Recuperando la totalidad de nosotros mismos
Claro que cuando escuchamos esta frase nos preguntamos ¿pero cuando me he perdido a mi mismo? , la realidad es que ésta frase se refiere a que no recordamos ni siquiera el cincuenta por ciento de nuestra vida y para los que creen en el renacimiento pues menos recuerdan de otras vidas…de hecho esa es una empresa más que difícil de conseguir.
Fragmentos o momentos importantes
Normalmente recordamos fragmentos que consideramos importantes, pueden ser sucesos como nuestra graduación universitaria, el nacimiento de un hijo, el rostro de nuestros seres queridos…y también acontecimientos no tan gratos como el fallecimiento de algún ser querido, la perdida de una pareja o amigo, en realidad aparecen a nuestra mente como recortes de fotografías, postales, imágenes estáticas y congeladas.
Utilizando una analogía recordamos solamente rebanadas del pastel que es nuestra vida, pero hemos olvidado la mayor parte por el descuido en nuestra atención, por no morar y permanecer en el presente y por no cuidar nuestro desempeño diario. Esto parece no ser tan importante hasta que nos encontramos con la realidad de que con cada acción generamos causas y consecuencias edificantes o no edificantes, y si no estamos atentos la posibilidad de incrementar las negativas se incrementa.
En algunas ocasiones estamos enojados con alguien y esa persona no recuerda que pasó con nosotros y también a veces se molestan con nosotros y no recordamos que fué lo que hicimos para generar un conflicto, esto aparte de ser incómodo demuestra nuestra falta de atención a lo que hacemos, decimos y pensamos en el presente y en el pasado también.
recapitulación o retrocognición
En las enseñanzas de Oriente se encuentra una herramienta muy útil que se conoce como la recapitulación, que consiste en hacer un recuento detallado de lo que hacemos en un día, una semana, un año y para los maestros realizados una vida o vidas…no es tarea fácil pues requiere de enorme disciplina y voluntad que es al antídoto más eficaz a la pereza.
Si comenzamos con recapitular el día debemos hacerlo de manera cronológica puede ser desde el fin al principio o viceversa, lo importante es que sea ordenado en el tiempo, lo más detallado posible. Al hacer el recuento podemos identificar enojos, tristezas y malestares a los que se recomienda quitarles la energía invertida, por ejemplo si nos enojamos con nuestro jefe, recordamos el momento lo observamos, inhalamos imaginando que le quitamos la energía de ira y exhalamos imaginando que el aire que sale de nosotros se convierte en vapor de agua que se disuelve en el espacio o vacío.
Es de vital importancia quitarle la energía a nuestras emociones no constructivas para de alguna manera dar más espacio a nuestra mente, pero sobre todo para hacernos conscientes de lo que debimos o no debimos hacer y determinarnos a no repetir la misma situación.
De manera gradual, paciente y amorosa
Una vez que logramos hacerlo con un día, seguimos de manera gradual, paciente y amorosa con nosotros mismos con una semana, un año…y lo más que se pueda. Podremos notar que en ocasiones se nos pasan detalles y entonces debemos regresar al momento del olvido, acomodar la situación y seguir nuevamente.
Es así como el recapitular, poner en orden nuestros recuerdos y vivencias nos permite recuperar la totalidad de nosotros mismos, aprender del pasado, vivir un mejor presente y edificar un mejor futuro.
saber como he vivido y lo que he realizado
Una ventaja excepcional es cuando de repente alguien te dice que tú hiciste algo en un tiempo lejano, por ejemplo cuando tenías siete años, puedes con toda certeza saber si tiene razón o no, expresar con claridad que estas consciente , (gracias a que has recapitulado tu vida), de cómo has vivido y lo que has hecho…es maravilloso.
No importa la edad que tengamos para empezar a recapitular, aunque no está demás advertir que muchos practicantes fallan en el intento por pereza y porque al principio no es nada fácil, a veces es doloroso porque vemos que no todo en nuestra vida es lo que nos parecía o como nos convenía pensar. Sin embargo la mente se vuelve con la práctica más dócil y el esfuerzo va dejando de ser tan fuerte y se convierte en una corriente tranquila de pensamientos.
Como todo requiere esfuerzo, dedicación y reconocimiento de los grandes beneficios que surgen de conocernos en nuestra totalidad y no en partes sin continuidad consciente. Se dice que morimos como vivimos y si aprendimos a reconocer de manera consciente todos los momentos de nuestra vida, seguramente podremos descansar en la paz de un desempeño vital constructivo y una vida orientada a la sabia administración de nuestros hábitos de vida, es descubrir una de muchas claves para morir en paz y con las cuentas saldadas ¿No creen?..
AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca