Meditación y yoga: un camino hacia el uso ecológico de la energía personal

Rosa (Editora)

Flor-de-loto

Es bien sabida la relación entre el yoga y la meditación. De hecho, se pueden considerar una misma cosa ya que la palabra “yoga” significa mantenerse en un estado de unión entre lo que siento (corazón), lo que pienso (cabeza) y lo que hago (manos) y la palabra “meditación” significa estar centrado en uno mismo con conciencia.

La meditación es el final del camino del Raja yoga, aquel que se ocupa de acompañarnos para trascender el cuerpo, las emociones y la mente y así poder destinar nuestras energías al desarrollo de las grandes potencialidades que disponemos como humanos.

Es una cuestión de ecología personal: la mayor parte de nuestras fuerzas energéticas se gastan en las necesidades del cuerpo, de las emociones, de los pensamientos y de las acciones que se derivan. Una buena parte del gasto de esta energía es el resultado de la relación causa-efecto de la gran cantidad de estímulos que recibimos del exterior.

El resultado de todo ellos suele ser el agotamiento, el desequilibrio emocional, la sensación de descontento, la desorientación personal, confusión, dispersión. Todo ello necesita energía para sostenerse, para alimentarse, para existir. ¿Y quien lo alimenta y lo sostiene? Nosotros mismos con las actitudes de comunicación externa con las que muy a menudo nos relacionamos.

Con el yoga y a través de la meditación re-aprendemos a relacionarnos desde dentro, desde lo que necesitamos realmente y así equilibramos la balanza energética. Porque cuando estamos en meditación, sea estática o en movimiento, sea con forma o sin forma, nuestra mente, nuestras emociones y nuestro cuerpo físico regeneran su energía creando conexiones sinápticas que tejen unos patrones de equilibrio internos en nuestro cerebro que se traducen en la conciencia y ésta nos lleva a la recuperación de la energía. Y es después de esta regeneración que nos podemos volver a exponer de nuevo a los estímulos externos a los que estamos expuestos en nuestro día a día.

Y así, mirando la vida desde dentro, rehacemos nuestra energía y después vemos más claro en que nos conviene o no nos conviene volver a gastar. El yoga y la meditación nos llevan a un estado en el que somos capaces de hacer un “presupuesto” donde se especifica en qué y cómo queremos gastar nuestra energía. Y sabemos que si nos tenemos en cuenta este “presupuesto” nunca gastaremos más de lo debido.

Desde la observación y la conciencia que nos ofrece la meditación  podemos decidir lo que nos conviene o no nos conviene. Porque la observación y la experimentación a través de uno mismo nos lleva al conocimiento y al aprendizaje. ¿Y qué aprendizaje hay  mejor que aquél  que se da a partir de la conciencia de lo que hacemos, sentimos o pensamos?

Lídia Serra López, responsable de El Yoga Educa

Para complementar este escrito, os ofrecemos un enlace de un artículo sobre los efectos de la meditación que Marta Bernal Nieto, alumna de la formación El Yoga Educa, nos ha enviado:   “Ocho semanas de meditación bastan para cambiar el cerebro

 

Fuente: http://www.elyogaeduca.com/meditacion-un-camino-hacia-el-uso-ecologico-de-la-energia-personal/?lang=es

 

Meditación y yoga: un camino hacia el uso ecológico de la energía personal

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