Mensaje del Maestro Djwal Khul: Cerrar ciclos. Por Fernanda Abundes

Geny Castell

Maestro-Tibetano-djwhal-khul

Aquí y ahora…

Siempre caminaba por el campo y veía que había demasiadas cosas que no me gustaban, había pocas cosas que me gustaban pero muchas otras que me disgustaban. También veía que el sol era demasiado fuerte y que la luna se tardaba en llegar, había un momento pleno de oscuridad y había demasiado momento para que brillara algo que también me causaba un poco de preocupación; siempre caminaba y veía las mismas cosas pero cuando éstas desaparecían, realmente temía. 

Y es que entonces se valoran poco aquellas cosas que existen en la vida, porque uno se queja de todo aquello que no existe y no valora la presencia de las circunstancias, de los momentos, de los elementos, de las cosas; parecieran efímeras y tan tangibles que entonces pasan desapercibidas. No valoramos el sol, no valoramos la lluvia, cuando ha llegado ésta con grandes gotas lo único que esperan es que se vaya porque causa ruido, porque entonces es molesta. Cuando no ha llegado el sol, ustedes lo esperan y lo añoran, “es momento de que algo nos caliente”, “es momento de que llegue la vida”, pero cuando éste llega, entonces piensan que es demasiado caliente, que da demasiada luz, que no se pueden proteger y entonces esperan a que ya se vaya. Cuando llega la luna, es demasiado poco para ustedes, ¿demasiado poco? Sí, es tan poco que se vuelve demasiado. Pareciera tan oscura la realidad que esperan a que vuelva a llegar el sol, pero vuelven al mismo supuesto en donde el sol es demasiado, es tanto, es basto, es suficiente, que esperan a que vuelva a llegar la noche. 

Y es un ciclo interminable, en donde esperan estar en el otro lado donde ya están y una vez que han llegado, entonces quieren llegar al otro lado donde estaban; pareciera que la indecisión es tan profunda que no se valora nada de lo que verdaderamente ocurre. 

Y en este sentido, aprender a valorar las cosas es también aprender a valorar su ausencia y su presencia, todo lo que nos rodea, los seres, las cosas, aquello que tomamos de la naturaleza, aquello que existe en lo material, es también una situación que se debe de valorar porque es nuestro aquí y nuestro ahora. 

Nos representamos a través de los grandes éxitos y también de aquello que no existe, pero son las ilusiones y aquello que es nuestro verdadero don de seguir adelante; pero hay que valorar la ausencia tanto para entender que en ese momento éramos felices, normalmente se ve que las cosas existen cuando yo no están. 

Pareciera ridículo en la mente de los seres entender que todo aquello que verdaderamente se quiere, es aquello que ya se había tenido y que en su momento no se valoró como tal.  Pero ¿qué es valorar verdaderamente las circunstancias? ¿Qué es verdaderamente valorar a las personas? ¿Valoramos a las personas por lo que representan las personas o valoramos a las personas por lo que representan en nosotros? ¿Valoramos a las circunstancias porque son circunstancias o valoramos la felicidad que nos provoca estar en esas circunstancias? 

Es imposible muchas veces considerar que los seres se han hecho un profundo conflicto en aquello que muchas veces les desagrada, pero son ciclos que no terminan, tienden mucho a pensar que todo aquello que es difícil, es aquello que se disfrutará cuando llegue, pero no entienden el punto del desgaste de la mente. No entienden el punto en donde la sensatez no está lejos de todo aquello que es el verdadero éxito y el triunfo de una mente. 

La conciencia es una situación profunda, un estado del alma, en donde entra la verdadera sabiduría y el valor de entender que todo lo que ocurre es lo que debió haber ocurrido siempre, porque es algo que ustedes esperaban que ocurriera en la verdadera conciencia y no en la mente. Es entonces cuando el alma valora los verdaderos sentidos de creer y existir. 

