El Poder que no es poder

Es verdad que en ocasiones aseguran que el poder destruye, pero ¿a que se refieren exactamente?.

Básicamente a que el poder genera habitualmente en nosotros, sobre todo si no estamos conscientes, una posición ante la vida que nos hace creer que somos invulnerables y lo que se encuentra en realidad en el fondo es una profunda vulnerabilidad y debilidad.

El Poder es una de las ocho preocupaciones mundanas, es así como se le conoce en oriente, cuando sentimos que tenemos poder normalmente lo relacionamos con una situación económica más que holgada y una capacidad elevada de tomar decisiones en cuanto al porvenir y bienestar de los otros.

Por ejemplo, encontramos personas, países e ideologías poderosas. Cuando las personas económicamente hablando son poderosas tienen la capacidad de contribuir al desarrollo o detrimento de la forma de vida y el sustento de los demás. En ésta época de globalización podemos observar que una medida de un político o país millonario puede causar una mejora o daño en otros u otro.

Pero a que nos referimos a que el poder no es poder. Pues básicamente a que cuando más seguros estamos de que tenemos todo controlado, personas, situaciones económicas ó políticas normalmente estamos dejando espacios de debilidad que nos atraerán en el futuro condiciones no propicias.

Es característica siempre presente del poder el miedo a perderlo y es esto lo que nos hace vulnerables, el miedo debilita y nos hace perder de cierto modo claridad en el actuar.

Es así como los grandes maestros de oriente que tienen grandes realizaciones espirituales prefieren permanecer humildes y sin dar gran importancia a sus logros pues en el momento en que aparece el pensamiento de “ que bueno o superior soy” ya se están debilitando.

Por supuesto que no estamos aconsejando que despreciemos el tener influencia en lo que nos rodea, lo que aquí se sugiere es que nos aseguremos de que ese poder que llegó a nosotros de manera propicia se utilice a favor y no en contra de los que nos rodean.

De hecho en el ámbito de la meditación es muy importante entender que cuando sentimos que lo hemos logrado todo en ese momento hemos dado un paso atrás.

Por ejemplo, en ocasiones logramos vencer el dialogo interior y de repente una sensación de poder nos conduce a pensar que somos mejores, esto está bien, pero lo que se recomienda como paso siguiente es hacernos conscientes de  que nos falta mucho más por lograr. Con él manejo adecuado de nuestros pensamientos y mente garantizamos el no estancarnos en un estado vulnerable de excesivo confort y poder.

Todas las actividades orientadas a la paciencia y generosidad debilitan nuestro excesivo sentido de poder e importancia personal.

En realidad todos hemos desarrollado en mayor ó menor medida condiciones de poder, lo importante aquí es utilizarlo de una manera sabía y conducente.

El Poder como muchas condiciones de vida tiene varias caras, algunas orientadas a la felicidad propia y a la de los demás y otras en detrimento de nosotros y de los que nos rodean.

La recomendación como siempre es permanecer atentos a nuestra actividad física, mental y verbal, y descubrirnos justo en el momento en el que abusamos de una condición propicia para volverla negativa hacia los demás.

No está de más mencionar que el poder por sí mismo no tiene identidad intrínseca, solo adquiere una connotación constructiva o destructiva en función de lo que elegimos pensar, decir y hacer.

No perdamos la oportunidad de hacer de ésta vida algo significativo no abusando de nuestro poder en el ámbito del que se trate, recordemos que si bien no observamos de manera inmediata lo que acontece resultado de nuestras acciones, lo que sí es seguro como suelen decir los abuelos que  lo que sembramos es lo que cosechamos, es una ley física y espiritual. Así es.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca