No es necesario encerrarse en una cueva

Es verdad que en algunas enseñanzas de oriente se utiliza como una práctica elevada o muy desarrollada el aislarse o irse a meditar a un monasterio, cueva o algún lugar alejado de los intereses o tentaciones mundanas, por así decirlo. Lo anterior es muy útil y recomendado pues no se pueden negar los efectos transformadores de hacerlo.

Sin embargo y siendo realistas en Occidente es difícil encontrar lugares que permitan el aislamiento total, el ritmo de la vida, las exigencias del trabajo y el stress son una constante que no son tan propicias para el desarrollo interior o espiritual.

La buena noticia es que en occidente se utiliza una muy útil aproximación que es la de  que “El fin es el sendero” o que la vida es el sendero.

Al afirmar que el fin es el sendero se hace referencia a que todo lo que nos rodea es útil para el desarrollo interior y el crecimiento espiritual. Por ejemplo, cuando estamos atentos podemos notar detalles en nuestro desempeño diario, cuando somos celosos, generosos, pacientes…de alguna manera no es necesario estar en el cojín de meditación todo el tiempo para analizar, aprender y permanecer en paz.

De hecho para los practicantes iniciales e intermedios es recomendable entender que existe el periodo de la meditación y el de  la post meditación, el primero permite una concentración más profunda y el segundo es una oportunidad para analizar y transitar de manera consciente a través de todo lo que nos acontece momento a momento.

Por ejemplo, si en el camino al trabajo encontramos mucho tráfico, tenemos una junta importante, escuchamos el motor y la bocina de los otros autos y simplemente parece que estamos estacionados, lo común es caer en un estado de ansiedad, enojo, preocupación y desesperación…es en éste momento que debemos recurrir a todo lo que hemos aprendido…es el momento ideal para practicar la paciencia, para identificar que es lo que realmente nos molesta, notar si es que sólo estamos apreciando la situación desde el YO y lo MIO ó si en la mayoría de las ocasiones sólo vemos las situaciones de manera parcial, sin pensar en que los otros de alguna manera están enfrentando lo mismo y lo enfrentan de la única manera en que su desarrollo interior se los permite.

Está probado que en algunas ciudades de negocios, los habitantes están acostumbrados al stress y que las personas que han recurrido a la práctica de la atención plena o consciente transitan con  mayor tranquilidad y paz ante los diferentes sucesos en su vida.

Es así que podemos meditar y también extender nuestro análisis al resto del tiempo en el que realizamos nuestras actividades cotidianas.

En los retiros espirituales se puede notar que algunos practicantes comienzan con la idea de tener un tiempo para desconectarse de su rutina diaria, de olvidarse de lo que les rodea y descansar. Esto está muy bien, el conflicto comienza cuando vuelven a su vida normal de obligaciones laborales y familiares…lo obtenido en la tranquilidad del retiro se hace a un lado y queda sólo como un recuerdo de que se puede vivir por un momento en consciencia y tranquilidad.

Si no llevamos el logro de la meditación a nuestra vida cotidiana, no estamos aprovechando de manera integral nuestro potencial de crecer y mejorar. El diario acontecer es el laboratorio perfecto para practicar nuestras intenciones y motivaciones ante todo lo que nos rodea.

Es así que podemos meditar en el egoísmo y después el resto del día observar los momentos en que somos egoístas…nos sorprenderemos de lo que descubriremos…pues es una realidad que en la meditación somos atentos y controlados y el resto del tiempo somos olvidadizos y descuidados…nuestra práctica resulta incompleta.

La recomendación es entender a nuestro desempeño diario como una oportunidad de crecer, de ser completos e íntegros en todo momento…el resultado será el fortalecimiento de nuestro interior y crecimiento personal.

Es así que si nos vamos a una cueva a meditar y al regresar a nuestra vida diaria volvemos a nuestros hábitos pocos constructivos …el tiempo que destinamos a crecer desaparecerá  haciendo a un lado la valiosa oportunidad de dar un paso más allá en nuestra superación… nuestra practica carecerá de sentido y fin último…la clave es practicar como se afirma actualmente 24 / 7…las veinticuatro horas del día los siete días de la semana…y así entonces garantizar de alguna manera nuestro crecimiento y progreso..En el fondo la vida en su totalidad es el perfecto laboratorio para practicar..

 AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca