que conduce a través de las dos grandes líneas de fuerza”.

Tipo de energía: intervalo 

Función: necesidad de selección

Rayo: Tercero

Regente Exotérico: Venus (5to. R.) – Regente Esotérico: Urano (7mo. R.)

Regente Jerárquico: Saturno (3er. R.)

Libra es un signo de aire. Es el signo de la estabilización, de la cuidadosa apreciación de los valores y de la obtención del correcto equilibrio entre los pares de opuestos. Es el signo de la percepción intuitiva. Te ayuda a equilibrar el deseo.

Durante el plenilunio podemos lograr el equilibrio entre los opuestos, formando un vacío, un intervalo, libre de pensamientos, sentimientos y actos, de manera que el alma se manifieste y su energía sanadora se derrame por el mundo.

El plenilunio de Libra está presidido por La MADRE,  la Exquisita Joya, la Estrella del Mar. Invoquemos su Presencia para que nos ayude a quitar los velos de la ignorancia y nos proteja de todo mal. Ella es la Inteligencia de la Naturaleza y cuando la adoramos, nos revela sus secretos quitando los velos de la ignorancia que ella misma ha puesto.

 

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