El poder del Yo para equilibrar el ego
Un ego bien equilibrado es la base para alcanzar al Yo superior
Mis queridos amigos, en fechas recientes tuve la oportunidad de charlar con un reconocido guía de meditación, el Maestro Shoma Tavar. De él he aprendido infinidad de conceptos de luz para alcanzar la trascendencia del espíritu. Y hoy quiero hablarles sobre su última enseñanza. El poder del yo para equilibrar el ego.
Estamos muy acostumbrados a pensar que el ego es el lado obscuro de nuestra esencia divina. Sin embargo, cada vez más estudiosos sobre el tema, plantean que el ego es la base del Yo superior. De ahí la importancia de construirnos un ego sano y equilibrado.
Para ello, hemos de iniciar dedicando tiempo de calidad al análisis de nuestra personalidad. Con la finalidad de buscar y encontrar los puntos vulnerables o disfuncionales que no nos permiten trascender a nivel espiritual.
Desde luego, la honestidad que debemos observar es muy importante. Sólo con total honestidad, seremos capaces de detectar esos puntos deficientes del ego para corregirlos. Recordemos que el ego debe ser equilibrado más no eliminado o suprimido o relegado a las sombras. Si nuestro ego aprende a trabajar desde la luz, será un excelente aliado para alcanzar el YO.
Mediante la meditación, el ego se equilibra para brindarnos la posibilidad de ejercerlo a nuestro beneficio trascendental
Te recomendamos meditar y usar el poder del YO para equilibrar el ego. La meditación que te proponemos es basada en la respiración cuatro por cuatro. Ideal para armonizar el ego y convertirlo en la base de un YO sano y divino.
Una vez que hayas realizado el análisis de los puntos vulnerables de tu ego, haz una lista. Y dedica sesiones completas para cada aspecto, hasta que sientas que los vas reestructurando adecuadamente. Para iniciar, busca un ambiente tranquilo, bien iluminado y ventilado. Puedes acompañar tu meditación con incienso o con olores obtenidos mediante velas aromáticas o difusores de esencias.
También puedes recurrir a música o sonidos zen para lograr una ambientación idónea que te permita alcanzar un nivel profundo de meditación. La posición de flor del loto es la más recomendada. Pero si te cuesta trabajo adoptar esta postura, el uso de un cojín o taburete bajo, también te pueden funcionar.
Una vez que estás listo para comenzar, cierra los ojos e inicia con la parte más importante de la meditación: la respiración. Procura relajar cuello, hombros y brazos. Inhala mientras cuentas mentalmente hasta cuatro, reten el aire durante cuatro tiempos. Exhala en cuatro tiempos y mantén vacíos los pulmones cuatro tiempos más.
La respiración cuatro por cuatro, tiene la capacidad de ayudarnos a entrar en estados de meditación profunda. Repite el proceso de respiración, de inicio a fin, por lo menos ocho veces o hasta que te sientas completamente relajado.
Durante una meditación profunda se puede trabajar mejor con el ego para reestructurarlo y equilibrarlo
Cuando tu relajación sea óptima, enfócate en ese primer aspecto de tu ego con el que vas a trabajar. Como ejemplo, digamos que vas a trabajar con la irritabilidad de tu ego. Tal vez seas una persona que pierde la calma con mucha facilidad, cuando las cosas no salen como deseas.
Tu ego, te está diciendo que para ti la calidad de tu trabajo o de los acontecimientos a tu alrededor son importantes. Eso es un aspecto bueno de tu personalidad. Pero un ego sin equilibrio, provocará que te irrites frecuentemente si no aprendes a controlarlo.
Entonces, debes enfocar tu meditación a agradecer que tu YO superior tiene la capacidad de entender que la calidad es parte fundamental de la vida. Pero al mismo tiempo, debes agradecer por la oportunidad que te brinda la divinidad, de saber que la perfección es sólo un enfoque de categorización y que no vale la pena irritarse cuando algo no resulta como lo esperabas.
Siempre realizarás tu mejor esfuerzo para lograr cosas de calidad, pero cuando algo no salga bien, tu alegría por vivir y tu energía vital no deben alterarse.
El control que el Yo superior debe ejercer sobre el ego, ha de ser amoroso y armónico. Nunca trates de aniquilar a tu ego, sólo equilíbralo
Cuando llegues al final de tu meditación, cierra con cuatro ciclos de respiración cuatro por cuatro, agradece la sabiduría recibida y listo. Puedes dedicar tantas sesiones por aspecto del ego como consideres necesarias. Sólo recuerda no combinar puntos vulnerables, un solo punto por meditación, con la finalidad de enfocarte mejor y obtener mejores resultados.
Con el correr de los días, empezarás a notar que ese aspecto en el que has trabajado mediante la meditación, se va equilibrando paulatinamente.
El poder del YO para equilibrar el ego, es absoluto y te brindará enormes satisfacciones. Reconocer que el ego forma parte esencial de nuestra personalidad es vital. No renuncies a él y mucho menos pretendas aniquilarlo.
Que la luz brille en ti.
AUTOR: Miranda Luna, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
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