El orden de los números por el Maestro Beinsá Dunó
“¡Fiel, verdadero, puro y benévolo siempre seas!”
Reflexión
(Se leyó el tema: “Origen de los ojos azules y de los negros”.)
La siguiente vez escribid sobre el tema: “Regiones en las cuales vive la gente con los ojos azules y con los ojos negros”.
Ahora escribiremos en la pizarra negra los números del 1 al 10, pero así que formen solo un número, y exactamente el número 1,234,567,890. Así ordenados los números del 1 al 10, esto representa su orden natural. ¿Cuántas permutaciones pueden formarse de estos números? P10 = 1.2.3.4.5.6.7.8.9.10. 3,628,800. El número 3,628,800 muestra las capacidades que existen al permutar los números del 1 al 10 escritos en su orden natural. Si cambiamos los lugares de uno de estos números, recibiremos el número 1,324,567,890. ¿Es natural este cambio de lugar, que el 3 esté delante del 2? Si vosotros tenéis que tomar esta suma, a vuestro favor está poner el 3 delante del 2, pero si tenéis que dar, no está a vuestro favor. Entonces es preferible que el 2 esté delante del 3.
A la gente contemporánea le gusta filosofar y con esto disminuyen sus errores. Y por esto veréis que alguien, al escribir el 3 delante del 2 pregunta: ¿En qué consiste mi error? ¿Qué hay de esto que he puesto el 2 delante del 3? Si el error es solo un número escrito en papel, este no es grande. Se borrará el 3 y en vez de este se escribirá 2. Sin embargo, si este error está en la vida, en los comportamientos entre la gente, este ya tiene sus consecuencias más grandes o más pequeñas. Imaginad que el padre en un hogar prefiere a su hijo delante de todos los demás y lo pone inmediatamente después de sí; esto va a producir un escándalo grande, una desarmonía grande en todo el hogar. Tal es el resultado de poner el 3 delante del 2. Si, pues, la madre prefiere a su hija delante del hijo, tendremos el número 1,2,4,3… Esta preferencia de la hija, pues, va a producir una desarmonía grande en el hogar. Tales permutaciones de los números pueden ocurrir y en las sociedades espirituales: que prefieran uno delante del otro, que lo consideren más espiritual que los demás. ¿En qué concluye la vida espiritual?
La vida espiritual se expresa en cumplir la voluntad de Dios.
Pregunto entonces: ¿En qué consiste el cumplimiento de la voluntad de Dios si vosotros cada día retrocedéis de vuestro ideal y, como los niños pequeños, preferís bien esto, bien aquello? Hoy en día todas las contiendas entre la gente provienen de esto de que todos buscan su derecho. ¿En qué consiste vuestro derecho? ¿En qué consiste el derecho por el cual abogáis? Alguien dice: “Fulano no actúa recto conmigo”. ¿Cómo determináis vosotros el acto recto? Acto recto es, por ejemplo, cuando escribes los números, que los órdenes en su orden natural. Si tienes que tomar dinero de alguien y pones el 3 delante del 2, tú no actúas recto; si tienes que dar y pones el 2 delante del 3, de nuevo no actúas recto. Los números, como y las ideas en el mundo, tienen un orden natural por el cual se desarrollan, los números representan unidades vivas, comportamientos entre seres vivos.
¿Qué significa, por ejemplo, el 1? Este significa ciertas fuerzas que actúan en un caso dado sobre la mente. Cuanto más intensa es la energía que nuestro organismo contiene, tanto más benéfica es ésta.
Cuanto menos intensa es la energía, tanto más perjudicial es ésta. Por lo tanto, cuando en el hombre se levantan tormentas, turbaciones, dudas, esto muestra que en su organismo hay fuerzas de poca intensidad. A veces el hombre se afina bien. El estado de ánimo es una riqueza que depende de la demás gente. Cuando nos calentamos al Sol, la disposición que adquirimos se debe al Sol y no a nosotros mismos. Esta disposición ha llegado por fuera. Si dejamos de calentarnos al Sol, y la buena disposición desaparece.
Muchos piensan que tienen puntos de vista maduros sobre la vida y dicen: “Nosotros tenemos muchas experiencias”. Nadie niega vuestras experiencias, pero pregunto: ¿qué podéis hacer con vuestras experiencias? ¿Podéis solos hacerse un pan, empezando por la siembra del grano de trigo y terminando con el pan listo? ¿Podéis, como el profeta Eliseo, de una vasija de aceite llenar muchas vasijas más? (2 Reyes 4:2-7 – n.d.t.). Si podéis de lo poco hacer mucho, esto significa experiencia.
Alguien dice: “Por cualquier cosa que ore a Dios, Él siempre me escucha”. Bien, toma una vasija en la cual hay solo 10 gramos de mantequilla y ora a Dios para que te ayude a llenar toda la vasija con mantequilla. Si haces esto, entonces Dios te ha escuchado. Pregunto: ¿cuántos de vosotros, los que pasan por hombres espirituales, tienen una experiencia parecida? De esta manera vosotros podéis probarse hasta dónde habéis llegado. Por ahora, como os observo, vosotros sois un equipo destrozado. Hoy en día nadie a nadie honra sino a sí mismo. Sin embargo, el que no honra a la demás gente, él no puede honrarse y a sí mismo. Y lo contrario es cierto: el que no se honra a sí mismo, él no puede honrar y a los demás.
Nosotros hablamos de la vida consciente, de la gente consciente, que quieren servir a Dios. Para que el hombre sirva correctamente a Dios, él debe, como un matemático, calcular si sus actos son rectos o no.
Cuando el hombre levanta uno de sus dedos hacia arriba y dice a alguien: “¡Yo te digo! ¡Tú debes escucharme!” Esto muestra que este hombre empieza con el 1, o sea, con 100,000,000 de átomos que se encuentran en este dedo. Cuando levanta y sus dos dedos hacia arriba, él pone a trabajar 200,000,000 de átomos. Cuando levanta y sus 3 dedos, él encarga 300,000,000 millones de átomos; cuando levanta sus 4 dedos – 400,000,000 millones de átomos. Y finalmente, cuando levanta y sus 5 dedos, el ayunta a trabajo 500,000,000 de átomos y dice: “¿Sabéis lo que puedo hacer yo?” Si este hombre no cree en Dios y no cumple Su voluntad, él puede, con el levantamiento de sus dos manos, hacer 1,234,567,890 maldades y tonterías; si cree en Dios y cumple Su voluntad, con el levantamiento de sus dos manos él puede hacer 1,234,567,890 bondades. Si levantas uno de tus dedos, dirás: “Yo, el que creo en Dios, puedo hacer esto y esto”.
Si levantas tus dos dedos, dirás: “Yo, el que estoy conectado con Dios, no puedo volverme infiel a mí mismo”. Si levantas tus tres dedos dirás: “Yo, el que creo en Dios, no voy a volverme infiel a mí mismo y a las ideas que Dios ha puesto en mí”. Si levantas los 4 dedos dirás: “Yo, el que creo en Dios, pensaré y actuaré como Él”. Y por fin, cuando levantas y tus 5 dedos, dirás: “Yo y todo en mí, el conjunto de todos los átomos en mi organismo, serviremos a Dios”. Esto significa que el hombre escriba consecutivamente los números del 1 al 10.
Supongamos que escribís la primera permutación: 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0. ¿Qué comprenderéis de esta?
Hasta que los números del 1-10 no se vivifiquen en vosotros, vosotros difícilmente percibiréis las ideas nuevas que vienen en el mundo y penetran en vuestra mente. – ¿Por qué? Porque cada número, como idea, tiene una forma determinada, un contenido determinado y un sentido exactamente determinado. Ésta al mismo tiempo representa y un número determinado. Para la siguiente vez, según las letras con las cuales se escribe la palabra „Богъ” (“Bog” significa “Dios” – n.d.t.) en el idioma búlgaro, determinad el número al cuál se iguala esta palabra. El orden de las letras en la palabra no es arbitrario. Todo el cosmos es creado sobre la base de cierta conjugación de números e ideas. Muchos años más pasarán hasta que los frenólogos y los anatomistas lleguen a la idea de qué cosa es el hombre, cómo se mueven las energías por todo su organismo, cómo nacen las ideas en él, etc. En consecuencia de este no saber y de la ignorancia grande de mucha de la gente científica contemporánea, ellos se mutilan unos a otros.
Por ejemplo, algún hombre tiene arranques de sentimientos. Si no sabe cómo arreglárselas con estos sentimientos, él puede mutilarse. Decís: “¿Esta cosa sucede con el hombre Espiritual?” Si vosotros sois un hombre espiritual o mundano, indiferente es esto; hay periodos en la vida del hombre cuando la energía en él se despierta. La diferencia, sin embargo, reside en esto, que el hombre espiritual dispone con el método de transformación de esta energía de inferior en superior.
Para tales casos, exactamente, se dice en la escritura: “¡Otorgad vuestra carga al Señor!” Esto significa: las tareas difíciles en vuestra vida, que vosotros mismos no podéis solucionar, dejadlas al Señor. Si tratáis solos de solucionarlas, vosotros os obstaculizaréis. Dejad pasar tranquilamente las energías de la Naturaleza a través de vosotros. ¡No obstaculicéis su camino! Volteaos hacia Dios, qué Él os muestre el camino para su canalización. Cuando se canalicen, vosotros podréis utilizarlas razonablemente. Frecuentemente algún hombre se siente abandonado por todos. Él sufre, se tortura y dice; “¡Se acabó mi vida!” Este es un estado descendente de las energías en su cerebro. ¿Qué debe hacer este hombre? – Abandonarse a Dios. Si deja su carga a Dios, no pasará mucho tiempo y su estado se elevará, su conexión con Dios se restablecerá.