¿Valoran a las personas entonces, por lo que son en ustedes o por lo que son ellas? cuando uno valora a las personas por lo que ellas son, es entonces cuando uno disfrutará cuando estén y también disfrutará cuando no estén, incluso a todos aquellos seres que de pronto se han dormido en el tiempo, que pareciera que no se volverán a ver aquellos ojos pero que están esperando en otra vida y en otro momento, el volverse a encontrar.

 

De pronto hay que soltar circunstancias,  de pronto hay que soltar personas, seres, de pronto hay que soltar posibilidades y abrir las manos también para entender que llegan mejores posibilidades, muchas veces en el mismo sentido pero más sencillo. El camino no es complejo cuando se quiere llegar a un objetivo claro, pueden cambiar el camino sin cambiar el objetivo, pero es bueno también dejar ir, es bueno también dejar entender a la mente que el esfuerzo muchas veces resulta innecesario cuando el camino se ha cerrado, el objetivo no, porque será claro, porque es preciso, porque es un sueño constante y sobre todo necesario para la realización del ser humano, pero que los caminos pueden ser variados. Cerrar la mente a un punto oscuro de que no existen más posibilidades, es como asegurar que no volverá a salir el sol. 

Así como de pronto se han quejado de ciertas circunstancias que los hacen llegar de un punto a otro, pueden regresar al mismo punto. Los caminos no se cierran, las personas no se van, todo existe en el momento en que debe de existir. 

Aprender a cerrar los ciclos con las personas es entender que aquellos que están con nosotros es en el tiempo necesario, es una vigencia del aprendizaje, tanto para aquellas personas que se van en el ahora y continúan en este tipo de vida, como aquellas que han cerrado los ojos en el tiempo y nos están esperando en otro sitio de una vida mucho mejor. 

Aquellos seres que de pronto les han faltado las palabras para cerrar los ciclos, es tiempo de cerrarlos ahora. Ellos están dormidos en el tiempo de esta vida pero bastante despiertos como para escuchar todas aquellas situaciones que podrían ustedes decirles. Aquellos que se han dormido en el tiempo están esperando las palabras, ustedes cierran el ciclo en esta vida y ellos lo cierran también en esta vida que es ahora su vida. Con aquellos seres que están en el ahora en este tiempo y en esta vida, sólo con hablarle al aire cierran el ciclo en esta vida. 

Nada se perdona en la vida, todo ocurre, pero todo se valora, cuando ustedes entiendan que todo aquello que existió, es justo lo que debió haber existido, valorarán el verdadero Ustedes, el verdadero Yo. 

Aprender a dejar ir las ideas es entender que pueden existir ideas mucho más prometedoras con resultados mucho más concretos en el mismo sentido, sin el desgaste de la mente que de pronto no puede ver a otro lado porque considera que si no es de esa manera, no será de ninguna otra y entonces vuelven a ver al sol y dicen: «y que tiene, siempre he estado ahí»; resulta también con las circunstancias, valorar que las circunstancias llegan en un momento indicado y entender que se van en el justo momento en que ustedes han aprendido. 

Pareciera que aprenden de la ausencia cuando ya no están las personas, cuando ya no están las circunstancias, muchas veces cuando las mismas posibilidades se han extinguido; pero realmente todo aquello que de pronto se apaga es como un parpadeo, volverán a abrir los ojos y volverán a ver todo lo que hay aquí. 

La vida es un gran regalo en toda la extensión, tanto las pequeñas circunstancias que parecen desapercibidas, de pronto también tan pequeñas que no merecen el valor, como todas aquellas grandes hazañas que el ser debe de transformar. 

Y entonces veo la mancha y digo: ¿esto que tiene de arte?, es el arte de alguien que no podía expresar otra circunstancia mas que eso que en su momento era necesario, pero es el verdadero arte de la vida, no hay nada menos y no hay nada más, sólo justo aquello que complementa las verdaderas ideas y los poderes de un camino eterno. 

