Nadie puede dar más de lo que cree tener.

Desde muy pequeños se nos ha inculcado el valor del compartir. De hecho, se ha dicho que las personas que no comparten son egoistas y por tanto malas personas. Nadie quiere realmente sentirse una mala persona, por lo que nos sentimos obligados a dar aunque no lo queramos realmente.
Una de las cosas que probablemente nos genera demasiada culpa, es cuando no queremos dar algo que atesoramos. Y no necesariamente puede ser algo de valor económico. En realidad lo que más nos cuesta dar es tiempo. Darle atención a alguien que realmente la necesita.

El problema es que nunca podremos dar algo que no creemos tener. ¿Cómo podría darle tiempo a alguien, incluso a mis hijos si yo misma siento que no tengo suficiente tiempo? ¿Cómo podría darle mi total atención a alguien, incluso si es mi madre, si yo siento que nadie me pone suficiente atención a mí, que a nadie le importo?

Al dar mas de lo que creemos que tenemos, no nos sentimos felices. Todo lo contrario, sentimos más carencia. Al dar lo que no tengo, secretamente estoy esperando que me sea devuelto y con intereses. ¿Como no nos va a doler haberle dado a una amiga/o horas consolándola/o por un problema, y que cuando nosotros tenemos un problema no nos conteste ni el telefono?
Cuando damos lo que no tenemos, sentimos que nos estamos sacrificando por el otro, y ese sacrificio debiera ser retribuido de la misma manera. Si no es así, la otra persona debiera sentir culpa, y la culpa debe ser pagada en sacrificio o bien con castigo.
Todo lo que vives que te provoca dolor, físico o emocional, es la forma que toma la culpa para ser liberada. El problema es que la culpa al ser liberada a través del sacrificio, va a reclamar la culpa de otro, por tanto en realidad nunca se libera, solo se transfiere a otro.
Vivimos en una cultura de culpa/sacrificio. Cortar el círculo es algo que debemos hacer para liberarnos.

Para dejar de sentir culpa, proponte dejar de sacrificarte. Nunca puedes dar más de lo que tienes. Lo que debes hacer es tomar conciencia de lo que tienes, de todo lo que tienes para comenzar a darlo. Piensa en tu tiempo: crees que no tienes tiempo. En realidad, si tienes, solo que siempre estás pensando en el pasado o el futuro. Nunca estás en el presente. Tomate un minuto para estar en el presente por completo. Pon total y absoluta atención en lo que está pasando a tu alrededor y verás que hay totalidad ahí mismo. Tienes la totalidad del tiempo, para poder estar aquí y ahora. En esta totalidad te puedes sentir, puedes mirar a los ojos de la persona que tienen en frente y darle tu total atención. A veces solo se necesita un minuto para entrar en absoluta conexión con el otro.
Cuando das lo que tienes, y sabes que tienes en abundancia, entonces no lo vives desde el sacrificio por lo que no genera culpa en el otro.

No puedo dar más de lo que tengo. Pero como soy una persona muy carente, doy a los demás lo que yo quisiera que me dieran para ser abundante. El circulo de la culpa/sacrificio solo puede ser terminado cuando yo encuentro en mí la abundancia y me comparto con el otro desde esa infinita abundancia, amor y plenitud.
¿Yo puedo aprender a bendecir a otros, pero cómo podría dar lo que no tengo? ¿Realmente quiero entregar a otros lo que soy si me considero insignificante, indigno? Al hacerlo estoy dando al otro mi dolor y mi falta de amor.
Si quieres realmente ser una persona generosa comienza a descubrir lo que sí tienes para dar. Nunca bendigas a otro si no te sientes bendito/a.

Escrito por Beatriz Cueto, redactora de la Gran Hermandad Blanca. Si quieres conocer más de su trabajo puedes leer en www.Cocreandomimundo.cl   o en Su blog