En el mundo existe una razonabilidad Divina la cual vigila sobre todos los que se voltean hacia ella y la invocan por ayuda. Eh aquí por qué, todo en el mundo es permitido que ocurra. Y en este sentido, para el hombre razonable que camina en el camino Divino, cosas erróneas no hay. ¿Por qué? – Porque las corrientes de las energías en su vida cambian muy correctamente. Por ejemplo, la energía en su cerebro se mueve en forma de espiral, pasando paulatinamente de uno de los hemisferios al otro. Si este hombre no es cobarde, la energía fluye tranquilamente de uno de los hemisferios al otro, sin que él sienta algunas conmociones o incorrecciones. Cuando el hombre tiene fe en Dios, las energías en él se transforman correctamente. Si no tiene fe en Dios y confía solo en sí mismo, en él aparecerán ciertas incorrecciones. Cuando decís que nada podéis hacer, vosotros confiáis a sí mismos.
Cuando decís que todo lo podéis hacer, vosotros confiáis a lo Divino en vosotros en cuyas manos están todas las posibilidades. Si llegan lo humano y lo Divino a estar en confrontación, entonces nacen una serie de sufrimientos. Decís: “¿No se puede sin sufrimientos? Mientras el hombre no enderece los errores de su pasado, los sufrimientos son inevitables para él. Solo a través de los sufrimientos él puede enderezar su vida. Por otra parte, el sentido de la vida no está en los sufrimientos. Nosotros os daremos métodos, maneras para aguantar los sufrimientos, para su uso correcto. Hoy en día la mayoría de la gente vive en su pasado. Cuando pasen esta vida, ellos pasarán en su presente. Pero para esto se requiere paciencia.
Digo: la felicidad del hombre está en su presente. Si llegáis al presente, se os va a mostrar una manera de cómo ser felices y de guardar esta felicidad. Así que, si hablamos del pasado del hombre, nosotros entendemos sus desgracias y sufrimientos. Si hablamos del presente, entendemos sus alegrías y su felicidad.
El hombre puede ser feliz ahora, en el momento presente, y Dios vive en el presente. Entonces, en Dios, en el Cual creemos, se esconde todo el bien, toda la bienaventuranza para nuestras almas. En él no hay contradicciones, no hay y aflicciones. Por lo tanto, si aún este momento se lo conferimos a Dios y cumplimos su voluntad, y nuestras almas se ennoblecerán, se llenarán con una aspiración hacia lo superior. Entonces y conocimientos y artes, y música – todo esto estará a nuestro alcance. Nosotros nos sentiremos potentes, comprenderemos que en nosotros hay algo magno que trabaja las riquezas que Dios nos ha dado. De esta manera nosotros comprenderemos que no trabajamos para sí y que no vivimos solo para sí mismos. Pablo dice: “Yo no vivo solo” (Gálatas 2:20 – n.d.t.). Cristo, pues, Quien todo lo podía hacer, decía: “No vine para cumplir mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me ha enviado” (Juan 6:38 – n.d.t.). Cumplir la voluntad de Aquel que te ha enviado, representa una tarea magna y luminosa en la vida del hombre. El cumplimiento de esta tarea trae solo alegrías y elevación; su no cumplimiento trae solo sufrimientos y fracasos.
Como os observo hoy, veo que la mayoría de vosotros estáis alegres. Otra vez la mayoría están afligidos. En general, muchos de vosotros pasan por almas afligidas mártires. Sin embargo, poca gente he encontrado, incluso y en toda Bulgaria que sufren por algo magno, por algo noble. Que sufras por lo magno, por lo bello en el mundo, este es el así llamado sufrimiento moral. Me encuentro con un hombre que sufre. ¿Por qué sufre él? – Porque están afectados sus sentimientos personales. Él se ha envilecido, se ha encruelecido, se parece a un barril que se encuentra bajo una presión grande y quiere explotar. Este hombre se queja de que ha sufrido mucho. Digo: tú te pareces a un huevo que si se pone debajo de la cloaca solo se romperá.
Yo quiero que todos los que me escuchen esta noche, que escuchen y comprendan bien. Recordad solo unos cuantos pensamientos, pero aplicadlos. Vosotros debéis liberarse de los engaños que os tropiezan en cada paso en la vida. Muchos dirán: “¿Por qué sería que se nos habla así?” Yo voy a presentar mi pensamiento en una forma concreta. Supongamos que algún promotor se encarga de hacer un edificio grande que va a costar alrededor de 35,000,000 de levas. El quiere hacerlo por todas las reglas de la técnica, pero uno de los albañiles por descuido, ha dejado en alguna parte, ha dado una pendiente más grande al mármol. Él mira hacia su trabajo, ve que la pendiente es con un centímetro más grande, pero dice: “No pasa nada y así pasará”. Para el maestro puede pasar y así, pero para aquel que paga, el trabajo no pasa así. Cuando ve que uno de los lados de la construcción no corresponde a las condiciones, él inmediatamente detiene la edificación delantera y dice: “Este lado tiene que corregirse; este debe estar absolutamente vertical. Si se inclina un poco, la simetría de todo el edificio se estropea”.
En este aspecto y vuestro organismo es tal edificio que Dios mismo construye. Vosotros tenéis el material a disposición, y Dios es el promotor de este edificio. Este edificio todavía no está definitivamente terminado. Sin embargo, vosotros estáis sentados alrededor de este, gritáis, levantáis ruido, expresáis una serie de requerimientos diciendo: “¿Sabéis quién soy yo?” ¿Quiénes sois vosotros? Dios os ha enviado a la Tierra, dándoles a disposición material y dinero para los trabajadores – en total 35,000,000,000 de levas. Vosotros debéis vigilar a los trabajadores, encontrarse frecuentemente con el ingeniero, medir las líneas de vuestro edificio, para que alguna de ellas no se incline con un centímetro de la línea vertical. Para construir vuestro edificio correctamente, vosotros debéis estar en una conexión constante con el promotor principal de la construcción. Dios es el promotor principal de quien depende la terminación exitosa del edificio.
¿Cuál es la línea vertical en el hombre? – La mente. Entonces, la mente del hombre debe estar recta.
¿Qué significa mente recta y corazón recto? Vosotros diréis que el hombre se mueve por una línea torcida. Verdaderamente, el hombre se mueve por una línea torcida, pero él mismo no es torcido.
Esto de que el hombre se mueve por una línea torcida no muestra que y él debe ser torcido. Cuando dicen a alguien que es lobo, ¿se vuelve él tal? Cuando a algún perro le ponen un nombre noble, ¿de esto el perro se vuelve más noble que lo que es en realidad?
Entonces, las palabras no cambian el carácter de las cosas. Entonces, ¿hay sentido de que el hombre se sirva con palabras que no ejercen influencia sobre las cosas? Nosotros sostenemos la regla de que el hombre debe utilizar tales palabras en su lenguaje que expresen la verdad misma. Por ejemplo, cuando decimos “oro”, nosotros sobreentendemos oro; cuando decimos “ácido”, nosotros sobreentendemos ácido. Cuando decimos “sal” sobreentendemos sal, esto muestra que cada palabra contiene una idea determinada, concreta dentro de sí. Entonces, ¿qué idea se esconde detrás de la palabra “bien”? ¿Qué número es el del bien? Y la escritura dice que todos nosotros somos edificadores. Si Dios trabaja, y nosotros trabajamos sobre el magno edificio Divino. En la edificación de este edificio, alguno ha puesto oro, otro – cobre, un tercero – plomo, un cuarto – madera, etc.
Sin embargo, dicho está que el trabajo de cada hombre se probará a través de fuego. Imaginad que yo soy un hombre sin trabajo, paso al lado vuestro y veo que vosotros edificáis algo. Os pregunto: ¿hermano, qué haréis si yo destruyo vuestro edificio material? Me diréis: “Déjate, no te bromees, apenas ahora he tomado un poco de paja y estopa, que remiende un poco mi casa”. – Bien, ¿pero sabéis que este lugar en el cual habéis edificado vuestro hogar será probado a través de fuego? Si pasa fuego por este lugar, entonces y vosotros, y vuestro hogar os iréis.
Digo: tomad mis palabras en un sentido amplio. Yo no hablo de la esencia de vuestros deseos buenos, sino que a veces estáis negligentes hacia sí mismos. Y entonces decís: “Y sin música se puede, y sin poesía se puede, y sin espiritualidad se puede. El hombre no debe ser muy espiritual”. Pegunto: ¿Cuál es la temperatura del hombre espiritual? Antes de todo vosotros no habéis llegado a los grados del hombre espiritual y decís que no debéis ser espirituales. Tened paciencia para que lleguéis a los grados del hombre espiritual, que probéis el bien de este hombre, y entonces que os pronunciéis si debéis ser espirituales o no. Si llegáis a la temperatura del hombre espiritual, vuestra mente se expandirá y comenzaréis a pensar correctamente. La vida espiritual trae y alegrías y aflicciones para el hombre, pero en estos cambios de los estados se esconden los bienes de la vida. El que no puede aguantar a esta vida dice: “Venga, que le demos un poco amplio, que vivamos una vida feliz”.