Y vuelvo a ver el sol y ahora disfruto que es demasiado caliente para que cuando llegue la nieve, poder disfrutarla de la misma manera; plasmaré mi huella en la nieve y diré que es la mano más perfecta que he visto en la vida y entonces cuando dé una huella también con la planta, diré que es la huella más hermosa que he podido ver y entonces, cuando voltee a ver al sol y haga un gesto de: “quizás si me viera el Gran Magno dijera que soy todo aquello como no me creo”, diré también que es la mejor cara de saludo que le puedo dar, hacia el cielo. 

Y entonces cuando vea las estrellas y trate de verlas más y más cerca, serán aquellos seres que se han dormido en el tiempo y que están viendo cuantas estrellas cuento, como cuántas posibilidades hay de volvernos a encontrar. 

Y entonces cuando vuelvo a ver las gotas del mar que han tocado mis ojos y que siento que ya no puedo volver a ver nunca más, entenderé que es un proceso de exageración de la vida y que de pronto la mente lo hace para llamar nuestra propia atención; pero que el mar es tan salado porque debía ser así y debía ser así para que cuando entrara en mis ojos yo dijera que era el agua más salada, por lo tanto, era la mejor. 

Todo lo que ocurre cuando muchas veces pareciera que no es preciso, es tan perfecto que nos ha dado las herramientas necesarias para poder continuar y cuando veo entonces, que la huella se ha borrado porque ha caído más nieve, sé que es la oportunidad necesaria para plasmar otra huella y se convierte en un juego de oportunidades, pero sobre todo, en la dicha de la vida. 

Y cuando el sol ya se ha ido, de pronto parece que lo extraño ahora, pero estoy tan feliz porque ha llegado la luna que disfruto su forma, es tan fascinante que me da diferentes formas cada determinados días, de pronto la veo tan redonda que pareciera una sonrisa, de pronto la veo tan pequeña que pareciera otra sonrisa, de pronto la veo tan tan redonda que es una sonrisa más abierta y entonces para mí, siempre es una sonrisa volver a ver la luna. 

Y cuando veo el mar y vuelvo a tener en los ojos aquella agua tan salada, veo una sonrisa de pronto de dolor, pero de pronto eso también es necesario para entender que es igual de valorable. 

Cerrar el ciclo perfecto es entonces decirle a la mente, a las oportunidades, a la conciencia pero sobre todo a la vida, que todo está en orden, que no hay nada más fuerte que va a llegar, que la verdadera fortuna de disfrutar lo que ahora se tiene. Que el respiro es la oportunidad mágica de decirle a la vida que aquí estás y suspirarle es agradecerle que aún continuaremos en el siguiente ciclo otra respiración. 

Y que de pronto cuando las mismas lágrimas saladas se han derramado, diremos que son el arte de poder mostrar las verdaderas emociones y sentimientos y es entonces cuando los artistas de la vida se plasman en todas las circunstancias y en todas las situaciones. La mejor sonrisa es aquella que se da en cualquier situación, pero sobre todo en los momentos precisos y en los momentos eternos. 

Cerraremos el ciclo de todas las virtudes y también de todos los defectos, aquellos defectos que se entienden como situaciones no necesarias, pero que realmente lo son para comprender los siguientes pasos. 

Y veo el sol y veo que es tan radiante que me parece fascinante y quiero volver a mirar el sol al día siguiente, pero cuando veo la luna, ya no sé qué es mejor, por lo tanto disfruto la vida. Y ahora que vuelvo a ver la mancha, veo que es el gran arte de la vida y que lo voy a seguir disfrutando y que no hay nada de «¿y que hay en la vida?». Todo existe para una verdadera coexistencia entre un verdadero ser y aquello que se busca en el existir siempre. 

Yo soy

Mensaje canalizado por Fernanda Abundes (Puebla, México)

Publicado por Geny Castell, redactora de la hermandadblanca.org

4 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx