Omraam M. Aivanhov ~ La formación del hombre y el zodíaco.

Rosa (Editora)

El hombre de Vitruvio DAVINCI hermandadblanca.org

La formación del hombre se ha producido paralelamente a la del universo. En el origen, el ser humano estaba constituido por una simple esfera fluídica. No tenía ni pulmones, ni estómago, ni miembros, sino solamente una cabeza que se desplazaba como una medusa en un océano de fuego. Cuando una parte de este fuego se condensó para producir el aire, se formaron los pulmones. Más tarde, una parte del aire se condensó para producir el agua, formándose el estómago, el vientre y los intestinos. Por fin, una parte del agua se condensó para producir la tierra y los brazos y las piernas quedaron formados.

Pero estos cuatro elementos que constituían la sustancia del hombre y del universo, no eran los ele-mentos materiales que conocemos; eran de naturaleza etérica, sutil; y el hombre así formado no existía aún en el plano físico. El hombre no comenzó a materializase hasta que se formaron sus pies y fueron precisamente los pies los que primero se materializaron; después las piernas, los muslos, los órganos genitales, el plexo solar, el estómago… y así sucesivamente hasta la cabeza. La cabeza fue la última en materializarse, aunque la primera en formarse; y los pies, los últimos en formarse, fueron los primeros en materializarse. Estas dos corrientes la involutiva (aparición de los órganos en el orden: cabeza, pulmones, etc.) y la evolutiva (su materialización en el orden inverso), se encuentran en el zodíaco.

Cuando enumeráis los signos del zodíaco en el sentido: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, etc. … seguís el movimiento involutivo. Así se formó el hombre, empezando por la cabeza. Y Aries precisamente es la cabeza, ya que hemos visto que cada signo del zodíaco corresponde a una parte del cuerpo humano. Ya que el punto vernal(*) se desplaza en el zodíaco en sentido inverso, en el orden: Piscis, Acuario, Capricornio, Sagitario, Escorpio, etc. … su trayecto corresponde al movimiento evolutivo; sigue el orden según el cual se materializaron los órganos. Si se considera el movimiento de los planetas en relación al zodíaco, se encuentra la misma oposición. Las constelaciones del zodíaco ascienden en el cielo, siguiendo el orden: Aries, Tauro, Géminis, mientras que los planetas giran en sentido inverso.

También se puede estudiar la oposición entre los planetas y el zodíaco desde otro punto de vista.

El zodíaco representa el lado estable, inmutable. A diferencia de los planetas que están siempre en movimiento, el zodíaco guarda un orden, una regularidad. Nunca se ha visto a Aries al lado de Libra, ni a Piscis entre Leo y Virgo. Las constelaciones del zodíaco conservan el mismo orden desde la eternidad mientras que los planetas no están nunca en, el mismo lugar ni en el mismo orden los unos con respecto a los otros. Estos últimos representan el aspecto psíquico, que varía constantemente, en oposición al cuerpo físico que presenta siempre la misma disposición.

Ni la cabeza, ni el estómago, ni los pies han cambiado nunca de lugar. Los miembros, los órganos, conservan, como los signos del zodíaco, un lugar fijo desde la creación del mundo, mientras que en el interior del cuerpo todo es movimiento : movimiento de la sangre, de los humores y de las corrientes nerviosas que atraviesan el organismo. Exactamente como los planetas, que están siempre en movimiento.

Por otra parte, sabéis que los planetas reciben una gran potencia o, por el contrario, resultan debilitados, según sean los signos por los que pasan y que, a su vez, influyen sobre estos signos. Cuando Marte entra en Aries se fortalece, se vuelve potente, porque Aries le da toda su energía. Marte y Aries se tienen mutua simpatía, se comprenden y toman fuerza el uno del otro. Pero cuando Marte entra en otros signos, como Cáncer o Libra, por ejemplo, se debilita porque estos signos le son extraños. De la misma forma, lo que representan los planetas, es decir, los impulsos, las tendencias, los sentimientos, resultan más o menos exaltados o debilitados de acuerdo a los órganos, a los centros a través de los cuales se manifiestan. Si situáis vuestro amor en la cabeza, no actuará de la misma forma que si lo colocáis en el corazón. Y si colocáis la sabiduría en otra parte que no sea el cerebro, ¿qué hará allí?… Sólo donde los órganos y las fuerzas se comprendan» podrá producirse un intercambio energético importante. He ahí unos puntos que deben profundizarse. Así como en ciertos signos los planetas se encuentran exaltados o en exilio, de la misma forma nuestras facultades intelectuales, afectivas y psíquicas se refuerzan o debilitan, según sean los órganos a través de los cuales buscan exteriorizarse.

No basta contentarse con u estudio del zodíaco en sentido abstracto o teórico, sino que es preciso aprender a encontrarlo y a interpretarlo en todas sus manifestaciones de la existencia. Verdaderamente entonces se vuelve viva cuando la Astrología se vuelve viva y útil para vosotros. El zodíaco es un libro de una extraordinaria riqueza y profundidad; todos los misterios de la vida están contenidos en él. Las múltiples combinaciones que forman continuamente los signos y los planetas entre sí son como hilos que se van tejiendo.

Constituyen combinaciones que, día tras día, forman la trama de la vida.

(*) Al no ser esta obra un manual de astrología, se supone que los elementos astronómicos básicos en relación al zodíaco son conocidos

El zodíaco, clave del hombre y del universo

Omraam Mikhael Aivanhov

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