Digo: no es igual poner el 6 delante del 5, o el 3 delante del 2. Estas son permutaciones en la vida.
También así no es igual vivir una vida feliz en vez de infeliz. Y estas son permutaciones. Cuando escribís los números del 1 al 10 en su orden natural, tendréis unos comportamientos diferentes. El número 3, por ejemplo significa las leyes a las cuales se somete el hijo primordial, o sea, lo Divino, o el Yo en el hombre. El número 6 significa comportamiento entre los espíritus. El número 9 muestra las leyes a las cuales debe someterse el hombre. El 2 representa el magno Espíritu Divino que crea. El 5 es la madre del hombre. El 1 es el primer principio Divino que crea todo en el mundo. El 4 representa el comportamiento entre los ángeles, y el 7 – entre la gente. Entonces, tenéis tres categorías de números: 3,6 y 9; 2,5 y 8; 1,4 y 7.
De la misma manera las ideas y los sentimientos de la gente deben pasar por 3 niveles, por tres categorías. Tened en cuenta la siguiente ley: si llegáis a lo Divino dentro de vosotros, todas las contradicciones en vuestra mente y en vuestro corazón desaparecerán. Si confiáis a lo Divino, cada pensamiento vuestro, cada deseo vuestro se va a realizar; cualesquiera obstáculos que encontréis por vuestro camino, vais a superarlos. Si llegáis al número 4 en vuestra conciencia nacerán dos ideas: a favor y en contra; cuando lleguéis al número 7 en vosotros aparecerá una lucha interna, de porqué habéis llegado a la Tierra en esta materia densa. Vosotros haréis esfuerzos de salir de esta materia, pero vuestra tarea no está en la lucha sino en la perseverancia contra estas contradicciones.
Y así, recordad la regla; ¡Para vuestros errores no consideréis a la demás gente culpable! En el mundo físico cada hombre es un 1, una conciencia. Él simultáneamente está conectado con dos conciencias más: una de las conciencias está en el mundo angelical, y la otra – en el mundo Divino. Estas tres conciencias están relacionadas en un todo. Así que, cuando empecéis un trabajo, probad todas las posibilidades para su realización. En primer lugar, probad las posibilidades en el primer círculo, en la conciencia física. Si aquí no podéis realizarlo, probad todas las posibilidades para su realización en el segundo círculo – en la conciencia angelical. Si y aquí no podéis lograr éxito, probad todas las posibilidades en el tercer círculo – en la conciencia Divina. Si llegáis a la última conciencia, cada trabajo se termina correctamente. En la conciencia Divina se solucionan y hasta las tareas más difíciles. Alguien dice: “Esta tarea es muy difícil, no puedo solucionarla”. Pregunto: ¿Antes de decir que no puedes solucionarla, has probado las posibilidades y de los tres círculos?
Pregunto: ¿Cómo pueden restablecerse entre la gente comportamientos verdaderos? Para que se creen comportamientos verdaderos entre la gente, la primera cosa es que haya entre ellos respeto y honra. Si os encontráis con algún hombre, mirad con gran respeto y honra hacia todo lo que Dios ha puesto en su alma. Solo así podrá y él, y vosotros beneficiarse de lo bonito que está puesto en él.
Vosotros pasáis al lado de algún hombre, le miráis y decís: “¿Qué sabe él?” Otro, pues, dice para vosotros: “¿Qué sabe él?” De esta manera las cuestiones no se solucionan. Muchos de los hombres contemporáneos, cuando entran en algunas sociedades religiosas, en vez de consolidarse, ellos se individualizan. No es malo que se individualice el hombre, pero esta individualización no debe llegar a sus límites extremos. ¿Cómo conocéis que algún hombre está fuertemente individualizado?
Frenológicamente tal hombre se distingue con una frente fuertemente saliente y con cejas gordas.
Para el diablo dicen que tenía unas cejas tan gordas que cuando quería ver a la gente debería levantar sus cejas. Para que restablezcáis comportamientos correctos entre sí, vosotros debéis dar paso a lo Divino en vosotros.
Decís: “¿Cómo puede logarse esta cosa?” – Mediante la ley del sacrificio. Para el Señor el hombre debe hacer sacrificios. Él debe sacrificar por lo menos 1/3 parte de su vida para el Señor. Si trabaja nueve horas al día, él debe sacrificar 3 horas para el Señor, o sea, para el mundo Divino, 3 horas para los ángeles – para el mundo angelical, y 3 horas para sí mismo – para el mundo físico. ¿Qué hace la gente contemporánea? Ellos trabajan solo para sí. Si trabaja el hombre de esta manera, él está expuesto a miles de desdichas y pruebas. 3 horas trabaja para el Señor, tiempo durante el cual dedicarás y tu mente, y el corazón, y la voluntad solo para Él. El que trabaja para el Señor, él siente una elevación extraordinaria de su alma y de su espíritu, y su corazón y su mente se ennoblecen e iluminan. Para 3 horas él terminará tanto trabajo como ninguna otra vez ha terminado. El que trabaja para Dios, él siente un contento interno dentro de sí.
Ahora os daré el siguiente ejercicio. Escribid los números de 1 a 10 en su orden natural y durante 10 días, cualquier error o cualquier bien que hagáis, ponedlo al lugar de uno de los diez números y de 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 0. Cuando cambiáis los lugares de estos números tendréis diferentes resultados.
Por ejemplo, si tomáis los números 1234, 2134, 3214 y 4321, ¿tienen valores iguales y los cuatro? Si estos números son dinero ¿cuál de estos vais a preferir? Si tenéis que dar, elegiréis el más pequeño de estos; si tenéis que tomar, el más grande. Los números de 1 a 10 muestran los comportamientos de lo Divino hacia nosotros. Así que, cuando queremos solucionar alguna cuestión, llamaréis en ayuda a los números del 1 al 10, escritos en su orden natural. Esto muestra que en Dios hay 1,234,567,890 métodos por los cuales pueden solucionarse las dificultades en la vida. Para enderezar un error dentro de vosotros, o para cumplir algún trabajo, el Espíritu verá cuál de estos métodos corresponde más y a este aplicará.
Decís: “El Espíritu puede hacerlo todo”. Bajo la palaba “Espíritu”, nosotros comprendemos a Dios, o sea, que Dios puede hacerlo todo, pero para esto se requiere tiempo. Dios se distingue de la gente por esto, que cuando trabaja Él ahorra energía, gasta tiempo. La gente pues, ahorran tiempo, gastan energía. Nosotros gastamos energía y ahorramos tiempo porque no tenemos paciencia; nosotros queremos en poco tiempo mucho trabajo cumplir. Sin embargo, esto es imposible, porque como gente, nosotros no tenemos ni la intensidad necesaria, ni los conocimientos necesarios con los cuales disponen los seres superiores del mundo Invisible. En consecuencia de estas acciones incorrectas, entre la gente nacen una serie de contradicciones, una serie de estados dolorosos. Todo esto se debe a la desarmonía interna que existe en el hombre.
Recordad la siguiente posición: la Escuela es un lugar de orden y arreglo. Muchos han entrado en la escuela con el fin de hacer experimentos. La escuela no es un lugar de experimentos. El que quiere estudiar, él debe distinguirse con pureza, justicia, inteligencia y bondad. Si lleva estas cualidades en reserva, él todavía más las aumentará en la escuela. Si estudia bien, el discípulo pasará a una fase más alta de vida espiritual, de vida Divina. Si lográis esta posición, todas las contiendas, todas las incomprensiones entre vosotros desaparecerán y se restablecerán comportamientos correctos.
Ahora frecuentemente se habla de la venida de la sexta raza en la Tierra. Mucha de la gente contemporánea se prepara para entrar en esta raza. Yo desearía que y entre vosotros aparezcan trabajadores en esta raza. Si vosotros ahora os empolláis y eclosionáis a tiempo, bien será y para vosotros y para los seres de la sexta raza con los cuales juntos trabajaréis; sin embargo, si ahora os empolláis, pero por alguna casualidad no guardáis el lapso de tiempo para vuestra eclosión y os quedáis no eclosionados, ¿qué se beneficiará la sexta raza de vosotros? Dicen que en alguna parte en América había ya tipos de la sexta raza. ¿Qué más bonito para el hombre contemporáneo que esto, que sostenga en sí la aspiración interna hacia la elevación de los ideales de su alma? El ideal del alma humana es que viva en alegría eterna, y que de esta alegría, como de una fuente eterna, extraiga y dé y a la demás gente. Esta es la tarea de la gente de la sexta raza. Externamente el hombre debe ser silencioso, tranquilo, e internamente – siempre alegre.
Dios, Quien vive en el alma del hombre, nunca se aflige. Dios permite la aflicción, pero para Él esta no existe. Él vive por encima de todas las contradicciones, por encima de todos los sufrimientos. Para Dios existe alegría eterna, felicidad eterna y bienaventuranza, por eso Él quiere mejorar la vida de la gente, liberarlos de contradicciones, de sufrimientos, de enfermedades y muerte, y ponerlos en condiciones en las cuales y Él vive. Esta es la aspiración y de lo Divino en el hombre.
Digo: Para el logro de todo esto se requieren métodos nuevos. ¿Cuáles son los nuevos métodos con los cuales debéis servirse? Uno de los métodos importantes para trabajo es el siguiente: cuando os enfrentáis a cierta contradicción, no busquéis la causa fuera de vosotros, sino pensad porqué aparece esta contradicción y qué podéis aprender de ésta. Por ejemplo, camináis por el camino y tropezáis en alguna piedra. ¿Dónde está la contradicción: en la piedra o en vosotros? – En vosotros, por supuesto.
Vosotros deberíais estar cuidadosos. Que rodeéis la piedra, o si está en medio del camino, que os agachéis y que la remováis un poco de lado. Pasáis por algún río profundo y empezáis a ahogarse.
¿Dónde está la contradicción en el río o en vosotros? – De nuevo en vosotros. Vosotros deberíais saber la ley de nadar de los cuerpos, que os volváis más ligeros y que nadéis el río sin peligro. ¿La gansa puede ahogarse? – No puede. La gansa ha solucionado la cuestión del nadar, y el hombre, con todo su conocimiento y con su gran inteligencia, cuando entra en el agua se ahoga. Si llegáis a algún rio profundo decid: “Yo quiero tener la experiencia y el conocimiento de la gansa”. Si os conectáis con ella, vosotros nadaréis el río sin ahogarse.
Y así, aprovechaos de las experiencias, de los conocimientos y de los bienes de todos los seres, si queréis solucionar correctamente las dificultades de vuestra vida. Para aclaración de este pensamiento os voy a dar el siguiente ejemplo. A un pastor se le mueren 2 ovejas. Él no tiene prisa de vender su piel, de ganar algo, pero las despelleja, y de sus pieles hace dos odres que retiene para sí.
Donde va, y los odres lleva. Le preguntan: “¿Para qué te son necesarios estos odres?” Él permanece callado, a nadie nada responde. Un día él se encuentra delante de un río profundo. Mira por aquí y por allá, en ninguna parte se ve puente. Entonces él pone los odres debajo de sus axilas y tranquilamente nada el río. Entonces, las pieles de las dos ovejas le salvaron. Pregunto: ¿Cómo será vuestra inteligencia, si como este pastor vosotros no podéis despellejar los pelos de vuestros sufrimientos, y con éstos nadar el río profundo delante del cual os encontráis? ¿Acaso vuestra inteligencia reside más abajo que vuestros sufrimientos?
Y así, cuando os preguntáis porqué vienen los sufrimientos sabréis que los sufrimientos del hombre están enviados para salvarle de algún mal más grande. Acepta el sufrimiento más pequeño para que no venga el más grande. Por eso tenemos y el proverbio: “Ven mal, porque sin ti peor”. Cuando el mundo invisible quiere salvar al hombre de alguna tontería que le va a costar su vida, éste le envía algún sufrimiento para hacerlo entrar en razón. Sin embargo, el sentido de la vida no está en el sufrimiento. El sentido de la vida concluye en el logro de la felicidad eterna ahora ya os hablaré sobre la felicidad como un ideal del alma humana. Cuando dejo de hablar de los sufrimientos, comenzaré a hablar del sentido interno de la vida – de la felicidad. La ciencia verdadera reside en el logro de la felicidad.
Ya es tiempo que demos paso hacia la observación de la cuestión de la felicidad, que veamos cómo se adquiere y guarda, cuáles son sus bases, cómo debe crecer y desarrollarse. Decís: “¿De qué manera se puede adquirir la felicidad? Muchas maneras hay para lograr la felicidad. Aún desde los tiempos más remotos han dicho que hombre feliz puede ser este que está delante de las puertas de la Sabiduría. Cristo, pues, ha dicho: “La paz os doy, mi paz os dejo. Yo no os la doy como el mundo la da; mas cuando venga el Espíritu de la Verdad en vosotros, Él os enseñará todo. Él os traerá la felicidad” (Juan 14:27; Juan 16:13 – n.d.t.). Mientras no aprendáis, como el pastor, a despellejar los pelos de los sufrimientos, y que los sufrimientos mueran para vosotros como las dos ovejas del pastor, vosotros no podéis entrar en el reino de la felicidad. Después de pentecostés, los discípulos de Cristo entraron en la reunión para orar, pero fueron atacados y pegados. Sin embargo, ellos regresaron a sus hogares gozosos y alegres. Esto muestra que ellos comprendieron en qué reside la verdadera felicidad.
Digo: como discípulos, vosotros debéis entrar en la fase de la felicidad verdadera. Negaos de esta felicidad que se corta como una telaraña. Nadie puede quitaros la felicidad verdadera. Si os apartáis del Amor de Dios, la aflicción vendrá y la felicidad desaparecerá. Si os relacionáis con el Amor, vendrá la alegría la cuál traerá la felicidad. El Señor dice: “¡No temáis, adelante caminad, Yo estoy con vosotros!” Decís: “¿Es posible que Dios siempre esté con nosotros?” – Es posible. El salmista dice:
“Caerán mil a tu lado y diez mil a tu diestra; mas a ti no se acercarán” (Salmo 91:7 – n.d.t.). Miles de desdichas podéis pasar, sobre cadáveres andar, pero no os va a ocurrir ningún mal. Dios ordenará a sus ángeles que en manos os lleven, para que por si acaso no tropecéis en piedra vuestro pie. ¿Cuándo será esto? – Cuando cumpláis la voluntad de Dios.
Y así, como discípulos de la Magna Escuela Divina, vosotros debéis saber que sois cumplidores de una voluntad sagrada. En el mundo existe solo una voluntad – la de Dios. Durante todos los tiempos y épocas, todos los seres, toda la gente, pequeños y grandes que han terminado su desarrollo en la Tierra, siempre han servido a esta voluntad sagrada. Si decidís y vosotros cumplir la voluntad de Dios, adquiriréis y conocimiento, y riqueza, y fuerza. Si no cumplís la voluntad de Dios perderéis y esto lo que tenéis. Frecuentemente entre los discípulos se observa una desobediencia grande, sin embargo, el Espíritu Divino requiere una obediencia absoluta, cada uno de vosotros llegará a ser obediente, pero importante es que se vuelva tal aún ahora mientras está en la Tierra. Si llega luego, cuando partáis para el otro mundo, no os va a provechar mucho. De todo se requiere una obediencia voluntaria.
Muchos de vosotros dirán: “Todo lo que se nos habla es bueno, ¿pero cómo vamos a arreglárnoslas con las condiciones de la vida? – Las condiciones de la vida están en las manos de Dios. – ¿Cómo solucionaremos nuestras dificultades? – Las dificultades están en las manos de Dios. – ¿Qué haremos con la gente mala? – Y la gente mala está en las manos de Dios. Cualquier cosa que ocurra en vuestra vida, todo está en las manos de Dios. A través de estas cosas él os prueba y forja. Él cada día os prueba si cumplís su voluntad o no. Todas estas cosas son aparentes y pasajeras. Vosotros no debéis engañarse como la gente externa se engaña, sino que debéis saber que Dios, esta inteligencia superior, reina en todas partes. Y hasta el grado que nosotros somos inteligentes y cumplimos la voluntad de Dios, hasta tal grado y Él se nos descubre. Decís: “¿Quién proveerá para nosotros?”
Dios ha provisto para todos los seres, y en la Tierra, y en el Cielo. A cualquiera que encuentre, él le mira sonrientemente y le dice: “¡No temas, adelante camina!” ¿Cuándo sonríe Dios? – Cuando respetáis su voluntad. Si no la respetáis, alrededor de vosotros llega obscuridad y tinieblas, tormentas y truenos.
Si no respetáis la voluntad de Dios, todas las fuerzas en la Naturaleza se enfrentarán contra vosotros, y vosotros sentiréis el peso de todo el infierno sobre sí. Aquellos de los discípulos que se piensan fuertes, dirán: “Nosotros queremos hacer conexión con Dios, que Le sirvamos”. Digo: los fuertes deben llevar a los débiles. Los científicos deben llevar a los ignorantes. Los ricos deben llevar a los pobres.
Algunos dicen: “Queremos que se nos diga algo nuevo”. Decir algo nuevo a la gente, esto significa que le quites su ropa vieja y le vistas en nueva. ¿Hace la ropa nueva a la gente mejor que cuando estaba con la vieja? Aunque se vista con ropa nueva, el hombre de nuevo envejece. Esto se refiere a la vida física del hombre. Si entra el hombre en la vida Divina, allí él nunca envejece, sino que siempre está animoso y fresco. Cristo expresa esta idea en el siguiente versículo: “Yo soy el agua viva y el pan vivo”.
En este aspecto Él no tiene necesidad de renovarse. Cristo es una fuente que constantemente brota.
Ahora, os deseo que durante este año que viene cumpláis la voluntad de Dios, en cualesquiera condiciones que os encontréis. Aplicad esto lo que os hablo. Agradeced y por la alegría más pequeña, como y por la aflicción más grande que os sobrevienen. Sabed que Dios todo lo convertirá para vuestro bien. Vuélquense hacia Dios con un corazón puro y decid: “Señor, que Tu Paz y Tu Alegría estén siempre con nosotros, para que puedan nuestros corazones y mentes iluminarse, y que Te sirvamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y con toda nuestra fuerza”. Esta es la magna tarea que cada uno de vosotros debe solucionar. Si soluciona su tarea correctamente, él logrará salud, fuerza, conocimiento, sabiduría, nobleza, y su vida cobrará sentido.
Recordad lo siguiente: ¡No cambiéis el orden natural de las cosas! Cuando ordenéis los números del 1 al 10 en su orden natural y los apliquéis en vuestra vida, vosotros comprenderéis el sentido profundo de la vida y los comportamientos entre la gente.
“¡Fiel, verdadero, puro y benévolo siempre seas!”